jueves, 12 de noviembre de 2009

Alacrán. El otro lado del periodismo (2003)




© Bernardo E. Veksler. 2003
Tierra del Fuego. Argentina

Presentación del libro junto a Carlos María Ratier y Oscar Domingo Gutiérrez



PRESENTACIÓN

La dualidad en el ser humano fue una constante desde el instante en que pudo formularse el primer interrogante sobre la realidad en que le tocaba actuar. Dilemas, conflictos, fracasos o dudas existenciales se convirtieron en disparadores de diálogos solitarios y ensimismamientos. Los contrastes entre deseos y realizaciones, fantasías y concreciones, praxis e ideales, propiciaron un saludable espacio del intelecto humano que ofició como una especie de compensación por el déficit de lo ofertado en el contexto social.
Los rostros jánicos, la creación de seres superiores a imagen y semejanza humana, la pugna interna planteada por el “otro yo” o las ambivalencias surgidas de la alienante vida social, exhiben un largo sendero por el cual el tránsito humano trató de superar incógnitas, angustias e insatisfacciones a través de sus propias fantasías.
Muchas veces fue considerado como un desdoblamiento enfermizo de su personalidad o un alejamiento de la realidad, en otras ocasiones, como un saludable complemento de la conciencia individual que intentaba resolver los eventuales contrastes con la conciencia social promedio. En esta búsqueda salen a la luz aspectos reprimidos del sujeto en cuestión que van atravesando los límites impuestos por normas y convenciones.
Así se liberan nuevas potencialidades que transcurren por caminos intransitados y senderos insondables tratando de superar esa pugna interna, transformándose muchas veces en fuente de inspiración creativa, razonamientos esclarecedores o en superación de situaciones problemáticas.
Hombres anónimos o trascendentes, sabios o mediocres, humildes o acaudalados, poderosos o indefensos recurren a esa instancia que les permite mirarse ante un espejo o escuchar sus pensamientos para avanzar sobre los obstáculos erigidos en su camino.
Jorge Luis Borges presentó a su “otro yo” como un inspirado creativo sometido a una difícil coexistencia:
“Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas (..) Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica (..) yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar (..) Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.
No sé cual de los dos escribe esta página.”
Joan Manuel Serrat establecía vínculos y dependencias dialécticas. “Cuando viene no estoy. Donde llego se fue y si vuelve no sé si se queda o se va (..) él no es nada sin mí y yo no soy nadie sin él (..) Sin el tal Tarrés llueve en el corazón, no baila mi mujer y se calla la canción.”
En tanto, para Fiodor Dostoievski esta dualidad exacerbaba la crisis de varios protagonistas de sus historias, quienes experimentan la fragmentación de sus percepciones y el estallido de su conciencia, alcanzando ribetes trágicos y grotescos.
Una historieta de mediados del siglo pasado, “Don Fulgencio”, presentaba a un hombre maduro, sobriamente vestido, que actuaba con candidez por que “no tuvo infancia”. En cada circunstancia del relato, el protagonista exhibía su inocencia y su simpleza como una personalidad oculta ante una sociedad que no sólo no lo comprendía sino que lo ridiculizaba.
Así, escritores, poetas y cantautores dieron cuenta de ese extraño personaje que viene conviviendo con el ser humano desde épocas remotas.

* * * * *

El periodista contemporáneo, en particular, confronta cotidianamente con su “otro yo”. En su labor profesional toma contacto con una realidad poco gratificante, con personajes que violentan sus convicciones morales, con el dolor de los marginados que conmueven su sensibilidad y le exige sobreponerse, muchas veces, a un costo anímico enorme.
En cada jornada laboral debe tratar con funcionarios que exhiben sus dobles discursos sin la menor culpa o justifican con elocuencia el sufrimiento de las víctimas de sus actos de gobierno; con políticos que manejan con habilidad ciertas técnicas actorales para interpretar papeles y libretos que pretenden disimular sus contradicciones; con corruptos, delincuentes y criminales -presuntos o confirmados- que actúan como si fueran honrados ciudadanos gracias a vericuetos legales, complicidades o negligencias judiciales y alardean cínicamente, muchos de ellos, con su “confianza en la justicia” o aludiendo a supuestas campañas en su contra.
Es común -en conversaciones off the record- que muchos referentes de la sociedad hablen con naturalidad de las perversas pujas por el poder como algo justificado dentro de los cánones en que se desenvuelven. En forma recurrente, a pesar de contar con indicios de ilícitos o actos non sanctos protagonizados por “prohombres” de la sociedad, el trabajador de prensa debe omitir su divulgación por “falta de pruebas” o por la habilidad del sospechado para ocultarlas.
El reportero trata de ser respetuoso, cordial y paciente a pesar de sus sospechas, indicios y convicciones; pero en su fuero íntimo se produce una acumulación de sinsabores y repulsas por esos códigos y convenciones con los que debe desempeñarse y vincularse. No por casualidad, el estrés es un habitual acompañante del comunicador social.
En las reuniones de café, en las jornadas de vigilia o en las conversaciones de pasillo los periodistas suelen intercambiar anécdotas, que ilustran sobre situaciones sorprendentes que provienen del contacto con personajes de elevado rango institucional y que rara vez trascienden a la sociedad. Esa práctica profesional va alimentando ese “otro yo” que acumula historias que no pueden ser contadas.
Alacrán se gesta en esa contradictoria intimidad del periodista. Reacciona a ese “otro yo” contenido y oculto, se rebela ante los límites impuestos por la profesión y esas vinculaciones forzadas que cotidianamente debe sobrellevar. Es quien penetra irreverente en los despachos oficiales y el que se empeña en mostrar con ironía las paradojas de los hombres en el poder. El que se siente más cómodo en la mesa de un bar o en una cancha de fútbol con amigos y compañeros, con los hombres simples que viven de un trabajo honrado, que con los que se apunan estacionados en las alfombras de los despachos oficiales. Es el que proyecta las miserias y contradicciones humanas del presente para advertir sobre un futuro poco venturoso o confronta con las incongruencias de la actualidad soñando con una sociedad evolucionada y justa.
Alacrán, poco a poco, fue alcanzando vuelo propio, alejándose de la cuna periodística para alcanzar un perfil inquisidor autónomo. En su desprejuiciada labor se autoproclamó el “Primer Monologador Oficial Fueguino”, no fue consecuencia de un acto de soberbia, por el contrario, fue motorizado por la necesidad de encarnar el papel de vocero de la conciencia social, de esas voces humildes que tímidamente murmuran o que en ocasiones se hacen escuchar indignadas. Alacrán trata de hacer públicas las convicciones populares sobre el rol que cumplen los que llegan a la función pública.
En su función de monologador debió tratar las críticas circunstancias que vivió el país, la reacción popular ante las defecciones de los políticos, los reclamos de cambios radicales y los esperanzadores procesos que ocurrían allende las fronteras.
Sus monólogos constituyen también un humilde homenaje a Tato Bores quien fuera el creador y máximo exponente del humorismo político, deleitando a los televidentes argentinos con sus finas sutilezas.
Khalil Gibrán escribió que un hijo es como una flecha que, al momento de ser disparada, puede dársele sentido, fuerza y dirección, pero, a medida que se aleja, es cada vez más independiente de la voluntad del arquero. Alacrán, en esa rara combinación de ironía y crítica, desenfado y desprejuicio, proyecciones y sueños, fue forjándose como personaje alcanzando la dimensión de su propia sombra.
Tal vez, su origen y existencia esté justificada por las broncas del hombre de la calle o por las agudas contradicciones irresueltas que somete esta sociedad al individuo que pretende el simple acto de sobrevivir en ella.
Sus relatos de ficción, sus charlas de café o sus monólogos aportarán una visión distinta sobre las contingencias que les toca sobrellevar a los fueguinos y, posiblemente, en su ironía el lector encontrará algunas respuestas a los dilemas que deben enfrentar cotidianamente.

Bernardo Veksler




RELATOS DE FICCIÓN






La realidad fueguina y sus personajes constituyen una fuente de inspiración inigualable. Los sucesos protagonizados por los políticos vernáculos dispararon la imaginación del autor, permitiéndole consumar los siguientes relatos de ficción.




La Conga
La isla que desapareció del mapa
Una aleccionadora historia de una sociedad que pasó de la prosperidad a la crisis para, finalmente, extinguirse.

La isla de La Conga, estaba ubicada en el extremo sur del Océano Pacífico. Uno de sus máximos orgullos fue la de ser la ubicada en el extremo más austral, la única que sobrepasaba hacia el sur el paralelo 42.
Se originó en un movimiento sísmico que la hizo emerger solitaria y rodeada por una inmensa masa de agua. Uno de los principales temores de sus habitantes era la posibilidad de que surja otra isla que le haga perder su condición de la más austral del Pacífico, pero los congueros nunca tomaron en cuenta que de la misma manera que surgió podría llegar a desaparecer.
El descubrimiento se remonta a un par de siglos atrás, cuando algunos botes furtivos alcanzaron sus costas y comprobaron que a pesar de su clima riguroso ofrecía una ilimitada cantidad de alimentos e implementos para la supervivencia. Unos pocos pacíficos nativos, que habitaban el lugar desde épocas remotas, salieron a recibirlos ofreciéndoles sus bienes en señal de bienvenida. Sus mujeres fueron cedidas a los visitantes como muestra de hospitalidad. Su inocencia quedó en evidencia al mostrarle a los visitantes todas las riquezas naturales que les brindaba el contorno isleño. Fue una gentileza trágica.
Sucesivas oleadas de inmigrantes de diversos puntos de la Polinesia fueron hacia La Conga en busca de paz y prosperidad. Unos pocos años de convivencia fueron fatales para los nativos que rápidamente se extinguieron fruto del acoso y la persecución a que fueron sometidos. Este hecho liminar, parecería que hubiera marcado toda la historia de esta comunidad, que entrecruzaba historias de sacrificados y abnegados hombres con una gama inusitada de corrupción y salvajismo. Al trasladarse, fueron perdiendo los límites ancestrales que se imponían en el lugar de origen y en la “tierra prometida” liberaban sus más bajos y primitivos instintos.
La sociedad conguera tuvo particularidades que la hicieron digna de profundos estudios sociológicos. Los analistas descubrieron que sus pautas morales eran insólitamente flexibles y predominaba una singular tendencia a adecuarse a las fuerzas dominantes que alcanzaban el poder. Sus costumbres en pocos años se convertían en paradójicas con las que ostentaban tiempo atrás.
Los discursos eran tan variables que en pocos meses podían llegar a opinar todo lo contrario a lo sostenido en un pasado reciente, sin que nadie se vea afectado o avergonzado por tamaña contradicción. Estas actitudes eran mucho más visibles entre los que alcanzaban la cumbre del poder.
Las instituciones que construyeron tenían la apariencia de brindar todas las garantías a los pobladores, pero sólo eran una cáscara vacía, se cumplían algunas formalidades, pero en su esencia, gobernantes y gobernados convalidaban la farsa.
Contaban con un consejo de cinco miembros, denominado Culytoky (1) que tenía a su cargo funciones ejecutivas y sus integrantes eran electos a través de un complicado sistema de postulaciones y descartes, uno de ellos lo presidía y marcaba la tónica de todos los actos de gobierno.
El gran consejo estaba integrado por representantes de todas las colectividades y regiones, se denominaba Korchino (2), tenía a su cargo funciones legislativas. En las últimas elecciones, fueron electos algunos miembros que estaban acusados de faltas gravísimas, pero no fue un obstáculo para su consagración. Su historia está plagada de actos cómplices con la política oficial y los negociados más escandalosos.
También existía un conglomerado de sabios traídos de otras tierras a cambio de ofrecerles las mejores mujeres congueras y verdaderas mansiones ubicadas en recoletos lugares. Los chakaliles (3) oficiaban de intermediarios ante cualquier litigio o acusación. En los últimos años, vivían en medio de lujos y orgías. Sus fallos nunca fueron desfavorables para los hombres del poder.
Una costumbre ancestral de los congueros era la de permitir sólo hasta cinco veces la comisión de faltas graves contra la comunidad de parte de los integrantes del consejo gubernamental. Pero en los últimos años, la población fue tolerando tanto la comisión de delitos, represiones, actos de corrupción, nepotismo y la provocativa ostentación de riquezas, que fue olvidándose paulatinamente de esa norma. La tradición indicaba que automáticamente, aquel funcionario que fuera observado en cinco faltas, abandonaba el cargo sin siquiera presentar la renuncia, bastaba con que algún ciudadano le acerque una nota registrando el momento en que se habían concretado.
El deporte más popular de esos tiempos consistía en llevar la estadística de las faltas cometidas por cada miembro del gobierno, en los lugares de reunión, las plazas y los mercados se intercambiaban datos para hacer un seguimiento de todos los que ocupaban cargos públicos. Las irregularidades más comunes eran los llamados a licitación para obras públicas acomodadas para beneficiar a los amigos; préstamos de la Caja de La Conga a los allegados al poder que nunca se cobraban; el tráfico de información e influencias enriquecía a los funcionarios; la cesión de tierras a los seguidores del oficialismo no guardaba ninguna legalidad y el nombramiento de familiares y obsecuentes en cargos públicos fue la modalidad para guardar los secretos de alcoba y los negociados de los hombres del poder.
Los pobladores entraron progresivamente en un desánimo e individualismo generalizado y dejaran actuar a su antojo a los funcionarios públicos. Algunas protestas aisladas no lograban torcer la dinámica de los actos de gobierno.
En los últimos años, los congueros le habían otorgado a Pariamal (4) el período más largo de gobierno que se tenga memoria, era un representante de la burocracia estatal que cada vez que se complicaban las cosas se recluía a consumir alucinógenos. La anarquía y el descontrol fueron tan grandes como la indulgencia, permitiendo que todo tipo de aventureros se hicieran de una porción de poder para tratar de beneficiarse a gran escala. La población, cuando comenzó a advertir el descalabro, se manifestó en las calles y rutas hasta lograr la caída del gobernante. Fue una reacción sólo coyuntural.
Surgió Farsiníco (5) y calmó los ánimos, logró una gran expectativa en pos de recuperar la prosperidad pasada. Pero, como era habitual en La Conga, sus discursos fueron muy diferentes en el llano de los que pronunció desde el poder. Se convino con Pariamal que entregara todos los datos secretos a cambio de una huída de la isla con una buena cantidad de riquezas y el compromiso de que sus seguidores no sufrirían persecuciones.
Una vez en el poder, Farsiníco culpó a su antecesor de todos los desaguisados, exageró la magnitud de la crisis, ocultó información sobre los recursos y gastos. Esta pintura de la situación le permitió imponer un tributo del treinta por ciento a todos los congueros para equilibrar la situación.
El nuevo gobernante tenía un alto grado de astucia y planificaba que el acopio de recursos le permitiría, al cabo de un tiempo prudencial, mostrar sus obras de gobierno y el saneamiento de la administración y convertirse así en poseedor de la suma del poder público. Con ese propósito, incorporó a una gran cantidad de seguidores a los cargos públicos como una forma de tener controlada a la población, ya sea desanimando cualquier intento de resistencia o denuncia, o intimidando con amenazas a los más díscolos.
Al cabo de los dos primeros años de gobierno, sus discursos se empeñaron en demostrar que había mejorado la situación. Pero, la nueva burocracia seguía demandando beneficios y la situación se fue complicando nuevamente.
Un maremoto azotó la isla, permitiendo a Farsiníco utilizar nuevamente el discurso de la crisis y la necesidad de nuevas restricciones frente a la emergencia. Se redujeron los ingresos de todos los que no pertenecían a la nueva casta, a los que trabajaban en el campo se les impuso una contribución que prácticamente se les incautaba más de la mitad de sus productos. Algo similar se hizo con los que comerciaban y trabajaban en las aldeas. El nivel de vida de la población se fue deteriorando drásticamente mientras la burocracia seguía aumentando sus ingresos y especulando con repartirse los despojos de las dependencias estatales.
Este proceso fue tan notable, que la recaudación quedó en manos de una tribu adicta al gobernante, la Caja de la Conga fue entregada a familiares de los miembros del Culytoky, una mutual asistencial fue cedida a los brujos de la tribu de Farsiníco para que cobren cifras prohibitivas por aportar sus conocimientos curativos y el sistema de subsistencia de la vejez fue despojado de los ahorros acumulados.
Al poco tiempo, comenzó a percibirse un empobrecimiento creciente, niños mendigos, ancianos revolviendo los basurales y jovencitas prostituyéndose por un plato de comida. Además la violencia y la delincuencia se hacían intolerables, el estado de decadencia de la salud mental fue alarmante, se multiplicaron las peleas entre las propias víctimas del sistema, como también el alcoholismo y los suicidios.
Algunas familias comenzaron a marcharse de la isla con los escasos bienes que pudieron preservar. Esa migración comenzó a masificarse en medio de un discurso oficial que la alentaba planteando que la población era excesiva. Así, en poco menos de tres años, los habitantes de la Conga quedaron reducidos al treinta por ciento.
Los bienes abandonados por los emigrantes generaron una competencia fenomenal entre los funcionarios por su apropiación. Mientras el millar de funcionarios y gobernantes seguían enfrascados en su obsesión acumulativa de riquezas, se produjo el primer movimiento sísmico que fue una simple advertencia, sólo produjo daños menores. Dos meses después, se produjo el segundo, que alcanzó el nivel siete de la escala Righter, ocasionando daños de consideración en la infraestructura urbana y una psicosis colectiva en la población.
Unos pocos días después, se produjo un violento terremoto acompañado de olas gigantescas que barrieron literalmente del mapa a la isla sin dejar sobrevivientes.
Hoy, los únicos restos de esa civilización quedan en manos de un equipo de antropólogos de la Universidad de la Sorbona, que se encuentran escribiendo sus conclusiones sobre un modelo de sociedad calificada como suicida por los estudiosos de sus particulares costumbres.

(1) Voz nativa que significa tortilleros, originada en que los primeros gobernantes se dedicaron a promover la producción de este tipo de alimentos. Algunos expertos semióticos consideraron que podría adjudicarse otra acepción, la actitud de los gobernantes de cambiar rotundamente de posturas políticas y gustos sexuales.
(2) Voz nativa que recuerda a una vieja costumbre de los congueros de instalar un mercado donde todo puede ser cotizado o vendido en una especie de subasta, que incluía objetos, productos y hasta ideas o proyectos.
(3) Voz nativa que antiguamente era utilizada para identificar a los cuenteros que recorrían los pueblos a la manera de pregoneros. Los estudiosos también consideraron otra acepción, referida a los discursos verborrágicos que utilizaban esta especie de jueces para justificar sus fallos favorables a los hombres del poder
(4) El nombre de los gobernantes era adjudicado durante el primer día de gobierno. En este caso significa una mezcla de conceptos: alejado de la realidad, bueno y tonto.
(5) En este caso, el nombre fue seleccionado entre los ancianos que se inclinaron por éste que significaba una fusión de salvador con astucia.


Publicado en la edición 9 de la revista Ojo Periodismo, del 5 de mayo de 2000.
En esas horas se cumplían los primeros cuatro meses de gobierno justicialista. Desde su asunción, Carlos Manfredotti y su gabinete, ensayaron un discurso que pintaba una situación catastrófica, como justificativo de la política de drásticos recortes salariales a los empleados públicos. Paradójicamente, cargaban todas las tintas de las responsabilidades en los dos mandatos de José Estabillo, el mismo que, junto a su partido (Movimiento Popular Fueguino), firmó el pacto de impunidad que le permitió alcanzar el poder. Como prueba de su existencia, no hubo investigación alguna de negociados, despilfarros y otros ilícitos, menos todavía, determinación de responsabilidades y condenas.




Ella, la peor de todas

Chita Tze Tze era de origen muy humilde, pero la suerte le deparó formar parte de la corte de Tchicaya Malonga, quien hacía un par de años había logrado entronizarse en Loango, una región autónoma del Congo. Ser cuñada de Malonga le permitió instalarse en cargos crecientemente importantes.
El reino vivía una etapa de transformaciones, luego del asolador paso por el poder de Ngouabi U Tam´si. El flamante monarca diseñó una política de oídos sordos ante los reclamos de su etnia de capacitar a los niños y adolescentes, por el contrario, produjo cada vez más recortes en la enseñanza haciendo que los jóvenes se vieran cada vez más desencantados y se fueran inclinando por todo tipo de adicciones, como un síntoma de descomposición social.
Todo lo que le permitiera estar en el centro del espectáculo mediático era el nudo de su política. La pista para las carreras de sulkys (tirados por antílopes) fue pavimentada y dotada -mediante una cuantiosa inversión- de lujosas instalaciones; poderosas torres de iluminación fueron instaladas en varios estadios; los juegos de azar se extendieron por toda la provincia, destacándose apuestas de las más insólitas donde los loangenses gastaban las últimas monedas de sus ingresos y cada construcción finalizada –desde viviendas hasta refugios para usuarios del transporte- era un buen motivo para un acto con corte de cintas.
Malonga tenía un grupo de amigos y parientes muy numeroso, todos encontraron algún cargo jerárquico en el reino. Cuando lo consultaban sobre el crecimiento de su corte, contestaba tajantemente: “de eso no se habla”.
Chita se convirtió en la presidente del Consejo Asesor del Reino. Desde ese cargo tuvo una conducta dispendiosa de los recursos públicos acompañada de actos autoritarios e irritativos para la población. En una ocasión fue fotografiada en playas mediterráneas, las imágenes mostraban su tosca figura entremezclada con lo más rancio del jet set. Otra vez salió en defensa de una patota comandada por su hijo que había hecho todo tipo de tropelías y había sido detenido alcoholizado. Esto despertó la ira popular porque el discurso oficial justificaba un aumento incesante del presupuesto represivo para “impedir el crecimiento de la delincuencia juvenil”.
Era muy común que las fiestas de Chita fueran las más destacadas y donde todos los cortesanos ansiaban ser invitados. Vino y champagne francés, whisky escocés, dátiles californianos, fiambres italianos, quesos holandeses, arenque noruego, caviar ruso, turrones españoles, postres alemanes, etc., se encontraban abundantemente en las mesas de su mansión. Por un lado, ostentaban lujosos ornamentos, pero el mal gusto, los groseros modales y el lenguaje procaz demostraban que el poder y la riqueza no había permitido una evolución equilibrada.
Chita premiaba la obsecuencia y el servilismo, pero no admitía ninguna crítica, disidencia o falta de obediencia. Entrar en desgracia con ella significaba ser condenado a la marginación y, en muchos casos, a la miseria al perder la fuente laboral.
Su mimetización con Malonga le había permitido asimilar algunos párrafos elementales para justificar su conducta y contemplar algunos reclamos populares. El doble discurso era una práctica habitual, luego de sus exposiciones con un alto grado de demagogia y populismo, era despreciativa de la gente humilde que le hacía llegar sus necesidades, no aceptaba ninguna interrupción en su camino, quien se atreviera a obstaculizar su paso, podría ser sometido a la represalia de sus seguidores.
Odiaba que le hicieran recordar su pasado de pobreza y privaciones, y despreciaba a quien lo tuviera que sufrir en la actualidad.
Como muestra de su verdadero sentir, un fatal incidente la dejó en evidencia. Una ambulancia trasladaba a una mujer en grave estado, en su camino se encontró con la caravana que acompañaba a Chita Tze Tze, el sonido de las sirenas y el juego de luces que denotaba la urgencia. Pero, la funcionaria de la corte no permitió el paso, porque sus servidores tenían que arreglar un desperfecto del vehículo. Cuando le avisaron que no podían repararlo, decidió utilizar la ambulancia para su traslado. El médico que estaba a cargo del operativo de emergencia se había quedado disfónico explicando con todo lujo de detalles la gravedad de la situación, pero no pudo convencer a ninguno de los subalternos de Chita.
El profesional se puso pálido cuando le dijeron que tenía que desalojar el vehículo, se resistió y fue golpeado salvajemente. La camilla fue bajada y Chita y sus íntimos se acomodaron en la ambulancia para seguir su camino.
Finalmente la mujer falleció sin ninguna asistencia, El esposo era muy querido en la población y, al conocerse la noticia, la indignación cundió entre los pobladores. Repudiaron a la funcionaria y a su altanería.
Chita se sintió indignada por el vil reclamo, por el desconocimiento de su autoridad y mandó a reprimir a los parientes de la finada. Malonga también cuestionó las críticas y culpó al médico por su “falta de capacidad para encontrar respuestas alternativas para impedir esa lamentable muerte”, paralelamente, ordenó a todos los medios de comunicación que se olvidaran del tema.
Siguieron los recortes a la educación y las inauguraciones de casillas, refugios, garitas y nuevos juegos de azar, paulatinamente la gente se fue olvidando del incidente. Y Chita Tze Tze siguió disfrutando de la buena vida bajo la sombra de su cuñado rey.

Publicado en la edición 16 de revista Ojo Periodismo, del 22 de mayo de 2001.
El 6 de abril de 2001, se produjo un extraño incidente en el aeropuerto de Río Grande. La legisladora Angélica Guzmán de Manfredotti tuvo un enfrentamiento con profesionales del hospital local, quienes intentaban derivar en forma urgente hacia la capital provincial a una paciente. La dirigente justicialista se resistía a dejar el lear jet de la Gobernación, porque consideraba que el traslado de su madre –que la acompañaba en el vuelo- también tenía el carácter de urgente. La discusión que se produjo generó una exasperante demora. Finalmente, la paciente que debía ser derivada falleció. El entonces secretario de Salud, doctor Caminos, ratificó que “la única derivación que estaba autorizada era la de una señora de Río Grande”.



Cuando los corruptos iban a la cárcel
Recuerdos del futuro


“Cómo cambiaron las cosas desde que lo metieron en cana a Menem”, recordaba uno de los parroquianos, en medio de la charla habitual de todos los domingos, influenciada por la seguidilla de ex funcionarios que iban a parar a la cárcel. Ese invierno había resultado muy duro, pero los habitantes de la isla vivían exultantes porque por fin los que las hicieron las pagaban, la impunidad finalmente se había quebrado.
El nuevo gobierno comenzó desde el primer día a hacer cumplir la promesa electoral: “se van a revisar todas las causas judiciales vinculadas a negociados y corrupción, independientemente de si fueron cerradas, archivadas o cajoneadas”. La Asamblea Constituyente decidió por amplia mayoría poner a todos los jueces en disponibilidad, establecer juicios por jurados e invertir la causa de la prueba, haciendo que todo aquel que haya pasado por la función pública deba demostrar que su patrimonio no se incrementó injustificadamente. Se formaron comisiones de investigación legislativas con participación de los gremios y otros sectores populares, que fueron esclareciendo cada uno de los desfalcos que vaciaron el Estado y los encontrados culpables debieron responder con su patrimonio por el daño causado, además de la cárcel.
“Viste la cara del Pepe cuando tuvo que declarar y no supo como justificar su riqueza, esa felicidad no se paga con nada”, dijo Gustavo uno de los más locuaces, pero no pudo continuar porque César lo interrumpió: “ahora quiero ver cuando pasen los que confiaron que al tener una justicia adicta y disciplinada estaban liberados de tener que rendir cuentas. Con las cosas que se descubrieron, me parece que van a tener que declarar hasta el año que viene.”
Miguel, uno de los que siempre se mostraba como más sereno, había dejado su pachorra tucumana y sacaba a la luz su bronca acumulada durante años: “estos van a tener que pagar en serio por todo lo que nos hicieron, por el descuento salarial, las jubilaciones de privilegio y el vaciamiento de la Caja, las cuentas que se descubrieron en las islas Caimán, por los sobreprecios en las licitaciones, hay que escarmentarlos con mano dura para que nunca más a ninguno se le ocurra quedarse con un vuelto”.
La nueva realidad política había sacado de la apatía a la población, hacía varios meses que el fútbol era un tema secundario, las discusiones se multiplicaban en los lugares de trabajo, en los supermercados, en las escuelas y universidades, todos querían dar su opinión. El establecimiento de un novedoso sistema de democracia directa, similar al de los cantones suizos, generaba debates interminables con propuestas novedosas que incentivaba aún más la participación ciudadana. Luego de un intenso intercambio de opiniones se llegaba a la votación, las propuestas aprobadas eran elevadas a la Legislatura que debía tratarlas dentro de los treinta días.
Ese invierno fue uno de los más alegres para los isleños, la gente tenía ganas de participar en los desfiles, en los actos y festejos. Los hechos de violencia habían casi desaparecido, todos se sentían útiles y se preocupaban por interiorizarse de cada propuesta para hacer mociones o correcciones a los proyectos, y que, llegado el momento de la votación, ésta sea plenamente conciente.
Llegó el mediodía, en la mesa seguían discutiendo, fue cuando a Agustín se le ocurrió hacer un brindis: “yo quiero que nos comprometamos a que nunca más vamos a desinteresarnos de lo que hacen los políticos, porque políticos somos todos”, a medida que avanzaba en sus palabras, se fue haciendo silencio; Agustín, al sentirse escuchado, comenzó a elevar el tono de la voz y continuó: “que nunca más vamos a aislarnos y a sentirnos impotentes, resignados o derrotados, que nunca vamos a olvidarnos que la asociación es más fuerte que la individualidad. Quiero que brindemos porque esta felicidad que supimos conseguir, porque estas ganas de participación y compromiso las vamos a mantener a pesar de todo y vamos a defender todo lo conquistado con uñas y dientes”.
Fueron treinta o cuarenta parroquianos que elevaron sus vasos y sintieron que era un brindis que valía la pena.


Publicado en la edición 17 de revista Ojo, del 2 de julio de 2001.




Bin Laden invierte en Tierra del Fuego
Instalará una fábrica de aviones similares a los Boeing 757, bajo la marca Qaeda, según estudios futuristas llegados a nuestra redacción.

Desde los últimos meses comenzaron a percibirse las necesidades del oficialismo de concretar alguna inversión de todas las prometidas en los últimos tres años. Por distintos motivos se habían esfumado los innumerables y apresurados anuncios de inversiones en gas, petroquímica, petróleo, pesca y aluminio. La urgencia era impostergable para las necesidades políticas de reelección de Carlo Morfattuti.
En una reunión de la cúpula política, integrada por sus conmilitantes Daniel Mariole, Alberto Rebana, Daniel Faisán y Rubens Chitto, decidieron aprobar la propuesta de Bin Laden, que hizo llegar en un vuelo especial sin escalas arribado a Ushuaia desde las montañas afganas.
En una conferencia de prensa, todos los dirigentes expusieron sobre el proyecto ataviados con gorros y remeras con el logo de Qaeda, la marca que llevarán los aviones tipo Boeing 757 que comenzarán a producirse en las proximidades del Cabo Domingo.
La euforia del oficialismo era comprensible, todas las encuestas indicaban que Río Grande se había pasado en bloque a la oposición. Las razones que dieron los encuestadores indicaban que la frustración era enorme, por los índices de desocupación que bordeaban el 40 por ciento y por los proyectos de inversión anunciados con bombos y platillos que fueron quedando en el olvido. En ese sentido, la inversión de Bin Laden fue considerada como “salvadora”, dado que prometía ocupación para unos tres mil operarios y técnicos.
La escenografía elegida en la conferencia de prensa recordaba a una campaña electoral anterior cuando el postulado Daniel Mariole había ostentado como sponsor a la multinacional Shell.
Morfattuti informó que se le había cedido, mediante el decreto 1369, un extenso predio y que también se otorgaban los requerimientos exigidos por el musulmán para instalar la planta industrial. Los puntos del convenio establecían, entre otros puntos, que el Estado no podía fiscalizar las actividades que se desarrollarían en el lugar, que a un kilómetro a la redonda ninguna persona ajena al proyecto podría circular, que todos los caminos existentes o futuros deberían ser de libre tránsito para los acreditados por la empresa y que estos últimos tendrían la posibilidad de ingresar el equipaje en forma ilimitada, ya que será considerado como valija diplomática.
Los ciudadanos riograndenses, en un primer momento, calificaron al anuncio como un “nuevo verso”, pero a medida que avanzaban las obras comenzaron desesperadamente a hacer los trámites para ser empadronados y convertirse en empleados de Qaeda. En su afán por conseguir empleo, algunos comenzaron a lucir remeras y buzos celestes con leyendas en árabe favorables a Laden.
Una de las importadoras locales se comunicó con Kabul y logró la exclusividad de la introducción a Tierra del Fuego de remeras, buzos, camperas, gorros, borceguíes, muñequeras y guantes con el logo de Qaeda: una ametralladora rodeada de cartuchos de dinamita, sostenida por dos dedos en V.



Publicado en la edición 19 de revista Ojo, del 2 de octubre de 2001.
El 11 de setiembre se habían estrellado contra las torres gemelas de Manhatan y el edificio del Pentágono tres aviones provocando miles de muertos. El discurso oficial norteamericano acusaba a un magnate saudita (Osama bin Laden) de haber propiciado el atentado. Se desató una campaña mundial de búsqueda del presunto autor y sus seguidores al estilo del lejano oeste.
Esos hechos de repercusión mundial fueron trasladados imaginariamente a la isla, ironizando sobre la conducta cotidiana de políticos, comerciantes y pobladores fueguinos.




Patotacracia

Era una mañana luminosa, que ponía de buen ánimo a los isleños. La bahía lucía en plenitud su belleza mientras los manifestantes comenzaban a concentrarse frente al edificio legislativo. Sentían la extraña paradoja de los rayos benefactores que producían placer y la dañina confabulación en marcha en las penumbras del poder.
A pesar de la indignación que se había generado en la población, el Poder Legislativo de esa lejana comunidad se aprestaba a cambiar las reglas de juego de la mutualidad de los empleados públicos. Aprovechándose de la mayoría de bancas que habían logrado constituir con la compra de voluntades de propios y extraños se proponían dar la espalda a los reclamos populares y continuar acatando las directivas del supremo Carlo Morfattutti.
De nada valieron los argumentos utilizados para demostrar que esa medida significaba dejar en el desamparo a la mayoría de los afiliados y que, al cabo de unos pocos años, todo el sistema asistencial iba inexorablemente a desaparecer.
Sólo unos pocos legisladores alzaron sus voces de denuncia, mientras otros opositores se limitaban a un rol pasivo, entre ellos Mónica Bicoca, Hago Panza y Alejo Fernet.
El día de la sesión todo estaba preparado para que la bronca de los trabajadores no pudiera ejercer presión. A una cuadra de distancia todo estaba vallado y cercado por un despliegue policial de varios centenares de uniformados.
Con su sonrisa habitual, Daniel Faisán se aprestaba a iniciar la sesión. En el pasillo, se cruzaron los opositores con sus críticos. El más provocador fue Rubens Chitto, quien con su vocabulario elemental vociferó: “haceme, la crítica ahora, haceme; nosotro lo vamo a joder porque somo más, se van a quedar calentito y se la tienen que comer”. También, el ex sindicalista Raúl Camaleón Riza, luciendo un elegante y costoso traje azul eléctrico y arcaicos gemelos de oro, quería aportar lo suyo, pidió la palabra y propuso que no se discuta y que se apruebe todo a libro cerrado, “como lo quiere el supremo“.
Prestos a obedecer la bancada oficial se preparaba para hacer un trámite rápido, dado el incondicional apoyo de los paraoficialistas Luiggi Astenfermo y Demián Loflan.
De nada valieron las advertencias de los dirigentes sindicales ni de los más encarnizados opositores, la búsqueda de ventajas, el financiamiento de campañas y clientelismo pesaba más. Los argumentos no se escuchaban, los fundamentos del proyecto ni se formulaban y así se llegó al desenlace previsto. La matemática legislativa ahogaba la razón, la prepotencia del más fuerte se imponía sin necesidad de recurrir a la inteligencia, con la astucia alcanzaba.
Mientras todo esto ocurría, la luminosidad de la jornada se fue esfumando, haciendo desaparecer la paradoja inicial. El gris plomizo del cielo era un marco más coherente con los ánimos de los manifestantes, que mordiendo broncas y con los puños crispados se marchaban desalentados, impotentes e imaginando venganzas.
Ya la sesión había quedado atrás, en los salones legislativos los ocasionales vencedores bebían y brindaban, se abrazaban embriagados, se sentían todopoderosos imaginando los frutos que cosecharían.

Publicado en la edición 21 de revista Ojo, del 17 de diciembre de 2001.
Semanas atrás, se había aprobado la fusión de la obra social y del sistema previsional estatal, en una vergonzosa sesión de la Legislatura Provincial, que evitó el debate e impuso la mayoría automática (legisladores justicialistas, mopofistas y, alternadamente, algunos radicales).
Esta norma fue duramente cuestionada por los gremios estatales y originó una concentración sindical de repudio ante el edificio legislativo. Entre los argumentos utilizados contra la iniciativa oficialista se destacaron: el control absoluto del oficialismo en la conducción del nuevo ente que dejaba a la representación de los trabajadores y de los jubilados convertida en insignificante, que consumaría el despojo de los fondos previsionales y habilitaría cuantiosos negociados con la obra social.






Sueño con serpientes

No sé si fue la cercanía de la celebración del día del animal o que esa noche mi perro Bartolo había desparramado por todo el jardín una bolsa de residuos que algunos vecinos gentilmente dejaron a su alcance, pero lo cierto fue que tuve un sueño muy extraño, casi como una versión aggiornada de Rebelión en la Granja.
Mientras el sueño demoraba en llegar, los vaivenes de la crisis se abalanzaban como monstruos informes dificultando mi somnolencia.
Tal vez fue la felicidad que, como a tantos argentinos, me brindó alejarme de la realidad; lo cierto es que a los pocos minutos estaba vinculando rostros conocidos con siluetas de animales que los cobijaban. El primero que apareció fue el temible monstruo del lago Ness. Un cuello gigantesco con una cara enérgica, con acento cordobés, proclamando la ruptura con el Fondo Monetario Internacional, hasta me pareció escuchar que decía: “me avergüenzo de ser radical” cada tanto se sumergía y volvía a aparecer, en ocasiones con imágenes del pasado abrazado con Menem, Alfonsín o de la Rúa.
Mientras me sacudía la cabeza en medio de la pesadilla y me enroscaba en las sábanas, sorpresivamente cambié de geografía. Ahora estaba en las cercanías de un oasis, en los alrededores pululaba una multitud de ratas, entre ellas había muchas caras que me resultaban conocidas, estaban esperando las sobras que arrojaban los que dominaban el lugar.
Pude ingresar y me encontré con ejemplares mitológicos, seres con cuerpos de caballo y torsos humanos que tenían copado el mejor lugar del oasis. De atrás pude observar a uno con pronunciada calvicie que oficiaba como líder, cuando me acerqué una cara familiar se hizo presente. El humo de los asados no me dejaba verlo con claridad, estaba rodeado de hembras y también de sus seguidores que estaban en medio de una especie de bacanal. Pude escuchar con claridad, la voz del líder, grave, un tanto aguardentosa: “Vamos muchachos aprovechemos porque no sabemos cuanto va a durar esto”.
En ese momento se le acercó uno canoso, lo veía de espalda, en ese momento le decía: “Quedan cuatro medias reses, 200 botellas de champagne y 100 botellas de Caballito Blanco”. La calva del líder se había arrugado y los puños estaban crispados, casi gritando exclamó: “¡Cómo! ¿Qué pasó con el colchón, qué hiciste con todo lo que habíamos juntado?”.
El canoso, que parecía algún funcionario importante, le dijo: “¡qué querés, si hace más de dos años que estamos de fiesta en fiesta!, nos comimos y nos chupamos todo”
Luego de un prolongado silencio, recobró la calma y le respondió: “Bueno, hay que reconocer que estamos en crisis, y en los momentos de crisis sólo se puede pensar en el presente. Qué siga la fiesta mientras dure”.
En un costado, había como un subgrupo dentro de la misma fiesta. Una cara redonda, regordeta, con una sonrisa que parecía dibujada y un halo casi angelical, me resultaba conocido, mediático, pero la vegetación del lugar no permitía verlo con claridad. Estaba escuchando atentamente los informes que le traían. Con paciencia, midiendo las palabras y con acento cordobés, les dijo a los que lo rodeaban: “ya sé que estamos en crisis, que queda poco, pero controlar el oasis siempre ofrece oportunidades de quedarse con algo, acumular riquezas y poder seguir de fiesta. Así que muchachos tengamos fe, que en cualquier momento el oasis puede ser nuestro”. Me alejé con la duda, no llegué a verlo bien, pero me resultaba alguien conocido, como una figurita repetida o que se ve todos los días por televisión o en la tapa de los diarios.
Al seguir recorriendo el lugar, llegué a otro claro apartado del oasis y me encuentro con un grupo de animales más reducido. El lugar estaba lleno de flores multicolores. El rebaño tenía características más refinadas. Quien estaba en el centro de la escena portaba un elegante saco oscuro, pelo negro, bien peinado, con bigotes. Mientras con las patas traseras golpeaba el piso, como intranquilo, todos estaban en silencio esperando que diga algo, pasaban los minutos y lo único que se escuchaba eran las patadas contra la tierra. Parecía que no sabía qué decir. Al rato se escuchó que comenzó a hablar: “esto es muy lindo, muy bonito, los vecinos tienen que saber que la sequía va a achicar la cantidad de flores, no podemos hacer nada, cada vez nos dan menor participación en la fiesta y lo único que nos queda son estos cajones de hamburguesas. Entonces, tenemos que hacer un ajuste, hay que cuidar los cajones y que los vecinos se la aguanten”.
En eso sentí un ruido a latas y botellas que me despertó. Era Bartolo que alegremente traía como un tesoro entre sus dientes una bolsa de residuos y empezaba a despedazarla. Mi malhumor por este vicio canino y la faena de limpieza que me esperaba, hizo que me desvelara y no pudiera volver a dormir. Eran las cuatro de la mañana, encendí el televisor y continuaba el debate en la cámara de diputados, se estaba votando el antigoteo.
Unas figuras simiescas empezaron moverse estremecedoramente entre las penumbras del dormitorio, no sabía si se trataba de fantasías, si estaba soñando de nuevo o era pura imaginación.
Entonces, recobré mi equilibrio y me pregunté cuándo será el próximo cacerolazo.


Monólogo emitido el 27/4/02 en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo.
Esa semana la Cámara de Diputados trató un proyecto del Poder Ejecutivo Nacional que imponía restricciones a la recuperación de los depósitos, concretados por vía judicial. La instalación del denominado corralito, por parte del ministro Domingo Cavallo y la devaluación del peso argentino decretada por el gobierno de Eduardo Duhalde impuso una verdadera incautación de los depósitos bancarios en plazos fijos, cajas de ahorros y cuentas corrientes en pesos y dólares. Esta medida provocó la indignación de los ahorristas que se movilizaron por miles y plantearon recursos judiciales que les permitió a unos pocos retomar el contacto con sus ahorros.


Contrastes en el universo



LA noche estaba despejada y serena, entonces decidí salir a contemplar y gozar del revitalizante espectáculo de contemplar el firmamento fueguino. Estaba sentado en un tronco extasiado, cuando Bartolo, mi perro, comenzó a intranquilizarse. En ese momento, un resplandor surcó el cielo y se asentó en medio del campo, a unos dos kilómetros de donde yo estaba. Unos minutos después, escuché una voz suave y metálica que me llamaba por mi nombre: “Oiga, Alacrán, vengo en son de paz, simplemente queremos conocer sus costumbres e instituciones. En toda la vía láctea se habla mucho de los argentinos y los fueguinos, los ponen al nivel de esas legendarias aves Dodó, que se extinguieron por tontas, y, la verdad, nos interesa mucho conocerlos antes que se extingan”.
Me di vuelta, y vi a un sujeto delgado, pelado, con un traje plateado, su rostro era de una extraordinaria palidez, me hablaba sin mover los labios y yo lo entendía perfectamente.
Este contacto de tercer tipo, presentaba una oportunidad única de comunicación y no podía desperdiciarla. El extraterrestre me explicó que venía del otro extremo de nuestra galaxia, donde existía un sistema similar al solar pero compuesto por cuarenta y cinco planetas, de los cuales siete estaban habitados y, a pesar de las enormes diferencias en los desarrollos, había un permanente espacio de cooperación para nivelar hacia arriba.
Klerpus –como se identificó- relató que formaba parte de un proyecto científico sociológico para investigar a los extraños argentinos. Como todo marchaba en un tono cordial, lo invité a entrar a mi casa. Mientras preparaba el mate, no hacía otra cosa que mirar los libros, diarios y revistas, que desordenadamente forman parte de la escenografía hogareña.
Cuando nos sentamos, mientras tomaba el primer mate, me preguntó qué identifica al argentino, le mencioné el contraste entre sentirse durante mucho tiempo como europeos y recientemente haberse descubierto latinoamericanos, le hablé del fútbol, Maradona y el dulce de leche.
“¿Y eso lo enorgullece a ustedes?”. Mientras le daba el mate, me encontré sin repuestas a ese interrogante.
Mi silencio lo volvió a su preocupación central.
-¿Por qué no me cuentas un poco de ese sujeto Menem? Es cierto que hay políticos como Revah y Sciutto que lo defienden.
-Pero, tené más cuidado, marciano, pelandrún... Te dije que tenés que chupar el mate no soplarlo, mirá como me ensuciaste todo.
- Bueno disculpame, pero no me digas marciano, que yo no soy de ese planeta. Ustedes a todos les cambian el origen, a los españoles les dicen gallegos, a los chilenos chilotes. A ver si paran un poco con ese vicio.
Entonces le conté la historia de Menem, mientras las antenas se sacudían para todos lados y sus ojos amarillos se convertían sucesivamente en verdes, rojos y marrones. Hasta que me interrumpió: “Cómo un tipo tan inescrupuloso y corrupto pudo haber sido presidente dos veces y ahora quiere volver. Esto es único, nadie lo puede entender, ustedes son masoquistas. En mi planeta, nunca un presidente va a pensar así, si alguna medida que toma es un beneficio para él, sus parientes o amigos, cuando sale a la luz, se suicida. Ni en cuento puede ocurrir que un gobernante cobre coimas por vender cosas de todos o ocultar una investigación por crímenes. Cuando se conozcan mis conclusiones, se va a revolucionar la literatura fantástica. Otra cuestión. Escuché que la gente pide que renuncien todos y hay senadores, legisladores, que dicen que ellos sólo renuncian para que suba un suplente. ¿Acaso cuando ustedes votan y eligen, el que sale electo no está comprometido con sus electores o hace lo quiere? Explícamelo por que no lo puedo entender”.
- La verdad es que acá hacen lo que quieren y rara vez respetan a los votantes.
- Otra cuestión. ¿Es cierto que el gobernador Manfredotti tiene a toda su familia metida en el gobierno? En mi planeta, si algún gobernante nombra a un pariente, le daría tanta vergüenza, que al poco tiempo renuncia solo.
- Creo que son catorce...
- ¡Catorce! No lo puedo creer. ¿Es cierto que compraron un avión mientras hay gente que no puede comer? ¿Qué gastan millones en publicidad y los hospitales no tienen remedios? ¿O que hicieron negociados con plata del IPRA, el banco y la caja de jubilaciones? ¿Y que con cada licitación se inflan los precios y después se reparten las diferencias?
Klerpus no salía de su asombro, mientras Bartolo lo olfateaba con desconfianza y empezaba a tirar de una punta que sobresalía del talón del botín plateado. El visitante se sintió molesto y le descargó un haz de luz, que actuó como una caricia y lo calmó.
- Alacrán contame un poquito de Martín Jorge o Jorge Martín o como sea el orden de su nombre y apellido. Él dirige la intendencia, es presidente de su partido y ahora quiere que se vayan los que no hacen las cosas bien, los que no trabajan para la gente. Entonces se van a ir todos. No va a quedar nadie. Como puede ser que quiera vaciar su propio partido.
Tuve que explicarle que es muy común entre los políticos el uso de distintos discursos, según el auditorio en que se encuentren.
- Entonces, son todos falsos, hipócritas, cínicos. ¡No te puedo creer!
-¿Cómo son en tu planeta?
- Allá todos somos políticos, como lo entienden ustedes, todos participamos, votamos y cuando algo no nos gusta, nos reunimos y cambiamos al dirigente, que vuelve a sus ocupaciones sin mayores problemas. Los que gobiernan nunca son los mismos, tienen un mandato de un año y después vuelven a sus trabajos. Las reuniones de gabinete se trasmiten por televisión, todos los documentos oficiales son de libre acceso para todos. Todos podemos tener un buen nivel de vida porque el gobierno se encarga de que nadie gane menos de lo necesario para vivir bien y a nadie le interesa acumular bienes. Todos quieren el bien común, porque sabemos que nadie puede ser feliz mientras otro sufre o esté deseando algo que no puede comprar. Estuve el otro día en la concentración de los metalúrgicos, ¿cómo puede ser que pidan estabilidad en el trabajo y no estuvo nadie del gobierno? Cada uno que habló contó un drama y nadie los escucha, no lo puedo comprender.
Le conté de los intereses creados, de las preferencias de los gobernantes por los que tienen poder económico y los buenos negocios que hacen con esa estrecha relación y que pocas veces importa el sufrimiento de los humildes. Cuando terminé, su cara parecía más pálida todavía y los ojos ahora se habían puesto blancos. Lo único que me dijo fue: “Ustedes siguen votando a los que los llevan al matadero. Es inevitable, están condenados a la extinción”.
Nos quedamos charlando toda la noche. Entrecruzábamos revelaciones que no dejaban de asombrarnos por las enormes diferencias de conductas entre su pueblo y el mío. Eran las ocho de la mañana. Me agradeció la información, se despidió de mí y de Bartolo con un haz de luz que fue una grata e inexplicable caricia, me recomendó que hiciera lo imposible para evitar la extinción, con un tono melancólico que no había tenido antes, y después desapareció. Al rato veo un colorido trazo en el cielo que desapareció en segundos del horizonte.
Mientras mi mirada se fijaba en ese pequeño punto luminoso que desaparecía y las imágenes de la entrevista se sucedían en mi mente, Bartolo volvió a requerir de mí, trayéndome nuevamente a la realidad y al mismo interrogante: ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido en el programa Al lado del camino, por FM 105.3 Estación del Siglo, el sábado 27 de julio de 2002.



Amenaza de extinción

Ese día parecía predestinado, todo el mundo hablaba de extraterrestres, del chupa cabras, alguien recordó unos extraños suicidios de perros en Rosario y hasta hubo algunos fueguinos que argumentaron que los gobernantes no debían ser terráqueos porque no escuchan y no entienden a la gente.
No sé si fue por la sugestión o si en verdad ocurrió. Lo cierto es que, unos minutos antes de la medianoche, volví a ver un extraño haz de luz multicolor que se incrustaba en un campo próximo a mi casa. El fenómeno llamó mi atención y lo seguí con la mirada. Creí posible que se repitiera la visita del mes pasado.
La noche era serena y el cielo estaba despejado, era una verdadera invitación a caminar. Con la excusa de ir a buscar a Bartolo para darle de comer, salí a la calle. Sólo pude caminar unos pocos metros, cuando sorpresivamente me vi rodeado de unas figuras relucientes, similares a aquel visitante de ropas plateadas que había tomado contacto conmigo.
“¡Hola Alacrán! Estamos de vuelta por acá”, era la voz extraña y familiar que escuché durante toda una noche, cuando sus interrogantes sobre la crisis fueguina, sus gobernantes y las paradojas de esta sociedad fueron el centro de una curiosa conversación. En efecto, era Karplus, aquel extraterrestre que estuvo en mi casa como avanzada de una investigación sociológica sobre Tierra del Fuego.
“No te asustes Alacrán, son todos tan pacíficos como yo y el objeto de la visita es continuar con la investigación que te había comentado. Cuando regresé a mi planeta, nadie podía creer mi informe. Les resultaba incomprensible que se repitiera esa absurda historia de las aves Dodó que se extinguieron por tontas”.
Eran doce seres que trataban de preguntarme de todo, estaban ansiosos por comprobar ellos mismos las conclusiones de Karplus. Les propuse entrar a mi casa para continuar dialogando
En el camino apareció Bartolo y les hizo fiestas a todos. Siempre pensé que mi perro más que un guardián era un perro conserje, porque le da la bienvenida a cualquiera que intente entrar a mi casa.
Las sillas no alcanzaron para todos, y algunos de los seres plateados se ubicaron en el piso, esperando poder sacarse todas las dudas que tenían. Cuando comenzamos a tomar mate, ya vi que estaban advertidos de no provocar mi bronca soplando la bombilla en lugar de chupar. Como había pasado la vez anterior.
“Sabés una cosa Alacrán –me dijo Karplus- cuando estábamos llegando a la tierra nos sentíamos como observados, parecía que alguien nos estaba siguiendo con su mirada y, luego nos dimos cuenta que era una persona que tenía su rostro puesto en todos los carteles de la ciudad y nos pareció alguien familiar, uno de los nuestros “.
“Eran los afiches de Néstor Kirchner, el gobernador de Santa Cruz postulado a la presidencia y que estuvo por Tierra del Fuego esta semana”, le expliqué. En ese momento, me estremecí, en verdad era cierto que esos seres se parecían a Kirchner, flacos, desgarbados, los ojos desviados, la nariz aguileña... Entonces se me ocurrió preguntarles: “¿no estarán por invadirnos o ganar las elecciones, no?”.
A pesar de que se cansaron de repetirme que ellos no se dedican a esas cosas, me quedó una gran duda. Aunque en realidad estamos tan acostumbrados a que nos mientan...
Rápidamente, retornaron las cataratas de preguntas. No podían creer que en una década se haya pasado de la prosperidad a la miseria en la isla. No había forma de hacerles entender que los gobernantes han hecho tantas macanas y nadie les pide que rindan cuentas, que los jueces a los únicos que condenan son a laburantes y marginales, que los empresarios si son amigos del poder reciben créditos que nunca pagan y así me tuvieron horas. No podían creer, que la sociedad fueguina se esté hundiendo en medio de la apatía colectiva.
“Pero, ustedes no se dan cuenta que van a desaparecer como sociedad, que nuestros pronósticos indican que la isla se va a convertir en un desierto y por eso queremos tener los últimos testimonios antes que se extingan”.
Ya me había olvidado del tenor de la última conversación y de esa lapidaria advertencia. Entonces es cierto que vamos a desaparecer, que de Tierra del Fuego no va a quedar más que ruinas. Intenté que me adelanten algo más, pero lo único que me contestaron fue que “todo está en la decisión que ustedes tomen, si siguen eligiendo a los que se roban todo, ustedes no tienen futuro”.
Como yo insistí con querer tener más detalles, enseguida se escuchó la respuesta de Karplus: “Escuchame Alacrán, me vas a decir que no te enteraste de lo que dijo Virgilio Martínez de Sucre, que se puso a denunciar a los que lo denunciaron, después de diez años que dejó que se fundiera la provincia, callándose la boca y llenándose los bolsillos. ¿Qué sociedad puede sobrevivir así? Ustedes están perdidos si no cambian, si no toman decisiones drásticas”
Era ya de madrugada, me quedaban un par de horas para ir a laburar y sin darme cuenta me quedé dormido. Cuando sonó el despertador, los hombres plateados habían desaparecido y la sensación de angustia que me invadió, sólo se disipó cuando pensé en un próximo cacerolazo.


Monólogo emitido en el programa “Al lado del camino”, el sábado 31 de agosto de 2002, por FM Estación del Siglo.
Esa semana había visitado la isla el precandidato justicialista Néstor Kirchner en gira proselitista.
El doctor Virgilio Martínez de Sucre, fiscal de Estado, había utilizado más de una hora de la televisión oficial fueguina, en horario central, para denunciar a distintos políticos opositores, a abogados y periodistas críticos del gobierno por una supuesta confabulación contra los intereses de la provincia, con muy pobres argumentos. Lo paradójico fue que este funcionario cumplió una labor decorativa en la última década, mientras se produjeron todo tipo de negociados, despilfarros y otros ilícitos que llevaron a la ruina a Tierra del Fuego.




CORRESPONSAL



Guerra en Río Grande

En la primavera de 1998, comenzaban a percibirse claros indicios que los acercamientos entre el gobierno del Movimiento Popular Fueguino y la Unión Cívica Radical hacían agua por los cuatro costados. El superministro Roque Martinelli (quien se preparaba para lanzar su postulación a la gobernación) advertía que Jorge Colazo, intendente de Río Grande, iba a convertirse en su rival.
Las disputas se potenciaron y una de ellas se convirtió en una verdadera comedia con matices bélicos.

El entonces titular del Instituto Fueguino de Turismo, Daniel Leguizamón, tomó la iniciativa de decretar la finalización del usufructo del Salón de Usos Múltiples del Hotel Los Yaganes por parte de la Municipalidad de Río Grande. Se le cambió la cerradura, impidiendo de esa manera sorpresiva el desarrollo de una serie de actividades programadas en el lugar. Luego, algunos empleados municipales recuperaron la sede violentando la cerradura.
Esa semana, los medios de comunicación dieron una gran cobertura a lo ocurrido. Ante la ausencia de Colazo, quien se encontraba en una de sus habituales giras europeas, el entonces secretario de Gobierno, Marcelo Morandi, protagonizó la mediática polémica y las acciones de recuperación del Centro Municipal de Convenciones.
Este fue el parte de Alacrán, devenido en corresponsal de guerra.


Miércoles 23 de setiembre, 20,30hs.
-Una cabeza de playa comandada por el alférez Daniel Leguizamón logra hacerse fuerte a la altura de la avenida Belgrano. Los efectivos camuflados con uniformes especiales y provistos de visores infrarrojos, se arrastran cuerpo a tierra hasta llegar al Hotel Los Yaganes y logran sorprender a las defensas del SUM, al mando del capitán Marcelo Morandi, ante la ausencia del campo de batalla del comandante Colazo.

21,30 hs.
 Consumada la operación “turismo caliente”, el alférez Leguizamón se comunica con el comandante Martinelli y su segundo el teniente Pablo Villegas para dar un parte de guerra sobre los detalles del combate.
 Textualmente, informa lo siguiente:
“Mi general, hemos cumplido el objetivo planteado, se ha recuperado el Autodenominado Centro Municipal de Convenciones y secuestramos la bandera apátrida de múltiples barras horizontales multicolores. Como primer acto de dominio sobre el territorio recuperado hemos restaurado su nombre original de Salón de Usos Múltiples, popularmente denominado SUM del Hotel Los Yaganes.
Cabe consignar que nuestros efectivos han incautado numeroso material de propaganda y elementos útiles para la proyectada toma de la capital provincial por parte de los milicianos aliancistas comandados por el autodenominado mostro, como una forma de aterrorizar a las tropas enemigas.
Mi general y mi teniente, hemos cumplido, objetivo en nuestras manos”.

Jueves 24 de setiembre
2,20 hs.
Reina el desconcierto en el alto mando municipal. Efectúan llamadas desesperadas a Madrid reclamando instrucciones al comandante Colazo.

7,50hs.
Llega un fax urgente desde España. Se reúne la plana mayor en la Intendencia integrado por los jefes de columnas milicianas colacistas. Se hacen presentes los subcomandantes Julio Del Val, Marcelo Morandi, Emilio García y Marisa Dumé para instrumentar las directivas llegadas desde la madre patria.
Diseñan el plan de combate para recuperar el terreno perdido. Deciden convocar a todos los jefes milicianos y dotarlos de los pertrechos necesarios para presentar batalla.

9.00 hs.
Los milicianos colacistas se concentran enfrente del Hotel Los Yaganes para aplicar la contraofensiva. El subcomandante Del Val integra la vanguardia de infantería armado de una hoja de sierra para llevar a cabo un operativo sigiloso que debilite la nueva cerradura implantada por las fuerzas martinellistas.
Se escuchan los primeros disparos y son lanzadas algunas granadas de fragmentación que producen un efecto desorientador en las fuerzas que defienden el SUM.
El subcomandante Morandi es el encargado de las acciones de contrainteligencia para contrarrestar las técnicas publicitarias del alférez Leguizamón.


10.30 hs.
Las primeras acciones de los efectivos comandados por Morandi, logran difundir profusamente por los medios de comunicación locales sus proclamas de contrainsurgencia.

11.00
El operativo de pinzas diseñado por las fuerzas colacistas logra vencer a los adictos a Martinelli, destruyen la cerradura y vuelven a copar el SUM, recuperando la bandera de barras horizontales y reponen el nombre de Centro de Convenciones Municipal y secuestran el escudo de armas azul, rojo y blanco de los efectivos que defendían el lugar.

11,30
Ante la magnitud de los combates, interviene el general Dragan y dispone un armisticio unilateral. Para iniciar conversaciones de paz en terreno neutral. Se especula que las reuniones se llevarán a cabo en la panadería La Unión.

12.00
Los analistas militares consideran que los efectivos colacistas han convertido en un bastión defensivo al Centro de Convenciones Municipal y la única esperanza que les queda a los militares martinellistas es recuperarlo por la vía de las negociaciones en curso.

Conclusiones del combate

Los intensos enfrentamientos vividos en las inmediaciones del Hotel Los Yaganes auguran una serie de combates próximos hasta arribar a la batalla final electoral del año próximo.
Según analistas militares, los próximos objetivos de este enfrentamiento se podrán concretar en diversos e incluso simultáneos frentes de combate, algunos de ellos podrían ser:
• La torre de Obras Sanitarias
• La glorieta de la Plaza Almirante Brown.
• El viejo edificio del correo.
• El refugio de Prefectura Naval y San Martín
• La tercera mesa de la izquierda de la Confitería Roca.
• La pista de patinetas del cono de sombra
• El tobogán de Tweety.

* Emitido el 24 de setiembre de 1998 en el programa Contrapunto, por FM Aire Libre.




Primer round



A pesar de que llevaban más de tres horas recorriendo la ciudad, el cansancio no se hacía notar y la felicidad se irradiaba por todos los poros de la concurrencia. Al llegar nuevamente al punto de partida todos eufóricamente comenzaron a aplaudir. Maestras y profesores, sus hijos, algunos estudiantes y padres, hicieron que esa tarde del sábado sea muy distinta a las habituales, había transcurrido en una inmensa caravana de vehículos que se fueron adueñado de las calles.
La larga columna de autos no portaba identificación alguna, sólo las bocinas y luces intermitentes, algunos transeúntes creían que era un festejo, un despistado locutor radial creyó que se trataba de un casamiento. La improvisación sólo dejaba lugar para algunos pequeños carteles caseros, otros los escribían apurados entre parada y parada, de alguna manera encontraban formas ingeniosas de expresarse y suplir la falta de elementos. Gozaban de una sensación inédita: la de encontrarse cara a cara con algunos hombres del poder, con los responsables de sus males e incertidumbres.
Por primera vez llegaban a los umbrales de las viviendas de los legisladores, auscultaban lujos y ostentaciones, especulaban sobre los orígenes de esos bienes, sospechaban negociados y otros ingresos no santos.
La mayoría de los hombres públicos no salieron a debatir con sus representados, no estaban o se escondieron, pero la advertencia popular quedó certificada frente a sus domicilios.
Cuando el hombre del poder salía al cruce de la muchedumbre, las reacciones de los manifestantes se presentaban de manera disímil. Había quienes trataban de escucharlos para obtener el compromiso de que no les meterían la mano en el bolsillo; otros, gritaban su bronca por tantas complicidades con el despilfarro de los fondos públicos; algunos ni siquiera querían escucharlos, a garganta batiente arrojaban los dardos gramaticales de su indignación, desconfianza y tanta pasión acumulada.
Había una docente muy pintoresca, de baja estatura, con un sombrero de alas blandas que apenas dejaba asomar sus bucles rubios, luciendo una sonrisa inalterable, en medio de las acaloradas discusiones y explicaciones, irrumpía con su voz chillona y un candoroso acento cordobés preguntándoles a los hombres públicos: ¿vos estuviste en la fiestita? ¿Cómo fue la porción de la torta que te comiste? ¿Cuándo te pagan por levantar la mano? Las respuestas nunca fueron formuladas, pero ese desparpajo era un síntoma de que la investidura del “pro hombre” se estaba deshilachando.
Los legisladores no disimularon su molestia por la masiva concurrencia a sus domicilios y algunos rasgos de soberbia se traslucían en las respuestas de ocasión. No apreciaban, tal vez, que los tiempos estaban cambiando y los ritmos de la paciencia popular también. Contestaron con altanería, que ya se habían pronunciado por radio, o, confirmando la negligencia de sus acciones, replicaron que debían haberse acordado antes de reaccionar. Hubo un “representante del pueblo” que hizo filmar a su esposa todo lo que ocurría temiendo por algún incidente.
Ambas partes se miraban con desconfianza, como las fintas que realizan los boxeadores en el primer round. Se clavaban sus miradas, trataban de adivinar sus más mínimos movimientos, amagaban para ver las respuestas, se alternaban en el centro del cuadrilátero, todo transcurrió en el marco de aprontes e insinuaciones. Pero los cánticos de los manifestantes, ante ausentes y presentes, auguraban que ya no estaban dispuestos a esperar pasivamente, que no querían repetir la rutina de los últimos años, que la representación popular estaba en crisis y que, el periplo de ese sábado por la tarde, instaló como nunca antes el estado deliberativo de la población fueguina.
El minuto de descanso y reflexión ya pasó, la campana ya sonó. Con incógnitas e interrogantes, todo esta listo para que se inicie el segundo round.


Artículo inédito que intentó reflejar las masivas manifestaciones que se sucedieron en Río Grande, encabezadas por los docentes y otros sectores sociales que culminaron en las casas de los legisladores y funcionarios del gobierno provincial. Estas acciones se denominaron escraches y se produjeron durante octubre y noviembre de 1999.
La indignación se potenció por el pago de los sueldos en cuotas y por la difusión de la situación crítica del Estado provincial luego de ocho años de gobierno del mopofista José Arturo Estabillo. Los cuestionamientos se centraban en el despilfarro de fondos públicos y las abundantes sospechas de actos de corrupción.




Incomprensiones del Primer Mundo

-Hola Lambert, ¿recibió la nota que me pidió?
-Claro que la recibí, pero estoy recaliente, como dicen ustedes, está llena de contradicciones y no entiendo nada...
-Usted me había pedido un informe de coyuntura sobre Tierra del Fuego y traté de ser lo más claro posible...
-Escúcheme, me escribe que el gobierno no se cansa de acusar a los que estuvieron antes de negociados, fraudes, despilfarros, etc. y cómo puede ser que ni me nombre a un solo procesado, condenado o prófugo. No se le puede escapar una cosa así...
-Pero, no hay ninguno...
-¿Cómo que no hay ninguno? No puede ser. ¿ Qué dice el gobernador cuando le preguntan, cómo explica semejante contradicción?
-Dice que está todo en manos de la Justicia.
-Hablando de la Justicia. ¿Cómo se explica que está todo en manos de los jueces y se jubila a toda la plana mayor judicial? ¿Quién va a investigar entonces?
-Bueno, acá muchos no encontramos explicación, pero así son las cosas...
-Entonces es el reino de la impunidad, me imagino que los fueguinos van a salir a la calle en cualquier momento y van a exigir que se restablezca el estado de derecho...
Otra cuestión que no se entiende en el artículo es que se habla de una crisis terminal y se jubila a los jueces con sueldos de diez mil dólares. Mire, si publico la nota, los lectores me van a exigir explicaciones que no voy a poder dar. Tantas contradicciones hacen insostenible cualquier argumento. Me imagino que allá pasará lo mismo con los lectores de diarios...
-Acá son mucho más tolerantes. Cuando escribía, pensaba que los parisinos no iban a entender lo que pasa en Tierra del Fuego, traté de explicarlo con sencillez, pero no es fácil...
-Lo más grave es que usted me plantea que casi todos los principales puestos de poder están en manos de sindicalistas, Manfetroti, Zamacolo y Ruin o algo así. ¿Cómo se va a entender que los sindicalistas no formaron un gobierno obrero, que no tomaron medidas en contra del capital y a favor de sus representados? ¿Cómo llegará a entenderse que son los que atacaron a sus propios compañeros descontándoles el treinta por ciento del sueldo? ¿Cómo explico que una dirigente del gremio docente estuvo enfrentada con sus colegas durante 57 días de paro y una huelga de hambre, y no renunció, y encima les prohíbe criticar al gobierno? Y para colmo, ahora me dice que el dirigente metalúrgico Marcelo Soso también es funcionario del gobierno. Acá van a pensar que hay una revolución y están tratando de disimularla.
-Vea Lambert, muchas cosas no se me ocurren, me pidió una nota de cuatro mil caracteres y yo la hice, traté de explicar la situación fueguina, los primeros seis meses del gobierno justicialista, pero existen muchas paradojas. Lo único que puedo proponerle es sacar una serie de notas para que los lectores puedan comprender algo.
-Podría ser, pero para entender ese berenjenal tendría que dedicarle varias ediciones completas. Me imagino cientos de cartas de lectores, el teléfono al rojo vivo, y que tenga que ocultarme porque no voy a poder dar explicaciones. Nunca me encontré en una situación así. Estoy tan deprimido que me voy a caminar por los Campos Elíseos y los puentes del Sena, a tomar algo y distraerme. Tantas contradicciones me resultan insalubres. Adiós.


Publicado en la edición 12 de revista Ojo Periodismo, del 25 de agosto de 2000. Por esos días, el gobierno de Carlos Manfredotti cumplía sus primeros siete meses de gobierno. Entre sus colaboradores se destacaba la presencia de numerosos ex sindicalistas, además del propio antecedente del primer mandatario en el Sindicato Argentino de Televisión. Entre los nombramientos que reunían esas características, se encontraban Agustina Zamacola, vieja gremialista docente; Marcelo Sosa, fue secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica Seccional Ushuaia; Raúl Ruiz, secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Seccional Tierra del Fuego, entre los más destacados.
Este pasado de gran parte de los funcionarios se puso a prueba en una prolongada huelga de los docentes en reclamo de la restitución del descuento de sus salarios que oscilaba entre el 30 y el 40 por ciento. El Ejecutivo provincial demostró una política inflexible, intolerante y autoritaria con los trabajadores, poniendo en evidencia sus escasas convicciones en defensa de los asalariados.






INTIMIDADES POLITICAS


Dime que jingle tienes y te diré quién eres

Insufribles y reiterativos hasta el hartazgo, los jingles de los políticos están por todas partes: nuestros hijos los repiten sin cesar y a veces, hasta nos sorprendemos cantándolos en la ducha. Pero quédese tranquilo, después de las elecciones, viene lo peor.

Los electores fueguinos venimos soportando un verdadero vendaval de publicidad proselitista. Tal vez como nunca antes, los políticos vernáculos decidieron romper el chanchito, donde guardan cuidadosamente sus ahorros, para invertir con el propósito de divulgar sus nombres, difundir sus ideas y proyectos en envase chico, es decir en forma musical.
A esta altura, amigo lector, compartirá conmigo que algunos candidatos no dan demasiadas muestras de exhibir mucho más que las cuatro estrofas de los jingles. Por otro lado, al escuchar los ritmos seleccionados y los estribillos pegadizos, quién se pone a pensar en las letras. Pero, algún mérito hay que encontrarle a la sana intención de alegrar a los apesadumbrados pobladores de la isla.
A mí, personalmente, me gustó el de “Chiquito” Martínez, nadie como él se animó a decir la verdad: nada de prometer un futuro de grandeza como todos los demás, hay que tenerlos bien puestos para decir que nos espera un futuro pequeño. ¿No lo puede creer? ¿Acaso el jingle no nos dice que “Chiquito es el futuro”?
Hubo candidatos que pudieron contratar letristas, compositores, músicos e intérpretes. Otros, sólo pudieron reunir a uno o dos de los cuatro componentes y lo demás lo hicieron solos, con ayuda de la familia o de algunos amigos.
Mire, si escucha el jingle de Marcelo Figueroa se dará cuenta que la plata le alcanzó para contratar a un tecladista y un par de chicas que cantan en el coro de la escuela. La “bruja” se sintió capaz de hacer la letra y no se privó de nada (si se dio el gusto de ser candidato a intendente ¿porqué no podía darse otro gustito más?)
Dicen algunos allegados que durante varias semanas no hacía otra cosa que pensar en la letra, días y noches desvelado, hasta que un día las musas lo fueron a visitar y comenzó a escribir. Recordó sus épocas de potrero y convocó a un “desafío”, volvió a su memoria cuando jugaba de nueve y daba el puntapié inicial, entonces agregó: “hay que poner en movimiento”, se acordó las charlas del entrenador y adjetivó con “toda la fuerza” y que “para ganar” hay que tener “constancia y voluntad”.
Para no ser menos, “Lito” Castro se lanzó a competir también con jingles futboleros. Tomó prestada la música de Ricky Martín del Mundial Francia 98, pero la plata no le alcanzó para los intérpretes y tuvo que improvisar. En la letra, utilizó el estilo Chilavert y se autoproclamó “el mejor”.
En cambio, Astesano pidió la ayuda de sus familiares, quienes, orientados por los ritmos populares de los sesenta, cantaron a coro, tomados de la mano: “hay que seguir apoyando al legislador provincial” y todos los parientes se entusiasmaron en soñar que por cuatro años más, con Astesano “vamos a ganar”.
Otro que impresionó fue el ingeniero Jorge Martín. Su jingle es muy pegadizo y está muy bien logrado el repique que hace el coro con su apellido, pero se le fue la mano. La imagen que presentan es la de un tipo con un cuadro patológico obsesivo, haciéndole muy poco bien a su perfil de campaña y a sus esperanzas de continuar a Colazo en la intendencia. Fíjese, repiten varias veces que “siempre está pensando en la gente”, hasta uno diría que debe haber abandonado a su familia con semejante idea fija.
En el mismo sentido, salió al ruedo la candidata radical Patricia Pacheco, quien se muestra como cumpliendo un rol protagónico en una telenovela de la tarde, ¡una santa mire!, ella siempre está “con el corazón puesto en los demás”.
El candidato oficialista, en cambio, se puso en la postura opuesta, Martinelli descarta de plano todo tipo de patologías por pensar en la gente. Justo en el momento en que se producen cientos de despidos, un notable crecimiento de la desocupación, cesación de pagos del Estado provincial, recesión, obras paralizadas y el Banco Provincia casi en la ruina, se le ocurrió promover su candidatura cantando “para seguir trabajando, creciendo y progresando (..) Roque gobernador”. Los desocupados quedaron afuera.
El otro postulante a gobernador, Carlos Manfredotti, prefirió hablar de sí mismo en el terreno de la abstracción: “trayectoria y experiencia”, luego con cierto aire místico, exhorta al electorado a “confiar” en su “transparencia y claridad”. El candidato justicialista mostró una elocuencia envidiable.
Los jingles no le aportarán mucho para definir su voto como tampoco van a cambiar su vida, pero, al menos, mientras escucha que sus hijos lo tararean hasta el cansancio, le hará olvidar que después de las elecciones viene lo peor.

Publicado en la edición número 1 de la revista Ojo Periodismo, el 29 de abril de 1999. La intensa campaña electoral para cubrir la sucesión en la gobernación, Legislatura, intendencias y concejos deliberantes ofrecía un desfile de proclamas, discursos y jingles publicitarios que torturaban los oídos de los fueguinos.









Hoy, hago el amor con otra persona...

Los vínculos entre los políticos fueguinos suelen recordar a una especie de triángulos amorosos interminables, donde los componentes de la relación sentimental van variando como en una verdadera comedia de enredos.

Los peronistas durante varios años despotricaron contra el pacto radical mopofista, mientras los aludidos se hacían los distraídos mirando para otro lado como perro que lo están llamando.
En esos años de “fiesta”, no había proyecto oficial que no contara con los votos radicales. Desde los presupuestos de Preto hasta la larga lista de autorizaciones de endeudamiento al Ejecutivo provincial. Discurso crítico con voto favorable era la táctica elegida por los correligionarios legisladores. Tal vez no lo recuerde, pero el primer intento de juicio político contra el gobernador Estabillo no prosperó gracias al voto negativo del radical Jorge Rabassa.
Pero, quienes ocuparon los roles protagónicos del culebrón fueguino fueron el intendente riograndense y el mandatario provincial. Colazo y Estabillo, se abrazaron, pelearon, amigaron, dejaron de hablarse, se dijeron de todo y volvieron a abrazarse, para comenzar nuevamente esta historia de amores y odios a la mexicana.
El gobernador también tuvo algunos deslices con su original compañero de fórmula Miguel Ángel Castro, quien en reiteradas ocasiones mostró su desencanto. En particular, cuando en 1995, el “Pepe” no lo quería llevar en la fórmula y “Lito” debió admitir que no se sentía querido.
Pero, los romances políticos no se guardan ninguna sorpresa ni giro cambiante en sus tramas. Luego de tantos años de rezongar porque las flechas de Cupido no caían ni cerca, los muchachos justicialistas comenzaron a dejar de vestir santos y a tener éxitos en sus amoríos con el oficialismo.
Primero fue Lindl, todo un precursor; después de pasarse meses y meses cuestionando al gobierno en la investigación de Hifusa, en el momento de decidir el juicio político al gobernador, sorprendió a la teleaudiencia asegurando que no había motivos para votar afirmativamente. Mantuvo la fidelidad con la votación del último presupuesto, acompañado por “Toti” Vázquez, mientras Gallo mantenía la distancia desde Europa, para no tener que hacer un discurso crítico que alterara el romanticismo que los embargaba.
El romance fue tan apasionado que hasta se prestaron afiliados para las internas. Tanta excitación hizo perder hasta la cordura, y en su afán solidario, hubo candidatos del Mopof que fueron a votar a la interna de su media naranja.
Los peronistas vieron los frutos de su nuevo amor, se quedaron con el feudo educativo, luego, en otra entrega melodramática, Mariela D´Anna se sumó al gabinete de Martinelli.
Tantos giros desubican hasta la vecina más experta en chismes, ya no se puede contar con fidelidades duraderas, parejas estables ni con un poco de pudor ante tantos triángulos amorosos y relaciones paralelas. Por eso, mire yo dejé de mirar novelas y noticieros, “paparazzis” e “intimidades”, no se puede estar todo el día viendo lo mismo.

Publicado en la edición número 2 de la revista Ojo Periodismo, del 18 de mayo de 1999. En esos días, un conjunto melódico brasileño puso de moda el tema musical “Cuando se acaba el amor”, que popularizó uno de sus versos: “hoy hago el amor con otra persona”.





Las dietas se miran y no se tocan



Que los concejales de El Bolsón se bajaran sus dietas de 2.300 a 900 pesos fue como un bocado indigestible para los candidatos fueguinos. Cada vez que se los consultaba sobre qué proponían en ese punto, balbuceaban explicaciones de las más diversas para no decir lo que verdaderamente pensaban: que estuvieron mucho tiempo esperando ingresar al selecto club de los privilegiados como para que ahora, que estaban cerca, les vengan con esas tonterías.
Las explicaciones superaron el absurdo: “cuando lleguemos lo vamos a estudiar”, “hay que ver por qué motivo se redujeron los sueldos”, “es muy difícil que se pueda aprobar una rebaja de las dietas”, “hay que hacer una mejor distribución” y otras paparruchadas de similar tenor.
Todos dieron suficientes muestras de que el tema no les resultaba agradable, preferían hablar de promesas, proyectos y obras futuristas para edulcorar los sueños de los votantes y volver a hacerles morder el anzuelo, total cuando se den cuenta del incumplimiento iba a ser demasiado tarde.
Las respuestas ensayadas por candidatos a concejales y a legisladores fueron tan lamentables, que si se hubiera podido traducir sus pensamientos, posiblemente, se encontrarían respuestas al estilo Alberto Olmedo: “¡De acá, me voy a bajar la dieta!”.
Algunos tuvieron discursos que lindaban con el de un gremialista combativo: “si nos bajamos las dietas, puede que a alguno se le ocurra bajarle los sueldos a los empleados”, como si cualquier intento en ese sentido no tuviera que ser convalidado por el propio Poder Legislativo que ellos iban a integrar. Les faltó decir que la mejor garantía para los trabajadores del Estado son los ingresos fabulosos a los que se accede con los cargos electivos.
Hubo quienes utilizaron un discurso entre posmoderno y cínico para justificar semejante nivel de ingresos. Candidatos justicialistas, mopofistas y aliancistas respondieron que resultaba de “mal gusto” o “demagógico” que unos días antes de las elecciones hagan promesas de bajarse los sueldos. De esta manera, confirmaban sus ambiciones de acceder a una posición donde no van a cumplir horarios, no sufrirán descuentos por no hacer otra cosa que calentar sillones y donde podrán mirar con indiferencia los sufrimientos del resto de los mortales que trabajan cada día más flexibilizados o que se desesperan por conseguir un empleo.
Mientras los aspirantes a integrar el jet set político se devanaban sus neuronas para encontrar explicaciones que les impida perder algún votito, los trabajadores no docentes sufrían el arbitrario descuento de sus salarios por recurrir al derecho de huelga para lograr una recomposición salarial y eran amenazados por el “facho” Mandolini de ser echados a la calle por esa irreverencia.
Todos hicieron silencio. Nadie acusaba recibo de tamaño contraste. La obsesión por “salvarse” no tenía límites y esa obscenidad era puesta en exhibición por futuros concejales, legisladores y gobernantes.
Tal vez, en esas horas previas al comicio, anticipaban que en función de percibir esas dietas iban a continuar con el camino trazado por sus antecesores, de ser indiferentes ante las demandas de la mayoría de la sociedad.

Publicado en la edición número 4 de la revista Ojo Periodismo, del 1º de julio de 1999.





Consejos de un padre político



“Vení, vamos a hablar, quiero contarte algunas cosas para que sepas como desempeñarse en la vida y continuar la trayectoria de tu padre”, le dijo el veterano político al muchacho. Como casi nunca antes, le pasó el brazo sobre su hombro y lo condujo al despacioso ambiente.
Los ventanales con vista al mar dejaban entrar la luminosidad de una inmensa luna llena. El living era muy amplio, con detalles de confort, pero algo recargado de objetos, decorados y cuadros.
El joven se sintió sorprendido, en su corta vida no había conocido esa faceta paternalista de su progenitor. Siempre fue un visitante fugaz, se acostumbró a verlo más por televisión que personalmente, todo quedaba en manos de su madre. Esta, provenía de un ambiente marginal, sin instrucción pero con mucha audacia, adquirió la plasticidad necesaria para acomodarse a la nueva vida. Poco a poco se fue introduciendo en la actividad política, comenzó a tomarle el gusto y progresivamente fue dejando en manos de empleadas las tareas hogareñas y la educación de su prole.
Se dirigieron hacia unos sillones tapizados en cuero, se sentaron frente a frente. El hombre acostumbrado a discursos de compromiso sintió que se exponía a los juicios de valor del joven y no estaba seguro de la respuesta que obtendría.
“Lo primero que tenés que saber es que al pueblo siempre hay que decirle las cosas que quiere escuchar, por eso la importancia de las encuestas para saber sus opiniones y quejas; no te preocupes si después podes cumplir o no con ellos, siempre habrá algún golpe de efecto que los hará olvidar de la promesa incumplida. El juego de la política exige que uno siempre esté preparado para irradiar ilusiones de que en el futuro las cosas van a cambiar. Ellos tienen tantas ganas de que la cosa cambie que, en su inocencia, siempre tienen espacio para creer. Uno siempre necesita de una mayoría desesperada que pueda ser manejable con unos pocos pesos”, comenzó a explayarse el político, haciendo unos minutos de silencio para detectar las reacciones de su hijo. Era casi como un reflejo condicionado, había aprendido a reconocer estados de ánimo a partir de pequeños signos que se reflejaban en el semblante de su interlocutor.
-- Pero, papá estás reconociendo que hay que mentirle a la gente más necesitada.
-- La política tiene reglas que uno no puede desconocer ni cambiar. La lucha por trascender es muy grande y si tu objetivo es alcanzar la cima del poder, no debe haber medio que no se subordine a ese fin. Se trata de trepar una montaña donde uno sólo puede llegar y para poder hacerlo hay que tener paciencia, no detenerse en cuestiones de escrúpulos, disponer de los pasos seguros que te lleven a esa meta. O sos vos o es otro el que llega, no será muy distinto lo que harán, pero el que llega lo disfruta. Para eso, hay que hacer y deshacer pactos con Dios y con el Diablo, no hay lealtades duraderas, tenés que saber quien puede ser en el futuro tu rival, nunca hay que dejarlo que se fortalezca demasiado, si eso pasa hay que destruirlo, difamarlo, hasta que puedas confiar que le carcomiste los cimientos y ha dejado de ser un rival. Ahí podés llamarlo a tu lado para que te acompañe.
La empleada doméstica se acerca y les deja un par de vasos con whisky, que había pedido el padre.
“Otra de las cuestiones que deberás tener en cuenta es que la carrera política necesita de muchos recursos, no sólo para publicidad, también para dominar radios, diarios, canales o periodistas. Para poder escalar tenés que acumularlos, cada vez que ocupás un cargo político tenés una oportunidad, las vías son muchas, si le das empleo a un compañero podés pedirle un porcentaje. En las campañas podés recibir aportes de grupos empresarios a cambio de ciertos compromisos, con ellos siempre te conviene andar bien y respetar esos acuerdos. Si sos concejal, legislador o diputado, tendrás muchísimas posibilidades de acumular recursos, cada vez que las empresas hacen lobby para que se apruebe o se mande al cajón alguna ley, siempre hay mucha plata para repartir; cuando agarrás algún viaje al exterior, los viáticos no son nada despreciables; cuando el gobierno pretende que se apruebe alguna ley, siempre es bueno hacerse el difícil, si no aflojan, te entrevistas con gremialistas, haces algún discurso de oposición y finalmente vas a ver que aflojan y te quedás con una buena tajada. Cuando alcanzás algún cargo ejecutivo, todo se multiplica; tenés las licitaciones, las contrataciones, los retornos... ahí se cosecha en grande. Así vas acumulando capital, que es la clave para poder triunfar en política”.
--¿Pero, no te da un poco de vergüenza?
-- Vivimos en un mundo muy competitivo donde sólo unos pocos pueden triunfar, algunos tienen oportunidades y tienen que aprovecharlas. Otros no cuentan con la capacidad o la personalidad para capitalizarlas. Yo quiero que vos tengas los reflejos para no desperdiciar esas oportunidades, si las dejas pasar, puede ser que nunca más se te vuelvan a presentar. En la política todo es mucho más complicado, los que participan son los más vivos, los más pícaros, los más rápidos y muchos son verdaderamente delincuentes... si no te mentalizas que es una carrera llena de obstáculos y competidores, que todos están dispuestos a cualquier cosa para seguir adelante, vas a fracasar. El que duda pierde.
-- Pintás un panorama donde nunca tenés descanso y siempre hay que estar alerta, estar atento de hasta los que te rodean.
-- Es así, pero si todo te va bien y acertás, la recompensa es muy grande, podés ser muy poderoso y es una manera de ser feliz y hacer felices a los tuyos. Privilegia siempre a tu familia y a los que te son incondicionales. A los que te hacen una mala jugada o te traicionan tenés que destruirlos. Es una forma de escarmiento que te hará conquistar respeto y obsecuencia entre tus compañeros.
--Yo escucho entre mis amigos muchas quejas y broncas con los políticos, hay mucho malestar por los ajustes y la impunidad. A los políticos nadie les cree.
--Es cierto. Pero si recargas las culpas y exageras las macanas hechas por los que estuvieron antes, podes hacer que los ajustes encuentren alguna justificación y se los vea como inevitables. Con respecto a la impunidad, si haces acuerdos con los dirigentes de otras fuerzas tenés que respetarlos y si parte del arreglo fue que no serán perseguidos con juicios, si cumplís vas a tener garantizado que tus proyectos sean aprobados. Un capítulo aparte merece la Justicia, siempre hay que buscar que no te jodan con denuncias por el incumplimiento de leyes o la Constitución, si tenés jueces amigos, todos los opositores, más tarde o más temprano, bajarán los brazos porque le cerrás todos los caminos. Las leyes y la Constitución ningún gobernante las cumple, por qué vas a tener que cumplirla vos. Pero, cuando alguien te intenta joder, ahí si, se hace necesario aplicar todo el peso de la ley y si tenés jueces amigos, podés darle un buen escarmiento.
Ahora, vamos a brindar por el comienzo de tu carrera política, ya tengo pensado donde ubicarte para que puedas hacer tus primeras armas y comenzar una vida llena de triunfos y placeres.
- ¡Salud hijo!
- ¡Salud papá!




Publicado en la edición 14 de la revista Ojo Periodismo, del 11 de diciembre de 2000.



¡Cómo los jodimos!


“¡Qué bárbaro! ¡Cómo los jodimos!”, exclamaba exultante el gobernador. “La verdad jefe que usted se las sabe todas”, apuntaba con un tono tan sensual como obsecuente la joven desconocida que había llegado inesperadamente a ocupar una banca en el Congreso. Los seguidores del dirigente se agolpaban en la sede partidaria para disfrutar de los festejos, luego de la confirmación del triunfo electoral que le adjudicaba el ochenta por ciento de las bancas en juego.
Mientras los partidarios cantaban felices, un grupo selecto se concentraba alrededor del líder para escuchar embelesados alguna de sus conclusiones de la jornada electoral.
“Yo les dije muchachos que teníamos que fomentar que la gente que no nos sigue tenga a muchos a quien votar y que aquel que no le gusta ninguno lo haga en blanco, lo anule o no vaya a votar, fíjense que a pesar que sacamos una miseria de votos, casi nos quedamos con todas las bancas”, explicaba el gobernador, sentado en un cómodo sillón, rodeado de seis integrantes de la cúpula partidaria.
“Lo genial fue que mandamos los votos de próceres o de caricaturas por Internet o por correo, y muchos creyeron que se trataba de un movimiento opositor y empezaron a distribuirlo por todos lados”, agregó uno de los integrantes del gabinete.
El candidato electo, mientras no dejaba de brindar, hizo su aporte: ”sabes la cantidad de zurditos que entraron en esa del voto nulo. Cuando la contra se dio cuenta de la maniobra, ya era demasiado tarde”, y volvió a llenar con dificultad su vaso con vino tinto.
“Sí, tampoco debemos dejar de reconocer que los otros candidatos que se mostraban como nuevos y críticos, nos dieron una mano bárbara. Esos giles creyeron que iban a ganar y lo único que hicieron fue repartirse los votos. Eso demuestra la poca capacidad que tienen”, señaló otro integrante de la claque.
En ese momento ingresaron diversos funcionarios del gobierno, la esposa, hermanos, cuñados, hijos, yernos, sobrinos, todos aplaudiendo y vitoreando al líder familiar.
El gobernador, cumplido su sueño de grandeza y liderazgo, se imaginó en el poder por muchos años, tratando de recordar cómo actuaban los líderes exitosos, hizo un breve discurso para dejar en claro su autoridad: “Esto confirma que lo planificado por éste gobernador ha dado resultados y los que me sigan van tener su recompensa. Tenemos que unirnos porque tenemos muchos opositores, dispersos pero igual van a intentar meter palos en la rueda. Ahora vamos a pasar la factura por el triunfo, tenemos que apoyar un nuevo ajuste y después aprovecharemos el colchón para lograr la reelección. Mientras los que nos critican sigan separados estaremos en el poder por muchos años”.


Publicado en la edición 20 de revista Ojo, del 6 de noviembre de 2001. Se habían llevado a cabo las elecciones para nominar a los diputados y senadores que representarían a Tierra del Fuego. El Justicialismo a partir de exaltar subrepticiamente el ausentismo y el “voto bronca”, y aprovechar la dispersión opositora logró ocupar dos bancas de senador y dos de diputado obteniendo el 26,4 y el 24,8 por ciento de los votos, respectivamente.




CHARLAS DE CAFÉ


¿Por qué no, una elección cada seis meses?

El otro día, como todos los domingos, me fui al boliche a compartir unos tragos con los habituales compañeros de mesa. Pasadas las once, nos habíamos reunido con Fabián, que hablaba extasiado de las bondades del fútbol de Boca; Gustavo contando, como de costumbre, las extraordinarias dimensiones de las truchas que supo conquistar; Benjamín, que hacía varias semanas que no concurría, explicando las condiciones de su nueva casilla y Miguel, que daba cuenta del nuevo vástago que ya estaba en camino.
Las conversaciones inevitablemente giraron hacia los políticos y las elecciones. Como de costumbre, la página más risueña estuvo dedicada a los candidatos, su pasado, sus historias ocultas y sus limitaciones. Fabián se mantuvo unos minutos sin participar, como si el tema no le interesara, hasta que a todos nos llamó la atención su silencio. Benjamín fue el que primero lo detectó y le preguntó si le pasaba algo, la respuesta fue negativa y luego aclaró: “mientras ustedes discutían, pensaba sobre todas las obras que van a inaugurar en los próximos días. El gobierno planea habilitar el Hospital, una escuela en el barrio AGP y el complejo del Cerro Krund (Castor). La Municipalidad de Río Grande, la pileta de natación, los paseos y el nuevo museo: En tanto, los peronistas están desesperados para convencer a Menem para que inaugure algo. Saben qué estaba pensando, si habría una elección cada seis meses se solucionarían todos los problemas de la isla y no habría muchas posibilidades de que se robe porque tendrían que cuidar la plata para hacer las obras que tienen que inaugurar”.
La idea nos empezó a gustar. Se fueron tirando sobre la mesa las distintas ventajas que traería aparejada la innovación, los chicos que reciben chocolateadas sólo en las campañas, la podrían recibir siempre; los vecinos verían mucho más seguido a los políticos y les podrían hacer saber sus problemas y exigirle soluciones; los barrios podrían lucir sus plazas bien cuidadas, las calles asfaltadas, las veredas terminadas y los espacios verdes parquizados.
Aunque Gustavo lo cuestionó, Miguel sostuvo a favor de la moción que muchas familias recibirían bolsas de alimentos por participar en las internas, algunos desocupados podrían tener una changa pintando consignas en las paredes, pegando carteles o cuidándolos, los marginales podrían recibir una paga por concurrir a los actos que les permitiría, además, ingerir varios choripanes y un sinfín de otras ventajas comparativas.
En un momento, Benjamín se exaltó y empezó a pensar en voz alta: “a ustedes les parece que tiene futuro un país donde los que se postulan nos tratan como idiotas, que compran voluntades de los carenciados que ellos mismos producen, que piensan que inaugurando una obra cada quince días antes de las elecciones nos vamos a olvidar de los desastres y el despilfarro que hicieron los años anteriores...”
La mesa quedó en silencio, todos pensando cómo cambiar de tema. Hasta que el propio Benja, como es su costumbre, volvió todo a la normalidad se empezó a reír, y dijo: “además, ustedes se imaginan escuchando publicidades políticas continuamente, viendo las caras de los candidatos y tratando de adivinar por dónde nos van a joder...”
El fútbol dejó de lado a la política, las discusiones encendidas parecieron motivar mucho más a los muchachos y, mientras la picada se fue agotando, nos fuimos despidiendo para ir a almorzar.
Íbamos caminando con el Benja, hasta que pasamos cerca de un grupo de chicos que estaban cantando algunas publicidades musicales de los políticos. Nuestros reflejos auditivos se concentraron en las variaciones que ensayaban; el jingle que más los entusiasmaba lo cantaban a coro cuatro chicos de unos once años: “...para seguir viajando, mintiendo y afanando...”
Volvimos a quedarnos en silencio, pero esta vez al Benja no se le ocurrió nada para salir del paso.


Publicado en la edición 3 de la revista Ojo Periodismo, del 8 de junio de 1999.




La deuda mata al fútbol

Aprovechando el feriado del 9 de julio, los muchachos de la barra volvimos a encontrarnos en el boliche. Mientras los platitos de la picada iban descubriendo su color plateado, Miguel se mostraba eufórico porque había cobrado varios meses después una diferencia salarial. Hugo fue la contracara, recordó que desde hace cuatro años estaba esperando que se le pague la indemnización y los jornales caídos de la metalúrgica esfumada pero “la Justicia está más dibujada que la sonrisa de Colazo después del 4 de julio y nunca pasa nada”. Estos comentarios llevaron inevitablemente a comparar las distintas conductas de los funcionarios ante las deudas según quien sea el acreedor.
Fue el momento propicio para que Benja, con su ironía habitual, introdujera un bocadillo incisivo. Mientras con el palillo acariciaba el espacio dejado por su diente perdido hace unos meses, señaló: “flaco, siempre van a tener tiempo para pagarte, total vos te lo ganaste laburando y no hay cosa más devaluada que el trabajo. Pero fíjense que ahora los que criticaban al gobierno por el despilfarro y los negociados están diciendo que hay que refinanciar la deuda, que hay que reformar la Constitución y que, aunque no lo digan, deberemos pagar varias generaciones de fueguinos. Nadie trata de encontrar una explicación en qué se gastaron los 300 o 400 millones y quienes son los responsables del descalabro”.
Fue el momento justo para que Gustavo aportara lo suyo. Su fanatismo por la pesca sólo logra ser desplazado por las discusiones y sobre todo políticas. “Ustedes parecen recién caídos del catre, no les vengo diciendo que después de las elecciones se destapaba la olla podrida, le deben a cada santo una vela, no pueden pagar los sueldos ni a los proveedores, las obras están paradas; ahora entienden por qué tuvieron que hacer el pacto, yo les doy los votos y ustedes se olvidan de los chanchullos...”
Roberto -desde hacia varias semanas estaba concentrado con su nueva pareja-, ubicado en la punta de la mesa estaba intentando actualizarse de las conversaciones perdidas en medio de su romance, saboreando lentamente el Gancia, descargó su voz gruesa a modo de advertencia: “muchachos, nosotros nos gastamos discutiendo mientras ellos están cocinando todo. Les hago una apuesta, a que cuando volvamos de las vacaciones nos vamos a encontrar con sorpresas. Reforman la Constitución, los fueguinos nos vamos a enterar que debemos toneladas de plata y les apuesto que bajan los sueldos a los empleados públicos como hizo Kirchner... Están preparando el camino con el miedo, y después te la mandan a guardar”.
En ese momento, saltó el “Lobito” que estaba escuchando parado con el vaso de vino en la mano, “ustedes son todos contreras, todavía no subió el Manfre y ya le están pegando, porque no lo esperan un poquito...”
Allí se armó el revuelo, todos hablaban al mismo tiempo para contestarle, no se entendía nada. El “Lobito”, feliz por haber generado tamaña conmoción, recaló en otra mesa y siguió bebiendo como si no hubiera pasado nada.
Miguel aprovechó el silencio y, con su acento tucumano, se puso a pensar en voz alta: “podemos esperar todo lo que quieran, pero para darse cuenta que uno es rengo no hace falta un largo camino, con un paso es suficiente. Acá ningún político le exige al gobierno que nos explique como llegaron a endeudarse tanto, qué hicieron con la plata y quién fue el responsable del descalabro. Mientras no expliquen eso, están mostrando la hilacha”.
Se iba consumiendo la mañana, poco a poco la mesa se fue despoblando. Como de costumbre nos fuimos hacia el barrio con el Benja. En el camino nos dimos cuenta que ese día no se habló de fútbol ni del descalabro de la selección ni de los tres penales errados por Palermo.

Publicado en la edición número 5 de la revista Ojo Periodismo, del 24 de julio de 1999.



Cianuro a granel


“¡Tengo una bronca bárbara! ¡ Sí me los cruzo me los como crudos! Son todos una manga de atorrantes, los que nos gobiernan y los que tienen que controlarlos, y nosotros somos una sarta de estúpidos que los seguimos eligiendo...”, irrumpió con su vozarrón el Tano Dante, mientras arrimaba una silla a la mesa del boliche. Hacía varias semanas que no aparecía y, según explicó después, estaba tratando de cobrar infructuosamente a sus clientes del taller, todos explicaban que los sueldos estaban impagos, que el gobierno o el municipio no les cancelaban sus facturas o que habían quedado sin empleo, para justificar el incumplimiento. La indignación del Tano fue tan grande que ni bien escuchó desde una mesa vecina que la conversación se introducía en el descalabro provincial, se arrimó para descargar la tensión que sufría porque estaban a punto de cortarle la luz y el gas por falta de pago cuando tenía varios miles de pesos por cobrar.
A pesar que ese domingo nos habíamos propuesto no hablar de política y que las intrascendentes elecciones a diputados nos facilitaba la intención, el tema apareció en el momento menos esperado. Buscábamos que el fútbol o los rumores de infidelidades y romances fueran la distracción. Pero, fue inevitable. Mario introdujo sin querer el tema. Pronunciando las eses con su énfasis santiagueño y como pensando en vos alta, comenzó a compartir sus preocupaciones: “No sabemos cuando nos van a pagar los sueldos, dicen que sólo nos pagarán la mitad y la mitad me la consume la cuota del crédito con que hice mi casa... Además, estos tipos del gobierno son tan idiotas que no entendieron las instrucciones de Nación y por eso no nos pagaron el incentivo docente.”
Con su ironía habitual, Benja llevó la conversación hacia una singular propuesta: “vieron que hubo un tipo que se suicidó porque iba a ser citado por la Justicia por la contratación de ñoquis en la capital. Qué bueno sería que todos estos tipos que nos metieron la mano en el bolsillo, que despilfarraron los fondos públicos, que regalaron créditos del banco a sus amigos; que todos esos corruptos sigan ese ejemplo y se suiciden. Que se hagan el haraquiri como tantos políticos japoneses cuando se les descubre algún chanchullo...”
La ocasión no fue desaprovechada por Gustavo, quien replicó: “mirá flaco, habría que hacer una ley para desgravar la importación de cianuro, habría que traer varios contenedores y distribuirlo a precio subsidiado para que ningún político tenga excusas para no tomarse un par de pastillitas. Porque si ese tipo se pegó un tiro por estar complicado en el nombramiento de ñoquis ¿qué tendrían que hacer los gobernantes fueguinos? Aparte, si les agarra vergüenza por el desastre que hicieron los que mentían descaradamente diciendo que todo estaba perfecto, los que calentaron bancas legislativas, de la Fiscalía, el Tribunal de Cuentas o de la Justicia habría que tener montañas de cianuro para todos”.
Miguel, con su paciencia tucumana, aportó otro ángulo de visión más terrenal: “ustedes creen que por una bendición del cielo todos estos personajes tienen vergüenza, qué se sienten culpables de algo o que van alguna vez a reconocer su incompetencia, ¡por favor!... Estos tipos siguen buscando culpables en otro lado. El gobernador todavía dice que se va a ir por la puerta grande, ese tipo está más lejos de la realidad que un astronauta.”
Por un instante, la mesa parecía que irradiaba felicidad, que se ilusionaban con esa masiva y drástica autocrítica de los políticos, luego, cuando empezamos a despedirnos, la sensación era que iba a ser un mal negocio importar cianuro.



Publicado en la edición 6 de la revista Ojo Periodismo, del 27 de agosto de 1999.





¿Y el roll on roll off?



Después de varias semanas de disgregación, la mesa del boliche volvió a reunir a la barra. Los conflictos, retenciones y movilizaciones habían dejado la mañana del domingo reservada para la familia, para arreglar el cerco o el jardín, pintar alguna pared o preparar el asado. Era como una búsqueda subconsciente de la calma frente a tanta crisis que nubla la razón. Pero ese domingo todo volvió a la normalidad.
Casualmente, nos encontramos con el Benja caminando para la cita nunca establecida. Su inestabilidad laboral y su casilla inconclusa lo impulsaron a buscar nuevamente el refugio dominguero. Nos sentamos frente a la mesa habitual esperando el reencuentro. Mientras el cordobés nos servía, tratamos de actualizar información sobre la muchachada. Los datos eran escasos.
A los pocos minutos, llegaron Gustavo, Mario y Miguel. Al rato dijeron presente Lobito y Falopa, la rama peronista de la mesa.
La alegría del reencuentro se expresaba en una locuacidad inusual, hasta Miguel, con su paciencia tucumana, se mostraba exultante. El tramo futbolístico sólo dejaba espacio para los de River y Boca, por eso la conversación deportiva no duró mucho.
Como de costumbre, Benja pateó el tablero: “vieron que apareció Manfredotti, el otro día lo escuche por la radio, dicen que estuvo internado en Entre Ríos porque andaba medio deprimido porque no se aprobó el ajuste y por el quibombo que es la provincia. Pero, me parece que la verdad no sabe como va a hacer para continuar la obra del Mopof, como había prometido cuando hizo el acuerdo con Estabillo”.
Falopa casi no lo dejó terminar, “viejo pará la mano, todavía no agarró la manija el Manfre y ya le estás pegando”
Fue la señal para que se largara la discusión, como una catarsis, todos querían dar su opinión. En medio del murmullo, Gustavo se hizo escuchar: “la cosa no empieza ahora, me vas a decir que no sabían nada del desastre que estaban haciendo, con el banco, con la deuda, lo que pasa que todos se beneficiaron. Decime de donde sacó su capital Manfredotti, y Gallo, que cuando estaba en la Aduana vivía mangueando”.
Mario, con su tranquilidad santiagueña, trató de calmar los ánimos: “lo que me llama la atención, es que no se sepa nada de lo que van a hacer en el gobierno, falta un mes para que asuman y nadie dice nada de la educación, de la salud, de la falta de trabajo...”
Benja, sintió que la oportunidad se la servían en bandeja y no la dejó pasar: “cómo que no se sabe nada de lo que van a hacer, toda la política del futuro gobierno va a ser aplicar el ajuste, bajarle los salarios a los estatales y que pasen al olvido los que vaciaron la provincia”. Entonces, retrucó el Lobito: “escuchame, no oíste lo que dijo Sciutto, que acá no va a haber impunidad para nadie”. Benja volvió a pegar, “eso más que una amenaza fue una confesión de lo que están cocinando y de los tiras y aflojes de las negociaciones. Lo único que saben hacer es meterle la mano en el bolsillo a la gente, de esclarecer qué pasó, de los negociados y de obligarlos a que devuelvan la plata, no dicen nada ni lo van a decir porque todos estuvieron prendidos”.
Miguel reflexionó en voz alta: “después de todo de lo único que discuten los peronistas es del ajuste, hasta Chiquito que estuvo currando un año del Congreso dice que no queda otra que bajar los sueldos, no tiene vergüenza. Pero, fijate quién habla ahora del roll on roll off que prometieron en la campaña”.
El calor de la discusión hizo que el cordobés sirviera otra vuelta de vermouth, mientras los platitos de la picada se iban vaciando, la conversación fue girando hacia las bromas y chimentos, a manera de armisticio.
Cuando volvíamos hacia el barrio con el Benja, ambos dudábamos de las posibilidades de poder viajar hacia el norte en el verano y nos preguntábamos cómo estaría este año el camino hacia la barcaza.


Publicado en la edición 7 de la revista Ojo Periodismo, del 1º de diciembre de 1999. En esos días se estaba gestando la transición del gobierno provincial entre José Estabillo y Carlos Manfredotti. Desde hacía varios meses, se estaban desarrollando numerosas medidas de fuerza y movilizaciones de los empleados públicos que, en su mayoría, se veían sorprendidos con el destape de la crisis que se había ocultado en la campaña electoral. También se hacían visible los acuerdos y negociaciones en curso para imponer una reducción salarial a los estatales, que fueron obstaculizadas por las luchas de los trabajadores. Cabe consignar que entre los manifestantes estaban muchos militantes justicialistas que pocos meses después se pasaron con armas y bagajes a las filas del nuevo oficialismo, aislando y en algunos casos enfrentándose con sus ex compañeros que persistían en el reclamo.
Uno de los ejes de la campaña de la fórmula justicialista fue la implementación de un transporte por jurisdicción argentina hacía el continente, que por su demora e inconvenientes con las autoridades chilenas exasperaba a los fueguinos en cada verano. En particular, Daniel Gallo llegó a afirmar que el sistema de roll on roll off era una certeza, que estaban a disposición las naves que habían sido recientemente desafectadas del servicio por la inauguración del túnel submarino en el Canal de la Mancha. Una vez asumida la máxima autoridad provincial no se habló nunca más del tema.



Champagne

El partido con los ingleses era tan aburrido que las conversaciones se alejaban con frecuencia de la trama del fútbol, dejando al televisor casi como un telón de fondo. También pesaban las angustias que los reunidos alrededor de la mesa estaban sufriendo y el mal juego de la selección facilitaba la catarsis.
Oscar había dejado su trabajo en la chacra para recibir a los amigos en su casa, estaba con su veterano mameluco y con huellas de pintura en sus manos, con su voz altisonante expresaba su indignación por el inminente cierre de los talleres de la E.P.E.T. que lo dejarían sin trabajo: “estos tipos ya me están hartando y si no hay un bruto quilombo yo soy capaz de hacer alguna locura, estoy cansado de que me hagan pagar culpas ajenas, de cobrar en cuotas, que me descuenten los días de retención, que me roben el salario y encima me van a dejar en la calle y todavía el gobernador se pregunta sí no estará siendo demasiado injusto”.
Agustín, que hasta ese entonces estaba dedicado a vaciar los platitos de queso y salame, aportó lo suyo: “estoy convencido que están exagerando la crisis, fíjense que no dan ni un dato de cuanta plata entra y en qué se gasta, a dónde fueron los millones del refinanciamiento de la Nación. Por otro lado, Manfredotti se comprometió a pagar el incentivo docente con dinero de la provincia, entonces estamos o no estamos en crisis”.
Batistuta encara por el centro del área, la pelota se eleva y el inglés saca la pelota al corner, esa pobre jugada ofensiva sirvió para distraer al grupo. Pero esa breve interrupción no alteró la charla.
En medio de la jugada, Duilio lanzó una bocanada de humo y mientras se esfumaba, sin distraer la mirada, dijo: “yo coincido con él, saben cuanta gente entró a laburar para el gobierno, me dijeron que más de quinientas; fíjense en el canal, a pesar que había un equipo de periodistas de planta permanente contrataron a cuatro, de mi escuela hay como cinco o seis que van a trabajar para el Ministerio de Educación. Ahora con la jubilación anticipada no sólo van a poner sus jueces amigos sino que van meter toneladas de compañeros y la historia volverá a repetirse. A mí me parece que ahora se exagera la nota para que después lo poco que hagan parezca descomunal”.
El gordo Mateo, mientras anunciaba que estaba a dieta y se devoraba su segunda manzana, irrumpió al tiempo que deglutía un último bocado: “estos tipos son cien veces más cínicos y perversos que los otros, cada día que pasa le achacan un nuevo desastre al gobierno anterior, pero en dos meses de gobierno no han hecho ninguna denuncia. Dicen que se dejó una deuda de seiscientos millones, que se vació la caja y el banco, pero no hay un solo culpable. A Estabillo el propio Manfredotti lo propuso para que administre la plata del Hipotecario, entonces todo es una inmensa obra de teatro y nosotros somos los giles que se la creemos, nos emocionamos y lloramos como con la novela que pasan por televisión”.
El árbitro alemán hizo sonar el silbato y el intrascendente partido no dejó ni siquiera para un comentario, no hubo ninguna referencia al fútbol, los sucesos fueguinos despertaban mayores pasiones.
“Saben como le dicen a Tierra del Fuego –agregó Agustín--: champagne. Saben por qué, porque tiene un gobierno “brut”, una Legislatura “extrabrut” y un pueblo “demisec”.
Mientras se disipaban las carcajadas, César, que estaba esperando el momento para sus habituales ironías, se despachó: “lo que pasa es que “la isla de la fantasía” terminó para la mayoría, ahora sólo queda para los que están en el gobierno. Durante ocho años nos estuvieron emborrachando con el vaho alcohólico del champagne que se chupaba el Pepe y su gente. Tanto tiempo estuvieron deseando este momento y les tocó a los peronistas. Ahora la fiesta sigue, lo que pasa que sólo es para unos pocos”.

Publicado en la edición 8 de la revista Ojo Periodismo, del 28 de marzo de 2000. Un partido amistoso entre los seleccionados argentino e inglés había logrado una gran expectativa en los aficionados, pero el partido estuvo lejos de colmar las ilusiones futboleras y dio lugar a que refloten discusiones y temas que angustiaban a los fueguinos.





No hay nada más lindo que la familia unida


Después de tantas semanas, los que acostumbrábamos a reunirnos en el boliche nos reencontramos. Parecería que las diferentes manifestaciones de la crisis producen una necesidad de aislamiento, como un animal herido que busca concentrar todos los sentidos para superar el malestar o, tal vez, la vergüenza de exhibir el mal momento. El domingo de sol tuvo un efecto balsámico, sin que nadie mediara, gran parte de la barra volvió a compartir la picada, el Gancia, el vino y la cerveza.
La serie de partidos Boca- River era el comentario obligado, dejando a los hinchas de otros equipos como extranjeros que no entendían el idioma.
César, con su chispa, ofreció una salida al cruce de bravuconadas monotemáticas. Su inagotable alforja de cuentos salió a relucir.
--En mi barrio, también había una especie de clásico. Estaba el equipo del otro lado de la ruta, que juntaba a los que más se destacaban en los picados de la semana y estaba el de paraguayos Florentín. Estos, eran una docena de hermanos que armaban el equipo entre ellos. Tenían una mentalidad paternalista, como el padre había fallecido, trasladaban ese rol al hermano mayor. No hacían nada sin consultarlo, era el que discutía con el árbitro, el que autorizaba o frenaba las trompadas o el que defendía a algún hermano acusado de juego brusco. Una vez, se estaba por jugar la final de un campeonato que dejaba un toco de guita para el ganador, uno de los hermanos Florentín era compañero de trabajo del réferi y lo había coimeado para que los favorezca. Y así fue, el tipo cobró un gol que entró por un agujero de la red y los paraguayos ganaron el campeonato. A los Florentín nunca se les escapó ni una insinuación del fraude. Al cabo de unos años, todo se descubrió porque el árbitro se casó con única hermana de los Florentín. Pero los paraguayos lo siguieron negando toda la vida.
Fue el momento justo para que la simpleza del Cholo saliera a la luz: “pero esos paraguayos parecen políticos, porque nombran a toda la parentela para cubrirse uno al otro”.
La fina ironía de Benja hizo su incursión: “ a mí parece que no habría que criticarlos, porque estamos viviendo en un mundo donde si te pueden pisar te pasan por arriba, tenés que comerte los codazos de los se pelean por trepar; entonces, que algunos conserven ese sentimiento de proteger a la familia, no debería ser criticado”.
Mientras pinchaba la última porción de mortadela, la paciencia tucumana de Miguel se hizo escuchar: “el problema no es que protejan a la familia, que le consigan flor de sueldos a todos para que después digan que se los bajaron. Yo con gusto aceptaría que me bajen el 30 por ciento si le diesen un empleo a mi mujer por dos lucas y un subsidio para mi hijo. Así es fácil decir que todos nos bajamos los sueldos por igual si tenés a tu esposa, a tu cuñada, a tu hijo, a tu hermano y con todo cinismo decís que estás pensando en encontrar un cargo para tu nieto”.
Gustavo se salía de la vaina y encontró el momento justo: “muchachos, pero no es sólo el gobernador, son todos, Sciutto, Ruiz, Chiquito, todos meten a sus parientes. No es sólo el teatro de bajarse el sueldo, por un lado, y por otro, nombran a los parientes para multiplicarlo. Es mucho más grave que eso, es un pacto de silencio, quien va a hacer una crítica, quien va a destapar un negociado, así tienen todas las espaldas cubiertas, el gran jefe puede hacer y deshacer, no necesita argumentos, cualquier cosa se justifica, desde el viaje a Cuba de su cuñada y sobrino o el que hizo a China, que no se sabe para qué viajó. Está garantizado que nadie abra la boca y diga algo de más, las cosas más groseras serán defendidas, argumentar las razones es lo que menos importa”.
El Cholo hizo un nuevo aporte: “entonces, es como los Florentín que contó César, aunque el réferi diga que recibió la guita para bombear el partido, los once paraguayos van a negarlo”.
Los platitos mostraban sus incipientes quebraduras y exceso de vida útil, los vasos se fueron quedando vacíos, y el televisor, que repetía los goles de España e Italia, nos fue distrayendo. La hora del almuerzo se acercaba. A pesar de las bromas habituales en la despedida, nadie prometió volver el próximo domingo.

Publicado en la edición 10 de revista Ojo Periodismo, del 8 de junio de 2000.
En esos días, los fueguinos se escandalizaban con los nombramientos en la administración pública del gobierno de Carlos Manfredotti. En el caso de su propia familia, se habían contabilizado catorce integrantes viviendo del presupuesto de la administración pública en cargos políticos. Estas prácticas nepotistas fueron constante motivo de consultas por parte del escaso periodismo independiente fueguino y tuvo hasta repercusión en la prensa nacional. El gobernador inexorablemente repetía “de ese tema no voy a hablar”, cuando se lo interrogaba sobre el tema.
El vicegobernador Daniel Gallo y Rubén Sciutto hicieron una campaña demagógica sobre la reducción de las dietas de los legisladores, luego se descubriría que sus esposas ocupaban cargos relevantes en el Estado provincial. Por otro lado, sus niveles de vida e inversiones estaban lejos de poder cubrirse con sus ingresos formales.




Invadidos por los piratas


El regreso de las vacaciones, dio al reencuentro en la mesa del bar un sabor distinto. Todos tenían algo para contar y las cervezas se fueron alternando con anécdotas de viaje.
Las paradas nocturnas, los incidentes en la ruta, los campos quemados o inundados, la pobreza y las angustias de los parientes; los hijos que están lejos, las discusiones con las mujeres y la poca plata que queda en los bolsillos, fueron los temas obligados de conversación.
Durante un par de horas las crónicas de viajeros animaron la charla. César, dejó un momento sus habituales gastadas, para aportar un comentario: “vieron que en todos lados la gente está harta de los políticos, de los jueces y de los funcionarios; que lo mismo que decimos nosotros lo dicen nuestros parientes del norte y todo sigue igual”.
Miguel recordó que en su Tucumán natal descubrieron negociados del gobierno que ningún juez se animó a investigar y todo quedó en la nada. Jorge comentó que en Formosa los legisladores cobran 16 mil pesos por mes y la gente vive con sueldos de cien pesos o con limosnas, “ a pesar de que salen escrachados en los medios nacionales, los tipos siguen como si nada”.
La agudeza de Gustavo se hizo notar: “qué querés con los políticos provinciales si toman el modelo de los que manejan el país. Mirá lo de las coimas en el Senado, lo del lavado de dinero, Menem anda lo más campante luciendo a su costosa novia y nadie le pregunta cómo hace para mantener su tren de vida, Antoñito anda con Shakira por todo el mundo y nunca explicó cómo hace para vivir en el jet set. Mirá los legisladores de acá, dicen que se bajaron los sueldos, pero para vivir como ellos hace falta ganar el triple de lo que dicen que ganan”.
“Son como una mafia que se defienden a muerte, que niegan hasta lo que está claro para todos, nos toman por idiotas. Fíjate, Alfonsín salió a defender a los senadores, cuando todos están convencidos de que cobran coimas por voto como si fuera un premio a la producción. O mirá como lo defienden a Pedro Pou cuando todos saben que fue cómplice de los lavadores, de los que vaciaron bancos y estafaron a los ahorristas”, agregó Diego.
Agustín, que estaba concentrado en paladear un nuevo vino que le habían ofrecido y se mantenía en silencio, irrumpió para reflexionar desde otro punto de vista: “lo que pasa es que el país está ocupado por un ejército enemigo. Fíjense, los que nos gobiernan tienen leyes y jueces para ellos, que son distintas a las que nos aplican a nosotros. A nosotros nos descuentan los salarios y no tenemos a quien reclamar; ellos se jubilan con sueldos siderales. Mientras nosotros tenemos que laburar el doble para poder mantenernos, ellos tienen cada vez mayores riquezas. Nosotros nos mandamos una macana, nos hacen un sumario, nos echan a la calle, nos marcan para toda la cosecha; a ellos nunca los castigan a pesar de todas las sospechas, investigaciones y denuncias. Encima se presentan a elecciones y ganan. Yo me siento como un pobre watussi que le hacen elegir que empleado de los ingleses los va a gobernar“.
“La verdad –intervino César- a mí me parece que tendrían que sincerar las cosas, en lugar de tantos escudos, banderas y escarapelas; directamente tendrían que poner la bandera pirata”.




Publicado en la edición 15 de la Revista Ojo Periodismo, del 10 de abril de 2001. Para esa fecha el ex presidente Carlos Menem lucía a su nueva esposa la mediática chilena Cecilia Bolocco. El hijo y asesor del presidente, Antonio de la Rúa, hacía lo propio con la cantante colombiana Shakira. Simultáneamente estallaba el escándalo de las coimas en el Senado, que derivaría en la renuncia de Carlos “Chacho” Álvarez a la vicepresidencia de la Nación. El entonces ministro de Trabajo Flamarique había alardeado que a través de la tarjeta Banelco iba a lograr que se apruebe la reforma que precarizaba aún más las relaciones laborales. Finalmente, fue aprobada la reforma laboral y estalló el escándalo de las coimas de varios miles de dólares que se habían pagado a los senadores para que aprueben esa norma que reclamaba el Fondo Monetario Internacional. A pesar de las evidencias y la convicción popular de su existencia, el ex presidente Raúl Alfonsín defendió encarnizadamente la devaluada moral de los senadores. Este nueva evidencia de corrupción entre las principales figuras políticas quedó en la impunidad y continuaba en plena reproducción ese modelo de político exitoso.



Con el corazón puesto en la gente

Los alumnos se habían juntado para organizar una actividad solidaria con Nahuel, como es habitual, todos hablaban al mismo tiempo y resultaba complicado entenderse. Finalmente, Paula impuso su voz potente y trató de poner orden: “chicos, hablemos de a uno, sino no nos vamos a entender. A mí me parece que la forma más rápida de recaudar dinero es que hagamos y vendamos empanadas, los ingredientes podemos conseguirlos gratis, las hacemos nosotros y lo que se recaude queda todo para la familia”.
La operación de Nahuel había motorizado voluntades, todos querían contribuir para que el niño pueda recuperarse. Se necesitaban 300 mil pesos para la operación, pero la férrea voluntad de los jóvenes podía mover montañas.
Sergio estaba solitario escuchando, en un momento pareció despertar de su ensimismamiento y aprovechó el silencio para polemizar: “yo no estoy en contra de buscar la forma de juntar plata para Nahuel, pero no deberíamos decirle a todo el mundo que es una obligación del gobierno resolver una situación de emergencia como esta, para qué está el Estado”.
“Los profes nos dicen que la recaudación fiscal se utiliza para cubrir las necesidades intransferibles del gobierno, y ésta no cabe ninguna duda que la es”, enfatizó María. Luego, Diego aportó lo suyo: “fíjense la guita que se gastaron en la megafiesta, en las jubilaciones de los jueces, en el asfalto del autódromo, no podrían haber creado un fondo para emergencias y resolver el problema rápidamente, que la familia del chico no tenga que sufrir golpeando puertas y haciendo colectas”.
“Estos tipos no se ocupan de los problemas de la gente, ellos piensan en ellos, la gente los vota y ellos actúan contra la gente. Les meten la mano en el bolsillo a los jubilados, a los desocupados, a los empleados públicos; achican la enseñanza como en el Polivalente, cómo van a ocuparse de la gente necesitada”, volvió a dar su opinión María.
Miguel, en forma displicente, intervino: “en esa gente no podemos esperar actos de sensibilidad, se mueven por los votos, si no actuamos nosotros para dar una mano al que necesita, ellos no se van a calentar. Tenemos que ser solidarios para que la cosa empiece a cambiar...”
Julia, con su pragmatismo característico, interrumpió para encontrar una salida a la empantanada reunión: “chicos, yo coincido con ustedes, pero volvamos a charlar sobre que hacemos por Nahuel, él no puede esperar que el gobierno se acuerde, no tiene tiempo que perder. Pero no olvidemos la indiferencia. Aunque digan que tienen el corazón puesto en la gente, nadie se los puede creer”.



Publicado en la edición 18 de revista Ojo, del 21 de agosto de 2001. En esos días, las colectas para asistir a Nahuel Nicolás Degratti Masucci, de seis años, habían motorizado gran cantidad de voluntades en la ciudad de Río Grande. El niño padecía de vejez prematura y necesitaba un trasplante de médula con un elevado costo de la operación. Tardíamente, el Ejecutivo provincial anunció que aportaría para realizar la intervención quirúrgica, pero los docentes de la Escuela 32 –donde asistía Nahuel- siguieron haciendo colectas porque la cifra era totalmente insuficiente.


PRIMER MONOLOGADOR OFICIAL FUEGUINO


Acosado por mujeres

Estaba sentado en el Roca, mientras veía llover a través del vidrio y de golpe me agarró una rara sensación, como un vacío enorme...
¿Qué me pasaba? ¿Si hasta ahora venía bien? Pero no podía superar la melancolía.
Mientras llegaba el segundo café que había pedido, me quedé ensimismado mirando la lluvia...
Yo no sé si fue el mozo que me repitió tres veces que ya estaba el café, o que se estaba armando una trifulca entre los correligionarios, lo que me hizo reaccionar. Fue como un sacudón, cuando volví en mí, me di cuenta que una botella envuelta en una boina blanca me había sacado del sopor. Los correligionarios en sus discursos dejaron de lado la elocuencia yrigoyenista para acomodarse a los tiempos de las barras bravas.
En ese momento, comprendí lo que me pasaba, el vacío tenía nombre: extrañaba al Manfre. ¿Cuánto hacía que no venía por Río Grande? ¿Cuánto hacía que el resplandor de su frente no se paseaba en algún acto o por algún comité?
En eso llegó mi gran amigo Daniel Gallo. Pasó saludando a cada uno que estaba sentado, llegó a la barra besó a los mozos y a cuanto se le cruzaba.
Me parecía que habían pasado varios meses, me refregué los ojos, pero no, volví a la realidad y para las elecciones faltaba más de un año. Pero no sé, algo me hizo confundir y sentí que estábamos a pocos días de la votación.
Me levanté y lo saludé, me abrazó y me besó, mientras me guiñaba un ojo con el otro miraba para ver si entraba alguno para saludar.
¿Que tal Daniel, como anda la campaña? Mientras besaba a un chico que iba corriendo al baño me dijo: ”¡todo bien!”, con el pulgar levantado. Enseguida se recompuso y aclaró: “estamos haciendo un buen gobierno en medio de tanta crisis y eso es lo más importante”. En un momento la sonrisa se le borró, porque sonaron una par de cacerolas en la cocina, pero todo volvió a la normalidad enseguida.
Entonces aproveché para preguntarle: “¿Che, Daniel qué pasa que el Manfre no aparece por acá?”. Mientras ponía su mejor cara de monaguillo, Gallo trató de explicarme con un discurso televisivo: “lo que pasa que está muy ocupado y deja que yo represente al Ejecutivo, como somos muy unidos podemos dividirnos las tareas”.
“Pero Daniel, mirá que acá se comentan fulerías, que no quiere saber nada de cacerolazos, del hospital, de los docentes ni los jubilados... ” Hizo como que no me escuchaba, mientras seguía saludando y dando besos.
Entonces me dije: “no aguanto más, tengo que ir a Ushuaia y saber lo que pasa”. Y me fui enseguida.
Llegó a la Casa de Gobierno, subo al despacho del gobernador y me lo cruzo por un pasillo. “¡Cómo te va Carlitos! ¡En Río Grande te extrañamos! ¿Qué pasa que no venís?”.
Lo único que le faltaba para parecerse a José Marrone era que me dijera Cheee, y empezó a hablar, a hablar y no paraba... “Sabés lo que pasa, las mujeres no me dejan en paz, no tengo un minuto, a cada rato vienen y me dicen: papi, tengo que cambiar la oficina; hermano me cansé del cargo, no tenés otro; cuñado, cuándo puedo usar el avión. No sabés Alacrán lo que es este cargo, no te alcanza el tiempo para atender a los familiares, todos están disconformes, a cada rato tienen pedidos nuevos, ¿sabes como extraño el Senado?”.
Mientras trataba de consolarlo, le dije: “bueno Manfre, tranquilo; pero, entre nosotros, ¿te quedó algún pariente sin meter en el Gobierno? .
Parecía que en cualquier momento le salía el Cheee de Marrone. Pero no tuvo tiempo, pasó Vivianita, que lucía un tapado de armiño. Enseguida, Angélica le dijo: ¡Hay Carlos yo no aguanto más, tenía todo arreglado para viajar en el avión y justo salió una derivación, ya no hay respeto a la autoridad, esto así no va más!. Luego pasó Catalina, también con cara de enojada.
Con una sonrisa dibujada, subía y bajaba la cabeza. “No sabes lo que es esto, todo el día así, no aguanto más Alacrán, no aguanto más. Además está la Mari Santoro, la Zamacola, la Sahad, las esposas de todos los funcionarios y legisladores... ¡No aguanto más!”
Me emocionó al verlo tan sensible; y le dije: “¿Por qué no vas a Río Grande? Por ahí te viene bien alejarte de un entorno familiar tan cargado”.
Mientras apoyaba la cabeza en mi hombro y se secaba las lágrimas, se sinceró: “sabés lo que pasa, es que Lindl y Marino hicieron un informe de inteligencia y me dijeron que no vaya porque están todos sublevados, que hay cacerolazos y escraches todos los días, y me aconsejaron que no viaje. Entonces, yo lo dejo a Gallo, que vaya él, así no mete las narices por acá y que se aguante el quilombo”.
En eso pasó el ministro de Economía Rubén Cardozo contando con los dedos: “siete más ocho quince me llevo uno, ¿uno o dos...?” Después pasó el “Titi” Pena, lo saludamos pero no escuchó, porque se le habían gastado las pilas del audífono.
Mientras el Manfre se distendía y no me dejaba de abrazar, me dijo: “Alacrán, esto no era así, de entrada viajé a China, le echaba toda la culpa al Pepe y nadie me decía nada, pero ahora en cualquier momento me escrachan, no puedo salir a la calle. Pero no, yo no aguanto más -mientras se ponía anteojos negros, una boina tipo Chiquito, y se levantaba las solapas del sobretodo- yo me voy un rato a caminar por San Martín”.
Cuando estaba por salir, llegó doña Nelly, me saludó de mala gana, lo agarró al Manfre de un brazo y le habló: “te dije que no salgas del despacho y que no hablés con cualquiera. Te dejé un par de decretos para firmar y tenés que decirle a todo el gabinete que no hagan tantas declaraciones y ahora vení que tenemos que arreglar unas cuantas cosas”.
Me quedé mirando como se alejaba, llevado del brazo por la primera dama.
Cuando volvía para Río Grande, la melancolía se me había pasado.
Me sentía mucho mejor, mientras viajaba por la ruta 3, me puse a pensar sobre la convocatoria y la fecha y hora del próximo cacerolazo.


Monólogo emitido el 23/3/02 en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo.
Alberto Revah había sido ascendido al cargo de ministro coordinador y prácticamente residía en Buenos Aires. El Ministerio de Economía quedó a cargo de Rubén Gaspar Cardozo, de quien se ponían en dudas su sapiencia al frente del área. Héctor “Titi” Pena ocupaba la presidencia del IPAUSS, el cuestionado instituto que fusionó a la obra social y al sistema previsional de los empleados estatales.
Nélida Lanzares de Manfredotti, además de ocupar una banca de legisladora, tenía una activa presencia en el ámbito del Ejecutivo provincial y muchos voceros de la Gobernación sostenían que ejercía una influencia decisiva en la toma de decisiones.

Golpismo y maldiciones divinas

Me dispuse a averiguar si era verdad el clima bélico que afectaba a las relaciones entre el municipio y algunos concejales. Fui directo al Concejo, intuía que algo estaba pasando. Al primero que vi fue al concejal Luis Pesarini. Se me vino al humo.
“Viste Alacrán, estos radichetas no entienden nada, les digo que tienen que usar la cabeza y se calentaron. Estuvieron durante meses tapando y tapando la herencia de Colazo y no se dan cuenta que están al borde de la quiebra. Y encima Martín viaja dos veces por semana a Córdoba por razones personales, ¿quien se lo va a creer?”
Pero, dicen que estas organizando un golpe de estado junto con Daniel Gallo.
“Decile que están de la nuca, lo que le vamos a dar es con el presupuesto por la cabeza cuando no lo puedan cumplir”.
Como vi que el horno no estaba para bollos, me fui para la Intendencia. En el camino me parecía que había un sensación, una especie de clima bélico, parecía que se alcanzaba a percibir las huellas de un bombardeo. Pero mirando bien eran los baches que cada vez se ven más seguido y más profundos.
Entonces, me encuentro con Alejandro Vernet que venía muy apurado.
“Disculpame que no pueda pararme, tengo que ir a cerrar un negocio. Pero, ya sé tu intención. Martín no tienen ni la menor idea de donde está metido, es un elefante en un bazar. ¿Por qué no nos llama a nosotros para que lo ayudemos? No, se corta sólo y así le va, nosotros sí sabemos gobernar”.
Ni tiempo de preguntarle si estaba aliado con Daniel Gallo en contra de Jorge Martín, como se estaba rumoreando. Finalmente, me quedé pensando en esa última frase que me dijo, me parecía conocida.
Camino otra cuadra y me lo encuentro al Nene Martínez. Como siempre tiene ganas de hablar, le pregunté qué pensaba de lo que pasaba en Río Grande.
Se estiró como para parecer más alto. Levantó el dedo como si empezara con un discurso y dijo: “acá quieren darle un golpe a Martín, van a ahogarlo financieramente, a los compañeros el vaho de los despachos los marean y vienen por más”.
Le iba a preguntar si estaba aliado con Martín en contra de Gallo, cuando lo vi a Martín que llegaba a la Municipalidad, esta es mi oportunidad, pensé y me fui caminando por El Cano.
Cuando entro a la Intendencia, me lo cruzo al flamante secretario de Gobierno: cómo le va don Prinos.
Se ajustó la corbata, se abrochó el saco y con cara de barítono me dijo: “muy bien, Alacrán, gozando de estos momentos de calma...”
Me salió del alma y le dije: “Claro, cuándo te ibas a imaginar que ibas a ser secretario de Gobierno”, se me escapó.
Pero, Prinos seguía como ensimismado, se asomó, respiró aire fresco, miró el mar y se quedó unos minutos gozando de la naturaleza. Fue cuando lo interrumpí: “Escuchaste lo que está diciendo Pesarini y que se viene una movida de piso de Daniel Gallo”.
Pero él seguía en su estado de calma, al rato me contestó: “yo no puedo ocuparme de esas cosas, estoy muy atareado ordenando mi despacho”
“Pero, vos sos el secretario de Gobierno, si no contesta vos quién lo va a hacer”
Él siguió como si estuviera en trance, no había como conmoverlo.
Decidí ir en busca de Martín. Llegué a su despacho y cuando me vio se me vino encima.
“Viste Alacrán como me están dando, yo que trato de ser bueno con todos, no hacer nada que moleste y mirá como me tratan; me pegan de todos lados. Pero la culpa de todo la tiene Gallo, ese quiere ser intendente, pero de acá va a ser. Es insaciable, viste todo lo que se dice de cómo crecen sus propiedades, quiere quedarse con todo...”
Pero Jorge, vos también les das motivos, para que te fuiste tres veces a Córdoba por razones personales y los pagaste con fondos de la muni”
“Sabés para qué voy a Córdoba, voy para ver si encuentro la suerte que tiene Colazo. Ese sí que tiene suerte, me tiró un paquete de dos toneladas, él está en el Senado piola y nadie le dice nada, y yo tengo que poner la cara”.
Justo sonó el teléfono interno y se escuchó que la secretaria le confirmaba su pasaje a Córdoba.
Salí, sentía que me faltaba el aire. Esto se está poniendo infartante, pensé, mejor me voy para Ushuaia, allí sí que está todo tranquilo, con tantos turistas no tienen de qué quejarse.
Estaba caminando por el centro de Ushuaia y me encuentro con mi amigo José Místico que hacía mucho que no veía.
Lo notaba un poco tenso, nervioso, como si lo vendrían persiguiendo, cuando me dejó de abrazar, me dijo: “¡te enteraste! ¡estamos malditos! Los de Ushuaia estamos malditos!”
No podía terminar de comprender cuál era la causa de esa alteración. Intenté preguntarle, pero no pude pronunciar ni una palabra, José seguía monologando lanzando una cascada de palabras.
“Si Alacrán, ¡estamos malditos! Te enteraste que los convencionales querían ponerle el nombre de Ciudad de Dios a Ushuaia. Todas las religiones estaban de acuerdo, pero algo falló. Yo hablo con todos, los pastores y los curas, todos coinciden... “
Pero, serenate un poco, qué pudo haber cambiado para que te pongas así, tan desesperado.
“No te das cuenta, todo está tan claro. Mis amigos religiosos me lo contaron. Dicen que Dios se enteró que querían ponerle su nombre a Ushuaia y puso el grito en el cielo. Hubo alguien que escuchó sus mensajes, dijo que no lo iba a permitir. Que no toleraría que pongan su nombre a una ciudad que fue gobernada por Estabillo, Daniele y Manfredotti, que era un acto sacrílego y nos iba a castigar por cien años”.
Terminó de decirme eso a los gritos y salió disparando para la iglesia. Me quedé mirándolo, a ratos se ponía de rodillas y avanzaba rezando, luego, se paraba y corría, hasta que lo perdí de vista.
Mientras pegaba la vuelta, pensé que en estos tiempos son pocos los lugares en que se puede estar tranquilo. Fue el momento en que se me ocurrió que a la isla le hacía falta otro tipo de ruido. Entonces me pregunté: ¿cuándo será el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido el 30-3-02 en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo.
En esa semana, se producía un recrudecimiento de los enfrentamientos a favor y en contra del intendente Jorge Martín. A las ya tradicionales polémicas cruzadas con el vicegobernador Daniel Gallo, se sumaron duros cuestionamientos del concejal justicialista Luis Pesarini. A este roce con el oficialismo provincial, se sumaba la crudeza de la pugna interna radical que se manifestaba en los nada disimulados choques con el entorno del ex intendente y actual senador Jorge Mario Colazo, cuyos peones de brega eran principalmente el legislador Alejandro Vernet y la presidente del Concejo Deliberante de Río Grande Patricia Pacheco.
Sorpresivamente, el titular del Ejecutivo municipal instaló en la Secretaría de Gobierno a un ignoto comerciante Ricardo Prinos, en reemplazo del incinerado Pablo Blanco quien fue becado en el Directorio del IPAUSS. Prinos, al frente de la cartera política, demostró grandes faltas de conocimiento de su función y tampoco aportó en el sostenimiento de las posturas del intendente en el debate generalizado en que se encontraba. Fuera de los allegados a Martín, el único referente político que salió al cruce en su defensa fue el ex senador justicialista Daniel “Nene” Martínez, quien cuestionó la ambición sin límites de sus ex compañeros instalados en el gobierno provincial.
En tanto, en Ushuaia sesionaba la Convención Constituyente que daba forma a la Carta Magna Municipal. Entre sus miembros estaba ganando adeptos la medieval idea de agregar al nombre de la capital provincial el aditamento de “Ciudad de Dios”. Entre las especulaciones que fundamentaban estas curiosas propuestas se daba especial importancia a la gran cantidad de seguidores que tenían las distintas corrientes evangélicas.




Los sanguches del sur

Cuando llegué a Ushuaia el 2 de abril, pensé que iba a ser un acto lleno de recogimiento y emoción; pero algo había en el ambiente, estaba como demasiado cargado, como para que se cumpla ese pálpito.
Los cabezones estaban preparados para no perder la oportunidad de salir en todas las fotos, aparecer con rostros serios y compungidos en las cámaras; era la gran oportunidad de estar en el centro de la escena del país y los codazos estaban a la hora del día para llegar a la primera fila y no perder la posición.
De repente veo un tumulto, los veteranos se estaban agrupando en un costado de la plaza. Me acerco y escucho que cantaban: “yanqui botón, yanqui botón”. Hago un esfuerzo por mirar entre tanta gente y veo a uno que parecía un turista, estaba de espaldas, con una campera de cuero con flecos, un sombrero de vaquero, pantalones ajustados y botas texanas. Pobre tipo, pensé, justo ahora se le ocurre aparecer por acá. Pero en medio del griterío se dio vuelta y me resultó una cara conocida... claro era Luis Astesano, que estaba luciendo su nuevo look vaquero en el lugar menos indicado. No había como explicarles a los muchachos que se trataba de un legislador de la provincia.
Voy caminando como puedo para otro costado de la plaza y me encuentro con un grupo de compañeros que estaba preparando bolsas alimentarias para repartir. Algo me hizo pensar que no era todo lo solidario que aparentaba, era como si presintiera que había gato encerrado; bueno gato o Gallo encerrado. Cuando me arrimo, veo que la mercadería tenía toda la misma marca: arroz Gallo, harina Gallo, aceite Gallo y encima lo estaban repartiendo en una Galloper.
Sigo caminando y de golpe me pareció como que había entrado en el túnel del tiempo. A que no saben con quien me encontré, ¡Nada más ni nada menos, que don José Arturo Estabillo!
“¡Cómo andás Pepe! -le dije- tanto tiempo que no se te veía, la verdad, creí que no te ibas a animar a volver”.
“¡Yo ando de mil maravillas!”. Mientras se acomodaba el pelo, miraba de reojo a una jovencita que estaba unos pasos atrás. “Esa es mi nueva esposa, me siento un pibe con ella al lado. Además, volví a la provincia y siento que todo el mundo me extrañaba. Me dicen volvé te perdonamos, los viejos amigos me saludan con afecto, me parece que en cualquier momento soy gobernador de nuevo”.
“¡La boca se te haga a un lado!”, se me escapó y rápidamente para disimular agregué: “Pero Pepe, estoy seguro que todavía no te encontraste con ningún docente, jubilado o empleado público, porque esos sí que te recuerdan todos los días”.
Casi no me escuchó, caminó unos pasos y se abrazó con su joven esposa, y a los arrumacos se fueron alejando del lugar, parecía un pendex. Se fue caminando como un adolescente de novio en primavera, pero ya estábamos en otoño.
En eso sube al palco el Manfre para dar su discurso. Habló con mucha elocuencia, directamente a los veteranos de guerra, recordando que la provincia comprendía a las Malvinas, las Georgias y a “las Sanguches del Sur”. Todo el mundo empezó a mirarse, un silencio tremendo ganó a la multitud, algunos se reían, a otros les daba ganas de llorar, otros trataron de justificar señalando que fue un sabotaje de Gallo que le había cambiado el discurso. En eso se me acerca Doña Gertrudis, una vieja pobladora, y dice: “me parece que lo traicionó su pasado de verdulero y rotisero o, tal vez, está promocionando algún nuevo especial de jamón y queso”.
Pasado el mal momento, lo veo subir a Duhalde y escucho que promete que algún día las Malvinas volverán a ser nuestras. En ese momento, se arrima José Descamisado y me dice: “sí te creo, si es como la devolución de los dólares del corralito, la baja de los precios de la nafta o la salida de la recesión. Éste, cada vez que hace una promesa la embarra. Ahora sí que los kelpers pueden estar tranquilos”.
Aproveché que terminó el acto, estaba con la sangre en el ojo, quería verlo al Manfre para que me explique lo de “las Sanguches del Sur”.
Justo llegó cuando está bajando del palco y me saluda: “¡Que tal Alacrán! ¿Te gustó mi discurso?”.
-Más o menos, le cambiaste el nombre a las islas y ahora todo el país te va a cargar, los periodistas te van a agarrar para el churrete..
Poniendo cara de José Marrone me contestó: “No entendés Alacrán, vení que te voy a explicar. Estoy empeñado en argentinizar todos los nombres en inglés y esta era la oportunidad de empezar. Como mi provincia tiene un montón de lugares con nombres ingleses, voy a empezar a ponerle nombres argentinos. Mira a las Georgias las voy a llamar Jorges del Sur, así quedo bien con Garramuño y con Remes Lenicov, al estrecho Le Maire lo voy a llamarlo La Nelly; a Harberton le voy a poner Cabezón y me apunto un golazo con Duhalde, y a Puerto Williams lo voy a llamar Guillermo en premio a la eficacia de Lindl”
-Pero, Carlos, Puerto Williams es chileno.
“Tenés razón, voy a tener que hablar con la décima segunda región”. Lo vi que se alejaba preocupado: diciendo Slogget, Beagle, Bridges...
Me despedí, empecé a caminar para pegar la vuelta a Río Grande. Mientras viajaba, la calma que irradiaba el mensaje obraba como un bálsamo ante semejante grado de estrés que había sufrido. Aunque no me podía despegar del todo de las escenas que había vivido ese día y me volví a preguntar ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?


Monólogo emitido el 6/4/02 en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo.
El acto central conmemorativo de la breve ocupación argentina de las islas Malvinas, se realizó en Ushuaia y toda los medios nacionales se instalaron en la capital fueguina para trasmitir en directo el evento. Se trasladaron miles de veteranos de guerra para participar del recordatorio. También asistió el presidente Eduardo Duhalde y parte de su gabinete.
En el discurso del gobernador Carlos Manfredotti se destacó la lunfarda pronunciación de las islas Sándwich del Sur, que fue motivo de todo tipo de ironías y bromas en desmedro del nivel cultural del mandatario fueguino.
Luego de las trascendentes jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, cuando la movilización popular destituyó al presidente Fernando de la Rúa, los cacerolazos se convirtieron en la expresión de manifestantes que sobre todo reclamaban la devolución de sus ahorros incautados por los bancos. Esa modalidad de protesta adquirió gran difusión, fue adoptada por otros manifestantes e incluso algunas expresiones de solidaridad con el pueblo argentino las desplegaron en otros países.




Esperando el Lear Jet

Mientras caminaba por la San Martín de Ushuaia, estaba pensando que esta iba a ser una semana aburrida. No iba a haber actos ni discursos y los bloopers del Manfre se extrañarían.
Estaba como ensimismado, hasta que lo encontré a mi amigo Alberto Revah.
-¡Qué haces capo! ¿Cómo andás?
-Aquí ando Alacrán, tratando de que lo fulero de la crisis no llegue a la isla.
-Escuchame un poquito – le digo-, parece que vos estás para bajonear a todos, que se caen los recursos de coparticipación, que si no hay acuerdo con el fondo nos vamos a los caños, que no va a alcanzar para pagar los sueldos; no dejas ni un poquito así para la esperanza.
-Qué querés Alacrán, tengo que amenazar con la tormenta para que se entienda la gravedad de la situación...
-Pero los que parecen que no entienden son los del gobierno que siguen con el despilfarro, las consultoras y nombran al padrón de afiliados en el Estado. ¿Cómo hacés para que los periodistas nunca te pregunten de eso?”
Casi no me escuchó, y se fue caminando y apretando las teclas de una calculadora, mientras la gente le abría paso como espantada.
Me quedé mirándolo, y una bocina me trajo a la realidad, era José Empúa que me dijo, vení subite que tengo algo para mostrarte. Mientras íbamos para el aeropuerto, me explicó que había un vicio, una adicción que crecía en Ushuaia. –“Mirá, al principio yo no lo podía creer, pero cada día hay más tipos que se acercan al aeropuerto todas las tardes y se ponen a mirar el cielo”.
- ¿Qué pasó, vieron algún plato volador?
- Qué plato volador, desde que escucharon las excusas de Pablo Blanco para viajar en el Araba a la reunión del IPAUSS, todo el mundo está esperando que llegue algún Lear para viajar, mira ese que viene ahí.
Justo se arrimaba uno que ya se había llevado por delante varias lengas, pero seguía mirando al cielo y caminado con un cartel que decía: “Gallo llevame, necesito viajar a Córdoba”. Detrás venía otro con una especie de pasacalle: “Vivianita, quiero ir a Buenos Aires o auque sea a Don Torcuato”. Otro pasó con uno que decía: “Manfre voce ahí. Quiero ir a Belo Horizonte o aunque sea a Iguazú”.
Mientras José me explicaba que con el nuevo Lear jet pueden ampliar las rutas. Dicen que la Rita Fleitas está programando otro viaje a Cuba, Sciutto a Egipto y Cardozo a Las Vegas.
Cuando bajé del auto me encontré con Angelito Hipocondría venía alteradísimo. –“Alacrán viste que nos quieren matar, el Manfre no quiere liquidar a todos”.
- Pará, pará, serenate un poco; de dónde sacaste eso.
- Si Alacrán, no viste como están dejando la obra social y los hospitales, no hay remedios, suspendieron la atención los odontólogos, no te hacen análisis, postergan las operaciones programadas. Parece que a los Posleman tampoco le pagan y saltó la bronca.
No pude decirle nada, se metió en una herboristería y al rato salió con un paquete con todo tipo de yuyos.
Mientras seguía caminando, volví a pensar que la cosa estaba aburrida, llegué a la Casa de Gobierno, entro y me lo encuentro al Manfre agitadísimo. –“Viste Alacrán lo que me hicieron, acá me están haciendo la cama, me quieren joder, yo sé lo que te digo, ya no aguanto más...”
- Pará Carlitos, que te pasa.
- Te acordás que te dije que entre Lindl y Marino me aconsejaron que no viaje a Río Grande. Cada vez que salgo, salimos en caravana de cuatro coches iguales para prevenir un atentado, todo está previsto a la perfección.
- Pero, ¿y entonces, por qué te preocupás?
- Te digo que me quieren hacer la cama. No ves el policía que se trajo una mina al Salón Laserre y lo usó de hotel alojamiento.
Se alejó con la misma desesperación, con la mirada perdida y repitiendo: “Me quieren hacer la cama, me quieren hacer la cama...”
Salí, me fui caminando a respirar el aire puro de la bahía, y pensé que siempre algo pasa para que las semanas en Tierra del Fuego no sean aburridas.
En ese momento, pero para que sean entretenidas de verdad, haría falta otro ritmo... Entonces, me vino una duda a la mente: ¿Cuándo va a ser el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido el 13/4/02 en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo.
Esa semana, se conocieron declaraciones del ministro Alberto Revah con una clara tendencia pesimista, que como era habitual era reproducida, con grandes titulares, por los medios adictos al gobierno. En esta ocasión, afirmó que se vivía una situación terminal y que sin acuerdo con el FMI entraríamos en el peor de los escenarios por la caída en la recaudación. A pesar de estas declaraciones, se conocía esa semana, que se habían destrabado ocho millones de dólares por parte del Banco de Boston, que era el encargado de ejecutar las garantías en regalías hidrocarburíferas de los títulos provinciales Albatros.
El legislador justicialista Sergio Cejas inauguraba un breve período de denuncias por ilícitos con los fondos públicos. Consideró que hubo numerosos contratos innecesarios del banco oficial con consultoras. A una de ellas se la contrató por 119 mil pesos por labores ya realizadas y sin tener capacidad para efectuar esa tarea, según afirmó.
A Pablo Blanco, flamante integrante del Directorio del IPAUSS en representación del municipio de Río Grande, se le concedió un viaje en uno de las aeronaves oficiales para que pueda participar en la reunión y cambiar el voto a favor del oficialismo, que su antecesor hasta la fecha había mantenido.
En tanto, un policía que estaba de custodia en la Casa de Gobierno, fue descubierto que utilizaba el Salón Laserre para tener encuentros íntimos con una joven, que la hacía ingresar a la sede del Ejecutivo provincial en plena jornada laboral.



Con el corazón en la educación

Estaba extrañando a los políticos fueguinos. Últimamente ya no se los ve tan seguido. Qué tiempos aquellos que uno los encontraba en los supermercados, caminando por la calle, en las escuelas, había actos todas las semanas. En cambio ahora, tenés que dar varias vueltas para encontrarte con alguno, pero en los lugares públicos cada vez es más difícil.
Si entrás a la Legislatura o a la Gobernación, los ves caminando con sigilo, mirando para todos lados, espiando en cada cruce de pasillo, para no encontrarse con sorpresas desagradables. Y sobre todo los pone del tomate los ruidos, especialmente el de las cacerolas.
Yo no podía dejar de hacer el intento de encontrarlos para recordar viejos tiempos.
En eso, veo pasar varios micros cargados de docentes que se iban para Ushuaia. Una manifestación masiva, los viejos reclamos salen de nuevo a la calle me dije. No, no era eso, me acordé que había un acto del gobierno en el Hotel Las Hayas.
Seguro que allí estarían todos. No me lo podía perder. Agarré la ruta y enfilé para el sur.
Llegué y el acto ya había empezado. Entonces lo vi al Manfre contento como perro con dos colas. Saludaba y besaba a todos, me vio a lo lejos y me saludó con los dos brazos. No entendía el motivo de tanta euforia. No faltaba nadie, hasta Colazo estaba, todos querían aprovechar la oportunidad y mostrarse interesados por la educación.
Mary Santoro lucía su sonrisa de fierecilla domada; estaba en el centro de la escena y todas las cámaras la tenían en la mira. Pegada a ella, Agustina Zamacola no podía disimular su rostro con un cierto rictus que la hacía parecida a Cruela, la protagonista de la película 101 dálmatas.
Me acerqué para tratar de enterarme sobre el rimbombante lanzamiento de Educar para el Futuro. Pero cuando estuve cerca, me recibieron con un frío saludo, para seguir discutiendo en voz baja. La Agustina le decía: “no me dejés atrás, quiero estar en primera fila, porque la que corta el bacalao soy yo”. La Mary, sonreía, mientras le respondía con los dientes apretados: “ Vos cortás el bacalao pero el restaurante es mío, así que bancátela, la ministra soy yo y vos mi segunda”. Las arrugas de la Zamacola parecían las de Freddy Krueger, se le inflaban las venas, apretaba los puños, hasta que al final le contestó: “voy a hablar con Nelly y preparate lo que se te viene...”
Luego de tantas muestras de buenos modales, seguí caminando y lo veo al secretario de Recursos Naturales, Pablo Hans Havelka, que se viene a mi encuentro. “Qué haces Alacrán, viste como me están dando con lo de la pesca, me pegan de todos lados. Dicen que no hago nada, pero ya van a ver. Vamos a alambrar todas las playas, para que no haya más depredación ni pesca furtiva”
“Pero, escuchame un poquito, las críticas que te hacen es por los buques factorías que se llevan todo”
“Bueno, qué querés al mar no lo podemos alambrar. Algo es algo”. Se fue feliz y contento con su nueva y brillante idea.
Me acerco un poco más al escenario y me cruzo con el Manfre. Estaba eufórico y cuando se pone contento se parece cada vez más al extinto cómico José Marrone. “Viste Alacrán qué van a decir ahora, estamos pensando en el futuro, ahora sí que los chicos, los profesores todos, hasta los porteros van a tener su computadora...”
- ¿De dónde vas a sacar la guita para bancar eso?
- ¿Qué guita? Se la van a tener que pagar ellos. Se terminó el populismo, ahora cada uno tiene que demostrar su esfuerzo y su voluntad por progresar. Mírame a mí. Yo salí de Concordia, que es la ciudad con más bajos ingresos por habitante del país, y mirá a donde llegué.
- La verdad que no sos el mejor ejemplo, porque si te toman como modelo las escuelas van a quedar vacías. No me escuchó, porque justo llegó Vivianita que le dijo: “Papi necesito el nuevo Lear jet para ir a Buenos Aires, voy a ver unos modelitos que son un sueño”. No sé que le contestó pero la nena se fue contenta.
Cansado de estar en la primera fila de las fotos, me fui a ver como había caído entre los docentes el lanzamiento cibernético. Pasó uno que estaba recaliente, a los gritos le decía a otro que lo trataba de calmar, “esto es una payasada, nos trajeron para aplaudir, es una tomada de pelo”.
- Serenate un poquito, algo positivo va a tener, van a donar dos laboratorios...
Al otro profe casi se le salen los ojos de las órbitas: “positivo las pelotas, van a donar dos y después vamos a comprar otros dos que van a valer por seis”. Otro profe más alterado todavía se sumó a la discusión, “esto es puro marketing, de acá no va a salir nada, en las escuelas todo va a seguir igual”. Un tercero, agregó: “se gastaron varios miles de pesos, los pibes no tuvieron clases y ni una pregunta pudimos hacer, esto es puro teatro”.
Los ánimos empezaron a calmarse cuando empezó el almuerzo. ¡Había un hambre! No había corderos que alcancen para calmar el hambre docente.. Se chupaban hasta los huesos, pasaban las bandejas de cordero, y volvían vacías en segundos. Muchos ponían los ojos en blanco saboreando una costillita, otros se quedaban con cara de bolero, entrecerraban los ojos embelesados, mientras masticaban con una devoción envidiable. No se escuchaban quejas, ni murmullos, todos estaban dedicados a ese antiguo oficio, cada vez más inusual, de comer. La verdad que parecían afganos como lastraban.
Mientras volvía me quedó una rara sensación, algo no sintonizaba bien entre el espectáculo del almuerzo y el pomposo lanzamiento.
Entonces me quedé pensando sobre cuándo llamarán para un nuevo cacerolazo.


Monólogo emitido el 20/4/02 en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo.
Esa semana se llevó a cabo un pomposo lanzamiento por parte del gobierno provincial, auspiciado por la empresa Intel (Microsoft), denominado “Umbral de la era digital”. Se movilizó a todos los profesores del área informática de la provincia, suspendiendo las correspondientes clases. El evento se llevó a cabo en el Hotel Las Hayas a un costo elevado. Muchos docentes se manifestaron indignados con el evento por haber facilitado el gobernador y las autoridades educativas una política de marketing de una empresa privada.
En tanto la revista especializada Puerto, en la columna denominada Tierra de extremos, a cargo de Guillermo Nahun, calificó de falta de interés y conocimiento de los funcionarios provinciales sobre la pesca y la conservación de la riqueza ictícola. En particular, el cronista se refirió al titular de Recursos Naturales, Pablo Havelka, de quien señaló que desconoce tratados conservacionistas elementales. Nahun denunció también que el representante en el Consejo Federal Pesquero es un amigo (de apellido Rapaport) del gobernador Manfredotti, quien casi desconoce la provincia porque reside en Puerto Madryn (Chubut).





Los primeros trabajadores

Estaba caminando tranquilamente por el centro de Ushuaia, cuando me lo encuentro a mi amigo Héctor Pena. Como lo vi un poco bajoneado, le salí al cruce: “¿Cómo andás Titi?”
- Qué tal Alacrán. Cómo querés que me vaya. No te enteraste como lo engramparon a Paderne, no lo puedo creer...
- ¿Lo decís por la denuncia de las coimas del medio palo? -me miró y con la vista me dijo todo-. Ya sé el cordobés Armesto los mandó en cana a todos.
Traté de levantarle el ánimo, pero no había con qué.
- ¿Entonces es cierto lo de la repartija de cometas?
Empezó a toser y carraspear un buen rato. No sé si ensimismado como estaba no me escuchaba o si le volvió a fallar la pila del audífono, lo cierto que se fue sin saludarme.
Deprimido por no haberlo podido animar aunque sea un poquito, seguí mi camino. Sin querer me acerco a la casa de Gobierno y me lo encuentro al viejo militante peronista Juan Pistola.
“Que hacés Alacrán. Esto ya es el colmo, la mitad de los compañeros no quieren ni salir a la calle, están todos guardados en los despachos, y los pocos que no consiguieron un puestito, se hicieron más ortodoxos que nunca: van del trabajo a casa y de casa al trabajo”
- ¿Pero qué pasa Juancito, se enteraron de alguna encuesta?
- Qué encuesta ni encuesta. Eso sería lo de menos, con la malaria que hay, empezás a repartir sanguches, como diría el Manfre, y ganás la elección. El problema pasa por las cometas que se están cobrando y que cada vez salen más a la luz. Parece que no alcanza para todos y algunos resentidos prendieron el ventilador y reparten para todos lados. Se está pudriendo todo...
- No es para amargarse, el único que puede quedar pegado es Paderne, en cambio el Manfre, Pena, Walter Agüero y la jueza van a negar todo y no hay pruebas.
- Sí, tenés razón, pero ahora se enteraron todos. Sabés las peleas que se van a armar por la repartija. Mirá que siempre les dije, no dejen evidencias, no dejen evidencias y este, siendo un boga, dejó evidencia y media.
Juan Pistola se fue caminando y murmurando: “se pudre todo, se pudre todo...”
Ya que estaba entré a la Casa de Gobierno, subí por la escalera, no encontraba a nadie, pasó Paderne y me saludó de lejos. Pasó Cardozo, Revah, Del Val, todos estaban apurados, saludaban pero nadie se paraba a hablar. Pensé, como cambiaron los tiempos, ya no hay alegría en esta casa.
Por las calles, todos se pasaban los datos de la denuncia de Armesto, era el tema obligado.
Se hizo la noche, y pensé, seguro que mañana que es primero de mayo, voy a encontrarlos a todos en algún asadito.
Así fue, me fui hasta la casa del goberna y encuentro un montón de camionetas estacionadas y adentro se escuchaba cantar la marchita en un clima de euforia. Cuando entro estaban todos como en los viejos tiempos: el Manfre, Raúl Ruiz, Claudio Carrera, Marcelo Sosa, Trioni, Walter Agüero, y varios más que pasaron por cargos gremiales, todos brindando cada quince minutos, y dándole a las achuras y al corderito como si se acabara el mundo. Algunos ya se los veía bastante coloraditos.
Me acerco al Manfre, quien recién se dio cuenta que había entrado, y le pregunto: “escuchame Carlitos, ayer estaban todos bajoneados que no querían ni asomarse y hoy tanta alegría, no entiendo nada”.
- Cómo que no entendés Alacrán, estamos festejando el día del trabajador, recordando viejos tiempos. Todos fuimos gremialistas, mirá lo que es este país, las oportunidades que brinda, fijate nosotros habiendo sido todos laburantes hoy dirigimos un gobierno...
- Sí, pero en los tiempos que ustedes laburaban, cuando se hablaba de un gobierno de trabajadores se pensaba en otra cosa. A quien se le iba a ocurrir en esa época que iban a bajar los sueldos, las jubilaciones, que se iban a enfrentar con los gremios, que no iban a poder caminar por la calle. Y que iban a tener tanta guita como tienen ahora.
Casi se le atragantó el chinchulín que estaba comiendo, no me dijo nada, pero la mirada alcanzaba para darse cuenta la gracia que le había producido lo que dije.
Mientras caminaba hacia la puerta de salida, escuchaba a Sosa pedir un brindis: “Muchachos, propongo que brindemos por la clase trabajadora, nosotros sin ellos no seríamos nada, no”.
Mientras escuchaba el grito: “¡Salú!”, salí a la calle, el aire fresco me hizo bien. Ese asado no se parecía en nada a los que hacen los que viven de su laburo y menos a las mesas que tendrán hoy los que ni siquiera pueden hacerlo porque no lo tienen. Ver a los gremialistas del pasado festejando, producía una rara sensación de nostalgia. La verdad, que no se sabía qué era lo que festejaban.. Algo no cuadraba bien con la conmemoración del Día del Trabajador.
Mientras la bahía se desplegaba delante de mí, me quedé mirando a lo lejos, respiré profundamente y vino a mi mente un interrogante reiterado: ¿cuándo será el próximo cacerolazo?.

Monólogo emitido el sábado 4 de mayo de 2002 en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo.
En esos días, la población fueguina se escandalizaba con la difusión de las grabaciones del empresario de juegos de azar Daniel Armesto. A través de ese testimonio salió a la luz una serie de irregularidades que tuvieron su origen en la aprobación de la cuestionada Ley 460, que en uno de sus artículos exceptuaba de las prohibiciones a los arreglos extrajudiciales por juicios al IPRA. Armesto había acordado con sus abogados Raúl Paderne y Héctor Pena uno que involucraba casi 600 mil pesos.
En las grabaciones telefónicas, Armesto daba cuenta de los pedidos de coimas que se le habían formulado y que tenía como destinatarios 50 mil pesos para Carlos Manfredotti y 50 mil para Daniel Gallo, entre otros, totalizando una suma a distribuir de 147 mil pesos. Paderne le habría planteado a Armesto que “si no acordás, no cobrás”.



Abandonado en la isla

Me fui al aeropuerto a despedir a un amigo, mientras tomaba un café, me encontré con Pepe Mopocho, a quien hacía un par de años que no veía. Andaba de capa caída, muy lejos de su espíritu expansivo y alegría de otros tiempos.
- ¡Qué hacés Alacrán!, me dijo, con un saludo de compromiso.
- ¿Cómo andas? ¿Qué es de tu vida? No se te ve muy bien.
- Cómo querés que ande. Cumplimos doce años de provincia y viste que casi pasó desapercibido. Parece que nadie se quiere acordar de las macanas que hicimos, que quisieran borrar de la historia todo lo que pasó. La verdad que sería lindo, volver a esos tiempos fundacionales, todos parecían estadistas, había manteca para tirar al techo, mirá ahora, cómo quedamos.
Traté de cambiar un poco el clima y le pregunté: “¿Y el Mopof como anda? ¿Me imagino que se estarán preparando para las próximas elecciones?”
Me miró como si fuera un extraterrestre, “no sabés la soledad que hay en los locales partidarios, nos juntamos para jugar a las cartas y a veces para un partido de fútbol. Cuando se juntan cinco casi terminan a los bollos, que Löffler se dedica a sus negocios, que Roque no sabe de autocríticas, que vuelve el Pepe, que Miranda critica a todos, que el Garra ni aparece. Estamos como dormidos, mirá que recién ahora Mónica Mendoza se dio cuenta que hay algunas desprolijidades en el banco, cuando lo único que dejaron fueron los carteles”.
Cuando se despidió, me di cuenta que Pepe Mopocho estaba muy cambiado, me saludó con los dos dedos en v y se fue silbando la marcha peronista.
Mientras retomaba la conversación con mi amigo, lo veo que llega el contador, periodista y doctor, don Rafael Pereira Ramos, enseguida se acercó, con cara de yo no fui: “cómo le va Alacrán, vio la campaña de desprestigio que estoy sufriendo. Esto no puede ser, me indigna sobremanera. Me acuerdo de lo que decía don Tomás Hutchinson cuando se despidió, esta es una provincia de mediocres y envidiosos, no pueden tolerar a los exitosos. Y creo que tenía razón el gran jurista”.
- Pero escuchame un poquito, para un poco con la alharaca, es cierto que sos asesor económico de legisladores que nunca presentaron un proyecto en materia económica, que tenés que trabajar siete horas por día como asesor del Ministerio y como no hay edificio decís que trabajas en tu casa. Encima hacés un programa y escribís columnas para el diario del gobierno. Cómo querés que no te envidien si para vos el día tiene cuarenta horas”
- Por eso hablo de la envidia, no pueden reconocer a un tipo capaz, que hace las cosas rápido y en forma eficiente como yo, con la inteligencia que tengo, el tiempo me rinde el doble.
- Pero, también sos rápido y eficiente para cobrar, es cierto que el gobierno te gatilló 19.500$ en veinte días. La verdad que a tu programa tendrías que cambiarle el nombre, para sintonizar viste, porque no le pones “La cara de la Moneda”.
Casi pierde la compostura, pero un doctor no puede nunca demostrar enojo, se abrochó el sobretodo Pier Carden, y con su habitual cortesía se despidió: “veo Alacrán que usted también se ha sumado a los envidiosos”.
- Sí los que más te envidian son los que se quedaron sin laburo, los que cobran planes de 150$, los que no tienen gas para sus familias y a los que les cuesta uno y la mitad del otro parar la olla.
Mientras mi amigo continuaba asombrándose de la fauna fueguina, a que no saben quien apareció, la senadora Mabel Caparrós. Ella era todo lo contrario del doctorcito, derrochaba simpatía, la sonrisa amplia, saludaba y besaba a todos. Hasta que me vio: “como andás Alacrán, tanto tiempo”
- Si es cierto, ahora se te ve poco, aunque te conviene seguir así, porque si empiezan a verte seguido y te piden explicaciones por lo que votas, me parece que se te va a borrar la sonrisa.
- Pero Alacrán el país está en crisis, y no se puede vivir de utopías, hay que encontrar las soluciones que sean posibles, aunque duelan, pero es la única posibilidad que tenemos.
- Sabés cuantas veces escuché eso, de que era la única posibilidad y mientras dudábamos nos metían las manos en los bolsillos. A los que no les va a doler es a los banqueros que se robaron millones del país y ahora quedarán libres de culpa y cargo.
- Hay muchas cosas que no nos gusta votar, que va contra nuestros principios, pero tenemos que hacerlo...
- Si, el principio de cuidar el sillón, para eso hay que ser disciplinados, llega la orden de EEUU y ustedes obedecen sin chistar. Miren que si siguen así, la gente se va a calentar y va a querer tratar directamente con el Tío Tom, sin intermediarios.
La conversación no daba para más, Mabel Caparrós demoró unos segundos en recuperar su sonrisa y se alejó saludando como llegó.
Después de pedirle disculpas a mi amigo por las interrupciones, llegó la hora de la partida, y al despedirse me dijo: “hasta ahora te envidiaba, vivir en un lugar como este, en contacto con la naturaleza, la tranquilidad, la verdad que me estaba dando ganas de quedarme. Pero después de conocer a estos personajes, te compadezco, no veo la hora de subir al avión y dejar de tener miedo por mis bolsillos”.
Cuando se despidió, me abrazó con fuerza como tratando de consolarme, como si tuviera culpa por dejarme. Al pasar al preembarque, me dijo: “Alacrán, si precisás donde ir a parar siempre en mi casa vas a tener un lugar”. Le agradecí y se marchó.
Mientras salía, iba concentrado en mis pensamientos que no podían dejar de lado la cara de mi amigo, tenso, asustado, compungido y nervioso en su partida.
Sorpresivamente una idea recurrente apareció de nuevo y el conocido interrogante reapareció: ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?



Monólogo emitido el 11 de mayo de 2002 en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo.
Mientras continuaban las repercusiones por el escándalo del “medio palo”, por las coimas que habrían sido repartidas entre el gobernador, el vicegobernador, los funcionarios Raúl Paderne, Héctor Pena, Walter Agüero y Pablo Villegas; esa semana se conocieron declaraciones de la legisladora Mónica Mendoza (MPF) quien descubría que en la administración del banco oficial había “desprolijidades” y presentaba “una situación dudosa”, pero al momento de votar lo hizo justo al oficialismo en contra de la creación de una comisión investigadora por las contrataciones en la entidad y las coimas en el IPRA.
El contador Rafael Pereira Ramos conducía un programa radial denominado “La otra cara de la moneda”, al mismo tiempo era asesor de numerosas empresas, legisladores y hasta del propio ministro de Economía. Pero, el horario que debía cumplir en su labor ministerial no se sabía dónde lo cumplía y, además, se superponía con el de su programa.
En el Senado de la Nación, la mayoría aprobaba los deseos del FMI y derogaban la Ley de Subversión Económica, que podía haber llevado a numerosos banqueros a la cárcel por las defraudaciones y fugas de capitales que organizaron para saquear el país.





Las vueltas de la vida

Después de tantas semanas sin visitar Río Grande, el gobernador se dignó a participar del acto por el Día de la Policía Provincial. Entonces me dije, tengo que ir a verlo, es una oportunidad única de encontrarlo y poder charlar un rato a solas, sin el apuro y las presiones que siempre tiene en Ushuaia.
Así fue, estaba todo preparado para las celebraciones y discursos de práctica, cuando hace su ingreso el Manfre, con el rostro rígido, serio, ni una sonrisa de las dibujadas habitualmente por los políticos, parecía que no estaba a gusto y no hacía ningún esfuerzo por disimularlo.
Hubo bastante público, que se hizo presente para no perderse una jornada muy especial, tener proximidad con el gobernador, después de tanto tiempo de ausencia.
Finalizado el acto, los periodistas se juntaron como moscas alrededor del gobernador para tratar de obtener alguna declaración. Pero el Manfre se mantuvo en sus trece, cerró la boca y no hubo forma de sacarle una palabra. Encima le pegó un empujón a uno demostrando su poca simpatía por los comunicadores de Río Grande.
Se dirigió hacia un lugar reservado y pensé esta es la mía. Cuando llegué, el Manfre se me vino encima, me abrazó y casi lagrimeando me dijo: “no me entienden Alacrán, no me entienden. No viste como se vienen todos al humo. Si saben que no me gusta contestar, desde chico me revienta que me hagan preguntas, estos periodistas no se dan cuenta, qué se creen que uno está para las entrevistas nada más...”
- Pero escuchame Carlitos, cuando estabas en campaña te decían “vaso de agua” porque no te le negabas a nadie. ¿Qué te pasa con los periodistas que no son oficialistas, que no te bancas ni una pregunta?
- Lo que pasa es que me revientan que me pregunten, no quiero, no quiero, no quiero (gritando cada vez más fuerte y golpeando con el puño cerrado sobre la mesa). Todos me preguntan, mi mamá me preguntaba, ¿adónde fuiste nene? ¿Por qué llegaste tan tarde? Se quedaba despierta cuando iba a bailar para preguntarme con quien había bailado. Yo me puse el uniforme y me vine al sur para escaparle a las preguntas de mamá.
- Bueno, Carlitos, tranquilizate un poco, vos tenés que entender que sos el gobernador, sos importante y todos quieren saber que vas a hacer con provincia...
- ¿Y crees que yo sé lo que voy a hacer? Estoy más perdido que turco en la neblina. Y encima todos me preguntan, la Nelly me pregunta, ¿Qué vas a hacer con cien millones de bonos? ¿Qué vas a comprar?. La Vivi me pregunta, ¿Cuándo puedo usar de vuelta el nuevo Lear jet? ¿Me lo prestás para ir con mis amigos? Gallo me pregunta, Daniele me pregunta por la reelección, todos me preguntan... No aguanto más, no tengo ni un minuto de tranquilidad. Para colmo me llamó Duhalde y también me preguntó qué esperaba para firmar el nuevo acuerdo con Nación. Encima de todo una vez que vengo para Río Grande me llueven las preguntas y no aguanté más y lo empujé a ese impertinente. Yo le voy a decir a Lindl que no deje que se acerque ningún periodista a menos de diez metros.
Intenté cambiar de tema para que se tranquilice un poco y deje de lado su depresión. Entonces le pregunté: “¿qué te pasa con Río Grande, que cada vez que venís andás con cara de hortelano?”
Para qué le pregunté, los ojos se le pusieron saltones como huevos duros, se puso rojo como un tomate, se mordía los labios, se apretaba los puños, pensé que iba a estallar de bronca. Hasta que empezó a responder.
- Sabés lo que pasa Alacrán, este es un pueblo gataflorista, no hay nada que le venga bien, se quejan por todo. Ellos quieren puerto, quieren que funcione el hospital y las escuelas, que haya trabajo... No entienden que estamos en crisis, que no hay un mango ni partido en dos.
- Pero vos y toda tu parentela ni se enteraron de la crisis y siguen tirando guita por todos lados, con contrataciones, compras y nombramientos ¿Cómo querés que la gente entienda la crisis acá, si siempre le meten la mano en el bolsillo al que labura mientras ustedes se dan gran la vida?
Parecía una escena de la película Psicosis, se agarraba los pocos pelos que le quedan y el color de su rostro comenzó a tomar un tono violáceo. En eso llegó su esposa y le dijo: “te dije que no te pongas a charlar con nadie que no sea de la familia” y se lo llevó.
Mientras dejé al goberna en medio de una crisis de nervios, salgo al patio y me encuentro con una reunión de policías, discutiendo a viva voz. “Mucha fiesta, mucha fiesta, pero los adicionales no aparecen”, otro empezó a golpear con el casco en la mesa y dijo “estos nos hacen poner la cara y el cuerpo, pero después no cumplen ni con los ascensos, así no va más”.
Me alejé del lugar mirando como seguían discutiendo cada vez más acalorados, Estos discuten más que los legisladores, pensé.
Me puse a caminar, me distraje un poco. Hasta que veo un tumulto y veo una ambulancia que está cargando a un paciente descompuesto. Era mi amigo Guillermo Lindl que le agarró un ataque. Pobre, pensé con el clima que hay en la policía, no hay secretario ni cuerpo que aguante, por eso debe ser que Carlos Marino quiere volver a la Justicia.
Preocupado, fui hasta el hospital. Lo habían internado en terapia intensiva, parece que le falló el bobo. Me quedé esperando para tener alguna noticia.
Un par de horas después, escucho unos gritos desde la habitación de Lindl, intranquilo me acerqué y escuché que era el propio Lindl el que gritaba como un desaforado: “¡Sáquenme de aquí! ¡Sáquenme de aquí! Acá no tengo garantías, me van a querer matar. Les ordeno que me lleven a otro lado. Estoy en terreno enemigo, acá van a querer tomarse venganza, me van a meter una inyección equivocada, no me van a dar los medicamentos, me van a hacer una enema, me van a cortar el oxígeno. ¡Sáquenme de aquí! ¡Sáquenme de aquí!”
Como ya lo vi mejorado, me fui pensando en las paradojas que tiene la vida, en las vueltas inesperadas, como se puede dejar de ser intocable, todo poderoso, supremo en un segundo.
Empecé a caminar por la costanera, mientras las olas golpeaban con fuerza sobre la orilla, como una letanía, un pensamiento volvió a mi mente y la pregunta que se desprendía como conclusión: ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido el 18/5/02 en el programa “Al lado del camino” por FM Estación del Siglo.
Esa semana, se difundía la lista de postulados para ocupar una banca en el Superior Tribunal de Justicia, entre los que se encontraba el ex fiscal y actual subsecretario de Seguridad Carlos Marino.
Se conmemoró el Día del Policía y, luego de muchos meses, reapareció por Río Grande el gobernador Carlos Manfredotti. Pronunció un discurso donde reafirmó que la seguridad era un tema privilegiado. Al finalizar el acto, los periodistas presentes quisieron reportearlo infructuosamente y un trabajador de prenda denunció haber sido empujado por el propio gobernador para evitar responder a su requisitoria.
El secretario de Seguridad Guillermo Lindl sufrió una descomposición y tuvo que ser internado de urgencia en el Hospital Río Grande. Donde el último fin de año se descargó una brutal represión contra el personal del nosocomio y diversos pobladores que concurrieron a apoyar el reclamo de reabastecimiento de insumos y defensa del hospital público. La barbarie policial llevó a lanzar gases lacrimógenos en el interior, a acribillar con balas de goma y golpear con dureza a los manifestantes.
Al volver en sí, Lindl tuvo una crisis de nervios por encontrar que su salud estaba en manos de quienes había reprimido.



Lealtad deportiva


Estaba sentado en el Café de la Esquina, mirando como caía la nevada y no sé cómo llegó, pero veo que sorpresivamente se sienta en mi mesa mi gran amigo Raúl Paderne. Lo notaba un poco transfigurado, ojeroso, con la mirada extraviada y la barba crecida. Ni bien se sentó, se despachó: “viste Alacrán lo que me están haciendo, en esta provincia no pueden ver a la gente exitosa, son todos envidiosos y cuando podés llegar a la cima te quieren destruir. Todos están confabulados en contra mío...”
- Pero, escuchame un poquito, podés echarle la culpa a todos los que quieras, pero no se puede creer la cantidad de macanas que hiciste todas juntas y al mismo tiempo. La mandaste en cana a tu señora al pasar el cheque del medio palo del IPRA por su cuenta, te acusaron Armesto, Marchisio y Andino por lo de las coimas y encima insultás a la fiscal y decís por radio que le romperías la trompa si fuera un hombre...
- Alacrán, no puede ser que me ataquen de todos lados, tan bien que se perfilaban las cosas, hasta el Superior Tribunal no paraba, y ahora me arrancaron los jirones, pero yo los voy a fajar a todos, voy a hacer cómo cuando estaba en el rugby, a los rivales hay que pisarlos, pegarles codazos, morderlos, meterles los dedos en los ojos, no me vengan con la lealtad deportiva; para mí los rivales son enemigos y yo no les perdono una, que se la aguanten para qué se meten en mi camino...
- Ahora entiendo como asesorás al gobierno, el Manfre empujó a un periodista, Lindl mandó a la policía a meter gases y palos en el hospital y los compañeros fueron a patotear a los chicos del Polivalente.
La furia parecía que estaba por saltarle por los poros, su cara alcanzó un rictus salvaje y empezó a mostrar los dientes, hasta me pareció que sus colmillos habían crecido, viendo el riesgo en que me encontraba, salí disparando para el baño, “estoy descompuesto”, le dije; cuando llegué al baño me di cuenta que era cierto.
Dejé pasar un tiempo prudencial y cuando volví ya no estaba. Regresé a mi mesa y el mozo me pasó una cuenta que me dolió todo el día, y yo había tomado nada más que un cafecito.
Empecé a caminar por San Martín tratando de olvidar el difícil momento que pasé. No sabía cómo, pero en un instante estaba subiendo los escalones de la Casa de Gobierno.
Cuando llego al primer piso, me cruzo con mi gran amigo Rubén “Gasparín” Cardozo, que estaba eufórico por los cinco millones que habían entrado por las regalías. Enseguida me abrazó y me invitó a su despacho.
- Por lo menos una nos salió bien, menos mal que llegó este fangote porque esta semana venía mal, se nos dieron vuelta Astesano y Löffler y nos cajonearon los bonos. Yo no entiendo nada Alacrán, estos tipos hasta hace una semana eran más obedientes que Rita Fleitas y ahora se despacharon con críticas y todo. Ya no se puede creer en nadie...
- Batime la justa. Porque cada vez que habla el turco Revah parece Freddy Krugger. Dicen que las madres ahora amenazan a los chicos que si no toman la sopa lo van a llamar, no sabés cómo se devoran la sopa los pibes. ¿Ahora, la cosa es como dice Revah, que está todo mal, que nos vamos a los caños, o como dice La Nación que vamos a cobrar más que del doble por regalías?
-Mirá yo de cuentas, finanzas y contabilidad no sé nada, los números los hace Del Val, Gallo da las buenas noticias y Revah se encarga de las malas y de meter miedo...
- Claro, así la gilada acepta los bonos y ustedes se quedan con la guita.
Se quedó un rato pensando sin contestarme, hasta que sonó el teléfono y aproveché para despedirme.
Cuando me alejaba, sentí la sensación que me estaban persiguiendo, que estaba siendo observado y que en cualquier momento me saltaban encima, como si una fiera anduviera suelta por Ushuaia.
Cuando llegué a la Maipú, al contemplar la bahía, ese extraño temor desapareció y recobré la calma. Fue cuando volvió ese pensamiento recurrente y sus interrogantes: ¿Cuánto faltará para el próximo escrache? ¿Cuándo organizarán el próximo cacerolazo?

• Monólogo irradiado el sábado 25 de mayo de 2002, en el programa “Al Lado del Camino”, por FM Estación del Siglo.
En esa semana, los fueguinos volvieron a escandalizarse con las conductas del subsecretario Legal y Técnico Raúl Paderne -acusado de ser el principal responsable de la distribución de coimas denunciadas por el empresario Daniel Armesto-, al insultar públicamente a la fiscal Marcela Bragulat, quien investiga el escándalo del “medio palo”. No conforme con insultarla, luego en cada reportaje que le hicieron afirmó que “tal vez merecía un cachetazo” y que si fuera hombre hubiera actuado a las trompadas.
El abogado Marchisio declaró en la causa mencionada y aseguró que Paderne le había ofrecido 30 mil pesos para facilitar el arreglo.
A pesar de los reiterados anuncios de catástrofes económicas que auguraba el ministro Alberto Revah, la devaluación del peso trajo alivio a las finanzas provinciales, se incrementaba la recaudación, por ende la coparticipación federal, y comenzaban a percibirse las regalías hidrocarburíferas en dólares, lo que significaba un aumento considerable de los ingresos provinciales.
En tanto, el oficialismo tenía dificultades para imponer un dudoso proyecto de emisión de bonos por cien millones de pesos. Que generó un inédito cambio de conducta de legisladores mopofistas que hicieron que la iniciativa pase a comisión, presionados por la postura adoptada por las autoridades partidarias, quienes consideraron que se violaban los límites impuestos por la Constitución Provincial y que estaban destinados a gastos superfluos.


Todos vacunados

Mientras embelesado escuchaba al Coro de la UTN, en su despedida, quien estaba a mi lado murmuró: “esto es trágico, cómo puede ser que se disuelva el coro, a estos políticos lo único que les importa es currar, con el coro no hay negocio por eso lo liquidan, acá se trata de sanar el alma, de equilibrar nuestra mente, de curar las heridas que ellos nos provocan...”
La unción de la concurrencia no dio para más, pero cuando salí todavía me quedó picando el tema de la salud.
Claro no era para menos, era una semana sanitaria, podríamos decir que todo pasó por la salud. Habían descubierto un médico trucho, pasó un nuevo cumple mes de la brutal represión de fin de año, se supo que el gobierno factura la derivación de pacientes con el Lear jet, que en el hospital no hay gasas ni remedios y que la Sahad estaba pegando saltos de la bronca porque los gremios organizaron la solidaridad con el hospital... Todo pasaba por la salud.
En eso veo que se cruza mi amigo el legislador Luis Astesano, iba con las solapas levantadas y con un gorro que le cubría hasta las orejas.
- Qué hacés Luisito, tanto tiempo, pero ¿qué te pasa que andas de incógnito?
- Qué querés Alacrán, no viste lo que me pasó en el hospital, iba caminando por un pasillo y de repente siento un dedo que me penetra como a Riquelme. Para colmo era un dedo de albañil, grueso y áspero. Después tuve que ir al proctólogo.
-Bueno, viejo, tantas veces se lo metieron ustedes a la gente, que no deberías quejarte por una vez que alguien te pudo decir: “para que sientas lo que siento”.
Me parece que mucho no le gustó, se volvió a levantar la solapa, miró para todos lados y se rajó.
Llego a la plaza y me lo encuentro al puntero peronista Cacho Morfattuti. Lo conocí enseguida por su estampa de ropero.
- Qué hashé fiera, cómo andás Alacrán. Fue su saludo.
- Cuánto hace que no nos vemos, Cacho, qué es de tu vida, qué pasa no se te ve más por acá.
- Bueno ahora soy contratado del gobierno para relashione pública.
- ¿Y vos qué sabés de relaciones públicas?
- Yo, nada, pero le pusieron así para justificar las dos lucas que me pagan. Pero la verdá yo lo sigo al Manfre, cada vez que va a un lugar donde pueda haber periodistas, yo pongo cara de salame y me encargo de los codazos, de los pisotones, de empujar al gil que quiera preguntarle algo.
- Parece que a ustedes los entrenó Bilardo. Así que te pagan dos lucas por eso y después dicen que hay crisis. ¿No sería mejor que el Manfre conteste lo que quiere saber la gente?
La pregunta lo desbordó, se me quedó mirando con la boca abierta como diciéndome, que me venís con eso si yo lo único que quiero son las dos lucas.
Paso cerca de un hotel y lo veo salir a mi gran amigo Daniele.
- Qué haces Marito, ahora si que te vas para arriba con la guita que reparten en el Senado.
- Para nosotros Alacrán lo más importante es salir de la crisis y si no acordamos con el Fondo no salimos más. Por eso hay que hacerle caso y votar lo que ellos nos digan.
- Pero se dice que además de querer sacar al país de la crisis, ustedes también quieren verla cada vez más lejos, por eso reciben buenas cometas a cambio de votar.
- Yo no voy a permitir que me difamen. Yo soy un muchacho de barrio, siempre fui laburante, yo no ando con vueltas, siempre con la verdad...
- Sí como a los pibes que les prometieron las casas del Plan Arraigo para que los voten y después no se habló más del tema.
La bronca le empezó a transformar la cara, se subió a la camioneta nueva y se fue sin saludarme.
Mientras me iba caminando, empecé a sentir un dolor muy fuerte en la nalga, era como un recuerdo infantil que afloraba. Hasta que me di cuenta, que no sé por qué razón me vino a la memoria la sensación de que me habían vacunado.
Cuando llegué a mi casa, me recibió como de costumbre mi perro Bartolo, que estaba desparramando el contenido de una bolsa de basura por el jardín, haciendo un ruido característico con las latas que se golpeaban. Entonces volvió a mi memoria ese interrogante recurrente: ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?.

Monólogo irradiado el sábado 1º de junio de 2002, en el programa “Al Lado del Camino”, por FM Estación del Siglo.
Esa semana se conocía el despido de Guillermo Cañizo de la dirección del coro de la UTN, que durante varios años había conducido. El 31 de mayo, se llevó a cabo un recital de despedida, en la sede del Museo de la Ciudad, con una gran concurrencia de público.
Los trabajadores de diversos gremios organizaron una Peña Solidaria para recaudar insumos de los que estaba carentes el hospital. Eso provocó una absurda reacción de parte de la titular de la cartera sanitaria, María Rosa Sahad, quien además de aclarar lo obvio, que no tenía nada que ver con el evento, señaló que no hacía falta ningún tipo de insumos, a pesar de las denuncias del personal del nosocomio.
En Ushuaia, se daba cuenta de la existencia de un médico no habilitado para ejercer la profesión (Juan Carlos Coria), quien fuera denunciado por un programa periodístico de la televisión nacional. Desde hacía tres años venía atendiendo pacientes.
Trascendió en esos días, que el legislador mopofista Luis Astesano había sufrido un incidente al transitar por los pasillos del Hospital Río Grande, cuando un sujeto se le aproximó y lo acarició desmedidamente. Simultáneamente, se difundían imágenes televisivas con íntimo toqueteo que sufrió el jugador de fútbol Juan Román Riquelme por parte de un rival.
El gobernador, rodeado de un grupo de fornidos seguidores, impidió nuevamente la labor de la prensa a los empujones y patadas en los tobillos.
En Buenos Aires, se conocieron versiones que indicaban que nuevamente se habrían distribuido fondos oficiales, a manera de incentivo, entre los senadores para que se vote la derogación de la Ley de Subversión Económica.








Iguales colores, hinchadas distintas

Como iba a estar por Ushuaia, arreglé con el Manfre de juntarnos para ver el partido con los ingleses. Con la ansiedad del momento, se fue colmando el quincho y la mesa con facturas a discreción era el permanente objetivo del desahogo.
Estaba la familia unita, todos los Manfredotti y sus cuantiosos allegados, ahí me di cuenta que ninguno quedaba sin ocupar algún cargo en el gobierno. Me quedé pensando que no deben haber muchos casos parecidos de tantas voluntades familiares aunadas en la misión de hacer funcionar el Estado.
El gobernador estaba eufórico. Mientras se comía una medialuna, me dijo: “Alacrán, espero que este partido nos haga calmar los ánimos y que todos podamos encontrar la paz para estos momentos tan difíciles”
- Depende del lado que se lo vea. Manfre, cuando vos hablás de calma y paz, me parece que estás pensando en que la contra no te critique ni se destapen los chanchullos. Ahora, cuando la gente grita por Argentina, sueña que los que gobiernan dejen de robar y que ellos puedan parar la olla del día.
El diálogo no siguió porque justo llegó Daniel Gallo, con su sonrisa de monaguillo, desparramaba besos y abrazos por todos lados. El saludo con el gobernador fue muy efusivo.
- Viste Carlitos que no iba a pasar nada con la conferencia de prensa, si a la mayoría los tenemos arreglados y a los que no, cuando quieren preguntar los tapamos con alguno de los nuestros... ¿Y, se te pasó el miedo?
- Si, la verdad es que me siento un poco aliviado. Espero que ahora por un año no me vuelvan a perseguir con preguntas. Yo no tengo por qué dar explicaciones
Mientras Gallo se abalanzaba sobre el plato de facturas, llegó mi gran amigo Rubén Sciutto.
Con su habitual imagen ganadora, completó el ritual del saludo, hasta llegar al lugar donde estábamos para saludar al gobernador y al vice.
Cuando me vio, no pudo ocultar su sorpresa: “qué hacés Alacrán, conseguiste algún carguito que te veo tan seguido con nosotros, te afiliaste, te podemos decir compañero...”
--Mirá Rubén, vos crees que esto les va a durar para siempre. Yo tengo que seguir hablando con ustedes porque soy el monologador oficial fueguino, aunque la mayoría de las veces no quisiera salir de mi barrio, pero en algún momento se les va a terminar y van a venir otros.
Como no podía ser de otra manera, el veterinario vinculó su actividad con los animales: “nosotros somos como gatos, los peronistas nos reproducimos y siempre de alguna manera u otra estamos en el poder”.
- Lo de gato, es también porque siempre caen parados y tienen siete vidas después de tantos escándalos o tiene que ver con las acompañantes que andan por los despachos.
Como empezaba el partido, la atención pasó a concentrarse en la pantalla del televisor de 39 pulgadas.
Todo venía bien hasta que Pochettino le puso la pata a Owen y Bentham hizo el gol de penal. Las preocupaciones hicieron que desaparecieran las facturas, que se agotara el café y los termos de mate. En un momento miré a la abultada concurrencia y parecía un coro mudo de mandíbulas batientes.
A medida que avanzaba el segundo tiempo, las bandejas recién llegadas seguían desapareciendo. En un momento escucho un comentario de un secretario pariente: “Carlos, esto se está poniendo feo, si no empatamos el partido, se acorta la distracción y la gente se va a calentar”.
Mientras se comía una medialuna de un solo bocado, el Manfre contestó: “Sí, ahora van a echarnos la culpa de todo, hasta del tiro del Kili que salió por arriba del travesaño. Te imaginás lo que puede llegar a pasar si nos eliminan en la primera ronda, nos van a tirar con lo que tengan. Ahí sí que se va a armar y vamos a estar todos como Garramuño. El veranito que pensábamos pasar gracias al mundial se va a convertir en un temporal”.
Mientras no salía de mi asombro por la capacidad para elaborar metáforas del gobernador, el partido no cambiaba mucho y se estaba llegando al final. El desaliento y la palidez de los rostros aumentaba, los insultos a los jugadores y al técnico crecían y el pitazo del final desplegó la imagen del desconsuelo.
Cómo la cosa no daba para más, me despedí y me fui. La nieve acumulada hacía muy dificultoso el tránsito.
En el camino vi a un par de hombres revolviendo basura, por la radio hablaban de chicos que se desmayan por hambre en las escuelas y de los municipales que protestaban contra el ajuste que le recortó más todavía su nivel de vida. Ellos no habían tenido ni siquiera la oportunidad de una alegría. Los otros, estaban preocupados por la falta de distracciones. Eran dos hinchadas distintas con los mismos colores.
La ausencia de los festejos esperados, hicieron que retorne a mí una letanía, recordé la liberación de Cavallo, las imágenes y los sonidos del escrache a Menem, y me pregunté ¿cuándo será el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido el 8/6/02 en el programa Al Lado del Camino por FM Estación del Siglo.
El Campeonato Mundial de Fútbol Corea Japón despertó un interés inusitado entre los argentinos. El debut con un módico triunfo ante Nigeria había pasado y ahora el esperado partido con los ingleses que despertaba una expectativa inigualable. Detrás de la unanimidad en el aliento deportivo, se deslizaban encontrados sentimientos, volvía a la memoria el pasado pirata, la guerra por Malvinas, los goles de Maradona y la ilusión de que se repitan. También, el intento de utilización desde el poder que se produce cada vez que algún evento logra conmover a las masas populares. El partido con los ingleses terminó en derrota y la desesperanza argentina empezó a cundir.
Tal vez por esa razón, se eligió esos días para liberar a Domingo Cavallo, involucrado junto a Carlos Menem, entre otros, en la causa del contrabando de armas.
En tanto, el intendente de Ushuaia, Jorge Garramuño, anunciaba un ajuste que tenía como víctimas a los empleados municipales, que verían reducidos sus ingresos en un 25 por ciento. La medida desató un durísimo conflicto gremial.
Esa semana se produjo el inédito hecho de que el gobernador provincial conceda una conferencia de prensa, que pasó sin grandes contratiempos, gracias a la eficaz labor de los que trabajan como periodistas pero actúan en connivencia con el oficialismo.



Con el corazón mirando al sur

- Hola, hola, hablo con el Hospital Universitario Austral, se encuentra el señor Carlos Manfredotti, me han informado que se estaba haciendo un chequeo en estos momentos... Bueno, bueno, espero...
Por suerte pude ubicarlo, me cansé de averiguar por todos lados. Los de al final lo encontré
- Hola Carlitos, ¿cómo estás? No sabés el susto que nos diste. Pero, ¿qué te pasó?
Ah, estabas estresado. Si la verdad, con el bolonqui que es la provincia no es para menos. ¿Pero, qué fue lo que te agarró? Te empezó a fallar el bobo, te dijeron que Información Pública no largaban prenda. Parecía un secreto de Estado, pero parece que era una arritmia cardiaca. Manfre, no sabes como estaban todos acá, todos los fueguinos están preocupados, dicen que hay gente que no come por vos, chicos que se desmayan de hambre. Bueno, en realidad no sé si por vos o por lo que estás haciendo vos. ¿Qué cómo están las cosas por acá? Mirá acá parece que se pudre todo en cualquier momento, y con la eliminación del seleccionado todos están recalientes. Los municipales de Ushuaia están que se lo comen crudo a Garramuño y éste no sabe para donde salir disparando. Dicen que los compañeros ya están con ganas de quedarse con la intendencia, por eso están echando leña al fuego. Yo que vos, me quedo por allá, unos cuantos meses, total, cuando estás ni se nota, así que nadie se daría cuenta.
Pero... ¿qué te pasó Carlitos? ¿Por qué gritaste así?... Ah, te pincharon el tujes. Bueno, ya va a pasar. Acá hay mucha gente que te envidia, porque preferiría que lo pinchen cada tanto y no que lo toqueteen o que le metan el dedito todo el tiempo, viste.
Ahora, escuchame una cosita, ¿cómo fue que te derivaron? Ah, te hizo el trámite la doctora Sahad en la clínica San Jorge y enseguida te llevaron con el Lear Jet. Acá se decía que, como no podía ser de otra manera, hiciste el pedido y tuviste que esperar que te llegue el turno varias semanas, como le pasa a cualquier afiliado al IPAUSS. Ah, fue un trámite de urgencia y por eso salió tan rápido. Y claro, una mano lava a la otra, con los favores que le hiciste a los Sánchez Posleman, cómo no te van a derivar de urgencia, total lo pagamos nosotros.
Te quería consultar por otra cuestión. ¿Cómo es que dijiste que la provincia estaba en bancarrota y después resultó que aumentaron las regalías, la coparticipación y la recaudación propia? Ah, fue una cuestión de estrategia política. Sí, cada vez la hacen más seguido, va a llegar un momento que nadie te va a creer, como al pastorcito mentiroso. Acá muchos pensaron que fue una gran actuación la tuya. Garramuño y Martín te hicieron pata para que salgan los bonos por cien millones y después, vos firmaste con Duhalde y los dejaste en banda. ¡Sos un maestro! Parecés el “payaso” Aimar por las volteretas y acrobacias que sos capaz de hacer.
¿Querés saber como andan las cosas en el gobierno? Mirá, Gallo salió a defenderlo a Paderne, a este lo indagó la jueza por lo de las coimas y parece que está hasta las manos, los legisladores levantaron la sesión porque dicen que vos no le dejaste ninguna directiva. Donde se viene un flor de bolonqui es con los municipales, ustedes por un lado los apretan y le piden más ajuste, y los compañeros después los critican porque no respetan los derechos del trabajador. Además, Martín y Garramuño están en pie de guerra, aunque no lo puedas creer, te están criticando, pero todo con buenos modales. Así que pensás que son como las minas que se pintan para la guerra, pero después, con un par de combates, se calman.
Ah, me olvidaba, otra vez se chorearon guita, pero esta vez de Vialidad, hay tanto despelote que no saben si se afanaron 30 o 50 lucas. Pero quedate tranquilo comparado con lo que se chorearon en el banco y en el IPRA es poca cosa y tampoco van a descubrir a nadie.
Que te hace mal todo lo que te estoy contando, que te recomendaron paz y tranquilidad. Sabés a cuantos fueguinos les recomendaron lo mismo, y tienen la loca idea de que vos sos el que no deja que se cumplan los consejos médicos.
Bueno, bueno, no te calentés, tranquilizate un poquito, te va a hacer mal. Tomate unos días, total acá nadie se va a dar cuenta de tu ausencia. Bueno, que salga todo bien en el chequeo, cuidate. Chau.
Por suerte pude comunicarme, enterarme de la salud del gobernador, me deja tranquilo que se esté recuperando y que muy pronto estará de vuelta por acá, recorriendo los barrios, tomando contacto de nuevo con la gente. Estará nuevamente poniendo el corazón en la gente. Bueno, esperemos que se le cure.

Monólogo difundido el 15/6/02 en el programa Al Lado del Camino, por FM Estación del Siglo.
El conflicto gremial en la Municipalidad de Ushuaia alcanzaba ribetes de enfrentamiento inéditos y algunos dirigentes justicialistas buscaban utilizarlo con las afiebradas intenciones de copar un feudo más.
La semana generó la sorpresiva derivación del gobernador Carlos Manfredotti a raíz de una arritmia cardiaca que estaba acusando. Se internó en el Hospital de la Universidad Austral y uno de los causantes habría sido el estrés que sufría por los avatares que vivía en la conducción del estado provincial. La información fue difundida a cuentagotas y esa actitud oficial disparó todo tipo de versiones sobre su salud. Incluso disparó una puja interna inesperada en las propias filas del manfredottismo, al comenzar a plantearse que no se postularía a la reelección y que la fórmula estaría compuesta por los senadores Mario Daniele y Mabel Caparrós.




Ya no hay guapos

Decidí visitar al intendente Jorge Martín, que estaba pasando por un momento delicado al no poder pagar los sueldos de los empleados municipales.
Fui hasta su casa y lo encontré transformado. Cuando me vio, me abrazó fervorosamente y me hizo pasar al quincho. Mientras compartíamos una abundante picadita con vermouth, comenzó el diálogo: “Qué suerte que viniste Alacrán, en este momento tan crítico tenemos que estar todos juntos para lograr lo mejor para todos”, comenzó Martín, mientras se comía un par de trozos de jamón.
- Escuchame un poquito. Vos decís que Gallo te quiere hundir, que no te larga un mango y él dice que te mando guita de más, ¿cuál es la verdad de la milanesa? Aproveché para picar una de peceto que estaba espectacular y que hacía un buen rato que le estaba echando el ojo. Mientras la saboreaba, vino la respuesta de Martín.
- Todos sabemos que Gallo quiere ser intendente, que los peronistas son enfermos por el poder, por eso me están ahogando, no me mandan la coparticipación, me deben plata y no quieren aflojar.
- Sabés que se comenta que te gastaste toda la guita en pagarle a los proveedores y no te quedó para los sueldos.
- Yo no voy a permitir que se difame de esa manera a la Intendencia. Nosotros siempre velamos por el futuro del empleado municipal.
- Si eso que lo están velando es una gran verdad, porque no tienen ni para parar la olla ni donde caerse muerto. Pero, el gobierno presentó el informe de la guita que te mandó y dice que recibiste más de tres palos este mes.
- Nosotros tuvimos que pagar la luz, esa es la herencia de Colazo. Con todas las lamparitas y los semáforos que puso se consume mucho...
- Vos siempre echándole la culpa a otro. No me vas a decir que se gastaron tres palos de luz... Escuchame otra cosita. ¿Qué te pasó que cambiaste tanto? Cuando te reuniste con los delegados municipales parecías Oscar Martínez, casi convocaste a la sublevación contra el gobierno provincial y después de la entrevista con Gallo, parecías la Cenicienta, te achicaste y le diste la razón. Ahora, a los únicos que convencés son a tus periodistas amigos.
- Lo que pasa es que hay que salvar el diálogo sobre todas las cosas. En estos momentos de crisis, si no conversamos para encontrar soluciones estamos perdidos. Si mantenemos el diálogo vamos a poder entendernos.
Como la cosa no daba para más, me despedí y empecé a caminar en medio de la nieve, tratando de evitar una patinada y quedar desparramado en el piso. Mientras me acercaba hacia el centro, un hombre me sale al cruce y, desesperado, me dice: “una moneda por favor, soy municipal y hace dos días que no como”. Parece que sintió en mi aliento el olorcito a la milanesa que había comido en lo de Martín y se me acercaba cada vez más, se prendió a mis brazos, me olfateaba, se le empezó a hacer agua la boca, mientras sus ojos se entrecerraban como imaginando el sabor. Conmovido por la escena, me acerqué al Ibarra y le compré un sándwich de milanesa, que se lo devoró de un bocado.
Aproveché para tomar un cafecito. Me senté y mientras miraba a la gente que pasaba abrigada hasta las orejas... ¡A qué no saben con quien me encontré! Con mi gran amigo, el flamante juez federal Héctor “Titi” Pena.
- ¿Cómo andás “Titi”? ¿Qué tal, cómo te están tratando en la justicia? ¿Te recibieron bien?
Mientras se acomodaba el audífono, me contesta con gran nerviosismo. “¿Qué cómo me recibieron? ¿No te enteraste lo que pasó?”.
- ¿Pasó algo grave? No sé de qué me estás hablando.
- No viste lo de la funcionaria judicial, la mina esa que se sacó fotos desnudas en los despachos de la Justicia Federal de Ushuaia, sus poses eróticas aparecieron por Internet y ya las tienen la mitad de los fueguinos. Y yo que quería mejorar la imagen de la Justicia. No se puede creer. Yo trataba de tener bajo perfil por el bolonqui que se armó con Paderne y Armesto, y ahora me sale esto. Seguro que no va a faltar uno que me acuse que yo saqué las fotos pornográficas.
- Mirá, los que te conocen saben que ya no andás para ese tipo de travesuras. Lo que me parece que van a decir es que la Justicia sigue de joda y que hace rato que la vemos desnuda, violada y prostituída.
Hizo como que no me escuchó, comenzó a acomodarse el audífono, me saludó y se retiró lentamente hacia otra mesa.
Me quedé mirando a través del vidrio, y no sé por qué me volvió ese viejo interrogante: ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido el sábado 22 de junio en el programa Al Lado del Camino, por FM Estación del Siglo.
El enfrentamiento entre el vicegobernador, a cargo de la Gobernación, Daniel Gallo, y el intendente de Río Grande, Jorge Martín, siguió profundizándose. Los empleados municipales vieron postergado el cobro de sus haberes y el jefe comunal acusó al Ejecutivo provincial de estar acorralándolo al retacearle el envío de los recursos coparticipables.
En una llamativa jugada, el intendente convocó a los empleados municipales a la Casa de la Cultura y les hizo una encendida arenga sobre el acoso político y económico que estaba sufriendo el municipio.
Simultáneamente, continuaba el conflicto gremial en Ushuaia y Jorge Garramuño acusaba al justicialismo de pretender utilizarlo para desplazarlo de su cargo.
Gallo, en tanto, retó a Martín a un debate público y aseguró que en ese mes se habían remitido más de tres millones de pesos, afirmó que “el gobierno cumplió” y que el intendente era “un incapaz”.
En el transcurso de la semana, se concretó la entrevista entre ambos contendientes, al salir del encuentro, el intendente Martín sorprendió bajando notablemente la carga polémica de sus declaraciones.
Mientras se desarrollaba este escenario político, un nuevo affaire involucraba a la Justicia, en este caso a la federal. Una funcionaria no había tenido mejor idea que fotografiarse desnuda en distintos despachos de los tribunales de Ushuaia, en poses eróticas. Esas fotografías comenzaron circular por Internet, haciendo las delicias de los cholulos capitalinos.
El gobernador retornaba a la provincia restablecido y reasumía su función.




Papelón por causas familiares

Después del jaleo que vivimos en Río Grande por los cruces, polémicas, denuncias, operativos de prensa, pulseadas internas y complots, decidí comenzar la semana en la capital provincial, para ver si podía recobrar la calma y encontrar vivencias más reconfortantes.
Otro de los motivos para estar en Ushuaia, fue el regreso del gobernador Carlos Manfredotti, recuperado luego de un par de semanas de alejamiento del bolonqui fueguino.
Al enterarme de la conferencia sobre Educación Cívica y Liderazgo, que darían los senadores norteamericanos, que estaban de visita por la provincia; pensé, esta es mi oportunidad para reencontrarme con mi amigo. Cómo no iba a estar allí él, siempre dispuesto a aprender de los exponentes de una moral republicana y una conducta cristalina en la función pública.
Al llegar, me encuentro con una multitud de funcionarios públicos que fueron, aparentemente, por indicación del gobernador para que puedan aprender de los comportamientos éticos de las democracias más avanzadas. En medio del tumulto y una interminable serie de saludos, quedé frente a frente con el Manfre. Lo vi distendido, alegre, rozagante, destilando salud por todos sus poros. Me ve y viene enseguida a mi encuentro, me abraza, me besa y me invita a sentarme junto a él, en la primer fila de butacas.
Mientras esperamos el comienzo de la conferencia, me cuenta de su recuperación y de la preocupación que le había dado esa arritmia cardiaca. “No sabés Alacrán el susto que me pegué, me faltaba el aire, sentí como un puntazo en el pecho”, me explicó así su dolencia.
- Pero, ¿quince días no fue mucho tiempo para una arritmia?
- Lo que pasa es que el médico me dijo que estaba estresado y que necesitaba alejarme un poco de los problemas.
- Si sabés cuantos fueguinos necesitarían un alejamiento de los problemas por dos semanas y encima con todo pago. Ahora, otra cosita, es cierto que te agarró el estrés por el escándalo de Paderne y la denuncia de las coimas.
- Son todos comentarios infundados. La función pública siempre produce desgaste y más en un momento crítico como el que estamos viviendo.
La conversación se interrumpió porque ya estaba el senador norteamericano dispuesto a iniciar su conferencia. Iba todo bien, hasta que alguien le preguntó que era lo peor que podía hacer un político. La respuesta fue tan inesperada como un terremoto: “Lo peor que podría hacer un dirigente político es nombrar a parientes en el Estado”.
Tan mal momento no puede ser deseado ni al peor enemigo. Lo miré al gobernador y me asombró la transformación de su rostro, primero se puso pálido, se mordía los labios, luego estaba colorado como un tomate: Las manos crispadas se aferraban a la butaca, como queriendo afirmarse para que el terremoto no lo sacuda más. Estaba nuevamente agitado, respiraba con dificultad, al verlo tan desmejorado, le pregunté si necesitaba ayuda, un vaso de agua o que llame a un médico.
- No, no hace falta Alacrán, espera un poquito que enseguida el yanqui va a cambiar de tema... digo, se me va a pasar en enseguida, me dijo.
En efecto, el senador norteamericano, desconocedor de las particularidades de la democracia fueguina, siguió obsesivamente hablando de los vicios que tienen esos modelos políticos extranjeros.
Al finalizar la conferencia, me ofrecí para acompañarlo al gobernador, pero me dijo que no hacía falta, que ya se sentía bien. Me pareció que, mientras se alejaba, murmuró algo, como diciendo: “justo ahora viene este tipo, cuando más necesito tranquilidad. Le voy a decir a la Nelly que nos vayamos otros quince días. Esto es muy insalubre”.
Los funcionarios se fueron desconcentrando y el comentario en voz baja era coincidente: “a quién se le ocurrió traer a estos tipos, no entienden nada de nuestra esencia latina, acá la familia es muy importante, tienen que acompañar a los que tienen la responsabilidad de gobernar”.
Mientras me alejaba, pensaba en las distintas formas de apoyo que puede brindar una familia, no me cerraba que tenía que ser a cambio de sueldos suculentos y ocupando cargos por portación de apellido.
La nieve acumulada hacía dificultoso caminar y exigía una concentración especial para no terminar desparramado en el suelo. A pesar de esa prioridad, nuevamente apareció ese interrogante semanal: ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido el sábado 29/6/02 en el programa Al lado del Camino, por FM Estación del Siglo.
Esa semana, recrudecía la interna radical. El senador Jorge Colazo acusaba al intendente Jorge Martín de haberse gastado la plata de la coparticipación recibida en el pago a proveedores amigos y haberse quedado sin recursos para cumplir con los sueldos de los empleados.
Martín respondió que Colazo, el legislador Alejandro Vernet y la presidente del Concejo Deliberante, Patricia Pacheco, “quieren hundirlo”. El ignoto Ricardo Prinos dejaba su cargo de secretario de Gobierno en manos del retornado Rafael Nacaratto.
En tanto, en Ushuaia, se llevaba a cabo una conferencia de dos senadores de Estados Unidos, que se encontraban de visita por Tierra del Fuego, y que tenía el sugerente título de “Jornada de Educación Cívica y Liderazgo”. En el transcurso de la misma, uno de los expositores respondió a la pregunta qué es lo peor que puede hacer un dirigente político que ocupa la función pública. Sin dudar, el norteamericano afirmó: “nombrar a parientes en el Estado”.
Los murmullos de la concurrencia y el mal momento que pasó el gobernador fueron el comentario de todo el mundillo político, esa semana.
Manfredotti cuenta con al menos catorce parientes nombrados en distintos estamentos del Estado provincial. Hábito que es continuado por numerosos otros dirigentes justicialistas.
El nepotismo fueguino fue un tema tratado con asiduidad por programas televisivos, radiales y medios gráficos nacionales que se escandalizaron de las conductas de los mandatarios provinciales.




¿Acortar los mandatos? dejémoslo para mas adelante


Estaba Eduardo Duhalde explicando a gobernadores, diputados, senadores, legisladores y concejales los motivos de la convocatoria anticipada a elecciones: “Esto no va para más, nadie me da bola, el Fondo me toma para la chacota, no me presta ni para el colectivo, cada vez hay más piqueteros, nada me sale bien, todo lo que digo sale al revés, me di cuenta que tengo que volver a Lomas de Zamora...”
“Ni me lo nombrés a Zamora, que esta semana me dijo hasta mafioso, que se cree, hacerme quedar mal así”, lo interrumpe Atanasoff.
“Bueno, en la política hay que ser tolerante. Continuando, cómo yo me tengo que ir antes, quiero que se vayan todos conmigo, hay que anticipar las elecciones para todos. No puede ser que me vaya yo sólo”.
“Pero, Eduardo -le contesta Reutemann- por qué no me lo anticipaste, yo no sé qué hacer. Yo esperaba que fuera para septiembre, octubre, para tener tiempo para pensar, vos sabes que me cuesta decidirme, pero ahora qué voy a hacer, todo tan de golpe. Para colmo dicen que soy el candidato de Duhalde, del FMI, que soy el de la Rúa peronista, ya no sé quien soy...”
“Yo que vos me quedo en Santa Fe –interviene Menem- dejame a mí esto de las elecciones, yo sé como manejarlo, además, ya me compré un canal, yo sé gobernar y tengo una flor de primera dama, que me está presionando para quedarse con media Argentina.”
En ese momento se escuchó a un legislador que se paró y empezó a aplaudir solo y gritando “¡Bravo!, ¡Bravo!”, era Rubén Sciutto, que cuando se dio cuenta que todos lo miraban extrañado, no supo qué hacer con las manos, para colmo no encontraba los bolsillos, así que terminó arreglándose el peinado y mirando para un costado, mientras volvía a sentarse.
“Yo no tengo problema en renunciar –dijo de la Sota- siempre y cuando Reutemann se defina y me deje ir de vice, aunque si no quiere postularse yo me ofrezco”.
“Yo calculo que en un par de meses más, Martín va a hacer tantas macanas, que si anticipan las elecciones voy a llegar justito para quedarme con la intendencia. Así que puede ser que agarre viaje”. Se escuchó así la palabra angelical de Daniel Gallo.
Se notaba en el ambiente que todos los que estaban a favor de la renovación eran los que aspiraban a cazar algo más grande.
Muchos estaban callados, esperando que otros hablen, hasta que le llegó el turno a Manfredotti, mientras ponía su mejor cara de comediante, comenzó a explicar su postura: “Yo veo bien que se vote todo, pero en Tierra del Fuego no podemos hacerlo, por varias razones: la constitución no nos permite anticipar las elecciones, tengo familia numerosa y se imaginan que todos dependen de que yo siga, que van a hacer los quince parientes que tengo en el gobierno si yo me voy. Además, recibí un mensaje de las islas Sanguches, que simpatizan conmigo y están dispuestos a integrarse a Tierra del Fuego, si yo sigo de gobernador. Dicen que nadie habló tanto de esas islas después que las nombre yo en mi discurso”.
Estaban juntos Garramuño y Martín, que hablaban a coro: “tienen que comprendernos, si renunciamos quien nos vota después y nosotros somos ingenieros, de qué vamos a laburar después con la recesión que hay”.
Se animó a hablar Mónica Mendoza: “muchachos, entre nosotros tenemos que decirnos la justa, estamos en peligro de que no nos vote nadie, que quedemos sin trabajo, yo no tengo profesión como muchos de ustedes, me tienen que comprender. Yo no tengo propuestas, pero mientras las pienso, podría tirar hasta diciembre, no”
También pidió la palabra Rita Fleitas: “yo entiendo lo de las encuestas, que la gente no nos quiere, pero yo tengo programado otro viaje a Cuba, con los viáticos pagos, así que tendrá que ser después de abril, antes no puedo”.
Le tocó el turno a Astesano: “aunque a mí me cuesta mucho entender, no puedo decir que renuncio porque ya estoy viviendo regalado como legislador y después de todo lo que hice, y sobre todo lo que no hice, quien me va a votar, comprendan yo me estoy despidiendo de la política, no les parece que merezco terminar el mandato, es un esfuercito más, qué son seis meses más”.
En ese momento, se escuchó un ruido a latas y cacerolas que venía de afuera, me sobresalté, miré para todos lados para tratar de comprender y me di cuenta, era mi perro Bartolo que volvía a reincidir y traía una bolsa de basura y me había cortado el sueño. Como no me pude volver a dormir, el ruido a latas me resultó como algo añorado, y me pregunté: ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido el sábado 6/7/02 en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo.
En esos días, recrudecían las movilizaciones convocadas por asambleas vecinales y piqueteros que ponían a la hora del día la discusión de la consigna “Que se vayan todos”. Este caldeado estado de ánimo popular, obligaba a reiterados pronunciamientos de los distintos referentes políticos, que en la mayoría de los casos especulaba con sus intereses personales al momento de responder a ese reclamo de la mayoría del pueblo argentino.
El diputado nacional Luis Zamora era uno de los que más insistía en esa consigna y tuvo declaraciones que descalificaron la conducta de los funcionarios presididos por Eduardo Duhalde.
La compra del Canal 9 de televisión por parte del conglomerado empresario compuesto por Daniel Hadad, Fernando Sokolowicz (Página 12) y Vijnovsky (Meller), generalizó la opinión de que era un nuevo medio de comunicación puesto al servicio de mejorar la alicaída imagen de Carlos Menem.


¡Qué tiempos aquellos!


El tradicional quincho sirvió de escenario de la reunión multipartidaria que se convocó como quien no quiere la cosa. Viejos militantes justicialistas, radicales y mopofistas se juntaron a comer un asadito, aunque la intención no escrita era la de encontrar un consuelo, una contención, ante tantos sapos tragados y vidrios comidos.
La excusa fue tratar de confraternizar pero la sensación de desaliento, de pérdida de la mística y de los pocos ideales que quedaban en pie, fueron los verdaderos motivos.
Carlos Chiantti, se autodesignó parrillero, desde las diez de la mañana ya estaba en plenos preparativos. Lucía una imagen tradicional y nostálgica, un pañuelo con un nudo en cada punta a manera de gorro, y una musculosa de uniforme. Juan Chamuyetti, con su boina blanca y su pañuelito al cuello, dejaba presente su inconfundible identidad. Junto a Pepe Mopocho, estaban preparando las mesas para recibir a la docena de comensales comprometidos.
A medida que iban llegando se saludaban y empezaban a intercambiarse bromas. “Vos sí que hiciste de buena guita con el Pepe”, recordó uno; éste replicó: “sí y vos con el mostro”. “Te acordás como se repartía la guita de los ATN, con Menem fue una época dorada. En cambio ahora, te tenés que conformar con un puestito, porque la mosca grossa la hacen dos o tres y sus parientes”.
Los primeros chorizos salieron de la parrilla y se distribuyeron por los platos. Los recuerdos seguían aflorando: “Nosotros, en los ocho años del Pepe, parecía que no íbamos a largar más el poder, la gente nos seguía, los locales del partido estaban llenos. Claro, casi todos tenían un cargo público y así se hizo el aparato, cuando perdimos desaparecieron todos. Ahora es un lágrima ver esos locales, tanto espacio y tan poca gente”.
- Bueno, a nosotros con el mostro nos pasó lo mismo, quien nos ganaba una elección en Río Grande. Hacíamos entrar gente a la Muni y después tenían que militar y aportar el diezmo.
- En cambio nosotros, ahora nos alcanza con ofrecer un plan de empleo, hay tanta malaria que la gente hace cualquier cosa por recibir asistencia o tener un puestito.
Cuando la parrilla se fue despoblando y la digestión comenzaba a hacer su efecto apaciguador, fue el momento indicado, para que Cacho Peronio rompiera el hielo: “Compañeros, correligionarios, vecinos, nos juntamos porque todos estamos sufriendo los porrazos, los fracasos, las frustraciones y todo lo que aspirábamos se fue perdiendo. ¿Acaso no empezamos a militar creyendo que nuestros líderes tenían buenas intenciones y que íbamos a mejorar la sociedad? ¿Quién imaginaba esta compra de voluntades por planes de empleo o puestitos o negociados? ¿Era eso lo que soñamos cuando entramos en política?”
- Tenés razón Cachito, yo cuando empecé creía que la democracia iba a desarrollar una sociedad cada vez más justa, con menos miseria, con progreso. Cuando escuchaba recitar el preámbulo a Alfonsín, no tenía ninguna duda. ¿Y mirá adónde llegamos?
- A mí también me pasó, cuando se juntaron las agrupaciones vecinales, me imaginé que tener un partido fueguino sin compromisos con el centro del poder, iba a permitir crear una sociedad paradisíaca; con los recursos que tuvimos en nuestras manos, ¿si lo hubiéramos manejado bien?
Beto Sanata se sumó al nostálgico debate: “poco a poco nos fuimos acostumbrando a tener un discurso justificador, que se despreocupó de los problemas de la gente, que lo único que pretendía era salvar al líder. Así llegamos a este desastre. Pero, ¿y ahora qué se puede hacer? ¿Se puede reformar la política para que desaparezcan esos vicios?”
El interrogante rebotó de plato en plato, en medio de un silencio autocrítico.
“La verdad, que después de tantos malos ejemplos y tantos aprovechados, a los que les dimos aire y apoyamos, lo mejor que podríamos hacer sería retirarnos de la política, dejar el camino libre a los jóvenes, a ver si ellos pueden cambiar algo”, intervino Pepe Mopocho.
- Pero si dejamos esos espacios, los que vendrán van a repetir los vicios nuestros y caerán en las garras de los cabezones.
- No es mejor, tratar de empezar a cambiar de a poquito...
- Vos pensás que la gente va a tener paciencia para esperar, nos va a cortar la cabeza a todos.
- ¿Entonces, todo lo que dijimos hoy va a quedar en la nada, la idea de volver a las fuentes y a nuestros orígenes es una utopía?
Nuevamente el silencio fue la respuesta al problemático interrogante. Al rato, comenzaron los comentarios, los murmullos, alguna broma hizo olvidar la incómoda falta de respuestas.
Así, fue pasando la tarde. El consumo de vino fue creciendo y la alegría desbordó entre los comensales.
Del tema convocante no se volvió a hablar, hasta que la despedida fue una seguidilla de saludos, imágenes confusas y parloteos incoherentes.
Al otro día, casi nadie se acordó del interrogante, todos siguieron con sus prácticas habituales. Cómo dijo Cacho al despedirse: “al fin y al cabo hay que sobrevivir, sólo se trata de sobrevivir”.


Monólogo emitido el sábado 13/7/02 en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo.
El hecho de la inmensa mayoría de la ciudadanía, según reafirmaba cada una de las encuestas conocidas, se encolumnaba detrás del “que se vayan todos”; producía un efecto autocrítico y desolador en muchos militantes políticos. El apego a las normas, hábitos y costumbres cotidianas impuestas en las estructuras o aparatos partidarios, a medida que decrecía la presión popular, hizo que fueron postergados muchos de esos debates y cuestionamientos. Poco a poco, todo volvía a la normalidad.



La garraderrota

Comenzamos la semana con una serie de señales que intranquilizaron a la ciudadanía del país. Secuestros, robos, ataques contra tumbas y de patotas justicialistas, y denuncias de magnicidios. Cómo si todo esto fuese poco, el riojano más famoso persiste en su intento de agarrar la manija de nuevo. Cómo si no hubiera hecho ya demasiado daño, quiere reincidir.
Para tratar de bucear en la realidad de la isla, decidí ir a ver a mi amigo el gobernador para que me dé un panorama de lo que nos espera a los fueguinos. Llegué a la Casa de Gobierno, subí las escaleras y fui directamente al despacho del Manfre. Golpeo y entro, como es mi costumbre; pero no estaba. En su lugar, lo veo a Daniel Gallo estirado en el sillón, con los brazos detrás de la cabeza y los pies apoyados sobre el escritorio, cantando: “La Felicidad, ja, ja, ja, la felicidad...”
- Hola Alacrán, ¿qué te trae por acá?
- Venía a hablar con el Manfre... ¿le... pasó algo?
- Sí, le tomó el gustito a los chequeos y a los paseos por Buenos Aires y yo también le tomé el gustito al sillón. ¿Qué tal me queda?
- Bien. Aunque los metalúrgicos desearían también poder cantar la felicidad y que muevas algo a favor de ellos –para no seguir metiendo el dedo en la llaga, cambié de tema-. ¿No me digas qué el goberna está estresado de vuelta o se descompensó otra vez? Aunque, pensándolo bien, lo que está descompensado es el gobierno.
No me contestó, aunque en realidad pienso que ni siquiera me escuchó, y siguió cantando.
Como la cosa no daba para más y Gallito estaba en otra órbita, salí a la San Martín, mientras caminaba no dejaba de pensar en el gobernador, otra vez estresado, chequeándose en Buenos Aires, quince días lejos de la isla, la verdad que esto se maneja solo.
Sin querer empecé a sacar cuentas, si esta costumbre se mantiene, de tomarse un descanso de quince días por mes, al Manfre sólo le quedan unos nueve meses de gobierno y a Gallito otros nueve. Aunque, tal vez, algunas semanitas puede ligar también Angélica...
Decidí visitarlo a mi amigo Jorge Garramuño, que no estaba pasando por un buen momento. Cuando llego a la Intendencia, lo encuentro enredado en una discusión de alto nivel con los empleados municipales, que habían ocupado el edificio.
El Garra estaba sacado, recaliente, le dijo a un delegado: “ustedes se van a quedar acá un año, pero no van a conseguir nada, yo cuando tomo una decisión no vuelvo atrás”. El sindicalista le retrucó: “sí, nosotros nos vamos a quedar acá, pero vos te vas a olvidar de gobernar”. En ese momento, al Garra le agarró la gallegada y se le quiso ir encima, “a quién no vas a dejar gobernar, si te agarro, tú mujer no te va a poder gobernar más”, respondió alterado el jefe comunal. En medio de abucheos, silbatinas e insultos para todos los gustos, la barra que le gritaba: “apurando, apurando el expediente que ya estamos bien calientes” y “Somos todos intendente, y al que no le gusta se jode, se jode”.
Para qué, al Garra se le caía la baba de la furia, lo tuvieron que agarrar entre cinco para que no embistiera como un toro de las corridas de San Fermín. A duras penas lo metieron en su camioneta y se lo llevaron mientras arañaba los vidrios de la bronca.
Después de semejante espectáculo, pensé que todo se había podrido, se habían quemado los puentes del diálogo y que para poder negociar iba a pasar mucho tiempo.
A pesar de estar tan cerca de los políticos, uno no termina nunca de entenderlos. Pasaron un par de horas y ¡todo estaba arreglado!, se había alcanzado un acuerdo que derogaba el decreto del ajuste y devolvía lo descontado.
Me dije, esto tengo que charlarlo con el Garra, cómo puede ser que cambie tan rápido de posición, justo él que siempre se mostró inflexible, imperturbable, como un hombre de hierro. Cuando llegué a su casa, lo encuentro desquiciado, desparramado en un sillón y me dice: “esto no da para más Alacrán, todos los peronchos se aprovecharon del conflicto para incentivar la violencia, así no se puede gobernar...”
-Pero, vos no te diste cuenta que te estaban haciendo la cama, para que te tiraste contra los laburantes y contra el gobierno, no pensaste en este resultado. Ahora sí que se terminaron tus sueños de reelección...”
La cara se le transformó, los ojos se le pusieron rojos, cerró los puños y empezó a golpear contra la mesa ratona y a gritar: “no puede ser, no puede ser, cómo me jodieron, me liquidaron...”
Retrocedí unos pasos, y me impresionó la transformación de su rostro. El Garra nunca fue muy pintón que digamos, pero ahora mirarlo asustaba, me imaginé que si salía por la noche podía causar estragos, a más de uno le podría agarrar un infarto si se lo encontraba a la vuelta de una esquina.
Impactado por las transformaciones, salí despacito sin dejar de mirarlo y me fui caminando hacia el centro. Se escuchaban bocinazos y los municipales no dejaban de festejar, era la primer derrota de un ajuste en muchos años.
A medida que me alejaba, se me ocurrió que los políticos de a poquito le están dando el gusto a la sociedad, se están quemando de tal manera y tan de golpe uno tras otro que ni su familia los va a votar.
Así, como era previsible, fui llegando a mi interrogante de monologador de todas las semanas: ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo, el sábado 20 de julio de 2002.
El conflicto gremial que enfrentaba al Ejecutivo municipal de Ushuaia con sus empleados llega a su fin, con una estrepitosa derrota de Jorge Garramuño.
Horas antes de firmar el acuerdo que impuso la postura de los trabajadores, el intendente había protagonizado incidentes verbales con los piquetes municipales. También, había reafirmado que no volvería atrás y que el ajuste era inevitable.
Un par de horas después, luego de varias semanas de huelga, incidentes, denuncias a trabajadores y a la oposición, el dirigente mopofista debió resignarse y dejar sin efecto la reducción salarial que pretendía imponer a los empleados municipales.
Fue la primera derrota de un plan de ajuste en mucho tiempo.



Las preocupaciones justicialistas

Como hacía mucho tiempo que no confraternizaba con los compañeros justicialistas y como una forma de descomprimir nuestra relación, decidí concurrir a la Unidad Básica “Desparramados qué haremos” para participar de una reunión de militantes.
Al entrar me saludaron a coro: “por fin aparecés por acá Alacrán”. Fue una simple distracción, porque las preocupaciones se veían en las caras de todos. El clima estaba caldeado, el sector sciuttotista insistía con el riojano. José Liberali enfatizaba que “no tenemos que hacerle el caldo gordo a la campaña de desprestigio que está sufriendo nuestro líder, se han confabulado el New York Times, el Washington Post, el FMI, Duhalde, la gorda Carrió, Zamora, Lanata, todos contra Menem. La sinarquía internacional nos está atacando y difamando, ahora más que nunca la opción es Bush o Menem”.
Los que escuchaban no lo podían creer, se les cruzaban los ojos, se pellizcaban, se mordían las lenguas; hasta que llegó el representante del revahtismo y argumentó: “no importa que haya currado, que tenga cuentas en Suiza ni que haya negociado el silencio por el atentado de la AMIA, después de todo quien no se hizo algún negocito o se quedó con un vuelto, lo que importa son las variables económicas y Menem es el único que puede ponerlas en caja”.
“Ustedes lo que están pensando es en salvarse, pero díganme como van a hacer para que la gente vote a un tipo tan impresentable”, retrucó Cacho Peronio, y agregó: “Estamos metidos en un gran problema, a Menem no lo vota ni la hija, Kirchner dejó en banda a los mineros de Río Turbio y tiene cortes de ruta por todos lados, De la Sota no levanta el ratting ni con una grúa. Si Reutemann no se postula, tenemos que buscar a Larrauri, a Di Palma o aunque sea a Mazzacane, pero con los que tenemos nos vamos al bombo”.
Entonces intervino Pepe Prebenda y cambió el eje de la discusión: “ustedes están preocupados por las presidenciales, pero acá también estamos jodidos. A mí me contaron que lo del Manfre es grave, que si deciden operarlo no va a poder seguir en el cargo, casi está descartada la reelección. Por eso empezó a aparecer Daniele y Gallo le está tomando el gustito al sillón, pero con esos dos no ganamos ni a placé. Van a tener que hacer varios planes arraigo para convencer, pero alguna pared van a tener que levantar porque sí no... ”
“Encima lo tenemos a Chiquito haciendo tareas comunitarias por la guita que se curró de la Cámara de Diputados –dijo con preocupación Juan Cooperativo-, justo ahora que tenía el camino libre...”
La respuesta lo desmoralizó rápidamente: “mirá dejalo a Chiquito que se acostumbre al Hogar de Ancianos, porque tendría que jubilarse y empezar a jugar a las bochas en lugar de seguir haciendo papelones”.
“Lo único que nos puede salvar es que los mopochos y los radichetas tienen más quilombos que nosotros y hay que rogar que Chispita y Fabiana no se junten, porque si no sonamos”, aportó Juan Domingo Drake.
Fue el momento justo para que incursione José Quarantachincue y aportó una idea brillante: “y si esperamos la carrera de la Hermandad y al que gane le ofrecemos la candidatura a la gobernación”.
Todos se quedaron en silencio meditando la propuesta, algunos asentían con la cabeza otros comenzaron a hacer comentarios en voz baja. Fue el momento ideal para marcharme sigilosamente del lugar.
Mientras caminaba, una sensación de intranquilidad, de vacío, fue ganándome poco a poco. Cuando estaba llegando a mi casa la soledad y el silencio del barrio me hizo caer en ese viejo pensamiento recurrente: ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo, el sábado 3 de agosto de 2002.
La candidatura del gobernador santafecino, Carlos Reutemann, parecía un número puesto para cerrar la interna justicialista. Pero sorpresivamente, el ex corredor de Fórmula 1 anunció que renunciaba a postularse. El desconcierto ganó las filas del PJ.
En tanto, en Tierra del Fuego, las sucesivas internaciones de Carlos Manfredotti ponían una cuota de incertidumbre en sus posibilidades reelectorales y comenzaba a perfilarse distintos sucesores.
Por otro lado, el eterno candidato Esteban “Chiquito” Martínez estaba cumpliendo una condena, con la modalidad probation, haciendo tareas comunitarias en el Hogar de Día San Vicente de Paul. La condena se originó en una avivada que hizo al vencer su mandato de diputado y fue impuesta por el Tribunal Oral de la Justicia Federal.
La existencia de un fondo solidario que subsidia a los diputados con mandato cumplido, despertó la codicia de “Chiquito” y pretendió engañar a la comisión que lo otorga, afirmando que no tenía trabajo. Así, durante casi un año después de dejar la banca, percibió su sueldo de diputado simultáneamente con el que le otorga la Cooperativa Eléctrica de Río Grande por su cargo de gerente.


Mediación

Estaba en el aeropuerto y lo encuentro a mi gran amigo Daniel Gallo que se estaba preparando para viajar hacia Buenos Aires para reunirse con el ministro de Economía Roberto Lavagna. Al verme se dirigió decididamente a mi encuentro y me saludó con una efusividad sorprendente: “¡Hola Alacrán! ¡Qué suerte que te encontré! Te estuve buscando por todos lados. Necesito que vengas con nosotros para negociar con el gobierno nacional”.
- Sí, pero para qué querés que vaya, si vos dijiste que ya está todo arreglado.
- Eso lo dije para dar seguridad y esperanza a los fueguinos, pero querés que te diga la verdad: no nos dan pelota, nos tienen de un lado para otro y uno se tira la pelota a otro y nadie pone el gancho. Duhalde se lava las manos y Lavagna no quiere saber nada. Necesito que vos vengas para poner peso en las negociaciones. Vos sabés como tratar con ellos y a vos no te pueden decir que no. Encima está el O´Neil ese que pone condiciones nuevas todos los días.
- Bueno, si vos crees que es importante yo estoy dispuesto a viajar por mi provincia.
Así fue que conocí por dentro el nuevo Lear Jet. La verdad que una vez que subís no te dan ganas de bajar. Que butacas, que servicio, que comodidad. En medio del viaje, Gallo me explicó los pormenores de las últimas negociaciones y me pidió por favor que hable con Duhalde, con Lavagna y con O´Neil.
Cuando llegamos a Aeroparque nos estaba esperando una limusina que nos llevó directamente al Sheraton Hotel. Lo que eran esas habitaciones, los pasillos todos con tipos hablando en inglés, parecía que estaba en la Quinta Avenida o en Manhattan.
Dejamos los bolsos y valijas, y fuimos directamente al Ministerio de Economía. Cuando llegamos, nos hicieron pasar y nos hicieron esperar en un despacho pegado al del ministro. Pasaron como cuarenta minutos y ni noticias del encuentro. Entonces le pregunté a Gallo, si estaba seguro que tenía una audiencia. Aunque me contestó afirmativamente, golpeé y entré directamente a verlo a Lavagna. Cuando me vio se sorprendió: “Alacrán qué hacés por acá, porque no me avisaste que venías, ¿te hicieron esperar mucho?”
- Mirá Roberto hace como una hora que estamos con la delegación fueguina afuera y no nos das ni pelota.
- Ni me acordé que venían, con el quilombo que tengo con O´Neil, la cabeza no me da para otra cosa. Para arreglar lo de Tierra del Fuego tengo que preguntarle a él que le parece. ¿Sabés lo que es capaz de hacer si hago algo sin consultarlo?
Como estaba por llegar, esperamos unos minutos y entró sin golpear. Lavagna, enseguida le dejó el sillón del escritorio de ministro y se fue a sentar en una silla de madera que estaba a un costado.
Cuando el yanqui me vio, Enseguida me reconoció: “Usted debe ser Alacruan, lo conoscou por fotos de la CIA”.
Fue el momento indicado para plantearle el problema fueguino y que estaba con el vice gobernador. Entonces dio la autorización para que entre. “Usted es el gobernador Carlos Morfatutti”. Le explicaron que el apellido era Manfredotti y que estaba enfermo. “Ah, entonces usted es Daniel Pato”. Le tuve que explicar que era Gallo y no Pato, a lo que respondió con la característica simpatía norteamericana: “Ah, me equivoqué de animal” y se despachó con una carcajada estruendosa.
“Mira Gallitou, vos querés sustitución, pero primero tenemos que ver lo de la regionalización de la Patagonia, para qué quieren tantas provincias, con una alcanza”.
Entonces lo interrumpí, mientras Gallo y Lavagna me miraban temblorosos, “Pero, escuchame O´Neil ustedes son insaciables, las quieren todas”.
Enseguida, con cara de cowboy perdona vidas, me contestó: “Mirá Alacruán, nosotros somos el imperio, ustedes tienen que aportar para que nuestro sistema funcione, las decisiones las tomamos nosotros y ustedes deciden quien son los que negocian con nosotros, como si fueran virreyes o gerentes nuestros. Fijate que hasta los banqueros nos piden mano dura con el gobierno, ellos entendieron quien tiene la manija”.
La brutal sinceridad del secretario de Tesoro de EEUU no mereció la más mínima crítica de los funcionarios que muchas veces hacen discursos en defensa de la soberanía nacional, todos agacharon las cabezas y se hicieron los distraídos como perro que lo están corriendo. Antes de retirarse para cumplir su papel de Herodes en un comedor infantil, le dio una orden a Lavagna: “arreglá esto de Tierra del Fuego, porque allí tenemos algunas fábricas amigas que tienen que mejorar sus ganancias”.
En el viaje de regreso, Gallo estaba eufórico, no se cansaba de agradecerme: “Gracias Alacrán, sino hubiera sido por vos no hubiéramos conseguido nada”.
Después se dedicó a buscar información de la Asamblea Popular, de la ocupación de la intendencia de Tolhuin y de la Gobernación por parte de obreros de Renacer.
Mientras llegaba a mi casa, volví a preguntarme por el día del próximo cacerolazo.


Monólogo emitido en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo, el sábado 10 de agosto de 2002.
El vicegobernador Daniel Gallo viajaba nuevamente a Buenos Aires para reanudar las gestiones con el Gobierno nacional, por la promulgación de un decreto que imponga la sustitución de rubros productivos a la industria promocionada fueguina. Al partir, declaró -como en tantas otras ocasiones- que era inminente su firma. Al regresar, Gallo se atrevió a anunciar que el 20 de agosto se firmaría.
Su aprobación definitiva se demoraría todavía varios meses más y la firma de Lavagna nunca pudo ser estampada en la norma.
En realidad, las gestiones estaban trabadas por la negativa del ministro Roberto Lavagna a convalidar esas exenciones fiscales, a la que se sumaba la intromisión –cada vez más evidente y ostentosa- de los distintos enviados del Fondo Monetario Internacional y del gobierno norteamericano.
John O´Neil, titular de la Reserva Federal de Estados Unidos, se había reunido con banqueros quienes le pidieron mano dura con el gobierno argentino y que imponga graves condiciones al país en un futuro acuerdo. Luego, continuó con su gira, visitó un comedor infantil, una escuela y una fábrica.
En tanto, los metalúrgicos riograndenses –asolados por la parálisis total de la industria- continuaban con las convocatorias efectuadas por la Asamblea Popular, que se sumaba al reclamo nacional del que se vayan todos. Empleados cesanteados por el intendente ocuparon la sede municipal de Tolhuin y los trabajadores de la empresa autogestionaria Renacer ocuparon momentáneamente la Gobernación fueguina.


Batifondo fueguino

No hubo noche esta semana que no estuviera cargada de pesadillas, casi no podía dormir, a cada rato me despertaba, me tapaba, me destapaba, tenía frío, a ratos calor, estoy con un dolor de mate que no aguanto más. Estuve soñando con peleas por todos lados, en los escasos momentos que no había discusiones o gritos, aparecían globos con onomatopeyas, como en las series de Batman. ¡Fue de terror! Una continua pesadilla, como de Freddy Kruegger, Chuky y Alien todos juntos.
A ratos, se me aparecía Eduardo Duhalde peleándose con Carlos Menem, haciéndole zancadillas, patadas voladoras, piquetes de ojos; tirándose con lo que venga de un lado para otro, Uno prendía el ventilador y el otro revoleaba una bolsa de bosta, parecía una pelea de los tres chiflados, volaba de todo. La verdad que resultaría cómico si no hubiera 35 millones de argentinos en el medio. A un costado de la pelea, estaba José De la Sota, mientras recibía con una mano subsidios, con la otra se arreglaba su pelambre haciéndose el distraído. Mientras “El Adolfo” Rodríguez Saa se refregaba las manos, cual lores ingleses, los de la Corte Suprema miraban flemáticos como se seguía pudriendo todo. Me desperté en el momento que estaba escuchando tiros, cañonazos y explosiones. Mientras despertaba, una escena me hizo acordar de la matanza de San Agustín, la de Al Capone.
Me fui a tomar un vaso de agua y decidí intentar dormir nuevamente.
Justo que había cerrado los ojos, apareció un tipo, vestidito con un traje que parecía de la primera comunión, se venía al humo recontraembroncado. Enseguida me di cuenta que era Jorge Martín que se estaba agarrando a los bollos con Pesarini, la Pacheco que aparecía por atrás a los gritos y lo rasguñaba todo. En un segundo plano, Turdó corría, como podía, desesperadamente para defender a su jefe. A un costado, estaban Donatti haciéndose las manos con una manicura y Chocrón recitando una poesía de Gabriela Mistral. Empecé a escuchar discusiones por todas las radios, se repartían las tareas, en algunas hacían fila Martín, Baccichetto, Clementino, Pagela, le daban con un caño a Colazo. En otras, agarraban el micrófono Pesarini, la Pacheco y le daban con un mástil a Martín. Las peleas seguían en los pasillos y en los comités. Eran como las tres de la madrugada cuando grité con toda mi voz: ¡Por Favor! ¡Paren un poco que no puedo dormir!.
Allí me desperté de nuevo. Me parece que mi cara de sonámbulo asustó a Bartolo, que salió rajando, creo que pensó que lo estaba por castigar, empezó a correr mirándome como diciendo ¡Qué hice ahora!, y se fue raudamente para su cucha.
Por fin, pude dormir de nuevo. Pero no duró mucho, al rato, volví a dar vueltas, estaba intranquilo. Ya era demasiado intento, entonces me levanté y como estaba asomando el sol, decidí ir para Ushuaia, seguro allí todo sería pacífico. Es cierto, uno mira la bahía y el paisaje apacigua hasta a las bestias.
Estaba amaneciendo, todo auguraba que sería un gran día.
Llegué a Tolhuin y me encuentro con carteles por todos lados. Había un despelote bárbaro. Los empleados municipales habían tomado la intendencia, estaban discutiendo con el intendente. Se decían de todo, le echaban en cara la contratación de asesores, el manejo de las tierras fiscales y otro montón de curros... No estaba para seguir escuchando. Me compré unas facturas en lo de Emilio y seguí viaje.
Cuando llegué a Ushuaia, empecé a escuchar las radios y me entero que el fiscal de Estado había salido a hacer una denuncia. Empecé a tener la certeza de que se estaba pudriendo todo y yo que vine para buscar un poco de paz. Lo primero que pensé fue que don Virgilio, seguramente, se decidió a denunciar las compras directas del gobierno, la contratación de consultoras, los nombramientos, el manejo del banco y del Fondo Residual, el negociado con la Clínica San Jorge. ¡Era hora que se lo escuchara hablar al fiscal!
Me fui directamente a hablar con él. Ahora sí me voy a enterar de algo grosso, me dije.
Cuando llegué a la Fiscalía, lo encontré a mi gran amigo el doctor Virgilio Martínez de Sucre que me abrazó efusivamente. “Qué suerte que viniste Alacrán, ahora te vas a enterar de todos los manejos que hay en el Estado”. La sensación de que había dado en la tecla con mis presunciones me puso terriblemente ansioso para conocer los detalles.
Entramos a su despacho y enseguida me preguntó: “no me viste ayer por la tele, les di con un caño. Hablé casi una hora y los denuncié a todos”.
Me preparé para escuchar, porque estaba seguro que iba a cambiar todo en la provincia, ahora sí que se iba a hacer justicia.
Virgilio se empezó a despachar. “Tuve que salir con los tapones de punta, deschavé todo. Fijate la sigla de Participación Ciudadana, es igual que la del Partido Comunista. Querés más, a José Martínez le dicen Pan Crudo, las mismas iniciales. Todos se mueven detrás de ese sello de goma. Le hacen juicios al Estado y encima asesoran a ATE y a Fabiana Ríos”.
No podía creer. “Pero, escuchame Virgilio, ¿esa es la denuncia que hiciste? ¿Y de los curros de la gente del Manfre y los anteriores del Pepe no dijiste nada?”
- Mirá Alacrán, Todas esas historias de irregularidades son inventos, acá todo fue controlado y no encontramos nada, estaba todo bien...
- Me querés decir que lo de Hifusa, lo del banco, lo de las consultoras, las coimas del IPRA, todo era..., ¿cómo te podría decir? ... una campaña en contra de los que gobiernan, orquestada por la oposición...
- Sí, eso mismo. Acá los que arruinan todo son esa gentuza de Fabiana Ríos, José Martínez, los de Participación Ciudadana, los de ATE. Ellos son los que no piensan en los fondos públicos, le viven haciendo juicios al Estado. Después se quejan que hay que endeudarse, hay que pedir créditos, así no hay plata que alcance. Hay que terminar con esos zurditos que quieren defender a los pobres. Las cosas son como son y hay que aceptarlas, no se puede vivir reclamando. La gente nos votó y ahora tienen que dejarnos trabajar...
- ¿Pero, Virgilio, a vos quien te votó? ¿Si no recuerdo mal fue José Estabillo?
Empezó a transformarse, rápidamente empezaron a crecerle los pelos por todo el cuerpo, en cuestión de segundos, le salían mechones por debajo de las mangas y del cuello, la cara se le hinchó y se cubrió de un pelambre marrón, saltaron todos los botones de su camisa, cada vez se parecía más al Increíble Hulk, aunque a decir verdad, me hacía acordar más a King Kong.
Como pude comencé a retroceder, tanteando entre los sillones y mirando de reojo para alcanzar la puerta. Mientras, Virgilio pegó un salto y empezó a saltar sobre el escritorio emitiendo unos extraños sonidos guturales y se golpeaba en forma desafiante el pecho con ambos puños.
En ese momento, alcancé la puerta y salí disparando. La verdad, en esta isla uno no gana para sustos. Mientras trataba de tranquilizarme, llegué a donde estaba el coche y salí a toda velocidad para la ruta. Ni loco paraba en Tolhuin o iba a tomar un café en algún boliche del centro de Río Grande. No quería tomar contacto con nadie, no quería saber nada de discusiones y piñas.
Estaba escuchando música para superar el stress, y en eso escucho que se armó despelote en el Polideportivo con el fútbol de salón y después anunciaron que a Martín se le ocurrió traer a la trouppe de Titanes en el Ring.
¡Qué semana, por favor!
Apagué la radio, me bajé del auto y en un momento de extravío salí corriendo y gritando: ¡Un cacerolazo por favor!, ¿Cuándo va a haber uno? ¡Por favor, qué a alguien se le ocurra convocarlo!


Monólogo emitido en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo, el sábado 17 de agosto de 2002.
En esos días, el ambiente político estaba exacerbado por las intensas pujas que se anticipaban al año electoral. El presidente Eduardo Duhalde buscaba ganar posiciones en su eterna pulseada con Carlos Menem, lanzaba, recibía y retrucaba denuncias, epítetos y descalificaciones en un proceso uniformemente acelerado.
Para no quedar afuera de esa reconfortante y enriquecedora modalidad nacional, en Río Grande se sucedían los enfrentamientos que tenían como escenario la interna radical, con el inestimable aporte de algunos dirigentes justicialistas. La puja entre Jorge Martín y Jorge Colazo alcanzaba el rango de pelea estelar y los efectivos alineados aportaban su artillería para sacudir los escasos baluartes enemigos. El colacismo se apoyaba en el Concejo Deliberante, desde su cabeza de playa de la presidencia de la legislatura comunal. Quedaba también en evidencia el acuerdo de trastienda entre el vicegobernador Daniel Gallo y Colazo, para llevar adelante un operativo de pinzas que aísle a Martín.
En Tolhuin, se producía un duro conflicto gremial a raíz del despido de empleados municipales producido por el intendente justicialista Adrián Fernández. La reacción de los trabajadores llegó a la ocupación de la sede comunal.
En tanto, el fiscal de Estado, Virgilio Martínez de Sucre, alcanzaba el estrellato al ocupar durante casi una hora del horario central de los canales de televisión de la provincia. El funcionario, que es poco propenso a brindar declaraciones a los medios, se despachó atacando a diversas figuras de la oposición que lo cuestionaban por sus evidentes defecciones en su labor de contralor y defensa de los intereses del Estado. Entre sus “espectaculares” denuncias se encontraban abogados que cumplían con su labor profesional de defender a trabajadores ante los atropellos cometidos por el gobierno y por asesorar a la legisladora opositora Fabiana Ríos. Además, destapando sus razonamientos maccartistas intentó demostrar un acertijo: la sigla de la organización no gubernamental Participación Ciudadana coincidía con la del Partido Comunista, sin explicar qué delito o irregularidad existía en esa coincidencia.




Paderne empernado

Como cada semana que se inicia, el monólogo se me presentaba con grandes interrogantes: ¿habrá algún tema interesante? ¿Podré cumplir con mi misión de Primer Monologador Oficial Fueguino?
Pero, la verdad es que tengo que hacer un profundo reconocimiento a toda la clase política fueguina, a jueces, fiscales y funcionarios que se obstinan en brindarme letra y hacerme más sencilla mi labor. A todos ellos, ¡muchas gracias!
Esta semana no fue la excepción. Después de todos los bolonquis que se armaron la semana pasada, pensé que esta debería ser mucho más tranquila.
Pero Virgilio salió de nuevo a la palestra y utilizó las selectas cámaras de los canales estatales para continuar con el segundo episodio de su nueva miniserie denominada El Redentor. La crítica del espectáculo ha sido impiadosa con don Martínez de Sucre, que la trama es pesada, el guión parece escrito por otra persona -algunos piensan que, en los continuos descansos en Buenos Aires, el Manfre le pone la letra-, que el relato es obsesivo, que su ataque y persecución contra la estrella de la serie, Fabiana Ríos, parece más un rapto de despecho que un libreto ingenioso, inteligente y creíble.
Luego de la segunda desafortunada irrupción televisiva de Virgilio, la caída del ratting augura que el programa sea levantado de inmediato; aunque en la televisión estatal fueguina nunca se sabe.
Recordé que la semana pasada había dejado a Virgilio hecho una furia y convertido en un monstruo tipo King Kong saltando sobre su escritorio clamando venganza. La imagen volvió a mi memoria, parecería que Virgilio apunta y otro tira la piedra, y ya le pegaron a una radio y a la casa de un comerciante.
Pero, cuando parecía que la semana terminaba con esa vergonzante labor, apareció doña María Cristina Barrionuevo, que se acordó de golpe que trabaja de juez y pateó la mesa, gritó bingo y procesó a Raúl Paderne, Titi Pena, Walter Agüero, Pablo Villegas y a Daniel Armesto.
Cuando me enteré, lo primero que hice fue ir a visitar a mi gran amigo Raúl Paderne, al llegar a su casa, siento un ruido seco, como si estuvieran golpeando una pared con una masa. Entro y lo veo al ex rugbier, vestido con su equipo deportivo pegándole topetazos al muro medianero.
Cuando me ve, se viene a la carrera con todas las intenciones de aplicarme un tackle. Entonces le grito: “pará Raulito, no me conocés”. Se detiene y vuelve en sí, “Alacrán, como andás tanto tiempo, no te había conocido, perdona el susto, pero ando con toda la bronca encima. Podés creer que la Barrionuevo me procesó, si la agarro por la calle la piso con el coche, si la encuentro en el campo le hago un scround...”
-Pero, escuchame un poquito Raulito, vos te mandaste una flor de macana y ahora la culpa es de la jueza. Me parece que vos te creíste que tenías impunidad para rato.
Para qué, Empezó a balbucear una respuesta, pero lo único que le salía era una especie de baba verde y espumosa por la boca, su cara empezó a transformarse, se le pusieron los ojos en blanco y apuntó de nuevo contra la pared y chocó de lleno con el parietal. Parecía de cabeza dura porque logró quebrar el revoque y aflojar un par de ladrillos. Enseguida se recobró, dio media vuelta y le apuntó a un árbol, mientras seguía impactando contra todo lo que se le cruzaba, me alejé preventivamente y sigilosamente empecé a caminar hacia el centro de Ushuaia.
Entonces decidí ir a visitar a mi gran amigo el goberna, que hacía tanto tiempo que no veía. Aunque en realidad, la inmensa mayoría de los fueguinos hace mucho que no lo ve.
Lo fui a buscar, estaba jugando al golf. Es todo un signo del acercamiento con Carlos Menem, pensé.
Cuando llego, enseguida se acercó a abrazarme. Se ve que adivinó mi pensamiento y enseguida me respondió: “mirá Alacrán, estoy practicando golf, porque me lo recomendaron, tengo que caminar, respirar aire puro y olvidarme de las preocupaciones. Así me siento mejor”
-Pero, muchos compañeros te patean en contra. Mirá Mario Daniele y Mabel Caparrós, cuando se rumoreaba que estabas jodido, casi te mandaron una corona y se lanzaron para la candidatura a la gobernación.
-Son cosas de la política Alacrán, ahora entendieron que hay que trabajar y que falta mucho para las elecciones.
-¿Qué me decís de Virgilio? ¡Cómo se despachó! Pero, la verdad que no le cree nadie, después de los transatlánticos que pasaron delante de él sin que viera nada...
-Si la verdad que me la mando cambiada, a mí me dijo que tenía una denuncia espectacular para liquidar a la oposición y después me salió con eso. Ese muchacho no anda bien...
-Los que tampoco deben andar muy bien son Paderne, Agüero, Pena y Villegas, ¡cómo los empernaron! Eso si que no se entiende, los jueces que pusieron ustedes o los que hasta ahora no habían visto nada se les volvieron en contra. Me parece que estos muchachos se sentían muy impunes para mandarse las macanas que se mandaron.
La cara del manfre se empalideció y de golpe empezó a gritar: “¡Basta! ¡Basta Alacrán! Yo vine a olvidarme de todo eso y llegas vos para hacérmelo recordar”. Mientras se alejaba, agarrando un palo de golf, me dijo: “Yo no puedo estresarme, tengo que alejarme de los bolonquis que hacen los compañeros, quiero un poco de paz, un poquito nada más ¿es mucho pedir?”
Cuando le contesté: “sabés cuantos fueguinos están pidiendo eso, esa pequeña y humilde pretensión”. Para qué, empezó a pegarle a una pelotita pero le daba a las piedras, a la tierra, al pasto. Mientras se alejaba a paso acelerado, iban quedando las huellas de los palazos.
Como la cosa no daba para más, decidí volver sobre mis pasos. Mientras me alejaba de ese oasis verde, no pude impedir, como una letanía, que volviera ese reiterado pensamiento, esa añoranza con forma de interrogante: ¿Cuándo será el próximo cacerolazo?

Monólogo emitido en el programa Al lado del camino, por FM Estación del Siglo, el sábado 24 de agosto de 2002.
Esa semana, el fiscal de Estado volvió a ocupar un prolongado espacio del horario central de los canales oficiales de televisión para continuar con sus insólitas denuncias. Ahora descalificó a un periodista porque su esposa trabajaba para Fabiana Ríos y a otro comunicador porque su padre había sido funcionario del gobierno anterior. Lo sugestivo fue que la radio donde emitía su programa fue atacada a pedradas luego de la proclama televisiva. También fueron dañadas las oficinas de un promotor turístico involucrado por el fiscal.
La juez de Instrucción María Cristina Barrionuevo dictó el procesamiento del secretario Legal y Técnico de la Gobernación, Raúl Paderne, por cohecho activo y defraudación, y embargó sus bienes por 250 mil pesos. También el procesamiento alcanzó al flamante juez federal y ex presidente del IPAUSS (entidad que nuclea la obra social estatal y al sistema previsional provincial) a Héctor “Titi” Pena (embargo por 100 mil pesos), al presidente del IPRA (entidad reguladora de juegos de azar) Walter Agüero (embargo 200 mil pesos), al asesor del IPRA Pablo Villegas (120 mil pesos) y al empresario de casinos electrónicos Daniel Armesto (100 mil pesos) por defraudación contra la administración pública y cohecho pasivo.
Este ilícito se originó en un arreglo extrajudicial entre el IPRA y Armesto por devolución de cánones mal liquidados por la entidad por un monto de 586.970$ y honorarios para los abogados de Armesto (Pena y Paderne) por 200.721$. La juez consideró que la liquidación estaba inflada y perjudicaba al ente oficial en 335.760$.
En ese arreglo, el empresario denunció que Paderne le impuso para poder cobrar una distribución de coimas por 324 mil pesos, cuyos beneficiarios, según afirmó, serían: Carlos Manfredotti, Daniel Gallo, Walter Agüero, Pablo Villegas y la camarista María Rosa Ayala.
Por otro lado, las sucesivas internaciones del gobernador por arritmia cardiaca y estrés, llevó a que circulen insistentes versiones sobre el grave estado de su salud. Aprovechando la circunstancia, comenzaron a difundirse panfletos que oficiaban de lanzamiento de la fórmula a la gobernación integrada por los senadores Mario Daniele y Mabel Caparrós.







Modelos

Estaba caminando por el centro, me entretenía viendo a la gente mirar vidrieras y seguir de largo, mientras los vendedores se aburrían ilusionados con que alguno se decida a entrar. Uno no podía dejar de recordar los tiempos de esplendor fueguino. ¡Qué tiempos aquellos! Todos desplegaban sus hábitos consumistas y compraban casi sin mirar vidrieras ni fijarse en los precios. Habrá que acostumbrarse a los nuevos tiempos.
Cuando el entretenimiento se agotó volví a otra de las realidades, la conmoción que había producido el fallecimiento de José Salomón y la polémica desatada por la acefalía judicial.
En eso me lo encuentro a mi gran amigo el jurisconsulto Máximo Mangiapapeles que venía todo desaliñado, con la corbata corrida para un costado, despeinado y con los bolsillos del saco lleno de expedientes. Cuando se acercó lo descubrí fumando con dos cigarrillos en cada mano. Pasó al lado mío y en su desvarío casi no me ve.
-Qué hacés Alacrán, ando tan loco que casi sigo de largo, no veo nada.
- Pero qué es lo que te puso así, vos siempre tan elegante, formal, atento.
- Sabés lo que pasa, nuestra profesión se ha convertido en algo insalubre. Ganamos juicios y la gente no tiene con qué pagarnos. Una señora me paga con empanadas, otro me dio un chancho, un cliente me paga con huevos. Sabés como me está subiendo el colesterol. Y encima ahora lo nombraron a Justo De la Torre en el Superior Tribunal de Justicia. Vos te acordás que cuando era juez laboral todos los abogados firmamos una declaración porque no sabía una goma de leyes y ahora es capo del Poder Judicial. Esto es insalubre, esto es insalubre...
Pitó los cuatro cigarrillos juntos y siguió caminando sin despedirse.
La tarde a pleno sol invitaba a caminar, entonces fui hasta la plaza y elegí un banco donde daba el sol a pleno y me senté a gozar, a desplegar mis instintos.
En eso pasó por la vereda José Patota, me vio y vino a sentarse al lado mío.
“Alacrán, necesito hablarte, tengo una angustia encima que no doy más”, la sorpresa que me causó haber descubierto su inesperado lado sensible despertó mi curiosidad.
-¿Qué te pasa Pato?
- Estoy desorientado. Antes tenía claro mi laburo, ahora no sé, perdí mi identidad. Voy a ver a los cabezones para preguntarles qué puedo hacer y me mandan a repartir bolsas comunitarias. Después de lo que le pasó al turco Salomón todos están preocupados porque además del Manfre hay unos cuantos que están con el bobo flojo y no quieren preocuparse por nada, dicen que los actos los estresan, que salir a la calle los pone tensos, que encontrarse con los periodistas les da miedo... Si esto sigue así voy a perder mi profesión, no tengo a quien custodiar, a quien pegarle patadas en los tobillos, ya no puedo dar codazos o amenazar. Fijate a donde estoy llegando que empecé a tomar clases de salsa para distraerme un poco.
Me di cuenta que Patota necesitaba que alguien lo escuche, en ese momento me pareció que su rostro alcanzaba ciertos rasgos humanos, impensados tiempo atrás. Entonces se exaltó y siguió hablando.
“Para colmo la mina esa que recaudaba para la escuela de modelos de Ricardo Piñeiro avivó a los gilada...”. No entendía nada... le pregunté enseguida: “¿Y eso qué tiene que ver?”
-No te das cuenta Alacrán, sabés cuantos compañeros estaban pensando hacer lo mismo. Juntar el paquete, tomar el primer avión y rajarse...
Siguió hablando cada vez con más entusiasmo, me había convertido en el analista de un hombre de la pesada, me sentía como el sicoanalista del capo de la mafia de la película “Analízame”.
Pero yo ya no lo escuchaba, solo asentía con la cabeza. Con la cortina de fondo de sus palabras, sus palmadas en el hombro y sus carcajadas mis pensamientos se alejaban hacia una idea que como una letanía se reiteraba: ¿cuándo será el próximo cacerolazo?


Monólogo emitido en “Al lado del camino”, el sábado 7 de setiembre de 2002, por FM Estación del Siglo.
En esos días, la provincia se conmovía con el fallecimiento de José Salomón, el único integrante del máximo órgano de la Justicia provincial luego de la renuncia de Carlos Andino. Por sorteo fue elegido el miembro de la Cámara Civil de Apelaciones Francisco Justo De la Torre. Quien fue duramente cuestionado por el Colegio de Abogados de Río Grande, cuando ejercía la titularidad del Juzgado Laboral por manifiesto desconocimiento del derecho.
La inesperada acefalía del Poder Judicial generó una intensa polémica por la existencia de un vacío normativo que puso en evidencia la desidia con que había trabajado el Consejo de la Magistratura para nominar al trío de jueces que debían integrar el máximo tribunal. También, quedó expuesta la puja de intereses que demoraba la toma de decisiones, luego del vaciamiento judicial propiciado por el gobierno justicialista.
La crisis social se agravaba día a día. A esa altura ya eran asistidos 33.640 personas carenciadas.




Enredos judiciales

Esta semana prácticamente abandoné la política para dejarme llevar por la comedia de enredos en que se había convertido la justicia.
Que la acordada 48 nombra a De la Torre, que el Consejo de la Magistratura la rechaza, que los magistrados la apoyan, que los abogados piden una ley que blanquee todo, ¡Qué Bolonqui por favor!
Después de todo, esto se veía venir porque bajo el discurso de una justicia independiente todos quieren meter mano para tener aliados, amigos o cómplices. ¡Y así nos va a todos!
Caminando por los pasillos tribunalicios uno se da cuenta que todo está en ebullición, hay un verdadero estado deliberativo, casi una asamblea popular... aunque pensándolo bien de popular tiene muy poco.
Uno se acostumbra a tratar de buscar información, de ir al encuentro de los que manejan datos y secretos, pero esta vez mágicamente todos ellos venían hacia mí.
Me encontré con mi gran amigo el juez Carlos Novinada, que se encontraba con el rostro desencajado y acelerado al mango: “Alacrán, tenés que jugarte, no podés ser indiferente, el gobierno quiere copar la justicia y no hay que permitírselo. Si pasa esta no hay más independencia de poderes...”
-Pero, escuchame un poquito, ustedes en qué provincia vivían, recién ahora se dieron cuenta, hasta ahora cajoneaban todo y de repente se despertaron de varios años de sueño.
- Lo que pasa que esto ya es el colmo, no quieren reconocer a los subrogantes del Superior Tribunal y esto va a un conflicto de poderes, y nosotros vamos a presentar batalla. Por eso vos no me podes negar una ayuda, ayuda por favor...
El juez se fue refunfuñando y ensayando alguna arenga para lanzar ante el primero que se le cruce.
Mientras lo veía alejarse y confirmar que la vida te da sorpresas. Al pasar por el Colegio de Abogados me encuentro con la asamblea del foro local que estaba recaliente, parecía una concentración estudiantil de los sesenta por la vehemencia de los discursos.
“Tenemos que resistir, esto es un intento más de domesticar a la justicia, tenemos que salir a la calle a protestar y convocar a toda la sociedad a que se sume”, dijo uno.
Enseguida, una letrada, que con distintos tratamientos parecía que tenía como veinte años menos, se hizo escuchar: “Esta vez tenemos que reaccionar, si hay que hacer barricadas tenemos que hacerlas, dejemos los escritorios y los expedientes hay que luchar por una justicia independiente”, hasta le rimaba el discurso.
Justo en ese momento, se dio cuenta que se le había corrido el maquillaje, que sus arrugas por efecto de la exaltación quedaron a la vista y de golpe dejó de hablar.
Entonces, terció mi amigo José Mangiapapeles que al verme, dijo: “formemos comisiones de lucha, tenemos que salir por todos los medios, y aprovecho que lo veo a Alacrán para pedirle ayhuuuuda, ayhuuuuda...”
Ring. Ring (Suena el teléfono del estudio)
Bueno vamos a interrumpir el relato…
- Hola, hola…
- ……
- Hola Manfre, como andas tanto tiempo, habla Alacrán. ¡Ah! estabas escuchando, no te gusta el tono de las declaraciones y tampoco ese llamamiento a la sublevación... Pero escuchame, no fue mi intención molestarte, pero lo que pasa es que la gente está recaliente, ahora hasta los jueces reaccionaron...
- .....
- ¡Ah! querés desmentir que tengas intenciones de copar ahora el poder judicial. Claro, tenés razón, eso no es de ahora... Bueno, no te enojes, lo que pasa es que como a vos casi no te escuchamos, uno se acostumbra al discurso de la oposición. ¿Pero es cierto que querés poner todos jueces del palo? ¿Pero de qué tenés miedo que querés tener tantos adictos en la justicia?
- ...
- Ah, seguís los consejos del Martín Fierro, cuando dijo hacete amigo del juez y vos querés tener todos jueces amigos. Bueno, Manfre, no te hagas problemas, yo enseguida me encargo de desmentir que quieran copar la justicia y poner jueces obedientes, quedate tranquilo. Un abrazo, hasta siempre y cuidate.

Qué sorpresa, la verdad que no me esperaba que el gobernador se comunique así conmigo. Me dejó una rara sensación que va del orgullo al miedo... Bueno, todo pasa...
Este llamado me cortó el relato y me olvidé lo que iba a decir..., ¿por dónde iba?
De lo que no me puedo olvidar es de preguntarme ¿cuándo será el próximo cacerolazo?



Monólogo emitido en “Al lado del camino”, el sábado 14 de setiembre de 2002, por FM Estación del Siglo.
El estado de acefalía en que se encontraba el Poder Judicial fueguino generaba intensos debates entre integrantes del Ejecutivo provincial, legisladores, la Asociación de Magistrados y los colegios de abogados. En el seno de la Justicia había dos posturas disímiles: aceptar la acordada 48 o la resolución del Consejo de la Magistratura. En el primer caso, se planteaba darle plenos poderes a los miembros subrogantes hasta que se elijan a los nuevos integrantes del Superior Tribunal de Justicia; en la segunda postura, se impedía la participación de esos jueces en el proceso de selección y determinación de los que ocuparían los cargos vacantes del máximo organismo.
La Asociación de Magistrados apoyaba la primera variante, que también era sostenida por los abogados colegiados.
El constitucionalista Sabsay, en su visita a Ushuaia, cuestionó las subrogancias por la desidia del Consejo de la Magistratura que llevó a la crisis y advirtió que la “encerrona institucional” llevaba a la caída del sistema republicano de gobierno.
En tanto, salían a la luz las irregularidades que se habían cometido en el Superior Tribunal de Justicia a raíz de los reclamos formulados por un ex miembro por los topes de haberes previsionales que había determinado el Directorio del IPPS. Félix González Godoy había cobrado dos cheques por unos ochenta mil pesos de manera poco cristalina. Esto, generó un pedido de actuaciones disciplinarias contra funcionarios judiciales por parte del fiscal ante ese organismo, Carlos Bassanetti.
Trascendía, también, que el fallecido José Salomón había sostenido una dura discusión con su secretario (Nicolás Sissini) porque había advertido el error a que fue inducido en la liquidación y exigía la rectificación de dicha medida. La resolución estaba invalidada porque, para la fecha de la firma, el expediente había sido derivado al ámbito de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Este incidente habría provocado la descompensación cardiaca que terminó con la vida de Salomón.



Primavera política

La llegada de la primavera comenzó a percibirse con la finalización de la racha de lluvias, y con la cada vez menos tímida aparición del sol. Las estudiantinas aportaron el necesario condimento del bullicio y la alegría para que comience a hacerse realidad la irrupción de la más linda de las estaciones.
Este clima de romances pareció que alcanzó también a los políticos que empezaron a maquillarse, a mejorar sus dentaduras, a eliminar arrugas y tics nerviosos y a consultar a asesores de imagen para poder sobrellevar el crítico momento. El clamor del “Que se vayan todos” los hizo tambalear un poco, pero como gatos con siete vidas volvieron al ruedo convencidos, contra viento y marea, de su eternidad.
Tan es así, que se conoció esta semana que fueron más los fueguinos que se afiliaron que aquellos desencantados que rompieron su ficha partidaria.
Esto aportó la cuota de serenidad a los vapuleados políticos, que como en el caso de Mario Daniele se animaron a justificar que los senadores cobran un plus de 1200 pesos por desarraigo y suman ingresos por unos miserables nueve mil pesos cada treinta días.
Pero esto no es todo. Luis Astesano, que durante casi ocho años iluminó a la labor legislativa con sus discursos esclarecidos, su inteligencia meridiana y su ejemplar conducta ética, no quiere el ostracismo, busca aprovechar los trajes Channel, las botas texanas, las camperas y sombreros de cowboys comprados en sus viajes por el mundo y pretende formar un nuevo partido, por las dudas, que el Mopof le dé un puntapié en el trasero por las trapisondas cometidas.
Tanta es la influencia primaveral que alcanzó la actividad política que, además del ex juez Velazco, hasta los evangelistas están formando un partido político para intentar que sus salmos con ritmos cuarteteros y sus invocaciones puedan convocar a miles de hermanos a depositar un voto, claro que junto a un diezmo para no perder la costumbre.
La euforia proselitista le llegó también a mi gran amigo Daniel Gallo, a quien se le ocurrió compartir esta alegría argentina con todo el mundo permitiendo que los extranjeros voten en nuestras elecciones. Ni bien me enteré, lo fui a ver para charlar un rato, porque últimamente lo tenía un poco olvidado y ya lo estaba extrañando.
Llegué al despacho de la presidencia de la Legislatura y entré directamente, pero el escritorio estaba vacío. Me dijeron que se había acostumbrado tanto al sillón de la Gobernación que por ahí casi no aparece.
Cuando llegué enseguida salió a recibirme: “¡Cómo andás Alacrán! No sabés como necesitaba que vinieras a visitarme... ¿Escuchaste del revolucionario proyecto que estoy por presentar?”
Me imaginé alguna iniciativa que resuelva el problema de los miles de indigentes o que por fin decidieron pararle el carro a los empresarios metalúrgicos para que dejen de despedir y suspender obreros. Como me quedé pensando en silencio, enseguida Gallo me comentó el proyecto: “Voy a proponer que se habilite el voto a los extranjeros. De esta manera, los hermanos chilenos que hace tanto que aportan su sacrificio para el desarrollo de la isla puedan tener el debido reconocimiento...”
-Claro, y de paso te ganas unos cuantos votitos...
-Alacrán, no voy a permitir que se piense que ando detrás de la caza de votos...
-No te hagas problemas, quien puede llegar a pensar que esas sean tus verdaderas intenciones, no creo que haya alguno que tenga esa ocurrencia y que fue nada más que una simple coincidencia que se anuncie en el día de la Independencia trasandina... Ahora, pensándolo bien, no está mal la idea... Si acá los que menos votamos son los argentinos, todo lo decide el Fondo Monetario, el Banco Mundial o don George Bush, así que no es otra cosa que blanquear que los extranjeros decidan por nosotros...
Justo en ese momento, llegó el Manfre y se sumó a la conversación: “Viste Alacrán lo del proyecto de darle el voto a los chilenos, con eso le quitamos todos los votos a los mopochos y tenemos gobierno justicialista para rato. No te parece una genialidad”.
Como la claridad inmaculada de la primavera iluminaba hasta las ideas más trasnochadas, me despedí y decidí seguir mi camino.
El aire que se respiraba perfumaba los pulmones, a pesar de todo, no resultaba descabellado sentirse contento e imaginarse un mundo mejor. Todo marchaba bien, bajo los rayos del sol el verde se hacía resplandeciente, todo renacía... Hasta ese viejo, reiterado y desesperado interrogante: ”Quién convocará, cuando se hará el próximo cacerolazo”.


Monólogo emitido en “Al lado del camino”, el sábado 21 de setiembre de 2002, por FM Estación del Siglo.
Mientras continuaban extendiéndose las manifestaciones populares con la consigna “Que se vayan todos” y las de los ahorristas por la devolución de sus fondos incautados por los bancos, se difundía un nuevo hecho que alimentaba la indignación de la ciudadanía. Los senadores estaban percibiendo desde el mes de marzo un adicional por desarraigo de 1200 pesos mensuales, sin que se haya publicado la resolución respectiva. El inefable Mario Daniele defendía públicamente esta determinación de sus pares que lo beneficiaba, porque era una equiparación con los diputados que estaban cobrando un plus de 2100 pesos por pasajes aéreos.
En tanto, una senadora era denunciada por Financial Times de Londres por que sus asesores le pidieron coimas a los ejecutivos de diversos bancos para votar una ley que los beneficiaba.
Contrariamente a lo que ocurría en el resto del país, se difundía la información que los ciudadanos fueguinos se habían afiliado a los partidos en mayor proporción que los que se habían desafiliado. También, se lanzaban nuevos partidos políticos: uno, liderado por los pastores evangélicos; otro, por el juez Raúl Velazco y, el legislador Luis Astesano pretendía perpetuarse en la función pública a través de Partido de Renovación Popular.
Declaraciones de Daniel Gallo indicaban que tenía el propósito de incluir a los extranjeros en los padrones electorales.


Escandaletes

El día parecía desmentir el calendario, la lluvia y el frío no tomaban en cuenta que la primavera había comenzado. El café estaba colmado como un día de cobro y la militancia política había hecho un alto en su esforzada labor cotidiana para compartir una mesa, comentarios y anécdotas que hicieran olvidar la crisis.
Me senté junto a un grupo de parroquianos multipartidarios que comentaban horrorizados las declaraciones del potencial presidente brasileño sobre la republiqueta en que se había convertido nuestro país. “Esto es intolerable, que se cree ese zurdito de Lula, qué derecho tiene a maltratarnos así”, dijo el justicialista José Patota. “Si este nos trata así antes de ser presidente cómo será cuando asuma, si sigue jodiendo hay que romper el MERCOSUR para que aprenda”, agregó el radical Raúl Chamuyetti.
-Tienen razón –les dije-, no puede ser que nos desprestigie así ante el mundo. Acaso no funcionan las instituciones en nuestro país, no existe la división de poderes, la Justicia no se esmera por hacer respetar las leyes y aplica todo el rigor contra los corruptos y malos funcionarios, los legisladores no se sacrifican por aprobar leyes que solucionen los difíciles momentos que vive el pueblo y los gobernantes no ponen como prioridad número uno la felicidad de los más humildes y en especial de los niños, que siguen siendo los únicos privilegiados. Entonces, ¿qué razones tuvo Lula para calificarnos así? Hasta Serra, el candidato oficialista, para no ser menos, también nos pegó con eso de la republiqueta y no podemos olvidar al presidente uruguayo Batlle que nos acusó de chorros para quedar bien con el Fondo. ¿Qué nos tomaron como el hijo de la pavota que todos quieren sacar votos a costa de los argentinos?
Mi discurso no pareció convencerlos, porque enseguida cambiaron de tema. “La próxima vez que lo agarremos con el seleccionado tenemos que hacerle cinco para que aprendan”, arremetió con energía Pepe Mopocho. Pero ya la cosa no daba para más, me despedí y me fui a tratar de encontrar algo interesante para mi monólogo.
Estaba desconcertado. No pasaba nada que me inspirara, algo que no me hiciera repetir las mismas historias, similares personajes... Hasta que escuché a la diputada Bertone darle con un caño a Greenpeace, que es una multinacional que está dispuesta a arruinar al país para favorecer los intereses franceses. Entonces, fui inmediatamente a verla. Viajé a Buenos Aires, directamente a su despacho de la Cámara de Diputados. Cuando pregunté en la mesa de entradas, nadie la conocía. Me cansé de explicar que era la diputada más joven, justicialista y de Tierra del Fuego. Finalmente, después de dos horas de espera, encontraron su despacho y me indicaron como llegar.
“Hola, Rosanita”, le dije al entrar. “Qué tal Alacrán, qué suerte que vino a visitarme, me siento muy sola acá, nadie viene a mi despacho, ya no sé qué hacer para que me tomen en cuenta”.
-Pero, escuchame piba, cómo vas a decir que Greenpeace es una multinacional, cuando todos saben que es una ONG y que tiene miles de afiliados en todo el mundo que luchan por la defensa del medio ambiente.
-Qué querés Alacrán, yo nunca había escuchado hablar de ellos, entonces fui a preguntarle a Daniele y me dijo que es una multinacional que está en campaña contra el país y yo repetí lo que él me dijo. Ahora no sé qué hacer, me llaman de todas las radios para entrevistarme... Qué hago Alacrán, me tenés que ayudar, me dejaron sola, ayuda por favor, ayuda...
Como la cosa estaba girando peligrosamente para el lado del complejo de Edipo, cambié de conversación y le dije que con las nuevas trencitas que se estaba haciendo parecía una pendex, casi como en la foto del afiche electoral. Entonces me explicó, que su asesor de imagen le había aconsejado que se destaque en lo más notable de su función y le pareció que como es la diputada más joven, tenía que acentuar eso y cambiar de look.
Desilusionado por este primer contacto con la neófita diputada fueguina. Comencé a caminar por la avenida Entre Ríos y al llegar a Irigoyen, me encuentro con un revuelo en la puerta del Senado, me acerco y escucho que están hablando de Colazo, que tiene cinco asesores para la comisión de Integración de la que resultó presidente en la repartija de cargos, que están tratando de saber donde laburan y nadie los conoce. Que el Potro fue a apretar a la secretaria para que firme los recibos de sueldo y que ésta se negó porque nunca los vio asesorar en nada.
Averigüé por el Mostro y me dijeron que estaba de campaña por Ushuaia. Entonces me tomé el avión y llegué justo cuando estaba de conferencia de prensa en el Concejo Deliberante de Ushuaia tratando de explicar lo inexplicable.
Cuando terminó, me vio y enseguida me vino a abrazar. “Alacrán, no sabés como estaba pensando en vos, necesito tu ayuda. Estos de Radio Mitre y del diario Clarín están en una campaña en contra mío, quieren cerrar el Congreso, quieren un golpe de estado, están en contra de la democracia. Por eso quieren desprestigiar a los senadores”
- ¿Te parece che? Y lo descubriste ahora porque te sacaron los trapitos al sol. ¿Te pusiste a pensar si el que está en campaña de desprestigiar al Congreso no fuiste vos mismo?
-No Alacrán, me tenés que entender. Estos muchachos son grandes correligionarios que estudian proyectos de integración y aportan sus ideas para que mi gestión sea exitosa.
-Pero cuatro de los cinco asesores viven en Río Grande y el otro es tu hermano que lo trajiste de Córdoba y cobra más de cinco lucas por mes. En la comisión nadie los conoce, cómo hacen para asesorarte si ni saben qué trata la comisión. Todos creen que son tus punteros y que los bancas con plata del Congreso.
-Lo que pasa que preciso gente de confianza, porque nueve de cada diez políticos son corruptos, entonces yo quiero gente firme, que pueda confiar en ella, aunque no sepan hacer nada...
-Ahora, escuchame una cosita, ¿si nueve de cada diez son corruptos, vos de que lado estás? ¿No me vas a decir que sos el único impoluto?
La pregunta le gusto menos que el aceite de hígado de bacalao. El pelo se le encaneció más todavía, me pareció que se estaba poniendo furioso y comenzó a salirle una especie de baba verde, las cejas se le arquearon y el mentón se le estiraba al estilo López Murphy. Como vi que se estaba alterando, quise cambiar el clima y le pregunté: ¿”Acá todos sabemos que eras pintor de brocha gorda, pero en Buenos Aires dicen que tu profesión es despachante de aduana, ¿cuándo estudiaste y laburaste de eso?”
Para qué, los ojos parecían que disparaban rayos y las manos crispadas se cerraban peligrosamente. Entonces, me despedí y salí rápidamente a la calle, mientras escuchaba los golpes de puño contra el escritorio.
Fue una semana que parecía tranquila, pero terminó a toda orquesta. Tengo que decirlo públicamente, una vez más, estoy eternamente agradecido a los políticos fueguinos por facilitarme la tarea. La verdad, que extrañaba el anonimato, cuando no tenía que cumplir esta difícil función de Primer Monologador Oficial Fueguino, esto ya me está estresando demasiado.
En busca de un poco de aire puro, me acerqué a la bahía, respiré profundamente y mientras exhalaba el aire con aromas de mar, un recurrente interrogante vino hacia mí: ¿cuándo habrá un escrache? ¿Cuándo se convocará a un nuevo cacerolazo?


Monólogo emitido en “Al lado del camino”, el sábado 28 de setiembre de 2002, por FM Estación del Siglo.
Dos parlamentarios fueguinos alcanzaban trascendencia nacional a raíz de cuestionadas declaraciones y actuaciones.
La joven diputada justicialista Roxana Bertone afirmó que la organización ambientalista Greenpeace es “una multinacional” que está en campaña contra Argentina. Agregó que la entidad presiona para evitar el desarrollo nuclear en beneficio de Francia y adelantó que votará a favor del cuestionado proyecto de venta de un reactor a Australia a cambio de recepcionar en nuestro país los residuos nucleares, algo expresamente prohibido por la Constitución Nacional.
La titular de Finisterrae, Graciela Ramaciotti, replicó a Bertone: “multinacional, muy científica su argumentación” y agregó: “el problema no es la venta del reactor sino la compra de la basura radiactiva”.
En tanto, periodistas de Radio Mitre descubrían que de los cinco asesores que tiene el senador Jorge Colazo por ejercer la presidencia de la Comisión de Integración Regional, cuatro actúan en Río Grande y el otro era su hermano. Los asesores eran Jorge Mauras (encargado de prensa), María Bustos Martínez, Patricia Lella, María Jiménez y Daniel Ángel Colazo.
El escándalo alcanzó mayor gravitación a partir de que una funcionaria del Senado se había negado a firmar los recibos de haberes de los asesores porque los desconocía. Por esa razón, fue presionada y luego desplazada del cargo.
Colazo dio justificaciones endebles y fue ridiculizado por los medios nacionales. En una conferencia de prensa en Ushuaia, sostuvo que estos asesores “son los que mantienen informados a la Comisión, mandan información respecto a los proyectos que yo presento...” Al verificar los proyectos presentados por el senador radical, eran inexistentes los vinculados con la temática de la Comisión de Integración Regional.
En esos días, se conocían declaraciones del entonces candidato a la presidencia de Brasil, Luis “Lula” Da Silva, calificaba a Argentina de ser una “republiqueta”. Expresiones similares fueron realizadas por su rival oficialista, que se agregaron a las formuladas por el presidente uruguayo Jorge Batlle, quien acusó de “chorros” a los argentinos. Esta serie de afirmaciones peyorativas generó cierta indignación en algunos referentes políticos.



Política divina

La semana comenzó con la jura de los nuevos jueces del Superior Tribunal de Justicia. Seguramente, iba a estar toda la primera línea de la política fueguina y el Primer Monologador Oficial Fueguino no podía estar ausente de ese evento.
Llegué al Salón Withaus del Poder Judicial, donde prestaría juramento el nuevo poder judicial fueguino, estaban todos con trajes impecables y el protocolo desplegado, como en las grandes jornadas fueguinas.
Al finalizar la ceremonia y el rito de los abrazos y besos, me crucé con el gobernador, quien me saludó eufórico y me dijo: “viste Alacrán, antes teníamos un solo juez, ahora vamos a tener dos en el Superior Tribunal, hicieron un escándalo con lo de la acefalía y mirá que rápido que se resolvió”. No tuve ni tiempo de contestarle, se fue enseguida para el agasajo que le habían preparado a los nuevos jueces.
Aproveché la oportunidad del ágape y me presenté ante el doctor Ricardo Klass. Me dijo que ya tenia referencias mías. Entonces le pregunté: es cierto que usted es muy amigo de Carlos Menem.
-Mire, yo soy un profesional de muchos años de trayectoria y el doctor Menem fue un cliente más.
-Le parece, un cliente más, tuvo que contratar decenas de abogados para zafar de las denuncias por todos los curros que tuvo. Y tenerlo como cliente es toda una definición...
- Vea señor Alacrán, ahora eso es pasado. He llegado a Tierra del Fuego para cumplir con responsabilidad esta nueva función que me asignó el pueblo fueguino.
-El pueblo, mire, muy consultado no fue y más bien parecería que usted era el candidato del gobierno, que, casualmente, todo indica que quiere prevenir que se repita la historia de Menem cuando dejó el gobierno. Porque acá si se destapa la olla, no queda uno libre...
La conversación pareció que le dejó de interesar y aprovechó una bandeja de canapés y se fue detrás de ella.
Me quedaba, entonces, hablar con el doctor Mario Robbio. Cuando me acerco, enseguida me identificó: “Ah, usted es Alacrán, ya leí su prontuario, usted es un sujeto peligroso porque está siempre metido cerca del poder y después le toma el pelo a todos. Le recomiendo que tenga mucho cuidado conmigo”.
-Si, tiene razón. Voy a tratar de cuidarme, Porqué con el pasado que tiene... muchos debieron tenerle miedo. También trabajar para la dictadura de Videla...
-Mire lo mío era una cuestión de trabajo nada más, a mí me contrataron para darle una buena imagen al presidente.
-Si por lo visto después del fracaso que tuvo en esa profesión, decidió hacerse juez para probar suerte, ¿no?
-Yo vine a poner orden en Tierra del Fuego, a tener una Justicia unida, que todos actúen como un solo hombre, disciplinados y bajo una sola conducción...
-Doctor Robbio, ¿para cuando el comunicado nº1?
Parece que la pregunta no le gustó mucho, su cara se puso tan rígida que parecía una cruza de Massera con Agosti. Como la cosa no era un juego, en defensa de mi propia integridad, decidí desaparecer del lugar por mis propios medios.
Estaba muy intranquilo, tenso, sentía como que me estaban siguiendo, observando... Decidí llegarme a Río Grande, que ahí sí la cosa estaba más tranquila.
Me había enterado de que el pastor Alberto Calviño lanzó su partido político y entonces decidí ir a conversar con los dirigentes de la “Esperanza para Todos”.
Cuando llego a la Iglesia, estaban en medio de una ceremonia. Se sentía un ambiente distendido, eso ayudó a que me calme. Entre las penumbras se escuchaban los rezos.
Todos tomados de las manos recitaban un versículo a coro. La primera sensación fue que se trataba de un mensaje religioso, luego presté atención y escuché bien el contenido:
“Afiliemos hermanos, porque sin la personería fracasamos”.
Poco a poco, el proselitismo comenzó a dominar el tono de las oraciones.
“Consigan muchos votos hermanas, con sol, con lluvia o con luna, que no se les escape ninguna”. Hermanos, repitan nuestros versículos:
“En la plaza, la escuela o el supermercado, voten hermanos, para no ser desgraciados”
“Voten a Calviño para que sean felices los niños”
Y para terminar, hermanos recuerden:
“Para pintadas, pasacalles y carteles, aporten el diezmo no sean infieles”
Así siguieron un buen rato, como la reunión se había convertido algo reiterativa, decidí seguir mi camino.
Mi estado de ánimo había cambiado, ya no estaba alarmado, inquieto e intranquilo. Es como si se hubiera hecho la luz en mi vida, ante tanta oscuridad reinante.
Me puse a caminar hacia mi casa. Venia ensimismado y de repente levantó la mirada y veo un cartel que decía: “Jesús, bendice esta ciudad. Municipalidad de Río Grande”.
El proselitismo de la intendencia me impresionó, enseguida pensé que intentaban estar a tono con los nuevos tiempos, pero a pesar del mensaje publicitario el destinatario no había acusado recibo, no se veían los efectos de la bendición y cada día estábamos peor.
Seguí caminando, entonces vino a mí otra vez ese pensamiento recurrente a manera de interrogante: “¿cuándo será el próximo cacerolazo?”



Monólogo emitido en “Al lado del camino”, el sábado 5 de octubre de 2002, por FM Estación del Siglo.


En esos días, eran designados por el Consejo de la Magistratura, en una sesión relámpago que duró apenas veinte minutos, los nuevos integrantes del Superior Tribunal de Justicia. Los elegidos fueron el abogado de Carlos Menem, Ricardo Klass y el ex asesor de imagen de la dictadura militar Mario Robbio. Llamó la atención que ningún miembro del consejo haya fundamentado su voto. Al día siguiente, ya estaba convalidado por el gobernador y en cuestión de horas asumieron al frente del Poder Judicial.
Klass fue consultado por la prensa por sus antecedentes y respondió que las “relaciones y amistades no tienen significado importante, es la buena conciencia, espero que se note”. Por su parte, Robbio señaló que “no sé qué estaban haciendo aquellos que me critican por haber trabajado” para la dictadura militar, y agregó que “no recuerdo los trabajos hechos”, “hacía publicidad en la Secretaría de Información Pública”. Sostuvo que venía a lograr “una Justicia fuerte y unida”
Las iglesias evangélicas fueguinas conformaron el partido “Esperanza para todos”. Uno de los referentes, Alberto Calviño venía haciendo proselitismo de manera velada, al hacer uso de la palabra en reiteradas ocasiones en las asambleas populares convocadas por la UOM. El pastor adelantó que se postularán con candidatos propios y que existían contactos con sus colegas de Ushuaia para darle carácter provincial al nuevo agrupamiento político.




Se viene el sultanato

Esta semana me dejó como saldo una serie de sinsabores que me provocaron un agobiante estado de melancolía.
Primero, eliminaron las internas abiertas que era la única reforma política que había llevado adelante el presidente Duhalde de todas las que había prometido.
Después, lo de la Corte Suprema, los nueve tipos más odiados e insultados del país quedaron en sus cargos libres de toda culpa. ¡No se podía creer!
Y justo cuando se me estaban cauterizando las heridas del alma que me habían producido estas noticias, lo escucho al ex presidente Carlos Menem diciendo que su proyecto es convertir al país en una serie de sultanatos al estilo malayo.
Lo bueno de esto es que uno se pone a leer y a buscar información. Los sultanes malayos se originaron en la Edad Media y su principal negocio era asaltar a los barcos europeos para quedarse con sus riquezas y pasaban por degüello a todos sus tripulantes. ¡Eran piratas! Sí, ese era el modelo de Menem, ahora entiendo muchas cosas que pasaron en los diez años de su gobierno.
Pero, seguí buscando y encontré que los malayos tienen como gobierno una monarquía y los sultanes manejan las regiones a su gusto y placer. Es evidente que con los sultanatos vamos a ahorrar mucha plata, como dice el riojano. Claro, no vamos a gastar ni un mango en justicia, en legislaturas y en controles, todas esas funciones van a estar concentradas en una sola persona. Aunque, la verdad, no sé si nos va a resultar más barato o más caro.
Enterado de ese proyecto revolucionario, me fui a la sede de la Mesa Promotora Menem Presidente de Tierra del Fuego. Cuando entro, los veo a todos arrodillados y enfrascados en una discusión a los gritos pelados. Cuando me ven se detienen sorprendidos. Entonces, sin levantarse, se me arrima don Ibarra y me dice: “Qué suerte que llegó Alacrán, estábamos en una discusión sin salida. Uno decía que con el vuelo traspolar se llega más rápido, entonces teníamos que mirar para el Polo Sur, otro me decía que sí o sí tenemos que pasar por Buenos Aires, entonces tenemos que mirar para la capital y yo decía que nos convenía mirar para Anillaco, porque en poquito tiempo va a ser nuestra ciudad santa. Me puede decir usted para qué lado queda La Meca, porque es la hora de la oración y queremos empezar a entrenarnos para cuando llegue el sultanato”.
No podía creer lo que veía, quedé paralizado. Cuando reaccioné, rápidamente, me despedí y me fui sin poderles ofrecer el servicio requerido. Mientras me alejaba, siguieron discutiendo, arrugando y rompiendo mapas para tratar de encontrar donde quedaba la santa ciudad musulmana, algunos opinaban que estaba en el Primer Mundo, otros que debía estar en Malasia o en Estados Unidos.
Salí y lo fui a ver directamente a mi gran amigo el legislador Rubén Sciutto, para saber qué tenía para decirme. Cuando llego a su casa, entro al inmenso living y lo encuentro vestido con una túnica y con un turbante en la cabeza. Justo en ese momento golpea las manos, empieza a sonar una música árabe y una docena de odaliscas salen insinuantes a bailar. Ahora me explico –me dije- porque en los últimos tiempos se multiplicaron las academias de danza árabe, seguro que las está financiando Menem para cuando imponga el sultanato, así van a tener un cuerpo de bailarinas para cada ceremonia oficial.
Esta onda musulmana me estaba poniendo un poco intranquilo, la ciudad me parecía asfixiante. Tenía que salir de ahí, ir a un lugar tranquilo, reposado, para tomar contacto con la naturaleza, una pequeña aldea de montaña, pensé. ¡Tolhuin! Claro, tengo que ir a Tolhuin, paso por la panadería de Emilio, me tomo un café, después voy para el lago. Claro eso es lo que me hace falta.
Del entusiasmo que tenía en la búsqueda de tranquilidad, apenas me di cuenta cuando terminó el asfalto, pegué la curva y ya me imaginaba sentado en la panadería...
Pero no, esta semana no era la mía. Llego a la plaza y veo a los empleados municipales acampando con carteles que reclamaban el paso a planta permanente y la devolución del ajuste salarial. Cuando me ven, se me vienen todos al humo. Un morocho grandote me encara y me dice: “Menos mal que llegó, Alacrán usted es el único que nos puede salvar, vaya a exigirle a Fernández que afloje, hace 40 días que estamos parados y no nos da ni la hora”. Mientras trataba de explicarle que mi oficio de monologador oficial no me daba autoridad como para apretar a funcionarios, veía que no había como convencerlos. “Bueno, muchachos, ahora voy a hablar con el intendente”. En medio de una ovación seguí mi camino.
Entré a la Intendencia y lo veo a Adrián Fernández y a su secretario de gobierno con cascos de combate, sentados en sillones quemados por el fuego, un olor a humo por todos lados. Parecía una trinchera de la Segunda Guerra. Cuando me ven, se exaltaron como chicos de jardín: “Alacrán, llegó en el momento indicado. Estamos entre dos fuegos, por un lado el personal y por otro, los concejales, nos bombardean de todos lados. Usted tiene que salvarnos, ayuda, ayuda por favor... Tiene que hablar con la concejal Villordo y hacerla recapacitar. Yo le doy todo lo que quiera pero que no me eche”
Entre lágrimas y súplicas decidí visitar el Concejo. Allí me la encuentro a doña Gladis Villordo, corriendo de un lado para otro, organizando los informes de la Comisión investigadora, los comunicados de prensa, haciendo el listado de las irregularidades... Cuando me ve, enseguida me saluda. “Qué suerte que vino, Alacrán, está llegando en el momento justo que se va a producir el gran cambio en el corazón de la isla...”
- Si los ventrículos y la aorta ya están bastante fallados, hace bastante que no lleva sangre al cerebro, pero que más puede pasar ahora.
- No haga chistes Alacrán.
- A la gente los escándalos de ustedes, le puedo asegurar, que no le hacen ninguna gracia. Ahora discúlpeme una preguntita, ¿no era que usted estaba de licencia porque tenía una enfermedad terminal y le hacía mal la actividad como concejal y estuvo un año cobrando sin laburar?
- Lo que pasa Alacrán, que uno necesita un poco de espacio para reflexionar. A mí me vino muy bien, porque ahora estoy renovada. Tengo que cumplir con mi deber. Tolhuin me necesita para barrer a la corrupción y aquí estoy ofreciendo mi vida por mi gente.
Como el melodrama me estaba agudizando mis angustias, me rajé como pude. Me fui a la costa del Fagnano, respiré aire puro, me senté detrás de una pequeña barranca y me quedé mirando los mágicos colores del atardecer fueguino. El movimiento de las olas, me trajo de golpe un recuerdo, una idea, que me persigue como una pesadilla; más bien como la necesidad de terminar con esta pesadilla y me volví a preguntar: ¿cuándo será el próximo cacerolazo? Aunque en estas condiciones, haría falta un cañonazo.



Monólogo emitido en “Al lado del camino”, el sábado 12 de octubre de 2002, por FM Estación del Siglo.

En esas horas, los argentinos se cruzaban en discusiones alrededor de la insólita propuesta del ex presidente Carlos Menem de imponer una organización nacional basada en el modelo de los sultanatos malayos. El argumento preferido era el de ahorrar recursos del Estado teniendo una sola gobernación, una sola justicia y una sola legislatura. Esta iniciativa empalmaba con la difusión de versiones que indicaban el interés norteamericano por regionalizar el país y por avanzar al canje de territorios por la deuda externa.
Rápidamente, el tema quedó en el olvido; pero con Menem y Estados Unidos nunca se puede estar tranquilo.
Tolhuin, volvía nuevamente al centro de la escena provincial, el Concejo Deliberante estaba tratando el juicio político del intendente justicialista Adrián Fernández por alrededor de un centenar de irregularidades, entre las que se contaban: retención indebida de fondos, incumplimiento de los deberes de funcionario público, abuso y usurpación de autoridad.
En medio de ese enrarecido clima, se denunció el incendio parcial del despacho del secretario de Gobierno, Eliseo Levin. Por otro lado, estallaba un nuevo conflicto gremial reclamando la restitución de la deducción salarial y el pase a planta permanente de quince empleados.



Insignificantes

Me sentía empequeñecido, me miraba al espejo y mi imagen se diluía, algo estaba pasando que me producía esos efectos. En ese momento, escucho la radio con una voz que me hizo recordar otros tiempos, era el mismísimo Domingo Cavallo que declaraba muy orondo en Estados Unidos, luego de haber zafado de la cárcel, que Argentina era un país insignificante.
Y la verdad que tenía razón. Para él ya no significaba nada, lo debe haber borrado de su mente. Claro, si pega la vuelta capaz que lo meten en cana otra vez. Además, para los que bancan al Mingo, qué puede significar un país donde ya se quedaron con todo y lo exprimieron como un limón hasta la última gota.
Pero pensar en eso me bajoneaba. Así que consideré que sólo se trataba de una pesadilla y era hora de comenzar a tener un buen sueño.
El día de la Lealtad, era una buena oportunidad de recordar viejos tiempos y levantar la autoestima. El mítico 17 de octubre se celebraba por todos lados, nunca hubo más actos que esta semana. Claro que más que algo masivo y popular se aproximaba más a una dispersión caótica. Cada candidato hizo su propio acto, cada agrupación su propio recordatorio. Adónde estaba el Justicialismo, el partido estaba casi desaparecido y todos los oradores casi se olvidaron de la fecha original y se pegaban como enemigos. Nunca mejor para recordar esa vieja frase: “Unidos venceremos, desparramados qué haremos”.
El sultán de San Luis hizo su acto en La Quiaca y en su discurso incluyó algunos planteos utópicos, imposibles, como reclamar a Menem una Junta electoral honesta, y amenazó con ir por fuera del partido.
El sultán de Santa Cruz hizo su acto en Rosario y también acusó al riojano de llevarse el padrón para Anillaco, y amenazó con presentarse con otro partido que ya tiene preparado.
El sultán de Córdoba, mientras se arreglaba el implante capilar un poco desarreglado en medio del ajetreo de la campaña, desde Entre Ríos, acusó a Rodríguez Saa de dictador porque quiere gobernar sin leyes.
El sultán de Lomas de Zamora sólo pudo hacer un acto familiar en la quinta de San Vicente, allí dijo que no había candidatos, volvió a llorar por la negativa de Carlos Reutemann y pareció que ahora apoyaría a Néstor Kirchner, luego de insinuar apoyos a De la Sota y a Rodríguez Saa, cualquier cosa, menos que gane Menem.
Justamente, el sultán de La Rioja hizo su propio acto en su nativa tierra musulmana. Allí presentó a su compañero de fórmula, el sultán de Salta, que pertenece a la dinastía de los Romero. Pero, fue algo raro, no se sabe si Menem ya entró en plena etapa chochera o si le agarró un ataque de caspa porque con la Bolocco el único contacto que tiene es para las cámaras. Justo antes de presentar a su vice, dijo que había que eliminar la figura de vicepresidente. Romero no sabía que hacer, dicen que fue a ver a un sicólogo porque comenzó a sentirse insignificante.
Lo que ya parecía insignificante era el partido justicialista que no pudo hacer ni un acto ni un comunicado para conmemorar la fecha patria peronista.
Para colmo, para cerrar la semana, los peronistas bonaerenses organizaron una acto por el día de la madre, claro sin connotaciones políticas por supuesto, para homenajear a las manzaneras. Se armó un bolonqui terrible, hubo insultos, piñas y hasta saqueos. Claro parece que están tan cancheros para organizar saqueos que ahora que hasta se saquean solos. Como los estómagos vacíos no se pueden parar, fueron el doble de las mujeres previstas, eran como diez mil. Fue una verdadera batalla campal, asaltaron las parrillas de choripanes, los kioscos de gaseosas y después los camiones de alfajores. La verdad que las madres homenajeadas con toda razón podían sentirse insignificantes.
Cansado de internas y disputas, me propuse cambiar el aire. Pasé por el Comité radical y era triste ver la soledad de sus instalaciones, sus próceres solitarios miraban desde los cuadros y no entendían cómo llegaron a ser tan insignificantes.
Entonces me fui a visitar las carpas metalúrgicas. Me encontré con José Mameluco que destilaba bronca por todos los poros: “el pelado atorrante dice que somos un país insignificante, pero acá los que nos sentimos insignificantes somos nosotros, los patrones no nos dan ni la más mínima bola, la secretaría de Trabajo ni nos toma en cuenta, los funcionarios y los legisladores sólo chamuyan y nunca hacen nada y los jueces están comprados por los patrones... Acá se está acumulando tanta bronca que un día vamos a agarrar a uno por uno y le vamos a dar tantas patadas que no se van a poder sentar más”.
En ese momento, se me acercó Juan Fierrito que agregó: “Mirá Alacrán, ya estamos podridos, Gallo, Sciutto, Daniele lo único que hacen es hablar pero soluciones ni una y el gobernador ni siquiera habla de la malaria de los metalúrgicos, y encima su única preocupación es mejorar los baños de su residencia. Ahora se gastó más de cinco lucas en arreglar dos baños, claro ahora nos va poder defecar más cómodo y mejor...”
¡Qué semana, por favor! ¡Quién va a poder levantar el ánimo así!
Pero como los argentinos sabemos que estamos condenados al éxito y en cualquier momento nos reactivamos y volveremos a ser una potencia del primer mundo, lo único que nos queda es tener paciencia..., o no...
Bueno, así seguí con mis cavilaciones, me volvieron a la cabeza los escraches, añoré los cacerolazos, pero ahora me sonó todo en un idioma distinto, era como el grito mais grande du mundo: ¡Eh, voce! ¿pra cuando la prosima batucada?


Monólogo emitido en “Al lado del camino”, el sábado 19 de octubre de 2002, por FM Estación del Siglo.
La conmemoración del 17 de octubre de 1945 presentó con crudeza la actualidad del Partido Justicialista. Una fenomenal dispersión se extendió por todo el territorio nacional, con oradores que descargaba gruesas denuncias cruzadas. Adolfo Rodríguez Saá, desde Jujuy, reclamó a Carlos Menem el padrón electoral “limpio” y “honestidad” a la Junta Electoral partidaria. Néstor Kirchner, desde Santa Fe, exigió al Congreso Nacional Justicialista que nombre una nueva Junta Electoral; ambos precandidatos denunciaron el fraude que se estaba pergeñando. José De la Sota, desde Entre Ríos, acusó a Rodríguez Saá de dictador. Menem, desde La Rioja, anunciaba que iba a eliminar la figura de vicepresidente, en el mismo acto que presentaba a su compañero de fórmula el salteño Juan Carlos Romero. Finalmente, Eduardo Duhalde realizaba su acto privado en su quinta de San Vicente.
El acto efectuado por el justicialismo bonaerense para homenajear a las madres en su día tuvo un desenlace patético. Se esperaba la concurrencia de seis mil manzaneras, pero se hicieron presente más del doble. El público asaltó los puestos de choripanes y bebidas y un camión cargado de alfajores fue saqueado. Hubo incidentes, insultos y agresiones.
Desde su confortable vida apadrinada por el imperio norteño, Domingo Cavallo afirmaba que Argentina era un país “insignificante” en el mundo actual.
La difusión de la Circular 019, que prohibía a los empleados estatales fueguinos hacer declaraciones públicas que involucren al Ejecutivo, generaba cuestionamientos por su origen en una ley de la dictadura militar.
La crisis del sector metalúrgico llegaba a un punto límite. Se sucedían despidos, suspensiones y parálisis productiva, con la consabida respuesta obrera de movilizaciones, carpas y otras formas de protesta.




Mala racha

La semana comenzó bajo la advocación de la imagen angelical del vicegobernador recibiendo besos y aplausos de las madres de la isla, agradecidas a más no poder de los beneficios que se han derramado sobre los hogares fueguinos en los últimos meses, aunque no se supo bien, si el agradecimiento en realidad era por la extraordinaria gracia de poder comer ese día.
Como tanto amor me conmovía y la verdad es que el cuerpo ya no aguanta semejantes emociones, decidí cambiar de aire.
Ya que estaba cerca, fui a verlo a mi gran amigo Jorge Luis Martín que lo tenía un poco olvidado últimamente. Cuando llego, lo veo al ingeniero intendente bufando y refunfuñando, me ve y me recibe a los gritos: “No puede ser Alacrán, viste lo que me están haciendo, justo ahora que empezaba a recomponer mi imagen electoral, me largan eso de las cuotas impagas de los créditos del IPAUSS. Esto es una presión política insoportable. No puedo más...” y se puso a llorar en mi hombro.
- Pero, Martín, no era que estaban al día todas las cuentas con la provincia, como le dijiste a Gallo...
- Má que al día, me deben como doce palos y encima no me quieren cortar el descuento de los Albatros.
- Ahora, razonemos un poquito, se supone que si vos le descontás las cuotas del crédito a los empleados esa plata tenés que depositarla, adónde fue a parar toda esa guita, casi medio palo. A vos cada vez que te sacan los trapitos al sol te agarra un ataque de valentía, pero después metes violín en bolsa...
- A mi Fernando Baccichetto me dice que la plata nunca le alcanza, no sé qué hacer...
Y se largo a llorar desconsoladamente.
La mala racha parecía que se había instalado en Río Grande, entonces decidí ir un rato a ver como andaban las cosas por Tolhuin.
Al llegar, parecía que la intendencia estaba sobre alerta de mi llegada y un eufórico Adrián Fernández salió a recibirme. “Viste Alacrán como los jodimos a los concejales. Le respondimos una a una las casi cien denuncias de irregularidades que me hicieron, les dimos dos cajas llenas de hojas escritas con los argumentos de mi defensa”.
“Pero Adriancito, escuchame un poquito, por qué estás tan contento. A mí, si me llegan a decir las cosas que dijeron de vos, la verdad que me daría vergüenza salir a la calle...”
- No te das cuenta Alacrán, le dimos tantas hojas escritas que los concejales van a tener que hacer un curso para poder leerlas y para terminar de verlas van a precisar como tres mandatos. Encima en la segunda caja que le entregamos le metimos fotocopias de la guía telefónica. Total hasta que lleguen ahí van a demorar como cinco años.
- En todas las fotos apareció ese contador petisito de doble apellido que asesora a todo el mundo. ¿También curra en Tolhuin?
- Si, el contador Rafael Pereira Ramos nos asesoró con la idea de las fotocopias de la guía...
- Ah... claro con eso ya se ganó el sueldo.
Nos despedimos y decidí, ya que estaba, continuar viaje, no podía soportar la mala racha que también vive el corazón de la isla. En la capital provincial, seguramente, las cosas serían distintas.
Al llegar a Ushuaia, me cruzo con una caravana de autos, grúas y camiones que salieron a festejar por las calles. No parecían barras bravas, tampoco se veían banderas de algún club conocido. De a poco empecé a ver algunos escudos de los gremios municipales. Me acerqué un poco más y escuché los cánticos: “mandarina, mandarina, mandarina, el decreto lo metes en la vitrina. Y si el espacio es un poco corto, entonces Garramuño te lo metes en el... ” Me quedé con ganas de saber como terminaba la frase porque los bocinazos no me dejaron escuchar.
Enseguida me imaginé como estaría el Garra y tuve necesidad de ir a verlo. Cuando llegué a su casa, lo vi desconsolado, moqueando, al momento de comenzar a hablar temblaba como un pibe de jardín al que le negaron un juguete. “Viste Alacrán lo que me hicieron, ya no se aguanta más la presión, tuve que aflojar porque me apretaban de todos lados y los gremialistas no me dejaron poner ni una coma para salvar mi dignidad. Si no hay respeto a la investidura, no sé adónde vamos a ir a parar...”
-La verdad que no entiendo, cómo llegaste a esta situación. Hace un año nada más, todos te veían como candidato a gobernador y ahora no te van a votar ni para la cooperadora de la escuela de tu hijo...
-Lo que pasa que el Manfre es un capo para destruir rivales, después no sabe hacer ni el redondel del cero, pero para joder a los opositores es un capo. Mirá en la interna transó en contra de Chiquito y de Daniele y les hizo perder las elecciones, lo marginó a Torres, a Cóccaro y a Ferreyra. Ahora, como se acercan las elecciones lo reventó a Martín y ahora me la dio a mi. ¡Con las ganas que tenía de ser gobernador! Con todo lo que aprendí al lado de Estabillo, Preto y Martinelli...
Y se puso a llorar desconsoladamente.
Como el estado lacrimógeno que vivía la provincia era muy agobiante me fui caminando hacia el canal para que el aire puro del Beagle me despejara de tanta bruma. Allí, mientras caminaba por la costa me volvieron esos pensamientos recurrentes de escraches y cacerolazos. En eso escucho como un murmullo con aire de samba y de festejo mundialista, era un clamor que salía de mi interior que, al final pude descifrar como una voz llena de alegría que me invitaba a terminar con la mala racha.
“Eh vocé ahí. ¡Esquece la saudade! Pra quando una batucada”




Monólogo emitido en “Al lado del camino”, el sábado 26 de octubre de 2002, por FM Estación del Siglo.
El intendente de Río Grande reiteraba declaraciones que daban cuenta de una nueva “presión política” que estaba sufriendo. El IPAUSS le recriminó el hecho que se descuenten las cuotas de los créditos otorgados a los empleados municipales y que no se cumpla con la otra obligación de la retención, su depósito en las cuentas de la institución que nuclea a la obra social y al sistema previsional provincial. El monto adeudado ascendía a 500 mil pesos. Jorge Martín amenazó con retirar a su representante en el Directorio del ente, pero el involucrado, Pablo Blanco, poco propenso a perder cargos públicos, negó terminantemente que tenga esa intención.
El jefe comunal radical volvió a reclamar una deuda de 12 millones de pesos que la provincia tendría con el municipio, a pesar de haber afirmado unas semanas atrás, luego de entrevistarse con el vicegobernador Daniel Gallo, que no había cifras pendientes de pago por parte de la provincia.
En tanto, en Tolhuin, la puja entre el intendente Adrián Fernández y la mayoría de los concejales alcanzaba nuevos niveles de enfrentamientos. Asesorado por el inefable contador Rafael Pereira Ramos, presentó su descargo al centenar de irregularidades denunciadas en la sustanciación de su juicio político. El tema que más se destacó fue el voluminoso texto impreso entregado a la presidencia del Concejo.
El múltiple asesor del justicialismo, luego sería descubierto en un ofrecimiento de coimas a algunos concejales, cuestión que quedó constatada en sendas grabaciones telefónicas.
Finalmente, el prolongado conflicto que enfrentaba al mopofista Jorge Garramuño con los empleados municipales de Ushuaia por la reducción que impuso a sus salarios, se resolvió a favor de los trabajadores. A pesar de las reiteradas afirmaciones del intendente capitalino que no iba a retroceder en su determinación y que era imposible mantener ese nivel salarial, firmó el acta de su derrota dando por tierra con todo el contenido de sus discursos de los últimos tiempos.
Luego de 75 días de huelga y enfrentamientos terminó aceptando el cien por cien de los reclamos gremiales y que el pago de los salarios era la prioridad en la cancelación de los compromisos del municipio.
Mientras esto ocurría por estas tierras, en Brasil se vislumbraba un triunfo en del candidato del Partido de los Trabajadores, Luis Inacio Da Silva “Lula”.





Enfrentamientos y enamoramientos


Parecería que a medida que se va acercando el fin de año las peleas entre los políticos van creciendo, puede ser por la proximidad de los brindis y sus vahos alcohólicos. Esta semana, el país fue un verdadero ring de catch, aunque los titanes que se enfrentan parecen patoteros que se pelean por cosas que cada vez tienen menos que ver con los sufrimientos y necesidades de la gente.
El ejemplo viene desde lo más alto del poder, aunque si nos fijamos en la proximidad con el suelo de los contendientes, tal vez, nos daríamos cuenta de la verdadera estatura moral de muchos de ellos.
Duhalde y Menem se encuentran en una lucha sin cuartel. Que las elecciones internas son en diciembre, que tienen que ser en enero. Que muevo la pieza de la justicia, que te rompo el bloque, que te ventilo los chanchullos, que deschavo tus negocios y así... Mientras las tropas de cada uno se hacen zancadillas, torniquetes, piquetes de ojos, patadas voladoras; la mayoría de los argentinos mira desde una tribuna que ni siquiera sabe a quien tiene que alentar, es como si estuviera viendo un partido entre el campeón de un sultanato malayo y el que se fue al descenso en Borneo.
Mientras nuestros estadistas más ilustres se encuentran enfrascados en sacrificarse por el futuro del país, en nuestra provincia estos ejemplos se extienden cada día más, aunque hay algunas excepciones. Cómo por ejemplo don Pepe Estabillo que dijo que si se postula Manfredotti de nuevo, él no va a competir con su amigo por la gobernación. ¡Claro con los favores que le debe! ¡Con los curros y despilfarros que el manfre guardó bajo la alfombra! ¿Cómo va a hacerle frente?.
Tampoco los evangelistas van a presentar fórmula a la gobernación, es otra forma de demostrar la amistad con el gobernador y dejarle el terreno libre para que los siervos le aporten sus votos para que pueda seguir otros cuatro años.
A pesar de estos mensajes ejemplares, cargados de amor y gestos conciliatorios, los modelos nacionales no pueden dejar de tener imitadores, claro que como toda imitación, se convierte en una versión mucho más caricaturesca que la original.
En cuestiones de peleas, los de Tolhuin se llevan todos los premios. Justo cuando Adrián Fernández estaba seguro de que seguía para rato en la intendencia, después de presentar un descargo de dos mil fojas a las 95 irregularidades que denunciaron los concejales, estos hicieron un curso de lectura veloz y en dos días se leyeron todo y sentenciaron que las respuestas a las acusaciones eran insuficientes y lo suspendieron en el cargo.
Después dicen que la política no sirve para nada. Qué Fernández haya escrito dos mil hojas y que los concejales las hayan leído, es como si hubieran hecho un bachillerato acelerado.
Pero como Fernández cuenta con grandes asesores, aunque más bien son bastante petizos, y lograron que el flamante Superior Tribunal de Justicia rápidamente hiciera conocer su primer fallo y lo repuso en el sillón municipal. Los nuevos jueces demostraron su rapidez y eficiencia para actuar, que hayan favorecido a un compañero del gobernador no debe ser tomado como una muestra de parcialidad, la justicia es ciega, aunque parece que la venda que le pusieron es de tan mala calidad que siempre les deja un ojo descubierto.
Y llegamos a Río Grande. Aquí, el nivel alcanzado por nuestros referentes políticos no tiene nada que envidiar a los que se desempeñan en Buenos Aires. Los mejores exponentes son Colazo, Martín y los suyos.
El ingeniero salió al cruce de la serie de ataques que viene sufriendo, y con la claridad de conceptos y elocuencia que lo caracteriza se despachó, dijo que los que le están haciendo frente están actuando con la estupidez de la demagogia y agregó que con los colacistas no va a haber ningún acercamiento porque le han hecho ataques personales, que se encuentra muy dolido porque le afectaron la enorme imagen positiva que tenía en la ciudad y eso no se perdona.
Como Colazo estaba ocupado en atender a sus asesores que le aportan información a tres mil kilómetros de distancia de la comisión del Senado que preside, salió al cruce doña Patricia Pacheco. En una exhibición de destrezas de lenguaje y de su habitual fina sutileza para la polémica, le respondió al intendente: “lo que pasa que lo único que sabe hacer es llorar como una nena a la que reprendieron, es un incapaz, que en realidad llora porque no sabe gobernar”. Y como si esto fuera poco, le espetó una denuncia increíble, que nadie medianamente racional puede siquiera sospechar: que se habían formado empresas de obras públicas para obtener retornos para los funcionarios municipales, es decir, que destinaban parte del presupuesto a proveedores que eran ellos mismos. ¿Pero quién puede llegar a pensar eso de los funcionarios municipales? ¡Qué ocurrencia, por favor!
La semana por fin se terminaba, los ruidos de los golpes y de los proyectiles intercambiados habían convertido a esta profesión de monologador en un oficio insalubre, que deprime, desmoraliza y hace desvanecer el futuro.
Para tratar de olvidar tantas angustias y malos momentos, recurrí nuevamente a tomar contacto con nuestro reconfortante paisaje, montañas, llanuras, bosques y el oleaje golpeando en la playa era la receta indicada para encontrar un alivio al estrés, para alcanzar el necesario relajamiento. Lejos del mundanal ruido empezaba a sentirme mejor.
Pero como sucede en los sueños, a pesar de la calma nocturna, las agitaciones del día se infiltran en medio del descanso. Como una necesidad desesperante, como una búsqueda de una bocanada de oxígeno para alguien que se está ahogando, volvieron a mí esas ideas trasnochadas de escraches y cacerolazos, y nuevamente el ritmo del samba alteró el silencio y la calma del paisaje. Un ritmo de pitos, maracas y redoblantes fue creciendo y de repente, se escuchó una voz misteriosa, cargada de optimismo y de buenas ondas, que me decía: “¡Esquece la saudade! ¡Eh! vocé ahí. Llama garotas y dança este samba, pra preparais una boa batucada”


Monólogo emitido en “Al lado del camino”, el sábado 2 de noviembre de 2002, por FM Estación del Siglo.
En la conflictiva localidad de Tolhuin, el intendente justicialista Adrián Fernández era destituido por el voto mayoritario de los concejales, luego de haber desestimado su voluminoso descargo a las 95 irregularidades finalmente detectadas. Pocas horas después, los flamantes integrantes del Superior Tribunal de Justicia lo restituían en su cargo hasta que pueda presentar su descargo.
La puja interna del radicalismo fueguino daba otra vuelta de tuerca. El intendente de Río Grande, Jorge Luis Martín, declaraba que “la estupidez de algunos que usan la demagogia” lo estaban haciendo sufrir “embates terribles” y que no existía convergencia posible con Jorge Colazo y su gente por los ataques personales que le habían hecho.
La colacista Patricia Pacheco, desde su bunker de la presidencia del Concejo Deliberante, le respondía que “parecía una nenita que ponen en penitencia y se pone a llorar (..) me da vergüenza lo único que hace es llorar por todos los rincones...” Pacheco agregó una denuncia que provocó escasas reacciones en los concejales, la Justicia y los comunicadores sociales. La concejal radical acusó al Departamento Ejecutivo Municipal de haber generado empresas vinculadas a la obra pública del municipio, que le permitiría a algunos funcionarios percibir retornos porcentuales del monto adjudicado.
Unos pocos meses después, esta situación aparentemente irreconciliable cambió rotundamente. Se olvidaron de todo lo dicho e hicieron un lanzamiento conjunto, con las candidaturas de Jorge Colazo a la gobernación y de Jorge Martín a la reelección como intendente.
El retorno del ex gobernador José Estabillo a las primeras planas de los diarios, producía un sinfín de comentarios y especulaciones entre los fueguinos. El ex mandatario salía momentáneamente de su ostracismo de lujos y placeres, para afirmar que mucha gente le pide que vuelva, pero que él no se postularía en el caso de que el actual gobernador se presente para su reelección. El pacto de impunidad firmado entre ambos era tan fuerte que descartaba hasta ese tipo de competencias.
En el ámbito nacional continuaba la batalla campal entre el menemismo y el duhaldismo, en estos días, alrededor de la fecha de las internas partidarias, que nunca se llevarían a cabo.
Se difundían en esas horas las numerosas irregularidades cometidas durante la presidencia de Carlos Menem con el manejo de los ATN (aportes del tesoro nacional), que dieron lugar a un uso discrecional de los fondos públicos y a todo tipo de negociados. En algunos de ellos, estuvo involucrado hasta el embajador de Israel, Isaac Avirán, y en varios rubros el gobernador fueguino José Estabillo. Entre las obras anunciadas y con sus respectivas partidas presupuestarias adjudicadas, algunas nunca realizadas, se encontraban un hangar en el aeropuerto de Ushuaia, un invernadero en Tolhuin, el edificio de una escuela privada y el saneamiento de la Bahía Encerrada de Ushuaia.






Para la reproducción de curros no hay preservativo

Había concurrido a un debate sobre la nueva ley de Salud Reproductiva y la mayoría de las intervenciones eran críticas. Un par de señoras gordas se quejaban a más no poder: “Esto es una inmoralidad, ahora van a distribuir preservativos en las escuelas y lo van a querer probar todos, ¡total es gratis!”, su arenga concluyó con un lapidario interrogante: “¿Y cuando no tengan más? ¿Qué va a pasar?”.
Después habló el cura: “esto es un pecado señores, están matando la vida y alimentando la procacidad, estamos a un paso de Sodoma y Gomorra. Esto tendrá inevitablemente un castigo divino”.
Mientras yo pensaba: “más todavía”, una psicóloga con voz de pito, trataba de explicar la necesidad de aportar algo de racionalidad al debate y nadie le daba bola; un electricista que había ido a hacer una reparación, enfundado en su mameluco y subido a la escalera, interrumpió la conversación desde las alturas: “Ustedes se preocupan por los preservativos gratis, ¿pero se preguntaron cuál es el mayor incentivo sexual que hay en la actualidad? Es la malaria y la crisis... Los desocupados están todo el día en la casa, la cabeza vuela y el sexo es la única diversión que les queda. Los adolescentes están todos los días pegados a la tele, y ahí lo que más ven es el juego del mete y ponga, y aburridos como están, se entusiasman y se suman al jueguito. Me parece que preocuparse por un condón es como alarmarse porque descubrieron una gotera en el techo de la cabina del Titanic”.
Mientras el eléctrico laburante bajaba de la escalera, el silencio ganó la reunión, él enfundó sus cosas y se retiró. Con su salida de escena, comenzaron nuevamente a escucharse voces airadas que reclamaban por la responsabilidad, la moral y las buenas costumbres...
Como me empezó a parecer monocorde y poco ilustrativo el debate, recordé mi oficio de monologador oficial fueguino y salí de la reunión.
Mientras caminaba, me alarmé por la falta de temas para desarrollar mi tarea semanal. Pensaba y pensaba y no se me ocurría nada.
En eso escucho que un juez suizo abrió la investigación de las cuentas bancarias de Menem y pensé, si llega a ser cierto todo lo que uno se imagina y se dice del riojano, qué van a hacer Sciutto, Ruiz, Caparrós, Baigorria y todos los que, sin preocuparse por la moralidad, salieron a apoyar su precandidatura. Seguro que alguna excusa van a encontrar.
En eso me lo encuentro a mi gran amigo Walter Agüero, el presidente del IPRA, quien me saluda efusivamente y como alarmado me dice: “Viste Alacrán, cómo me están dando. Primero con lo de Armesto y las coimas, la jueza que me procesa, después que el Tribunal de Cuentas que me hace una denuncia criminal y ahora los legisladores que quieren cerrar “Mi Bingo””
- Si la verdad que ese debe ser tú bingo, porque el único que currás sos vos. Como puede ser que gastaste un millón y medio en publicidad de los juegos y sólo quedaron 50 mil pesos para hacer acción social. Algo acá no funciona...
- No es así, Alacrán, lo que pasa que esto es un negocio a largo plazo, por eso contratamos a Susana Giménez y a Sofovich. Así vamos a implantar el juego y tener ganancias...
- A mí lo que me parece es que a largo plazo los únicos que se van a salvar van a ser Susana, el ruso y vos.
Agüero se dibujó su mejor sonrisa y se alejó raudamente por el mismo lugar que venía.
Parecía mi día de suerte, como si me hubiera sacado un bingo. ¿Saben a quien me encontré? A mi gran amigo Raúl Paderne, que venía cómo escondiéndose, mirando para todos lados. Cuando se asomó de atrás de un árbol, su mirada inquisidora chocó con la mía, nos encontramos frente a frente. Haciéndose pantalla con la mano y a media voz, me dijo: “Que hacés Alacrán, tanto tiempo. No puedo quedarme mucho, porque no tengo que exponerme más de la cuenta. Todos están buscando que haga una pisada en falso para escarcharme”.
- ¿Cómo es el caso de tu asesor, el doctor Roberto Estrada que le adjudicaron una casa del IPV para carenciados?
- Lo que pasa Alacrán, es que estamos siendo tan austeros en el nuevo gobierno, que cada vez ganamos menos y los funcionarios tienen que hacer maravillas para sobrevivir...
- Si, la verdad que ustedes son capos para hacer maravillas, pero los únicos que se dan cuenta son ustedes...
- Así es, mirá como estamos que el pobre Estrada tiene que recurrir a una vivienda social..
Me parece que se dio cuenta que sus explicaciones no me convencían y se rajó.
Continuaba con mi suerte de monologador y me lo encuentro a don Juan Carlos Turdó, que venía esquivando árboles por la plaza Almirante Brown y hablando solo, cuando estaba a punto de cruzarme, lo escucho maldiciendo a una tal Patricia. Al verme se sorprende y fue como si volviera en sí. “Alacrán, me tenés que ayudar. Me hicieron la cama, me hicieron la cama...”
-¿Qué te pasa Juan Carlos?
- Por confiar en lo que me dijeron, yo firmé, ahora todos me están escrachando. Yo no sabía nada. No tenía ni idea..
- Sabés que hay muchos que opinan lo mismo de tu función como concejal. Pero, cómo fue que te engramparon con una computadora que tenía todos los chiches para hacer videos y editar música, ¿qué estaban por hacer alguna festichola en el Concejo?
- Lo que pasa es que necesitaba una computadora, hice el trámite y después no sé que pasó. Ahora me está sacando el cuero todo Río Grande. Me tenés que ayudar Alacrán.
Mientras me abraza, se pone a llorar desconsoladamente en mi hombro y me pide: “Ayhuuuda, ayhuuuda por favor”. Le prometí que iba a hacer lo posible, parece que se sintió mejor, mientras se sonaba estruendosamente la nariz, se despidió. Lo vi alejarse lentamente, con su paso vacilante y taciturno.
Mientras me secaba la mojadura que me había dejado en mi campera, empecé a pensar que a nadie se le ocurrió todavía hacer una ley sanitaria que evite la reproducción de los curros. Qué bueno sería que repartieran preservativos contra la corrupción.


Monólogo emitido en “Al lado del camino”, el sábado 9 de noviembre de 2002, por FM Estación del Siglo.
La aprobación de la Ley de Salud Reproductiva en el Congreso de la Nación, despertó reacciones airadas de algunas mentalidades medievales que ejercen cierta influencia social. El Obispado de Río Gallegos consideró moralmente inaceptable la flamante ley que planteaba el suministro gratuito de anticonceptivos no abortivos y, junto a otros sectores recalcitrantes, iniciaron una ofensiva contra las campañas de prevención establecidas por esa normativa.
En medio de la puja en el justicialismo nacional, se conocieron diversas informaciones que destaparon un poco más la olla con aromas putrefactos que se mantuvo relativamente blindada durante el gobierno menemista. Era tan grande la confianza en la impunidad, que hasta el propio ex presidente hablaba y se comprometía con sus dichos. Carlos Menem había afirmado que contaba con una cuenta en Suiza con un saldo de 600 mil dólares que nunca había declarado en su patrimonio.
Esa confesión obligó a actuar a los adormecidos jueces federales Oyarbide y Galeano para iniciar las investigaciones. En esos días, la justicia suiza aceptaba el requerimiento de abrir su propia averiguación de la existencia de dos probables cuentas secretas de Menem.
La segunda cuenta tenía que ver con otra grave denuncia, conocida esa semana, de parte de un ex funcionario iraní, quien aseguró que su gobierno había pagado diez millones de dólares al ex presidente para que desvíe la investigación del atentado a la embajada israelí de Buenos Aires, para que no se sospeche de Irán.
El ministro coordinador fueguino, Alberto Revah, regresaba de su viaje a Estados Unidos sin ofrecer resultados de la anunciada renegociación de los títulos Albatros. Se había contratado una consultora que insumiría varios cientos de miles de dólares, además de gastos de estadía, pasajes, etc. para lograr ese difuso objetivo que nunca se lograría. Una muestra más del sospechoso despilfarro de fondos públicos que concretó el gobierno de Carlos Manfredotti.
También se conocía esa semana, que el asesor de la Secretaría Legal y Técnica, el abogado Roberto Estrada, había sido beneficiado con una vivienda de un plan social para carenciados, que debía amortizar con una módica cuota de cincuenta pesos mensuales –pero pagaba trescientos para disminuir el plazo- y que sólo había beneficiado a 62 familias



¡Qué ganas de llorar!

La semana comenzó con las espantosas imágenes de los pibes tucumanos que, en el país de las vacas y los cereales, no tienen qué comer. La desnutrición y la mortalidad infantil golpeó los marotes de muchos argentinos y generaron todo tipos de polémicas. Mientras los pibes siguen privados de alimentos y siguen siendo internados para alimentarlos con inyecciones, hubo alguien que dio en la tecla del problema, fue nada más ni nada menos que el ministro de la Producción. Don Aníbal Fernández, se imaginó, tal vez, que por un día podía ser Luis Zamora y se despachó: “esto ocurre por culpa de un puñado de hijos de puta que gobiernan”.
No podía creer lo que estaba escuchando, ¿será la influencia del triunfo de Lula que llegó al gobierno?, pensé, pero no encontré una respuesta convincente.
Me dispuse ir a conversar con todos los capitostes fueguinos para ver si estas frases lapidarias habían producido un cambio en sus actitudes.
Cómo lo tenía cerca, lo fui a ver a mi gran amigo Jorge Luis Martín, como le gusta que lo llamen ahora que quiere ser reelecto. Luego de la habitual carga de afecto que explota en nuestros encuentros, lo consulté sobre si se sentía incluido en los dichos de Fernández: “de ninguna manera, nosotros estamos haciendo un enorme esfuerzo para sacar adelante a Río Grande, pero no nos dejan, el gobierno no nos paga lo que nos debe, Colazo y Patricia Pacheco me declararon la guerra, el único concejal que me entiende es Turdó...”
“¡Qué suerte la tuya! –le dije- justo el que está involucrado en un curro con una computadora es el único que te comprende”. Como parecía que don Martín me iba a declarar la guerra a mí también, lo saludé cortésmente y me despedí.
Es hora de viajar a Ushuaia, me dije, por estos lugares no hay mucho más que hacer y partí raudamente.
Mi primer escala iba a ser encontrarme con el devaluado intendente capitalino. Llego a la intendencia de don Jorge Garramuño, entro a su despacho y sobre su escritorio veo un montón de muñequitos con caras conocidas, al ver mi asombro, me explica: “Alacrán, estoy practicando el vudú, mandé fabricar muñecos con la cara del Manfre, de Gallo, de Daniele, de Jorge Portel y de todos los otros gremialistas, y de los concejales también. Los estoy pinchando con cincuenta alfileres a cada uno. Esta va a ser mi venganza por obligarme a aflojar con el ajuste. Ahora estoy esperando una partida de alfileres que compré en Buenos Aires para terminar con la ceremonia. Van a quedar todos cuadripléjicos con todos los pinchazos que les voy a dar”.
- No te parece demasiado tiempo invertido en vengarte...
- No, Alacrán, la venganza es el placer de los dioses... Además, voy a apoyar la idea de Alejandro Vernet de trasladar la capital a Río Grande, así me los sacó a todos de encima y Ushuaia queda para mi solito”.
Como vi que el Garra ni había acusado recibo de la frase del ministro, me dirigí a la Gobernación. Ahí sí iban a tomar en cuenta los dichos de Fernández, son del mismo partido, algún recuerdo de la Justicia Social deberían tener y lo que pasó en Tucumán tendría que haberlos conmovido.
Llegué al primer piso, voy directamente al despacho del Manfre y lo encuentro con los ojos vidriosos, casi lagrimeando... pensé que la frase del ministro calificando con semejante dureza a los gobernantes lo había sensibilizado terriblemente a nuestro querido gobernador. Seguro que ahora vendrán cambios de fondo en el gobierno, me imaginé que reintegrarían los salarios a los empleados públicos, que devolverían el nuevo Lear Jet, que dejarían de despilfarrar con el escolazo fueguino o con los chiches represivos para Guillermo Lindl. Con un tono comprensivo le pregunté: “¿Qué te pasa Manfre?”
Pensé que iba a ser testigo de un momento trascendente en la vida política de Tierra del Fuego, porque al gobernador le costaba pronunciar palabras por la emoción que lo embargaba. Pasaron unos segundos y finalmente pudo hablar:
“Estoy muy emocionado Alacrán, esto es muy importante para mí y mi familia. Que la Vivi haya podido viajar a Estados Unidos y que haya lanzado desde Nueva York la Maratón del Fin del Mundo, es un sueño que como padre pude realizar. Sabés que de chiquita, Vivianita me pedía siempre, quiero ir a Estados Unidos y nunca pude llevarla. Ahora me siento verdaderamente realizado”.
No quise romper el clima emotivo del despacho del gobernador con alguna pregunta fuera de lugar y decidí marcharme. No faltaría oportunidad para preguntarle qué piensa de lo que dijo el compañero Aníbal Fernández.
Me sentí desconsolado, me preguntaba como puede ser que nadie se sienta afectado por semejante calificativo del ministro de Duhalde y se proponga cambiar.
Seguí caminando por San Martín, miraba vidrieras y me detuve en un kiosco. Allí estaba la tapa de una revista con los titulares del deschave de las intimidades de la corona británica. “Me violaron en el palacio”, contaba el ex mucamo de Lady Dy, con cara de querer volver a andar por esos pasillos reales.
Pensé que a este tipo lo violaron pero por lo menos se llenó de plata con sus confidencias, pero acá en la Argentina, todos los días nos agarran en un banco, en un supermercado, en los laburos, en cualquier calle nos viven violando, nos rompen el tujes todos los días, pero no vemos ni un mango. Encima ahora para estar a tono trajeron a los Calzones Rotos, para que nos duela menos.
En ese momento mi cuerpo comenzó a acusar recibo de mis pensamientos, los dolores lumbares me alertaron que la realidad no parecía tan lejana de esas fantasías.
Como una necesidad de salir de esa asfixiante sensación, volví a pensar en escraches y cacerolazos, y nuevamente comenzó a escucharse la música del samba. Un ritmo de pitos, maracas y redoblantes fue creciendo y de repente me pareció que todos los transeúntes se sumaban a una danza colectiva por el centro de Ushuaia.
En eso, escuché la misma voz alegre de pentacampeón, cargada de optimismo y de buenas ondas, que me decía: “¡Esquece la saudade! ¡Eh! Vocé, llama garotas y dança este samba. Face necessario felicidade pra preparais una boa batucada”


Monólogo emitido en el programa “Al lado del camino”, por FM Estación del Siglo, el 16 de noviembre de 2002.
La sociedad argentina se escandalizaba por las terribles imágenes televisivas de chicos tucumanos desnutridos que agonizaban y morían. Parecía que recién en ese momento se tomaba conciencia de la marginación y la miseria en que vivían más de la mitad de los habitantes del país.
En medio de justificaciones, algunos políticos pretendieron pronunciar algunas palabras autocríticas, para ganarle de mano a las que diariamente les gritan las víctimas de sus actos. El ministro de la Producción Aníbal Fernández afirmó que la desnutrición que mata a centenares de niños por año “ocurre por culpa de un puñado de hijos de puta que gobiernan”.
En esos días, un lanzamiento mediático ocupaba gran parte de las portadas de los diarios locales. Alejandro Vernet declaraba que Ushuaia debía dedicarse centralmente al turismo y Río Grande convertirse en la capital provincial y volcarse a la faz industrial.
En momentos que el grueso de los obreros metalúrgicos se encontraban inactivos por suspensiones y despidos, el legislador radical hacía un ensayo futurista. Pero, gran parte de los medios de comunicación mordieron el anzuelo y se dedicaron a preguntar y repreguntar a todo el mundo su parecer.
Jorge Garramuño, no quiso ser menos, y agrandó la cosa: “Río Grande debe ser la gran ciudad de la provincia y Ushuaia se debe limitar a embellecerse y concretar turismo”. En tanto, la hija del gobernador y secretaria de Deportes, Viviana Manfredotti, viajaba a Nueva York, acompañada por su colega y pariente Eduardo Ibarra. La excusa fue presenciar el maratón que se desarrolló en la ciudad norteamericana para aprender y hacer el lanzamiento de la prueba deportiva que tendría lugar próximamente en la capital fueguina.
Esa semana, llegaba a Tierra del Fuego el conjunto “Los Calzones Rotos”, invitado por el Gobierno de la Provincia y en las portadas de muchas revistas lucían el rostro de un ex mayordomo de la monarquía británica que confesaba que fue violado en algún pasillo palaciego.



Polémica en el bar

La semana no se iniciaba nada fácil, me disponía a cambiar de aire, después de haber fracasado en verificar si las afirmaciones del ministro de la Producción de la Nación, Aníbal Fernández, habían tenido algún eco en los políticos fueguinos.
Qué ninguno haya acusado recibo de dichos como que los pibes se mueren de hambre porque estamos gobernados por hijos de puta, me había producido una nueva desilusión.
Entonces me propuse ir a retomar el contacto con las bases, seguramente allí podría tener una visión más cercana a la realidad y, tal vez, hasta autocrítica.
Me senté en la tradicional mesa del bar, donde habitualmente acuden algunos viejos militantes para transitar por la fraternal chicana política.
Me lo encontré a José Mameluco, el viejo militante peronista, que ante mi consulta replicó con bronca, casi como si me estuviera esperando la pregunta: “Tiene razón el ministro, todos los que agarran la manija lo único que quieren es llenarse los bolsillos, hacer todo tipo de negociados y tener a los jueces amigos para que nunca lo puedan ni siquiera procesar. ¡Qué les importa que la gente se muera de hambre o no tenga laburo, para ellos mejor, así los tienen a todos agarrados de la bolsita o del plan!”.
La perorata se interrumpió por la llegada del mozo con los cafés, pero enseguida retomó: ¡Yo estoy podrido de tener que poner la cara! Cuando me viene la gente a reclamar soluciones, yo se los mando al gobierno. ¡Yo no voy a sacar más la cara por ellos! ¡Después que me vengan a buscar cuando lleguen las elecciones!”, mientras hacía un corte de manga.
En ese momento se acercó Pato Patota, y le replicó: “vos te quejás porque te quedaste afuera del reparto. Yo no puedo decir nada, porque cumplo mis funciones, cuando hay que apretar aprieto, a veces hay que tirar unas piedras, romper unos vidrios, aflojar unas tuercas o pegar unas piñas, y todo por la causa peronista. Acá viejo, como lo dijo el general, no hay que sacar los pies del plato. Lo que pasa que cada vez quedan menos patriotas”.
“Sí –le contestó Mameluco-, como Daniel Gallo que dijo que fue un “deber patriótico” firmar el acuerdo con Duhalde por el pedido del Fondo Monetario. Ahora, resulta que ser patriota es entregar el país”.
Justo en el momento que la conversación parecía que iba a terminar inevitablemente como cualquier acto peronista, mientras pedíamos otro café, se arrimaron a la mesa Cacho Chamuyetti y Toto Parlatutti, siempre enfrentados y discutiendo, como no podía ser de otra manera, entre radicales.
Se engancharon enseguida en la discusión, Cacho compartió el desaliento, y dijo que la dirigencia “no entiende nada de donde están parados y siguen actuando como si no pasara nada. Fíjate la denuncia de que funcionarios municipales hacen negociados con las obras públicas o arreglan publicidades con algunos medios a través de proveedores. ¿Cómo querés que se enderece esto, si viven lavando guita? Yo opino lo mismo que el ministro y nosotros tenemos mucho que ver con todo esto, tenemos que terminar con hacerle el caldo gordo a los cabezones que se creen eternos”.
Parlatutti no podía quedarse callado, aclaró la garganta, puso cara de cantante de tangos y comenzó a gesticular: “Lo que pasa es que hay un estado de desconfianza colectiva, todos están sospechados y cualquier rumor parece cierto. No hay que guiarse por las versiones. Hay que tener paciencia y esperar que falle la Justicia...”
“Si, como viene la mano, podemos esperar nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos y van a seguir siempre los mismos. ¡De acá!, hay que tener paciencia”, dijo el diarero que se arrimó al ver el tumulto que se estaba formando.
La cosa se iba poniendo cada vez más calentita y, justo en ese momento, se arrimaron un par de mopofistas para aportar leña y combustible. Pepe Mopocho fue el primero en sumar sus porotos: “Acá tenemos que dejar de esconder la basura debajo de la alfombra. Nosotros nos propusimos cortar cabezas, si queremos cambiar las cosas hay que pasar la escoba, hay que borrar a los que hacen negocios con los votos y con nuestra militancia, por eso estamos juntando firmas para hacerlos volar a Löffler y a Astesano”.
Roque Curanto no se pudo quedar callado: “si, vos te conformas con esos dos, pero el que hizo el gran descalabro fue Estabillo, que hundió la provincia y después transó la impunidad con el Manfre y se pasa la gran vida fuera de la isla. Si queremos hacer limpieza hay que empezar por expulsar al Pepe y todos sus secuaces y cómplices”.
Otro mopofista arrimó lo suyo: “Ahora se acordaron ustedes, por qué no reaccionaron antes, los dejaron hacer lo que querían durante tres años y ni abrieron la boca. ¡Todos son cómplices!”
La mesa de la catarsis se fue agrandando con otras voces multipartidarias que sumaban broncas, desencantos e ilusiones perdidas.
El batifondo era tan grande que nadie se escuchaba, todos hablaban al mismo tiempo.
Como era inútil tratar de sacar algo en limpio de la reunión, comencé a alejarme de la mesa, justo en el momento que voló un pocillo y enseguida se armó un revuelo con las sillas que se apartaban de apuro y los consabidos intentos de apaciguar los ánimos.
Me fui caminando hacia la plaza con la sensación de que difícilmente iba poder cambiar algo con esas discusiones de café. Volvía a mi memoria la frase del ministro y la del gobernador tucumano que justificaba las muertes de los chicos mientras preparaba su reelección.
Sin darme cuenta volví a pensar en escraches y cacerolazos, y nuevamente comenzó a escucharse la música del samba. Un ritmo de pitos, maracas y redoblantes fue creciendo.
En eso, escuché la misma voz de alegría mais grande du mundo, cargada de optimismo y de buenas ondas, que me decía: “¡Esquece la saudade! ¡Eh! Vocé, dança este samba. Face necessario felicidade pra preparais una boa batucada”



Monólogo emitido en el programa “Al lado del camino”, por FM Estación del Siglo, el 16 de noviembre de 2002.
En esas horas, se sucedieron una serie de actos intimidatorios que afectaron a distintas voces opositoras: al dirigente de la organización no gubernamental Participación Ciudadana, Guillermo Worman, le aflojaban las tuercas de las ruedas de su vehículo, a manera de advertencia. Un autodenominado Comando Provincia procedió a amenazar a periodistas independientes (Gabriel Ramonet y Silvio Bocchiccio), a la dirigente ambientalista Graciela Ramaciotti y a un dirigente vecinal de Ushuaia, en tanto, en Río Grande, el periodista Armando Cabral también denunciaba amenazas.
Horas después, fue apedreada la casa de la arquitecta Liliana Cambas, quien había publicado una carta abierta al gobernador en nombre del justicialismo disidente. El repudio a estas conductas alcanzó dimensión nacional y fue considerado como “un claro mensaje mafioso”.
Estas manifestaciones de intolerancia de sectores oficialistas llevaron a diversos cuestionamientos, entre ellos un editorial del diario La Nación que reclamó al gobernador “esclarecimiento y castigo” a los culpables.
También recrudecía la interna mopofista, al movilizarse un grupo de afiliados para exigir la expulsión de los legisladores Luis Astesano y Damián Löffler por su clara connivencia con el oficialismo.
En tanto, Brasil estaba en estado de euforia colectiva por las expectativas que crecían en el pueblo por el inminente triunfo electoral de Lula.


Ciencia fueguina

La ciencia nos viene dando sorpresa tras sorpresa. Parecería que este milenio nos está preparando para que muchos temas de la ciencia-ficción terminen por hacerse realidad.
Todo el mundo está sorprendido con las noticias que circularon esta semana sobre el híbrido de hombre y ratón que se está gestando en los laboratorios para encontrar soluciones para muchas enfermedades. También se conoció esta semana que en Inglaterra ya están preparados para hacer trasplantes de cara. ¡No se puede creer!
Uno se puede llegar a imaginar a muchos políticos argentinos que no pueden caminar por la calle por temor a los escraches que empiecen a viajar a Londres para hacerse un trasplante. ¿Se lo imagina a Fernando de la Rúa con cara de Leonardo Di Caprio? ¿O a Carlos Menem con la de Omar Batistuta? Así uno se va imaginando que otros impresentables, como José Estabillo, puedan cambiarse la caripela y compartir con nosotros los pasillos de los supermercados.
Aunque... pensándolo bien a muchos de los políticos vernáculos, tal vez, no se les pueda hacer la operación o no les haga falta este tipo de trasplantes, porque ya tienen una cara de piedra a toda prueba.
Pero el otro tema científico me interesó mucho más, la vieja fantasía de cruzar o fusionar hombres y animales, podía empezar a hacerse realidad; al estilo del minotauro, las sirenas marinas o el drama de la película La Mosca, podrían empezar a hacerse realidad.
Me imaginaba las cruzas más extrañas que podrían concretarse en pocos años y desfilar por las calles de la isla, conduciendo un vehículo o, tal vez, gobernando. Aunque tanto en las calles, en el volante, en los sillones de funcionarios o en las bancas legislativas nos encontramos con cada animal.
Mientras iba ensimismado en mis cavilaciones, justo me lo crucé a don Alejandro Vernet, quien no acostumbra a negarle el saludo a nadie, pero ese día estaba apurado, se metió en el bar y lo veo que raudamente se introduce en el baño. Claro, pensé, tanto hablar de que los radicales son un partido de cagones y con todas las maldiciones que está recibiendo, pobre, debe estar sufriendo como una madre.
En ese momento, comencé a imaginarme a los radicales con ese nuevo perfil escatológico que le dio Vernet. Si hubiese que encontrar un animal para que esté acorde con esa imagen de esfínteres flojos, debía ser el famoso pato gallareta que cada vez que da un paso, defeca.
Mis pensamientos comenzaron a volar, era como una sensación inconsciente de alejarme de tantos malos olores.
Las imágenes comenzaron a sucederse a un ritmo vertiginoso.
Empecé a imaginarme a nuestro amado gobernador don Carlos Manfredotti, con sus vicios familieros, y enseguida me vino la imagen de un grupo de focas que, al estilo de los Campanelli, retozaban bajo el sol del verano fueguino.
Como el día estaba espléndido, el sol brillaba y no había viento, me senté en la plaza Almirante Brown. Se me despertó una necesidad casi obsesiva de imaginarme a nuestros políticos involucrados en estos experimentos científicos. Así comenzaron a sucederse las visiones.
Lo vi a nuestro conocido y nunca bien ponderado Jorge Colazo con cuerpo de potro corriendo entre Buenos Aires y Río Grande para encontrarse con sus distantes asesores. A don Roque Martinelli, que regresa al ruedo político con cara de yo no fui, cruzado con un angelical corderito. A don Tachi Trejo, que nunca le gusta trabajar desde las sombras, cruzado con un topo que estaba repartiendo una especie de diario llamado La Gaceta.
El rostro de nuestro querido vicegobernador don Daniel Gallo, con su habitual cara de monaguillo, aparecía insertado en el cuerpo de Porky. A nuestro intendente don Jorge Martín cruzado con un mono aullador, al intendente capitalino don Jorge Garramuño me lo imaginé cruzado con un enorme gorila y así seguí un buen rato hasta que el vértigo comenzó a marearme.
Me tomé un respiro, miré a mí alrededor y decidí seguir caminando.
Al rato, me detuve y me quedé nuevamente pensativo... El disparador de todas esas ideas fantásticas fue el intento científico de hacer un híbrido de hombre y ratón, me llamó la atención que no me hubiera surgido ninguna imagen de esa extraña cruza.
Mientras cruzaba hacía el Concejo Deliberante, seguía absorto en mis pensamientos y de repente encontré la respuesta a mis interrogantes. Claro son tantos años de convivencia y con tantos especimenes descubiertos, que seguramente uno ya se fue acostumbrando a esos híbridos.
Seguí caminando hacia la costanera, en ese momento el viento comenzó a soplar, su sonido era como un repique de tambores, su silbido era como el coro de una muchedumbre que comenzaba a acercarse y a entonar la alegre música del samba, me vi rodeado por esbeltas garotas que danzaban. Con aire de gatubela una se me arrimó y mientras me acariciaba, me dijo al oído con vos insinuante: “Y pra cuando una batucada”.

Monólogo emitido el sábado 30 de noviembre en el programa “Al lado del camino”, por FM 105.3 Estación del Siglo.
Esa semana, el legislador radical Alejandro Vernet irrumpía en el escenario político recurriendo a un lenguaje escatológico para pintar la pugna interna de su partido. Afirmó que sus correligionarios deben “dejar de ser cagones y debatir” y reclamó la renuncia de toda la cúpula partidaria encabezada por Jorge Martín. Este respondió que Vernet solo quiere “protagonismo mediático” y que “no tenemos miedo”.
En esos días una publicación anónima, con el formato de un diario, titulada La Gaceta, circulaba profusamente por Río Grande. En ella, se hacían graves denuncias involucrando al vicegobernador Daniel Gallo, a los hermanos Löffler y a algunos jueces. En primera instancia, se adjudicó la autoría al diputado Luis “Tachi” Trejo. Este negó terminantemente que haya concretado esa iniciativa. Luego, la autoría de la hoja recayó en el legislador mopofista Horacio Miranda.






Los haraquiris

Mientras cumplía con mi hábito cotidiano de leer y escuchar noticias, parecía que todo iba derivando rutinariamente como cualquier otra semana. Sorpresivamente, algo sacudió mi modorra, estaba escuchando una voz conocida, aunque algo castiza, que se despachaba contra los políticos argentinos. Pensé que se trataba de otra ofensiva gallega para aumentar las ganancias de Aerolíneas, YPF o las telefónicas, pero no el que hablaba era un argentino radicado en España, se trataba del actor Miguel Ángel Solá quien era consultado por la prensa y declaraba indignado que los políticos argentinos deberían suicidarse si fueran seres concientes y sensibles por los resultados que produjeron en el país, particularmente por los niños que diariamente mueren de hambre.
La verdad que se trataba de una flor de propuesta..., muchos deberían pensarla seriamente. ¿Aunque hace tanto tiempo que no se suicida uno? ¿Quién fue el último? Leandro Alem... Lisandro de la Torre... y pará de contar. ¿Quiere decir que en los últimos 60 años no tuvieron nada de qué arrepentirse?
Como estaba por Ushuaia, decidí ir a la Casa de Gobierno para enterarme de las repercusiones de estas declaraciones. Cuando llegué al primer piso, había un revuelo bárbaro, vi a varios ministros, secretarios, asesores y unos cuantos personajes tamaño ropero. Todo estaba muy agitado, se escuchó uno que se quejaba: “esto no se aguanta más, primero nos dicen que somos unos hijos de puta porque se mueren los chicos y ahora nos dicen que tenemos que suicidarnos, esto es un ataque a toda la clase política que no podemos permitir. Esta campaña de desprestigio hay que pararla ahora porque si no mañana con qué se van a salir...”
No entendía bien el por qué de tanta agitación, me acerqué un poco más para escuchar con más atención: “Si compañeros, tenemos que ir a Buenos Aires a apretarlo al gobernador, al que hacerle sentir el rigor, la mano dura, que se cree que porque aparece por la tele tiene derecho a decir cualquier cosa”, enseguida otro delineó una estrategia, “tenemos que hablar con las otras provincias para organizar una marcha a Buenos Aires para que aprendan a no meterse con nosotros”. Entusiasmado un tercero aportó otra brillante idea: “tenemos que hablar con los compañeros de Santiago y La Rioja, esos sí que se hacen respetar...”
Cómo vi que la cosa estaba un poco encarajinada, y que algunos ya estaban preparando su bolsito de mano para viajar, un bolsito chiquito pero pesado. Decidí entonces intervenir para aclarar los tantos. Cuando me vieron, enseguida me saludaron y abrieron un círculo alrededor mío. Uno de los ministros, me preguntó: ¿Qué opinás Alacrán de este nuevo ataque a la clase política que nos hizo el gobernador Felipe Solá?
Dejé que la expectativa hiciera más notable el silencio y empecé: “muchachos, es todo una gran confusión –los ojos de los que miraban empezaron a recordarme los de Cavallo por el asombro-, no fue el gobernador de Buenos Aires el que dijo que los políticos debían suicidarse, fue el actor Miguel Ángel Solá, que está en España desde hace años”.
Las caras de todos comenzaron a aliviarse y a distenderse, alguno dijo: “¡Ah! ese zurdito de vuelta, menos mal que se fue que si no...”. Como el papelón había quedado en casa, de a poquito se fueron yendo como quien no quiere la cosa. Uno de los últimos en irse fue José Patota, que me dijo al pasar: “tenía unas ganas de viajar a Buenos Aires para apretarlo a ese pituco de Felipe, pero ahora me voy a tener que quedarme a apretar por acá nomás”, me dijo desconsolado.
Me dio tanta lástima cuando lo vi alejarse, aunque mi compasión no sé si era por su cara triste o porque no pudo viajar.
Cómo no había mucho para hacer por ahí, decidí ir a caminar un rato a reflexionar sobre los últimos acontecimientos.
Para qué servía proponer el suicidio de la clase política si acá nadie está arrepentido de lo que hizo en los últimos años. Mirá sino, Menem quiere volver, Duhalde y Reutemann se guardan para más adelante, De la Sota, Rodríguez Saá, Kirchner y Terragno quieren ir más arriba. Acá en la provincia pasa lo mismo, Martinelli pone cara de maestra jardinera y nos dice: “haber chicos estábamos mejor o peor con el gobierno de Estabillo, no es cierto que estábamos mejor”. Colazo, le deja el campo orégano a Manfredotti y quiere volver a ser intendente. Martín quiere seguir siendo intendente y quiere mantenerlo a Colazo en otro lado. Gallo y Ruiz dicen que la voluntad de los empleados y jubilados, a pesar de haber alcanzado el 96% no son vinculantes, y que van a seguir haciendo lo que quieren.
Me quedé pensando que en las últimas encuestas, dos de cada tres personas sigue pensando que se deben ir todos los políticos y empezar de cero. Después de todo la propuesta de Solá no es tan mala, aunque si hay muchos que no se animan podríamos darle una ayudita, no.





Monólogo emitido el sábado 7 de diciembre en el programa “Al lado del camino”, por FM 105.3 Estación del Siglo
En esos días, los sindicatos representativos de los empleados públicos provinciales llevaron a cabo un plebiscito que arrojó un 96 por ciento de contundente rechazo a la renovación del gerenciamiento de la obra social, que era denunciado como un nuevo negociado del gobierno. Tanto el vicegobernador Daniel Gallo como el legislador justicialista Raúl Ruiz, señalaron que esa voluntad mayoritaria no era vinculante y no iba a ser tomada en cuenta.
El ex superministro de José Estabillo y fracasado candidato a gobernador Roque Martinelli anunciaba que mantenía sus deseos de ser primer mandatario provincial y relanzaría su postulación.
El justicialismo mostraba una nueva fisura, cuando el decano de la Facultad Río Grande de la Universidad Tecnológica Nacional, Mario Ferreira desafiaba al gobierno provincial a que presente un solo proyecto de desarrollo, advertía que la educación no existe y que se evidenciaba una notable vagancia a la hora de exponer ideas.
La labor protagónica desplegada por el legislador Alejandro Vernet para que se apruebe el proyecto oficialista con relación a la paralizada obra del Puerto Caleta La Misión, hizo que algunos de sus correligionarios plantearan su expulsión de la Unión Cívica Radical, por utilizar la banca en beneficio personal.
En tanto, una nueva encuesta determinaba que la voluntad mayoritaria se inclinaba por la consigna “Que se vayan todos”. El 61 por ciento de los consultados reclamaba un cambio total de la dirigencia política. En consonancia con ese reclamo, el actor Miguel Ángel Solá, desde España, declaraba que los argentinos que tuvieron responsabilidades públicas deberían suicidarse si fueran concientes del estado de postración, la marginación, la miseria y la mortandad infantil en que habían sumergido al país.



Todo es mentira

Estaba leyendo asombrado las conclusiones de una investigación de dos periodistas de El Vaticano que difundieron más de sesenta erróneas creencias populares sobre la Biblia.
Llegaron a determinar que los reyes magos no eran tres, pero no sabían cuantos y ni siquiera se podía asegurar si eran reyes; afirmaron que Eva no mordió una manzana que fue un error de traducción; que el arca de Noé no fue una barca sino un submarino; que los mandamientos no eran diez sino doce; que San José no era viejo como siempre se creyó, que Jesús no era alto, rubio y de ojos azules, como en las películas, sino bastante morochito y de estatura mediana, que encima no nació como se cree el 25 de diciembre y que la Navidad era un invento papal.
Después de esto, todo está puesto en duda.
Será que lo que creímos siempre fue mentira.
Mucha gente resalta las virtudes republicanas o las normas elementales de la democracia, pero difícilmente las vemos llevadas a la realidad.
Por ejemplo, se asegura que la Justicia es ciega y trata a todos por igual y que toda denuncia es investigada hasta las últimas consecuencias. Aunque si miramos cómo actúa la Justicia fueguina nos daríamos cuenta enseguida que todo es bastante relativo.
Como si hubiera alguna duda, el abogado Francisco Giménez acusó al gobierno de lavar plata a través de la publicidad y que después parte de ella vuelve a los funcionarios, que hay un montón de corrupción y la Justicia no investiga.
Como si todo esto fuera poco, fíjese, que justo se vino a postular para la corte uno de los capos de la Oficina Anticorrupción, pero cuando se enteró lo que era esta provincia ni siquiera se presentó.
Claro ¡A quién se le ocurre querer ser juez y combatir la corrupción en Tierra del Fuego!
Cansado de escuchar siempre las mismas excusas y explicaciones de los políticos, fui a consultarlo sobre las intimidades de los gobiernos al veterano dirigente peronista Pancho Manggiattutti, quien a pesar de no figurar en la nómina de funcionarios es el asesor privilegiado de los principales referentes partidarios.
Cuando llego a la mansión que se supo construir en los últimos meses, no sabía que timbre tocar. Tenía una plancha con cuarenta timbres, parecía de un edificio de quince pisos. Me acerqué y miré con atención y cada botón tenía una indicación: Manggiattutti asesor, Manggiattutti puntero, Manggiattutti gestor, Manggiattutti cobranzas, Manggiattutti publicidad, Manggiattutti actos y eventos, y así un montón más. Tenía un timbre para la cocina, para el jardinero y hasta para el perro, para cuando venían para sacarlo a pasear.
Antes que pudiera tocar uno, sonó una chicharra y la puerta se abrió, cuando entré una serie de cámaras móviles seguían mis pasos. Enseguida la voz inconfundible de Manggiattutti me orientó a través de un parlante hasta que di con él. “¿Manggia qué es esto? Parece Beverly Hills. ¡Cómo te fuiste para arriba en tan poco tiempo! ¿Cómo te hiciste semejante mansión si vos hasta hace dos años vivías en una casa del IPV?”
-Alacrán, lo que pasa es que recién ahora se dieron cuenta de mis múltiples capacidades y todos me llaman para asesorar. Al goberna le digo que no salga por los medios, que no dé reportajes, que hable lo menos posible. Porque cuando se pone a hacer declaraciones hay que taparle la boca para que no siga diciendo macanas. Yo le dije que lo mande al vicegobernador, ya que le gusta hablar y si se manda alguna, total es el vice, le echamos toda la culpa y chau...
Hasta ahora todo va a las mil maravillas.
- ¿Y por eso te pagan?
- Por eso y por mucho más. Yo les contrato las odaliscas para que agasajen a Menem, le organizo el equipo de pintadores de paredes y hasta los aplaudidores, con la malaria que hay, con dos pesos le consigo miles. Claro después yo cobro a lo grosso. También hago gestiones con los legisladores para que cambien sus votos. Los que se abrieron de sus bloques son más baratos porque están regalados, saben que nunca más van a ocupar una banca, entonces levantan el brazo por tarifas módicas, un puestito para un pariente, un viajecito o unas chirolas. Los que están en un partido son más caros, porque se tienen que bancar las críticas de la contra interna, pero como cada votación viene con buena mosca se la aguantan. Hay tarifas por ser miembro informante de un proyecto, por levantar la mano o por poner el traste para dar quórum, si precisan las justificaciones por escrito le hacemos algún descuento a la coima, y la aceptan gustosos porque cobran y encima tienen todo resuelto. Claro, hay que tener cuidado que no te graben o te filmen como le pasó a Sobisch en Neuquen. Porque si te pescan, después te hacen puré en la televisión de Buenos Aires.
- Entonces, lo que dicen en los discursos y lo que siempre creímos, que la democracia es el mejor sistema, que los controles son para evitar estos chanchullos, que uno vota a sus representantes para que lo defienda y que las leyes y la constitución son sagradas, es todo un verso...
- No podés ser tan inocente Alacrán, vos te creíste lo que se dice en la campaña. Esto siempre fue así y la gente está acostumbrada, cuántas veces escuchaste “que roben pero que hagan algo”. La lucha por el poder exige acumular recursos, andar bien con los poderosos, tener siempre un discurso para que la gente escuche lo que quiere escuchar y contar con los mejores asesores para que piensen por vos en todos los detalles. Si todo eso funciona, no te para nadie.
- Pero no tienen miedo que alguna vez se le acabe el curro...
- Esto no se acaba nunca. Mirá tenemos el negocio del Fondo Residual, ahora lo del puerto, lo del Lear Jet, el IPRA, lo de la obra social y después queda el menudeo, que es poquito por unidad pero es mucho en total. Siempre hay guita para repartir, mirá yo creo que en estos cuatro años de 200 millones no bajamos.
Con todos los datos que me dio Manggiattutti no hacía falta averiguar más. Ya me di cuenta que si tenemos que hacer una averiguación como la que hicieron con la Biblia, otro que sesenta errores populares, vamos a encontrar miles y miles, va a ser un castigo escribirlos o contarlos.
Esto ya era asfixiante, decidí buscar algún lugar sereno, para contemplar la naturaleza y aprovechar las bellezas fueguinas para olvidar tantas desgracias. Me senté en la arena de la playa, todo parecía mágico, la brisa era una caricia, el mar estaba calmo, el sol pintaba el horizonte de matices amarillos, rosas, celestes y fucsias.
En un momento sentí que las olas comenzaron a golpear con una rítmica regularidad, el chillido de una gaviota sonó como un pito de llamada, y un murmullo fue creciendo acompañado de un ritmo carioca, en un instante me vi rodeado de garotas que no dejaban de bambolear sus caderas y que sus pechos acompañaban sensualmente a la percusión.
Una morena de ojos color miel y curvas infartantes, sin dejar de mirarme, se me acercó lentamente sin abandonar la cadencia del samba, mientras me acariciaba con su mano, giraba alrededor de mí, hasta que se acercó a mi oído y, a manera de una arenga, me dijo: “Menino, pra cuando una batucada”



Monólogo emitido el sábado 14 de diciembre en el programa “Al lado del camino”, por FM Estación del Siglo.
Dos periodistas católicos, Roberto Beretta y Elizabeta Broli, dieron a difusión un profundo estudio efectuado para desmitificar numerosas creencias populares impuestas a través de los siglos. Se proponían rectificar mentiras de la tradición cristiana sobre los Reyes Magos, la manzana de la tentación de Eva, el diluvio y el Arca de Noé, sobre el maná supuestamente caído sobre la tierra y otros sesenta errores tomados como verdades por la feligresía católica.
Esa semana, los representantes de los jubilados (Carmen Valencia) y del municipio riograndense (Pablo Blanco) en el Directorio del IPAUSS, dejaron de lado su oposición a la licitación de la obra social y sugestivamente dieron quórum a la sesión que permitió convalidar las intenciones del gobierno. Esto mereció un repudio generalizado y sólo atinaron a endebles justificaciones de su cambio de actitud.
El fundamentalismo evangélico organizado en partido político, a través de su referente Alberto Calviño, difundía algunos de sus pensamientos que hacían eje en las perversiones humanas y en la imposición de estrictos controles de la moral pública, especialmente la de los jóvenes. La de los mayores que ocupan cargos públicos no merecía tanto ahínco para su control, por parte del pastor candidato.
El abogado Francisco Giménez denunció que existen aumentos de los patrimonios de los funcionarios injustificados y que si se diesen a conocer las declaraciones juradas tendrían problemas con la justicia. Los focos de corrupción estarían concentrados en el IPRA, el puerto y el Fondo Residual del banco y denunció a un diario (Tiempo Fueguino) como el medio a través del cual se lava dinero.
Horacio Miranda anunciaba que en noventa días iba a lanzar su candidatura a la Gobernación, previamente iba a hacer conocer sus propuestas a cada vecino. Meses después se integraba a la campaña en pos de la candidatura de Jorge Garramuño, compartiendo militancia con muchos de los que hasta entonces había cuestionado.
El doctor Carlos Garrido, de la Oficina Anticorrupción, desistió de su postulación a una banca del Superior Tribunal de Justicia de Tierra del Fuego.
El gobernador neuquino, Jorge Sobisch, protagonizaba un escándalo nacional cuando un diputado provincial denunció un ofrecimiento recibido de 635 mil pesos en créditos y regalos para dar su voto a favor de los jueces propuestos por el gobernador. Hubo varias filmaciones que hicieron las delicias de los televidentes, pero el mandatario provincial, como suele ocurrir, no se dio por aludido.






2003 ¡Salud!

Mientras estaba pensando en este último monólogo del año, hice el ejercicio de repasar las cosas que ocurrieron en estos últimos doce meses, que en realidad parecieron como treinta.
Pensar que hace un año nada más que volaba el despistado De la Rúa de la Casa Rosada y que empezaron a circular presidentes como chistes de Menem. Algunos querían agarrar la manija pero otros ni locos se querían quedar.
Después siguió esa costumbre de la gente de reclamar que se vayan todos. Hubo algunos que se subieron al tren de las manifestaciones para echar a los otros, pero ellos no querían saber nada de tomarse el bondi.
Otros se hacían los giles y los distraídos como perro que lo están... corriendo. Estaban convencidos que pasaba el chubasco y todo iba a seguir igual y ellos iban a poder seguir engordando sus bolsillos.
Pasaron los meses, y se dejó de hablar de la reforma política, de la caducidad de los mandatos y las mismas caras de siempre se fueron maquillando para continuar en el centro de la cancha administrando la pelota.
En nuestra provincia sí que pasaron cosas. El 2001 terminaba con los palos y gases repartidos a troche y moche por Lindl, Marino y Penza en el hospital, como una idea poco novedosa de escarmentar a todos los que critican y resisten.
Después vino el famoso discurso del 2 de abril, cuando habló con emoción a los ex combatientes sobre la soberanía en las islas Sanguches del Sur, claro que mientras decía eso, se olvidaba no sólo la pronunciación sino que él había firmado un decreto para ceder tierras fueguinas para un equipamiento de antenas y radares de las Naciones unidas.
Después se nos enfermó Manfredotti, se acuerda los nervios y el temor que teníamos todos por la dolencia cardiaca del gobernador, casi no podíamos dormir. Unas semanas más tarde, no se habló más del tema, se ve que se curó.

--ring, ring...
--Hola, ¿quién habla?... Ah, Carlos como andás, querías hacer llegar un saludo de fin de año a todos los riograndenses. No pensaste en venir a decírselo personalmente. Ah, que el médico te dijo que el viento de acá te hace mal y no tenés que exponerte... Pero, acá hay una bronca bárbara con vos, se dice de todo, que el gobierno ignora a la ciudad, que se hunde la industria, que no invierten un mango, que no se respetan los acuerdos firmados con el municipio por los bonos Albatros, y un montón de cosas más... Ah, que son todas macanas, que vos siempre tenés el corazón en la gente de Río Grande... Que estás apurado, no pretender abusar del programa y querés dejar un saludo nada más. Bueno, Carlitos qué sigas bien, eh... Saludos a la Nelly, a tus hijas, cuñados, hermanos y otros parientes... Chau. Cuidate.
Bueno, la verdad que no me esperaba la llamada del goberna... Me pareció o cortó de apuro...
¿Por dónde iba? Ah, sí, ya recuerdo...
La verdad que el 2002 fue tan largo que nadie se acuerda de las compras de equipamiento para la policía, de las tanquetas y otros juguetes para apaciguar los ánimos. Quién se acuerda del Lear Jet, de las megafiestas y de tantos gastos al cohete. De los viajes de la Vivi, hasta en Nueva York estuvo... ¡Qué orgulloso debe estar el papá! Claro que cada vez que hace algo le dan como en caja. Que se tira la guita en publicidades a Catalán Magni o a Fayanás, que se abandona al deporte de Río Grande, que salimos cola en todas las disciplinas deportivas, que se premian a funcionarios y que encima son parientes. Bueno, pero todos no pueden estar conformes, no.
¡Cómo olvidarse del escándalo de las coimas del IPRA! ¡Cómo lo empernaron a Paderne y a Walter Agüero y al “Titi” Pena con el curro del medio palo verde! Todos se ocuparon de decir que era una simple confusión y siguieron ocupando sus cargos como si nada... Aunque hubo muchos que pensaron que era una cosa de todos los días...

-ring, ring...
-Hola. Hola Daniel, gracias por llamar. Querías también dejar tu saludo para todo Río Grande. Te agradezco mucho. Hay muchos de por acá que quisieran saber cuando se va a firmar el decreto de sustitución de productos, porque ya nos tienen casi un año que se firma de una semana para otra y no pasa nada, te enteraste que ya no quedan metalúrgicos por acá. Ah, en cualquier momento se firma. Pero parece que ahora lo que quieren decretar es peor que si lo dejan como está. Ah, que no es momento para bajonear a la gente, en esta fecha hay que contagiar optimismo. Vos podés hacerlo porque las cosas parece que te van muy bien, ¿Es cierto lo que dice Ferreira que estás haciendo inversiones fuera de la provincia? Lo desmentís categóricamente. Ah, bueno, no sabés la tranquilidad que me das. Y cambiando de tema, che, ¿quedó linda tu casita, no?... Ah, estás apurado... También te quería preguntar por el roll on roll off... Bueno, el año que viene... Chau, felicidades, saludos a todos los tuyos y que la disfrutes con salud.
Bueno, ¡qué sorpresas! ¡Qué orgullo, no!. Que se acuerden de nosotros.
Como iba diciendo, este año pareció eterno, parece que fue hace un montón de tiempo que renunció Andino, que falleció Salomón y que quedó la Justicia provincial acéfala... Aunque en realidad, con los de antes o los de ahora, con uno, dos, tres o ninguno, siempre patean para el mismo lado y ni se nota la diferencia.

- ring, ring...
- Hola..., Jorge Luis como andás, vos no querías ser menos y saludar a todos los vecinos para las fiestas. Hablando de fiestas, es un buen momento para la reconciliación, ¿vas a brindar con Colazo, Vernet y Patricia Pacheco? ¿Se van a amigar? Ah, de ninguna manera, porque atacaron tu dignidad. Ahora una cosita, ¿me podés anticipar cuál va a ser el cambio que prometiste para el 2003? Vas a poner más mástiles para izar la bandera, más arbolitos de navidad y cordón cuneta por todos lados. ¡Qué bárbaro! Vas a revolucionar la vida de la ciudad. Otra preguntita: ¿por qué no quisiste venir al reportaje de este programa? Ah... no tenias tiempo... Pero habías acordado dos veces y fallaste... Ah... estás apurado también... Bueno, espero que se te cumplan todos tus deseos y agradecido por usar este medio para saludar a todos los vecinos. Gracias intendente.
Me da la impresión a mí o todos están apurados hoy.
Bueno retomando el comentario, el fin de año vino con sorpresas, ya tenemos un nuevo puerto... Aunque en realidad de nuevo no tiene nada, salvo que va a costar diez veces más de lo previsto y no se sabe todavía cómo va a ser y cuando se va a terminar. Más que nuevo puerto, lo que hay son nuevas sospechas...
También se llamó a licitación la obra social, por cinco años y por un toco de mucho más de 80 millones, ¡Cuánta guita! Los malpensados dicen que hay un curro fenomenal detrás de ese negocio, pero siempre hay gente que piensa mal.

-ring, ring...
-Hola, presidente Duhalde, Ud. también quiere saludar a todos los riograndenses por este programa y pedirles paciencia, que en poco tiempo más ya llega la reactivación y va a haber trabajo para todos. Ahora, una preguntita, no la tome mal eh, podrá cruzar el estrecho la reactivación, sabe que tiene que pagar en dólares la barcaza. Ah... que no tenga dudas, porque estamos condenados al éxito. Mire señor presidente que acá los laburantes ya no pueden aguantar más, ya no quedan fábricas ni metalúrgicos, estuvimos todo el año detrás de un decreto de sustitución de productos... ¡Cómo qué decreto! ¿No me diga que no sabe nada? Porque acá están diciendo que ya se firma... Ah, está apurado... Bueno, gracias señor presidente por acordarse de nosotros, aunque sería bueno que se acuerde más seguido y no sólo con el saludo de fin de año. Le voy a retrasmitir a todos sus deseos de prosperidad. Gracias y saludos a Chiche.
¡Qué emoción! Hoy llamaron todos para saludar... ¡qué bárbaro! Ya se me olvidó todo lo que iba a decir... Iba a hablar del presupuesto aprobado, de la nueva corte, de la refinanciación de la deuda provincial, de las internas justicialistas, de la extinción radical...
Pero, ¡basta de cháchara! Es mejor que este primer monologador oficial fueguino levante la copa para desearle lo mejor a cada uno de ustedes.
¡Hasta el año que viene! Felicidades ¡Salud!



Monólogo emitido el sábado 21 de diciembre en la última edición del programa “Al lado del camino”, por FM Estación del Siglo.


¡Marche un choripan!


Con el transcurrir de los primeros días de marzo comencé a sentir una rara sensación, nostalgias, dudas e incertidumbres merodeaban esos días tan propicios para la reflexión. No sabía bien cuál era la causa de mis inquietudes, si era la lluvia que caía impiadosa sobre la isla, la reaparición de algunos personajes que continúan postulándose como salvadores de la provincia o, tal vez, la ausencia total de noticias del gobernador. ¿Qué será de su vida? Los medios parecen empeñados en ocultar o censurar sus actividades y declaraciones, ni siquiera lo entrevistan, no le hacen reportajes ni asisten a sus conferencias de prensa. Pocas veces se ha visto semejante vacío ejercido por la prensa contra un gobernante.
Le pregunté a vecinos y amigos, pero, desinformados como fueguinos de regreso de vacaciones, no sabían nada de él. Hasta hubo uno que me contestó con otra pregunta: “¿Seguirá siendo gobernador?” Y luego especuló: “Capaz que renunció, porque Gallo es el único que aparece...”
En medio de estos graves interrogantes, decidí viajar a Ushuaia para averiguar en directo que pasaba con el Manfre.
Llegué a la Gobernación y subí directamente a su despacho. Entré directamente y lo encuentro emocionadísimo viendo la última película de Pablo Echarri (“No debes estar aquí”). No quise interrumpirlo. Esperé que terminara la proyección para saludarlo. Cuando se prendieron las luces y me vio -mientras se secaba las lágrimas-, me abrazó con efusividad y me dio la bienvenida: “Alacrán, por fin te vuelvo a ver. No sabés las veces que estuve pensando en vos durante el verano, me sentía tan sólo, me pasé mirando películas”.
-Pero, con todos los bolonquis que hay en la provincia, pensé que ibas a tener un verano entretenido...
-Lo que pasa es que a Daniel le gusta aparecer por los medios, entonces lo dejo, así se queda contento y ni viene por acá...
-¡Qué golazo que metiste con el decreto de sustitución!
-Si la verdad, es una gran conquista de este gobierno que va a cambiar la economía de la isla.
-¿Te parece?, mirá que los de la UOM ni se dieron por enterados y piensan que por ahí recién alguno de sus hijos más chiquitos puede llegar tener algún laburo gracias al decreto... Cambiando de tema, ¿qué pasó con Silvita que renunció al IPAUSS? Dicen que doña Nelly le bajó el pulgar...
-Mirá Alacrán, son cosas de mujeres, a la Nelly no le gustaba como iba vestida y se lo dijo, a la nena no le gustó y renunció, eso fue todo.
-Bueno, vos con las mujeres parece que no andás muy bien, viene de gira la Carrió y te dice de todo, parece que la oposición fueran todas mujeres, Fabiana, Chispita, la Cambas; me parece que tendrías que estudiar qué pasa que no te quieren...
¿Y qué pasó con el juicio que le metiste a Portel, Masnú y Sinchicay por difamación y daños morales?
-Lo que sucede es que decidí perdonarlos, se desbocaron un poquito pero son buenos muchachos.
-Aunque se dice que no quisiste saber nada con las pruebas que te pidieron sus abogados, que solicitaron datos de los viajes de los funcionarios, de contrataciones de tus parientes y encima pidieron que te estudien los sicólogos para saber qué daño te ocasionaron con sus declaraciones.
Su calma se transformó de inmediato, se puso colorado como un tomate, cerraba un puño y lo pegaba contra la otra mano, sus ojos se entrecerraban por el estado de ira que lo fue dominando, su tono de voz ya no era el mismo: “¿Por qué tuviste que hacerme acordar? Ahora me arruinaste el día. Esos tipos se meten con mi familia, con mis bienes, mis viajes... son unos impertinentes, y por eso es que trato de no hacer declaraciones, de aparecer lo menos posible, y ellos no pueden olvidarse de mí, dejarme un poco tranquilo. ¡Así no se puede vivir!”.
-Pero, vos sos el primer mandatario provincial, con las sospechas que hay de los convenios con la Clínica San Jorge, con la devaluación de los salarios y la falta de laburo... me parece que algo tenés que ver con la vida de los fueguinos y por eso te critican...
La cosa no daba para más, mientras veía como se alteraba el gobernador y parecía que en cualquier momento empezaba a los gritos, pensando en su salud, decidí no causarle más inconvenientes, lentamente fui buscando la puerta y me retiré.
Mientras caminaba por los pasillos, me crucé con “Gasparín” Cardozo ensimismado iba sacando cuentas: “siete por ocho... ¿me llevaba uno o dos?...”. Enseguida entró en su despacho y no supe el final de esa historia.
Enseguida lo cruce a don Raúl Paderne, contento, distendido, tarareaba: “La vida es una moneda, quien la rebusca la tiene...”
Ya estaba saliendo y me lo encuentro a Daniel Gallo, que venía más contento que perro con dos colas. Enseguida me encaró: “Viste Alacrán que lo conseguimos, que va a decir "Tachi" Trejo, se va a tener que tragar la lengua. Ahora vamos a elegir los proyectos para definir el perfil industrial de la provincia”.
-Pero, ¿Cuánto va a durar el decreto? Viste la bronca de Lavagna y dicen que el Fondo Monetario puso el grito en el cielo... No será que festejamos ahora y cuando asuma el nuevo presidente lo deroga...
-No voy a permitir que pongas un manto de duda, tenemos que vivir el presente, gozarlo satisfechos para poder proyectarnos hacia un futuro venturoso, con esas malas ondas no vamos a ir a ningún lado. Ahora sí, van a venir inversiones, vamos a reactivar la economía, a aniquilar la desocupación...
-Esa última me parece una frase conocida... Claro, fue la promesa de Menem en su segundo gobierno. Ahora de las inversiones ustedes vienen hablando desde la campaña, pero hasta ahora no pegaron ni una. Te acordás del roll on roll off, de la Shell, de Aluar y las petroquímicas, la verdad que de anuncios no se privaron de nada.
La cara de monaguillo feliz se transformó enseguida en un rictus de enojo, que auguraba pasar rápidamente de un interminable instante de silencio a un rapto de ira.
Como estaba un poco cansado de producir el mismo efecto con todos los funcionarios que me ponía a charlar un rato, decidí pegar la vuelta y aprovechar el viaje de regreso para distenderme.
El viento, la polvareda, los pozos y los caballos en la banquina hicieron que no pudiera cumplir con mi deseo.
Al llegar, empecé a tener un poco de hambre, tal vez era la manera que el organismo me requería una compensación. En ese momento pasé por un carrito de choripanes, a las tres cuadras había otro y el olorcito se convertía en una tentación imposible de resistir. Por suerte, cuatro cuadras después encontré otro carrito y me paré a calmar mis deseos primarios.
Cuando hice el pedido me encontré con una cara conocida, era un ex obrero metalúrgico que en una época habíamos sido vecinos. Me interesé por su familia y por cómo le iba, me contestó: “mirá, acá se chupa frío pero el manguito todos los días a tu casa lo llevás. Habrá que acostumbrarse a estos nuevos rubros productivos”. Y mientras me alcanzaba el ansiado choripan, me dijo con sorna: “y debe ser éste el nuevo perfil económico de Tierra del Fuego”.

Publicado en la edición 29 de la revista Ojo, del 14de marzo de 2003. En esos días el gobierno justicialista fueguino celebraba la firma del decreto 430/03, por parte del gobierno nacional encabezado por Eduardo Duhalde. La norma posibilitaba la instalación de nuevos procesos productivos y había sido largamente acariciada por el Ejecutivo provincial. Las disposiciones del decreto se estimaba que no traería cambios importantes e inmediatos a la agonía que vivía en esos días la industria fueguina. También se consideraba relativizado su vigor normativo al estar ausente la firma del ministro de Economía Roberto Lavagna.


Esperando algún huesito

Estaba caminando por San Martín y me parecía que había un clima distinto, como si se hubiera dejado atrás el apesadumbramiento que hasta entonces me parecía descifrar en los indescifrables rostros de los fueguinos. En un momento, mi mirada detectó unos llamativos y coloridos afiches donde lucían sus mejores rostros los candidatos presidenciales. Y ahí me di cuenta, claro los fueguinos se sentían distintos porque en cuestión de días casi todos los postulantes pasaron por la isla: Kirchner, el Adolfo y la Carrió, lamentablemente Bravo postergó su visita y la ansiada llegada del riojano más famoso nunca se produjo. ¡Ah! Me había olvidado de don Leopoldo Moreau, la verdad que no debo ser el único en olvidarme del candidato radical.
En medio de esas especulaciones me lo encuentro al viejo militante peronista Cacho Quarantaccinque que me abraza y me besa a la nueva usanza de políticos y artistas, aunque para que vamos a hacer diferencias si cada día se parecen más. Mientras depositaba su boca con aroma a vino tinto y a choripan en mi mejilla, pensaba qué diría el general si lo viera.
Pero Cacho no se detuvo en esos detalles y como tenía necesidad de hablar conmigo, después de tanto tiempo sin vernos, me invitó a tomar un café. Ante mi consulta sobre el fraccionamiento en que se encontraba su partido me respondió rápidamente: “De ninguna manera Alacrán, acá no hay diferencias ideológicas o políticas, todos piensan igual...”
- ¿Te parece?, tienen tres candidatos presidenciales y acá en la provincia están encolumnado detrás de cada uno...
- Negativo Alacrán. Te repito lo que te dije antes, ¿vos crees que entre Manfredotti, Cóccaro, Sciutto y Gallo hay grandes diferencias? A vos te parece que todos ellos y Daniele, Caparrós, Becerra... pueden tener diferencias ideológicas insalvables...
- No, la verdad que no me lo imagino...
- Así es. La cuestión pasa por otro lado. Sabés lo que pensó el Manfre para no pronunciarse y quedar bien con todos, lo que pensaron Sciutto y Daniele para apoyar a Menem, Cóccaro a Rodríguez Saa y Gallo a Kirchner... Yo te lo voy a explicar. Es como hacer una apuesta, vos pones diez pesos a las tres cifras y están pensando en salvarte. Para ellos es lo mismo.
- Así que lo único que cuenta es el interés.
- Y vos qué te creías. Mirá, los que aspiran a la presidencia sueñan con comerse un pavito, delicioso, bien servido y acompañado del mejor vino. Todos los demás lo único que sueñan es que le tiren un huesito.
Después de escuchar semejantes reflexiones, me fui con un cierto sabor agridulce en mi boca, fue como si de golpe me ganara el desasosiego. En eso me lo encuentro a Bernardo, el director de esta revista, que como de costumbre andaba desesperado buscando alguna publicidad para mantener la publicación. Pero esta vez había algo más para que sus ojos parecieran más saltones que de costumbre. Lo saludé por los cuatro años que cumplía Ojo, me agradeció y se puso de nuevo en su papel de director. “Cómo andás Alacrán. ¿Cuándo me vas a entregar tu nota? Mirá que cierro el martes”
Siempre acelerado, traté de pararlo un poco y enseguida me di cuenta de sus razones: “Sabés qué me pasó, la batata que tengo de computadora se tildó y no hay forma de destrabarla. Ahora, vengo del locutorio y descubrí lo que pasó. La única publicidad que conseguí hasta ahora fue la del ARI y me mandaron la foto de la Carrió por Internet, ahora me piden disculpas porque era un archivo muy pesado. Pero a quién se le ocurre mandar a la imagen de la Carrió en un mail...
No lo puedo creer. Ahora no sé cómo hacer para destrabar la máquina...”
Se fue caminando con las manos en los bolsillos, con la cabeza gacha y hablando solo. Me quedé mirándolo como su angustia se iba desvaneciendo entre la gente.
Mientras recorría el centro, estuve pensando en los intereses que se destaparon en el apresuramiento de algún diario en darlo como ganador al gobernador de Santa Cruz, luego de hacer algunas derivaciones poco alentadoras sobre el nombre de la provincia, me encuentro frente a uno de sus afiches, su mirada tan inescrutable fue lo primero que me atrajo la atención. Me pareció que estaba pidiendo ayuda y al bajar la mirada mi razonamiento se vio confirmado, creí que me estaba preguntando “Sabe como hacer un país en serio”.
Después me topé con el slogan de "El Adolfo" y tuve la sensación que estaba prometiendo demasiado. Su cara me hizo acordar de ese viejo chiste que hablaba de un parloteador candidato que afirmaba que iba a construir un puente, hasta que un paisanito le pregunta dónde va a hacerlo, porque allí no había ningún río. Entonces, el candidato le responde, que también iba a hacer el río.
Después me encuentro con los afiches de la fórmula Menem – Romero, donde dice “marca registrada” y me dejó la sensación de que la mercadería de esa marca estaba en mal estado.
En eso miro para un costado y me lo encuentro mirando el mismo afiche al “Sopre”, el periodista, que estaba malhumorado porque no había podido concretarse la visita a la isla del riojano. “Los peronistas son como perros y gatos, todos se pelean, quieren aparecer en las fotos y en las cabeceras de las mesas, son todos unos cholulos. Y nos privaron de la visita de Menem...”
- Pero desde cuándo sos menemista vos...
- Yo, estas loco, la boca se te haga a un lado. Yo quería preguntarle unas cuantas cositas en la conferencia de prensa, tenía todo estudiado... Cuando me enteré que no venía, me fui a mi casa con una bronca bárbara. Prendí la computadora, creé un archivo y le puse el nombre Menem, después la eliminé y la mandé a la papelera, cuando me apareció el cuadro con la pregunta: “Está seguro que desea eliminar a Menem”, fue el momento que grité ¡Sí!, ¡Sí! ¡Sí!... y apreté el botón del mouse para culminar la operación, destapé una botella de sidra y brindé, grité y bailé de alegría. Yo era quien había eliminado a Menem...”
Me pareció que su obsesión antimenemista lo estaba desequilibrando un poco.
Me alejé lentamente del “Sopre” y mientras regresaba a mi casa, vi una cola inmensa de personas que estaban controlando el padrón, me sorprendió la concurrencia. Pensé que era hora que la ciudadanía demostrara interés por las elecciones y en cumplir con sus obligaciones cívicas.
Entonces, consulté a la gente de la cola. Uno, con cara de pocos amigos, me resolvió el interrogante: “Lo que pasa es que nos enteramos que te podés ganar cien pesos como autoridad de mesa, y si no estás en el padrón estás sonado. Así que si no figuramos hay que reclamar. Y bueno, de algo hay que vivir”.

Monólogo publicado en la edición N° 30 de la revista Ojo, del 15 de abril de 2003.
En esos días, se estaba entrando en la recta final de la campaña electoral presidencial. La línea de largada estaba compuesta por una docena y media de postulantes, pero entre los seis más destacados se encontraban tres justicialistas y tres con origen radical, como una evidencia del proceso de disgregación en que se encuentran esas fuerzas tradicionales. Carlos Menem, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá buscaban extender sus feudos provinciales a la Nación, Ricardo López Murphy intentaba acaudillar a la derecha liberal y a una porción del electorado que tuviera la fantasía que un representante de los banqueros pudiera concretar la renovación política reclamada. Elisa Carrió se proponía para captar al espectro de centro izquierda y Leopoldo Moreau soñaba con ser votado por algún fanático radical.
En Tierra del Fuego se estaba viviendo un proceso similar, al menos en el justicialismo, donde contaba con referentes de esa fuerza en cuatro fórmulas para la gobernación.

Ilusiones al por mayor

El cierre de las listas para competir el 22 de junio, había producido un impacto fenomenal, se habían presentado como setecientos candidatos, uno de cada cien fueguinos empadronados estaba candidateado para algún cargo. Si sumamos a los que compitieron en las internas partidarias y los que quedaron afuera del reparto, podríamos bajar a la mitad esa relación. Todo un ejemplo de participación ciudadana, pensé.
Me propuse conversar con los principales referentes políticos para conocer su estado de ánimo por semejante hecho. Para cumplir con las fórmulas de la cortesía, empecé por la candidata femenina. Fui a la casa de doña Fabiana Ríos, la encuentro con su delantal, en medio de sus tareas domésticas. Luego de los saludos de práctica, me dice eufórica: “Vista Alacrán, presentamos candidatos en todos los puestos”.
- Pero, una cosa es postularse y otra cosechar los votos, ¿cómo se ven para el 22 de junio?
- Muy bien, vamos a hacer una excelente elección, vamos a conseguir dos o tres legisladores, concejales y hasta podemos entrar en el ballotage.
- ¿No están exagerando un poco?
- De ninguna manera, la gente tiene voluntad de cambio y nosotros somos los que podemos ofrecérselo.
Como seguía haciendo empanadas para juntar fondos para la campaña y faltaba mucho para que entren al horno, me despedí y me fui pensando qué lindos son los momentos previos a los comicios, todos están entusiasmados y optimistas, pero, cuantas alegrías se trastocaron después del recuento.
Mientras me dirigía a visitar a otro de los candidatos, me imaginé a doña Fabiana con su delantal en el Salón Laserre, la verdad que sería una foto imperdible.
En eso lo encuentro a don Jorge Colazo franeleando a todo aquel que se le cruzaba por la calle. Cuando me vio, enseguida se vino al cruce. Luego de los besos y abrazos, descerrajó su euforia: “¡Esta es la mía, Alacrán!, Ahora sí que me siento gobernador. Todo está encaminado para que gane en la primera vuelta”
- No te parece demasiado. No te olvides que Menem decía lo mismo...
- Mirá, esta vez lo veo más clarito que nunca, además de los análisis de mis asesores, me lo aseguraron varias videntes y hasta un pae umbanda...
- ¿Cómo fue que te decidiste a ser candidato a gobernador, si hasta hace unos meses lo único que querías era desbancarlo a Martín?
- Mirá Alacrán, vi la oportunidad por el desprestigio del Manfre, acordé con Cóccaro y ahora no nos para nadie...
- Pero, lo que se dice es que cuando se largó el Garra, el Manfre y Gallo te levantaron el pulgar para desparramar más los votos... ¿Será por eso que prometiste no investigar su gestión y mantener a los mismos jueces?
Como en la cara del Mostro empezó a desvanecerse la sonrisa, cambié de tema.
- ¿Seguís con la idea de asfaltar toda la provincia y llegar a un millón de habitantes?
La cara se le estaba poniendo de pocos amigos, entonces decidí seguir mi camino en busca de los candidatos que me faltaban visitar.
En eso, a poco pasos veo a una pareja discutiendo, me llamó la atención porque me parecían conocidos. Claro, eran nadan más ni nada menos que Carlos Andino y Liliana Fadul. Cuando me vieron, enseguida cambiaron el clima para ir a mi encuentro. “Cómo anda Alacrán”, dijeron al unísono.
“Bien. ¿Y ustedes? ¿Es cierto que se abrió el corral y no quedó ni el loro en el partido?”.
“De ninguna manera”, respondió “Chispita” y agregó: “sólo se trató de cuatro o cinco afiliados”.
- Lo que se dice es que usted tiene mal genio, que le gusta la manu militari y que es imposible ponerse de acuerdo.
- Mire Alacrán, yo no voy a permitir esa difamación que están haciendo circular. Siempre hay diferencias, siempre tiene que haber alguien que ponga orden, que diga basta y que encamine las cosas...
- ¿No tiene miedo de quedar en soledad?
- Yo no voy a quedar sola porque el pueblo me apoya. A esos agravios les vamos a contestar con votos, cuando reventemos las urnas, se van a callar... Y si no se callan, van a ver quien soy yo, los voy a agarrar a uno por uno...
Más que “Chispita” parecía una llamarada. El rostro angelical con el que había logrado aparecer en las fotos de campaña parecía de otra persona. Como me di cuenta que el horno no estaba para bollos, me retiré raudamente para continuar con mi recorrida.
Mi objetivo era entrevistarme con el ingeniero Ferreyra. Cuando llego a su despacho de la UTN, lo veo mirándose al espejo, al darse vuelta, veo que tiene puesta la banda de gobernador. Me recibe con su simpatía y locuacidad habitual. “¡Qué seguridad que tenés!”, le digo.
- Sí Alacrán, ya me veo dirigiendo los destinos de Tierra del Fuego. Tenemos una fe bárbara.
- ¿Te parece? ¿Tienen encuestas?
- Sí, acabo de recibir una donde estoy primero. Acá está.
- Pero, esto está hecho por el Departamento de Alumnos de la facultad, y los entrevistados son todos profes y estudiantes de acá.
- Siempre se dijo que la universidad es la caja de resonancia de la sociedad, así que si tenemos estos resultados en la UTN, están reflejando la tendencia de la sociedad fueguina...
Siguió dando explicaciones durante más de una hora, como la charla se hacía un tanto monótona y no quería interferir en su optimismo, me despedí y decidí ir en busca de don Jorge Garramuño.
Cuando lo encuentro, estaba con su compañero de fórmula. Estaban tan concentrados que no se dieron cuenta de mi presencia y fui testigo de la clase de buenos modales que le estaba dando a Chocrón: “Cuando te hacen un reportaje, tratá de ser breve y no hagas chistes, que encima son malos. No te vayas por las ramas, tenés que ser preciso...” Cuando me vieron, enseguida vinieron a saludarme eufóricos. “Alacrán, estamos en las vísperas del retorno al gobierno del MPF. Logramos levantarle el ánimo a los afiliados y hasta fueron capaces de hacerle ganar a Löffler, que hace unos meses lo querían echar. Además lo barrimos a Roque. Así que fijate lo bien que estamos”.
- Pero, una cosa es la interna y otra la general. ¿Pensás que van a ganar?
- No tengo ninguna duda. Le dimos miedo al Manfre y lo puso a Colazo. Nosotros vamos a poner las cosas en su lugar.
- Entonces van a juzgar a Estabillo, al Manfre y a todos de los que se sospechan tantas cosas...
- No me hagas decir lo que yo no dije. Vos siempre igual metiendo cizaña... Lo que quiero decir es que vamos a hacer un gobierno austero y sabemos adónde hay que invertir...
- Si me imagino, en Hifusa, el puerto, Prodefu...
El diálogo estaba perdiendo interés y me parecía que había un cierto clima desfavorable a mi presencia. Pensé que me faltaba todavía encontrarme con don Carlos Manfredotti, entonces saludé y partí para la Casa de Gobierno.
El clima parecía cargado de malas ondas, gestos preocupados, no había alegría en los funcionarios con los que me cruzaba. En medio de esa inquietud, me lo encuentro a mi amigo el gobernador, que venía con una colección del diario Tiempo Fueguino bajo el brazo.
- Alacrán viste qué bien que andamos. Logramos armar las listas, pusimos orden en el partido y la dejé contenta a la Nelly con el primer lugar en la lista de legisladores. Estoy contento porque los peronistas estamos todos unidos...
- Estas seguro Carlos. El Garra fue el único que no encontró un peronista para meterlo de candidato, después tenés cuatro fórmulas con peronistas. ¿Te parece que están tan unidos?
- Sí, mirá lo que dice el Tiempo Fueguino, que con mano firme manejo el partido, que elijo los candidatos y los que quedan afuera no dicen nada, que está todo muy ordenado y todos alineados detrás de mí.
- Pero eso quien lo escribe, ¿La Nelly? Carlos, ese es el diario amigo, como el de Yrigoyen, el que decía que todo andaba bien, hasta un minuto antes que lo voltearon...
- ¿Te parece Alacrán? ¿Entonces, no vamos a ganar en la primera vuelta?
Como mi cara le decía todo sin necesidad de pronunciar alguna palabra, empezó a mostrar cierta inquietud.
“Entonces puede ser que no gobierne cuatro años más... ¿Qué va a ser de mi familia? ¿ De qué van a trabajar?”
Se fue caminando cabizbajo con una preocupación inesperada.
Como ya había cumplido mi tarea, me fui a respirar un poco de aire fresco. Fue cuando me agarró un ataque de nostalgia. Extrañaba aquel tiempo cuando me preguntaba sobre la fecha de cacerolazos y escraches. O cuando me imaginaba rodeado de despampanantes garotas que reclamaban una batucada.
Cómo cambiaron los tiempos, ahora los candidatos están alegres y la gente sigue sin tener nada para festejar.


Publicado en la edición 31 de la revista Ojo, del 15 de mayo de 2003.
En esos días, se cerraron las listas de candidatos que participarían en las elecciones del 22 de junio. Hubo una proliferación inusual de postulantes, alrededor de setecientos que competirían en los estamentos de gobernador y vice, intendentes, legisladores y concejales de Tierra del Fuego. Se presentaron ocho fórmulas para la Gobernación, de las cuales seis tenían expectativas por los antecedentes electorales. De ellas, cinco estaban integradas por algún representante del justicialismo.
Insólitamente, a pesar de ese fraccionamiento del oficialismo, el diario Tiempo Fueguino, en su panegírico editorial del 11 de mayo, alababa “el indiscutible liderazgo de Carlos Manfredotti” que le permitió “llegar casi sin quiebres al final de un proceso interno complicado...”.
Las fórmulas a la gobernación inscriptas fueron: Carlos Manfredotti y Daniel Gallo (PJ), Jorge Colazo y Hugo Cóccaro (FUP, UCR y sectores del justicialismo), Fabiana Ríos (ARI y desprendimientos del PFF y del justicialismo), Mario Ferreira y Liliana Cambas (FAF, justicialistas disidentes), Jorge Garramuño y Jorge Chocrón (MPF), Carlos Andino y Liliana Fadul (PFF, justicialistas disidentes), Liliana Lataillade y Eduardo Pelatay (PH), y Eduardo Rosbocho y Ana Esparza (PPLC).


Una nueva razón para confiar

La campaña estaba tomando un ritmo polémico que empezaba a despertar de la modorra y el desinterés a los fueguinos. Muchos candidatos que se habían mantenido en silencio durante gran parte del mandato del actual gobierno, comenzaron a descargar todo tipo de críticas sobre la gestión de Carlos Manfredotti. Desde hace años los cuestionamientos habían quedado en manos exclusivas de un puñado de políticos, gremialistas y periodistas, en medio de un sugestivo silencio de los postulantes de hoy.
Como todos estaban dándole leña al pobre Manfre, decidí ir a consolarlo frente a tanta incomprensión de sus compañeros de ruta de otros tiempos.
Cuando lo encuentro, la cara se le iluminó, tal vez, por esa razón, los ojos se le notaron mucho más colorados. Parecía que había estado llorando.
- ¡Hola Alacrán! No sabés la falta que me hacía volver a encontrarte. Tenés que venir más seguido...
- Lo que pasa es que en estos días todos quieren que esté con ellos, que vaya a las caminatas, que me saque fotos, que los bese y abrace en público. Pero yo no puedo estar con todos y tengo que repartirme para cumplir con mi función pública de monologador oficial fueguino.
- Bueno, ¡Ya está!, me siento otro después de tu llegada...
- Carlitos, ¡Cómo te están pegando!
- Si, eso es lo que me pone mal. Miralo a Cóccaro, yo le enseñe todo lo que sabe. Cuando estuvo en el gobierno, le hablaba y le hablaba para que entienda y ahora sale a decirme de todo. ¡Qué desagradecido!
- Ahora, ¿de los curros también le enseñaste? Porque mirá que hay sospechas y encima se conoció lo que dijo uno de los tuyos en una reunión de amigos, que tenían que recaudar 200 millones en tu gobierno...
- Yo lo desmiento terminantemente. Nada de eso es cierto. ¿Por qué no van a la Justicia, eh...?
- Yo creo que no van porque pusiste todos jueces amigos tuyos y los que no lo son saben que si investigan los vuelan. Encima llenaste de parientes el gobierno, así cómo van a encontrar pruebas. Pero, a pesar de todo eso. Las cosas igual se saben...
- Si ahora me pegan con lo de los parientes. No pueden entender que es mi estilo, que llevo sangre tana y lo que más quiero es la familia unita...
- Claro, de paso también sirve para que sumen más sueldos y que si se mandan algún currito, ¿quién se entera?
- Bueno, nadie es perfecto, no... Lo que más bronca me da es que el Garra y Martín también me estén pegando, después de todo lo que los ayudé. Lo que pasa es que me quieren desbancar para que no crezca...
- ¿Tu fortuna?
- No, como persona, que desarrolle mi intelecto y mi capacidad.
- Sabés una cosa, decían los chinos que para saber que uno es rengo no hace falta que camine mucho...
- Que me venís con los chinos ahora, si yo no soy rengo.
- Bueno, bueno, dejémoslo ahí...
- También dicen que no hice obras, hice una escuela, asfalté el autódromo, le puse luces a las canchas, pinté las escuelas, ¿les parece poco?
- Si también pusiste carteles del nuevo gobierno por todos lados... También se quejan del manejo que hacés de los canales, le pegan a todos menos a vos, claro...
- No es cierto, Alacrán. Nosotros les damos la oportunidad a todos, pero ellos no van.
- Si Manfre, van a ir para que los gurkas que tenés ahí le hagan decir lo que no dijeron. ¿Vos viste algún noticiero?
- Claro, me encanta, ver la objetividad con que tratan a mi gobierno, la verdad que cuando veo a los noticieros me vuelvo a sentir bien, porque me doy cuenta que todo lo hicimos muy bien. Que dejamos todo ordenado, saneado y tuvimos la valentía de tomar medidas...
- Si, la verdad es que muchos coinciden con vos, sobre la valentía y la audacia con que se manejan es a toda prueba. Mirá la casita que se hizo Gallo y nunca explicó como la bancó. La verdad que hay que ser audaz...
La conversación había perdido interés, se hacía un tanto repetitiva y como ya lo veía animado al Manfre, me despedí y salí a tomar un poco de aire puro.
Mientras caminaba escuchaba el jingle del oficialismo y su estribillo: “...una nueva razón para confiar...”
Me quedó repicando la frase. No sé por qué me vino a la memoria, la pregunta que había hecho una adolescente en una charla sobre educación sexual. Su inquietud era si podía quedar embarazada teniendo relaciones sexuales de pie. El asombro de la concurrencia fue mayúsculo. Después explicó que el novio la había convencido que de esa manera no se embarazaría.
Claro, ella también cada noche tenía una nueva razón para confiar.


Monólogo publicado en la edición N° 32 de la revista Ojo, del 12 de junio de 2003. Eran las circunstancias previas a las elecciones del 22 de junio de ese año. En esa contienda, Carlos Manfredotti y Daniel Gallo se postulaban para ser reelectos al frente de la gobernación fueguina.



Días de fiestas, luces y rosas



Eran las seis de la tarde y las tensiones iban en aumento. Unos minutos antes, Colazo había denunciado un fraude electoral y justo ahora salía Gallo a anunciar que habían ganado la segunda vuelta por tres puntos de ventaja y le agradecía a todos los fueguinos el apoyo brindado.
Entonces -pensé- tenemos Manfredotti por cuatro años más. Con razón se mostraban tan confiados. ¡Qué contenta se va a poner su familia!
Al ratito, se empezaron a escuchar los primeros resultados y la fórmula del F.U.P. arrasaba. Media hora después, ya estaba el gobernador reconociendo la derrota y llorando por la irremediable pérdida. Tras cartón, el vicegobernador, sin que se le mueva un cachete, decía todo lo contrario de lo que había dicho antes. “¡Qué artista es este Gallo!”, me dijo un fiscal justicialista, “nos hizo entusiasmar y ahora nos tira un balde de agua helada. Quién le va a creer que era una razón para confiar”.
La escena del Manfre llorando me partía el corazón. Pobre, siempre tan firme y empecinado, y ahora mostrando su costado más sensible. Tengo que ir a verlo, me dije, y rápidamente fui a su encuentro.
Cuando llego a su residencia, lo encuentro en un rincón del living, sólo y en penumbras, demacrado, con los ojos vidriosos. Estaba como ido, pasaron unos minutos, entonces reacciona y me viene a abrazar.
-Alacrán, yo sabía que vos no me ibas a fallar...
-¿Cómo tomaste la derrota?
-Mal, cómo querés que la tome. Me dijeron que era un paseo, que ganábamos de taquito y quedamos haciendo viento con las pelotas...
- Pero, quién te vendió la bolilla cambiada...
- Gallo, Revah y Bouer me aseguraron que si hacíamos las elecciones enseguida, íbamos a aprovechar el efecto Kirchner. ¡Cómo me doraron la píldora! Algo me temía porque el presidente daba cualquier excusa para no venir a hacer campaña. Yo leía los editoriales de Tiempo Fueguino y me sentía seguro.
- Pero Manfre, nadie te decía de la bronca que tenían los docentes, los médicos, los empleados públicos, los de Río Grande, los metalúrgicos y hasta los peronistas que hicieron un montón de fórmulas por fuera del partido. Claro, que vas a saber si te encerraste en un frasco y las entrevistas te la hacían sólo los periodistas amigos.
- La gente tenía que darse cuenta que agarramos la provincia hecha un desastre y ordenamos todo.
- Muchos creen que lo que más ordenado dejaron fueron sus cuentas bancarias, porque la provincia sigue debiendo lo mismo que cuando asumieron.
- No puedo creer que tenga que dejar todo en enero. Ya estaba tan acostumbrado a hacer y deshacer. ¿Con qué me voy a entretener ahora?
- Bueno, pero las elecciones son así, hoy se gana, mañana se pierde...
- Sí, pero ahora qué hago con mi familia, en enero casi todos se van a quedar sin laburo. Son quince bocas que hay que mantener...
- Bueno, pero metiste a la Nelly y a la Angélica de legisladoras y algún ahorrito hicieron en estos años, no es para tomarlo así... ¿Es cierto que la Vivi tiene ahorrados como seis o siete palos verdes?
- Lo que pasa es que yo le enseñé a ser cuidadosa con los gastos y aprendió bien.
- Si, ya veo... Cambiando de tema, cómo movieron gente con los aviones, se gastaron un toco y no les sirvió de nada.
- Nosotros quisimos que todos los estudiantes puedan venir a votar y a visitar a la familia. Nosotros tenemos puesto el corazón en los jóvenes.
- Si..., y de paso, como quien no quiere la cosa, una apretadita... una sugerencia, digo, para que los voten a ustedes, no. Otra cosita, ¿qué le dieron a Ferreyra para que se dé vuelta así? ¿Me imagino que habrá sido bastante?
- La verdad que yo no sé nada, porque eso lo manejó Gallo.
- Manfre, ¿y cómo están los compañeros después de semejante tropezón?
- Pobres, están muy desilusionados... Ahora sí que van a venir a pasar facturas, cuántas cosas me van a echar en cara... Me voy a tener que borrar como hizo Duhalde...
La imagen del gobernador era deprimente, a cada rato se le caían lagrimones, moqueaba, ya había mojado como cinco pañuelos. Entonces decidí que ya era demasiado, me despedí y salí a ver los festejos colacistas.
Me pareció que todo empezaba a ser distinto, había un clima de festejos colectivos impensado entre los fueguinos. Se juntaban los radicales con los hinchas de River, confundidos con las mismas banderas, estaban los coccaristas y gente de otros partidos.
Ahora va a venir una época de alegrías, pensé, se terminaron los caraculicos, esto era lo que estaba necesitando la isla, un poco de circo.
Mientras me alejaba del ruido, me imaginaba a la Ruta 3 llena de flores y luces de colores, fuegos artificiales todos los meses, fiestas en el Garibaldi, desfiles de comparsas uruguayas, correntinas y cariocas, cenas y bailes, viajes por todo el mundo para hacernos conocer, un puerto de mil millones.
¡Ahora sí que se va a derrochar felicidad!



Publicado en la edición 33 de la revista Ojo, del 12 de julio de 2003.
Ya habían quedado atrás los dos turnos electorales del 22 y 29 de junio. En la segunda vuelta se había consagrado la fórmula Jorge Colazo – Hugo Cóccaro, del Frente de Unidad Provincial que aglutinaba a la U.C.R. y a desprendimientos justicialistas.
A pesar de todas las maniobras ejecutadas por el justicialismo no pudieron contrarrestar el descrédito de la ciudadanía sobre la gestión realizada. En esos días se conocieron denuncias sobre numerosos vuelos contratados para traer estudiantes y otros votantes de diversos puntos del país bajo presión de introducir la boleta justicialista en la urna. Además, la semana previa al ballotage se sumaron otras denuncias sobre distribución de bolsones de comida, ofrecimientos de dinero a votantes y a distintos referentes políticos para lograr pronunciamientos favorables a la reelección de Carlos Manfredotti.

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